EPÍLOGO
22 de septiembre - 3 años después
Ino
--Abre la boca, Inoharu.
--AAAHH-- abrió la boca lo más grande que pudo y sacó la lengua.
--Muy bien, pequeña. Ahora deja que te coloque esto en el pecho. Es para saber si tus pulmones están funcionando bien.
--¡No quiero, tía Sakura!
--¿Cómo que no, Inoharu?-- reprochó su madre --Deja que tu tía Sakura coloque eso en tu pecho, te aseguro que no dolerá.
La pequeña de dos años y medio veía con temor aquel aparato de color negro que parecía una serpiente. --Mira, Inoharu-chan, ¡un sapito!-- logró desviar su atención y auscultarla. Luego de unos minutos la doctora de cabellos rosados determinó --No hay nada de qué preocuparse, Ino. Solo es una simple inflamación.
--Me lo imaginaba. Esta niña se la pasa gritando a todo pulmón todo el día-- se lamentaba --De todas maneras gracias, necesitaba una segunda opinión y asegurarme que no era nada grave.
--No hay problema. Te dejaré aquí en la receta el nombre de un jarabe que deberá tomar tres veces al día. En cinco días la vuelves a traer y veremos cómo va.
--Así lo haré, amiga. Gracias.
--No hay de qué. Por cierto, ¿cómo está Shikadai? Aparentemente esta niña es una paciente recurrente, pero a tu hijo casi nunca lo veo por aquí.
--Shikadai es todo lo opuesto a este pequeño huracán-- rió haciendo referencia a la niña que llevaba en brazos --A pesar de su edad, mi hijo es muy tranquilo, cuidadoso y rara vez se enferma.
--Jajajajaja no me digas, cerdita. ¡Parece que tienen una versión reducida de ustedes mismos!
--Aparentemente sí. Ahora compadezco a mi padre por todas las canas verdes que le saqué-- dijo avergonzada.
--Y, ¿dónde está el pequeño ahora? Según tengo entendido Shikamaru está trabajando aún.
--Eh, sí. Se quedó en casa, mi padre está cuidando de él mientras llego. Como es cumpleaños de Shikamaru, mis suegros vendrán a pasar la tarde y mi padre, que también tenía planeado venir, se adelantó un poco para ayudarme a cuidar a Shikadai.
--Oh, es cierto. Mándale mis saludos a Shikamaru.
--Lo haré-- respondió tomando su bolso y colocándolo en su hombro mientras envolvía a Inoharu en una manta pequeña para evitar que el frío de la mañana le afectara. --Oh, por cierto, ¿tú también estás dejando a Sarada con tus papás?
Un rubor ligero adornó sus mejillas --No por el momento. Sasuke-kun está con ella. Me dijo que no tiene ningún problema en cuidarla mientras esté en la aldea.
--Eso es muy dulce de su parte. ¿Cuánto tiempo se quedará por aquí?
--No sé exactamente, pero al parecer tendremos varios años para compartir en familia.
--¡Me alegro tanto por ti, frentona!-- se emocionó --Ya ves, ¡yo lo sabía! Siempre supe que él te amaba, solo debías tenerle paciencia.
--Yo... yo lo sé, Ino. No sabes lo feliz que me hace estar a su lado-- apoyó sus codos en el escritorio con la mirada perdida.
--Bueno, debo irme. Debo hacer las compras para preparar el almuerzo de hoy. ¡Ruego porque Shikamaru no vaya a llegar antes de que tenga todo listo!
--Ya verás que todo saldrá perfecto, cerdita. ¡Nos vemos luego! ¡No olvides que el lunes tenemos una cirugía pendiente!-- gritó pero su amiga ya había abandonado el consultorio.
Luego de tres años, Ino seguía trabajando en el hospital, pero como había planeado antes de casarse, redujo su carga horaria para dedicarle tiempo a su familia. Ahora era una mujer casada, madre de dos pequeños mellizos que consumían toda su energía pero la hacían muy feliz. No quería dejar su trabajo porque sentía que era de gran ayuda para la aldea, además que disfrutaba desempeñándose en el ámbito de la medicina. Shikamaru jamás le prohibió que continuara con sus labores, al contrario, le dijo que se organizara adecuadamente para cumplir con sus responsabilidades y que él podría encargarse de los niños en sus momentos libres para que ella pudiera descansar.
Caminando por las calles de Konoha se detuvo en un pequeño local donde compró verduras y demás especias para preparar el almuerzo. Recorriendo un poco más para conseguir frutas frescas se chocó con un pequeño niño rubio que en un primer momento la miró extrañado, pero al reconocerla le sonrió.
--¡Boruto! ¡Ven aquí, hijo!-- gritaba la mujer de ojos perla --Oh, aquí estás-- suspiró aliviada colocando una mano en su pecho.
--Parece que se te perdió algo, Hinata-- dijo riendo la mujer de cabellera rubia.
--¡I-Ino-san! Sí, este niño es terrible. Estaba haciendo unas compras y se me escapó-- se lamentaba.
--Sé más considerado con tu madre, Boruto-- regañó Ino al primogénito del nuevo Hokage --Hinata está embarazada y no puede correr tras de ti todo el tiempo.
El niño de casi cuatro años hizo un puchero mientras escuchaba a la mujer. Entendiendo que su mamá estaba cansada, corrió a su lado y la tomó de la mano.
--Así está mucho mejor-- felicitó Ino.
--Gracias, Ino-san.
--No hay de qué-- respondió mientras acomodaba a Inoharu en sus brazos, quien se revolvía quitándose la manta de la cabeza.
--Dime, Ino-san, ¿qué se siente criar dos niños a la vez?-- preguntó Hinata --Con solo imaginármelo siento que mi cabeza estallará.
--Jajajajaja no te desesperes, Hinata. Es difícil, sí, pero como todo, también tiene sus satisfacciones-- la tranquilizó --Además Boruto ya es más grandecito, así que no tendrás que despertar con dos bebés llorones que piden leche-- bromeó.
Hinata dio un largo suspiro --Te admiro en verdad, Ino-san. No cualquiera puede con dos niños a la vez. Debe ser agotador.
--Créeme, lo es, pero no podría pedir una familia mejor-- respondió amorosamente mirando a su pequeña en brazos y recordando a su otro hijo que descansaba en casa en compañía de su padre.
--Bueno, no te quito más tiempo. Seguiré con mis compras si es que este pequeño no se me vuelve a escapar-- rió.
--Nos vemos, Hinata-- se despidió --Saluda a Naruto de mi parte y ¡dile que deje de explotar a sus colaboradores!-- bromeó mientras se alejaba caminando en dirección contraria.
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--¡Ya llegamos!-- vociferó mientras ingresaba a su hogar.
--¡Shh! Guarden silencio-- susurró Inoichi al escuchar la voz de su hija --Shikadai acaba de dormirse.
--Oh, sí, tienes razón-- respondió sentando a Inoharu en el piso alfombrado lleno de juguetes.
--¿Y cómo está mi nieta? ¿No era nada serio como dijiste?
--Sí, papá. Te dije que yo la revisé antes y que solo era una inflamación. Sakura me dio la razón.
--Qué bien, hija-- se tranquilizó -No es que desconfíe de tus habilidades pero ya sabes...-- agregó sutilmente para evitar incomodarla.
--Sí, sí, lo sé, papá. Me lo has dicho cientos de veces-- respondió con voz cansina --No te preocupes, sé que mi área no es la pediatría, por esa razón siempre busco una segunda opinión.
--Eh... Sí... bueno... y ¿qué prepararás hoy?-- intentó cambiar de tema.
Dejando las bolsas en la cocina respondió sonriente --Hoy es el cumpleaños de Shikamaru, así que quiero sorprenderlo con su platillo favorito. A él le encantan las al...-- El sonido del timbre interrumpió su conversación.
--Seguro son Shikaku y Yoshino. No te preocupes, yo iré-- se ofreció Inoichi.
--¡¿DÓNDE ESTÁN MIS TERRONCITOS DE AZÚCAR?!-- gritó la mujer extendiendo los brazos a más no poder, observando en todas direcciones intentando hallar a sus queridos nietos.
--¡Obaa-chan!-- Inoharu saltó de alegría a los brazos de Yoshino.
--¡Hola, nena!-- cargó y apachurró a la niña mientras ella reía --¿Y dónde está mi nieto querido?-preguntó mirando a todos lados --¿DÓNDE ESTÁ MI BEBÉ? ¡SHIKADAAAI!
Inoichi se jaló de los cabellos de desesperación al darse cuenta que su esfuerzo por dormir a su nieto fue en vano. Shikaku se cubrió el rostro con una mano negando con la cabeza, sintiéndose avergonzado por la actitud tan escandalosa de su mujer. Al ver el rostro de preocupación de su amigo, asentó una mano en su hombro diciendo --Tranquilo, Inoichi. Mientras Yoshino esté por aquí, ella se encargará.
El pequeño Shikadai salió del dormitorio frotándose los ojos, evidenciando que acababa de despertarse. --¿Okaa-san?-- preguntó buscando a su madre.
--Ha estado preguntando por ti desde hace rato-- dijo Inoichi a su hija.
--Aquí estoy, Shikadai-- llamó su madre.
El niño dirigía sus pasos hacia donde se encontraba su madre cuando de pronto escuchó una voz cantarina a sus espaldas --¿No vas a venir a saludar a tu querida abuela?-- Shikadai giró sus pasos y corrió en dirección a ella --¡Obaa-chan!-- gritaba. La mujer cargó a los dos niños en sus brazos riendo sin parar.
--¿Acaso ninguno de ustedes saludará a su abuelo?-- interrumpió Shikaku.
--¡Ojii-san!-- gritaron los niños, soltando a su abuela para recargarse en él.
Derrotado, Inoichi tomó asiento. Sus dos nietos estaban completamente despiertos y listos para otro día de juegos y travesuras. Era cierto que Shikadai solía ser el más sereno mientras que Inoharu era quien causaba mayores disturbios; sin embargo, cuando los dos infantes llenos de energía empezaban a jugar juntos, no había quién los detuviera. Aún así, sonrió viendo cómo corrían de un lado para otro, divirtiéndose en su propio mundo.
--¡No olviden a su ojii-chan!-- dijo Inoichi corriendo hacia sus nietos.
Ino observaba con ternura la escena. Mientras cortaba el pescado y ponía a hervir algunos vegetales veía cómo sus suegros y su padre disfrutaban pasar tiempo con sus nietos. En esos momentos solo necesitaba la compañía de alguien que seguro no tardaría en aparecer.
--No se queden ahí, pasen, están en su casa-- ofreció Ino a los recién llegados, acercándose a la puerta mientras secaba sus manos en el delantal.
--Gracias, querida-- entró Yoshino saludándola. Ambas mujeres se dirigieron a la cocina. La mayor observaba atentamente los vegetales cocidos, el pescado asado y las frutas recién lavadas que se encontraban al lado de la tabla de picar.
--Oh, veo que uno de mis favoritos conocidos está en proceso por aquí-- dijo haciendo referencia a uno de los platillos que ella solía preparar en casa.
--S-sí... sé que a Shikamaru le gusta mucho y... pu-pues...
--Claro, claro, yo entiendo, querida. Quieres sorprender a mi hijo-- sonrió Yoshino.
Le causaba un poco de vergüenza tener a su suegra espiando su cocina. Aunque no era su fuerte, ella intentaba dar lo mejor de sí para que el platillo quedara exquisito, pero ahora que tenía a la experta y dueña de la receta inspeccionándolo todo, sus cuestionamientos internos fueron de ¿Le gustará a Shikamaru? a ¡¿Le gustará a mi suegra?!
Ino perdió el rumbo. Empezó a temblar y deambular por la cocina de un lado para otro, nerviosa por lo que la mujer pudiera opinar. ¿Y si le preguntaba qué le parecía? No. Tanto ella como Shikamaru conocían el carácter de esa mujer y si no le gustaba seguro la haría poner más nerviosa.
--¿Puedo probar?-- preguntó tomando una cuchara sin esperar respuesta por parte de Ino --Veamos qué tal va eso-- sorbió el contenido.
A Ino se le bajó la sangre a los pies y empezó a ver doble. --Perfecto. Ahora empecemos a rezar-- pensaba la kunoichi.
El rostro de Yoshino era serio. Miraba de un lado a otro como quien medita profundamente antes de emitir un veredicto. Ino sudaba frío esperando impacientemente cualquier resultado.
--Es...-- empezó Yoshino mientras Ino, con las manos juntas en su pecho, miraba los labios de la mujer rogando porque la respuesta saliera lo más pronto posible --Es bueno. Muy bueno, Ino-- repitió saboreando --Felicidades, querida. ¡Hasta parece hecho por una Nara!
--Me alegro que le guste, Yoshino-san-- Ino dejó salir todo el aire que no sabía que estaba conteniendo. --Si tengo su aprobación significa que a Shikamaru le gustará también.
--No tengo dudas, Ino. ¡Definitivamente le encantará!-- aplaudió.
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En la sala Shikaku e Inoichi se sentaron a charlar un poco mientras veían a los mellizos colorear lo que parecía ser un dibujo algo irregular hecho por ellos mismos.
--No importa las veces que Yoshino los vea. Ella muere por sus nietos.
--Sí, lo sé. También yo, a decir verdad-- respondió Inoichi sonriendo.
--Jajajaja se te nota. Te has convertido en un abuelo chocho-- se burlaba Shikaku.
--¿Acaso no te has visto en un espejo, "ojii-san"?-- dijo Inoichi con una voz de niño pequeño haciendo referencia a cómo Inoharu y Shikadai lo llamaban.
Ambos hombres rieron mirando a sus nietos. --No cabe duda de que hemos sido muy afortunados, Inoichi.
--Lo somos. Realmente lo somos, Shikaku-- respondió complacido --Además de emparentar con mi mejor amigo, no sabes la satisfacción que me da el saber que Inosato y sus hombres se tendrán que tragar su amargura.
--Eso es cierto y además, ¡digno de celebrar!-- dijo triunfal --¡Mujer! ¡Abre la botella de sake que trajimos!-- alzó la voz para ser escuchado por Yoshino que aún se encontraba en la cocina.
--¡Nadie va a beber en esta casa hasta que no llegue mi hijo!-- gritó desde allá.
--Pero mujer... Inoichi y yo solo...
--¡Pero mujer nada! Esa botella es para celebrar el cumpleaños de Shikamaru.
Acercándose a ellos, dejó dos vasos en la mesita de centro --Tengan, si quieren beber algo aquí tienen agua de piña.
Resignados bebieron el agua de piña. --Esa es la razón por la que no me he vuelto a casar. A tu salud, Shikaku-- bromeó Inoichi alzando su vaso.
Shikamaru
--¿Y qué planes para hoy?
--Mis padres e Inoichi-san irán a almorzar a la casa. Luego de eso no sé, supongo que pasarán toda la tarde con nosotros-- dijo con obviedad.
--¿Algún regalito especial para esta noche, eh?-- preguntó alzando las cejas rápidamente de forma insinuante y pícara.
Shikamaru rió discretamente --No lo sé, Naruto. De todas maneras eso no te incumbe. Lo que sí te incumbe es este permiso que estás olvidando firmar-- le extendió un documento.
--Qué aburrido eres, Shikamaru. Le quitas lo divertido a la vida-- se quejó arrancándole la hoja de las manos para firmarlo y sellarlo.
--Quizás tengas razón-- recibió el documento de vuelta y lo colocó en una pequeña fila de papeles --Puedes pensar que soy todo lo aburrido que quieras, pero créeme que Ino de verdad sabe cómo sacarle el jugo a la vida-- respondió dejando que la imaginación de Naruto volara hasta los confines de su alocado razonamiento.
Una sonrisa maliciosa cruzó por el rostro del rubio --Entonces me estás queriendo decir que ella...
--Es todo lo que diré.
--Pe-pero Shikamaru...-- rogó.
--Es todo-- sonrió sabiendo que había sembrado la curiosidad en su amigo.
--Bien-- finalizó serio y resignado. -Ya acabamos, puedes retirarte-- estiró los brazos y los colocó sobre su cabeza.
--Al fin-- dijo ordenando los documentos que todavía yacían esparcidos por todo el escritorio del Hokage --Entonces, nos vemos mañana por la mañana-- se despidió.
--Eh, sí, te veo mañana, Shikamaru-- contestó sonriente --Por cierto, feliz cumpleaños y buena suerte-- agregó guiñándole el ojo mientras alzaba el dedo pulgar en señal de aprobación.
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Caminó tranquilamente por las calles de Konoha sabiendo que en casa toda su familia estaría reunida esperando por él.
Hacía dos años que Naruto había asumido el cargo de Hokage y a su vez él había empezado a trabajar como su consejero y mano derecha. Podría decirse que su labor no era nada nueva para él, pues en el pasado ya había tenido la oportunidad de desempeñarse en el mismo puesto para Sunagakure. Al principio dudaba si aceptar el cargo era realmente la mejor opción, pero analizando cuidadosamente la situación se dio cuenta que era lo que verdaderamente quería y debía hacer. Por un lado estaba Konoha y por otra su familia, pues para él era importante lograr un balance y procurar el bienestar de ambas partes. Reconoció el hecho de que siendo consejero del Hokage se involucraría en todas las decisiones políticas que se tomaran y de esa manera brindaría un mayor soporte a la aldea. Por otro lado, siendo consejero, el hecho de mantener a su familia cerca de él sería mucho más sencillo. Ya no sería únicamente Ino quien se quedaría en Konoha, sino que él también permanecería mayor tiempo en la aldea, pudiendo así disfrutar de la vida hogareña y relajada al lado de la mujer que amaba.
El único detalle que le resultada algo fastidioso era el hecho de tener que salir de la aldea como acompañante de Naruto para reunirse con los otros Kages. En ocasiones tenían reuniones a las que debían asistir y eso significaba tener encuentros con los líderes y sus acompañantes jounin. Una vez se encontraron con Gaara y sus escoltas Kankuro y Temari. Para él no representaba nada significativo tener que verla; sin embargo, Temari se mantenía seria y evitaba sostenerle la mirada. A él no le interesaba, solo le importaba hacer su trabajo. Temió que Ino pudiera sentirse incómoda por la situación, pero se sorprendió al descubrir que todas las inseguridades de su esposa habían quedado atrás. Ella le confirmó que sus palabras el día de su noche de bodas le hicieron entender que no tenía nada que temer y desde ese momento, tenía una confianza ciega en su marido.
Sin darse cuenta ya había llegado a su casa y al abrir la puerta vio a toda su familia reunida.
--¡Otoo-san!-- gritaron sus hijos corriendo a darle la bienvenida. Inoharu y Shikadai le entregaron una tarjeta coloreada hecha por ellos mismos, donde escasamente se podía ver a dos niños junto a su padre soplando las velas de un pastel. Al no ser capaces de escribir correctamente, el encabezado Tanjoubi omedetou fue escrito por Ino.
Shikamaru abrazó con todas sus fuerzas a sus pequeños hijos y recibió con amor la tarjeta. Saludó a su madre que corrió a felicitarlo con la misma efusividad que sus hijos, luego a su padre y a Inoichi, de quienes recibió un abrazo y unas palmadas en la espalda en muestra de aprecio. Finalmente se acercó a su mujer que acababa de salir de la cocina para saludarlo.
-- Tanjoubi omedetou, Shikamaru-- le dio un tierno beso en los labios.
--Gracias, hermosa-- dijo abrazándola suavemente --Huele bien por aquí-- agregó mientras aspiraba el olor que emanaba de la cocina.
--Oh, preparé algo que espero que te guste.
--Si viene de ti, claro que me gustará-- la miró con ojos amorosos y una sonrisa dulce.
--Ve con tu padre, Shikamaru, nosotras podremos la mesa-- ordenó Yoshino empujándolo hacia atrás.
--Hai, hai-- caminó metiendo las manos en sus bolsillos, dirigiéndose a la sala.
--¡Ah! ¡Y cuidadito con pensar en fumar en esta casa eh!-- dijo como adivinando que su hijo estaba a punto de sacar un cigarrillo de uno de sus bolsillos.
--Pero mamá...
--¡Pero mamá nada!-- regañó al hijo de la misma manera en que lo hacía con el padre --Hay niños en esta casa.
Al ver la cara de decepción de su hijo agregó --Anda, prende uno para que veas cómo te lo apago en las mejillas.
Ino rió ante la divertida situación en la que se encontraba su marido, pero disimuló delante de la mujer --Así hay que tratar a los hombres hoy en día, hija. ¡Debes ponerles mano dura!-- levantó el puño haciendo énfasis en sus palabras.
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Almorzaron juntos en paz y armonía. Shikamaru disfrutó de los manjares preparados por su esposa y agradeció por tener una familia tan unida. Después del suculento almuerzo, sacaron el pastel que Inoichi había traído para su yerno. Cantaron, comieron y brindaron con el sake que Yoshino había estado guardando celosamente.
Cuando ya caía la tarde y el sol se iba a esconder, su suegro y padres se despidieron. Sus hijos dormían recostados en los muebles después de tanto jugar y él se quedó con una sensación de regocijo y felicidad.
Paseando por la sala de su casa mientras recogía los vasos y demás utensilios, Shikamaru se quedó mirando un cuadro familiar.
Recordó que varios años atrás, el día de su cumpleaños representó el descubrimiento de una falsa ilusión y el rompimiento del respeto hacia él, el cual dio lugar a su tan esperada liberación. Años esperando la oportunidad de volver sin poder hacer nada para lograrlo lo volvieron loco. Sus días se habían llenado de monotonía y se había resignado a sobrevivir con la angustia de saber que quizás nunca volvería a ver a Ino y que jamás podría ser feliz.
Ahora, luego de tantos años, pensó que no existiría una celebración más perfecta que pasar ese día con su familia. Definitivamente, Ino le había dado su confianza, su amor incondicional y una esperanza para luchar y volver a vivir. Esa mujer a la que tanto amó le había brindado la posibilidad de borrar cualquier huella y cicatriz del pasado. Ahora era plenamente feliz.
--¿En qué piensas?-- acarició su espalda al ver la mirada perdida de su marido mientras sostenía aquel cuadro.
--En nada, hermosa-- respondió con dulzura --Solo me acabo de dar cuenta de lo feliz que soy a tu lado-- giró para verla a los ojos y con una mano la tomó de una mejilla --Inoharu y Shikadai son el regalo más precioso que me has podido obsequiar. Gracias por hacer de mi cumpleaños un verdadero día especial. Te amo.
Se acercó a ella y la besó profundamente, demostrándole todo el amor y los mil sentimientos que ella despertaba en él. Ella lo tomó por el cuello y él ajustó más su abrazo, como si no quisiera dejarla ir nunca más.
Suavemente, Ino separa su rostro del de su marido. --Sabes, todavía tengo un regalo de cumpleaños que darte.
Shikamaru la suelta completamente con una sonrisa en los labios. Sin esperar más, cierra los ojos y extiende las manos con la intención de recibir un paquete. Ella se saca el delantal y tomándolo de una mano lo arrastra hacia el pasillo.
Shikamaru abre los ojos con sorpresa.
--Oh...-- dijo comprendiendo la situación y se dejó llevar por su mujer hacia la habitación principal.
FIN
19/03/21
¡HOLA A TODOS!
Este era el epílogo que les prometí. Espero que les haya gustado mucho mucho 😍.
Esta primera historia fue una linda aventura que juntos recorrimos y espero que lo hayan disfrutado tanto como yo. Como les dije en el capítulo anterior (si no lo leyeron, háganlo, es una orden😡 es broma, pero si ustedes quieren no es broma 😂😂), pienso seguir en esta plataforma. Por el momento tengo una idea en mente que todavía no he desarrollado, pero ya tengo 1 Oneshot listo y publicado😀😀. Agradecería que se pasen por mi perfil y lo vieran a ver qué tal les parece (También es ShikaIno). Personalmente me gustó la idea, pero no sé si animarme a hacerla más larga. Eso todavía está en duda. Por lo pronto, díganme si les gustó y ya veremos qué sucede más adelante.
Cuidense mucho y no olviden que los quiero💌.
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