ELLA

Suna

--¡Necesitamos más refuerzos!-- gritaba un shinobi.

--¡Ya vienen en camino! ¡Sigamos protegiendo la aldea!-- respondió Kankuro mientras se enfrentaba a un usuario del elemento cristal.

Todos los ninjas de mediano y alto rango lucharon sin cesar desde que fueron atacados.

La aldea había sido totalmente evacuada para evitar pérdidas de civiles; sin embargo, el enfrentamiento se llevaba a cabo en el centro de la villa, por lo que las viviendas que se encontraban aledañas al lugar estaban totalmente destruidas.

Pequeños y grandes trozos de cristales se iban a acumulando por los alrededores. Los shinobis que no pudieron enfrentar al enemigo se hallaban atrapados en los cristales.
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--Cuida tu espalda, Temari-- dijo mientras atrapaba a un enemigo en su marioneta Kuroari.

--Lo sé, Kankuro. ¿Has visto a Shikamaru? Ese tarado se empeñó en pelear en lugar de quedarse en la base junto a Gaara y los del consejo.-- mencionó mientras hacía uso de su abanico de tres lunas.

--Debe estar en el ala este. Esa zona estaba algo baja de shinobis; seguro fue a apoyar.

--Estará baja de shinobis pero es aquí donde tenemos la mayor concentración de enemigos. ¡Son demasiados!

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--Shikamaru-sama, esta ala podemos controlarla nosotros. Además los de Konoha llegarán en cualquier momento y nos apoyarán. Vaya a la zona central, allí está la mayor concentración de escorias, seguro que lo necesitarán.

Shikamaru elaboró un plan de ataque para el ala este y luego se retiró junto a un grupo pequeño de ninjas rumbo a la masacre que es estaba dando en el centro de la ciudad.

--Hasta que por fin llegas, Shikamaru. --dijo Temari mientras casi era alcanzada por el jutsu de su contrincante.

--No sabía que me estuvieras esperando.-- dijo con cierto aire de diversión.

--Necesitábamos refuerzos-- se sonrojó. --Como sea, sería mejor que hablaras menos y actuaras más. Enfócate en el campo de batalla-- agregó mientras trataba de esconder su rostro de la vista de su esposo.

--Mira quien lo dice...

Vio que Temari giró la cabeza a modo del exorcista para luego mirarlo con una mirada asesina. --Como sea-- bostezó el joven Nara tratando de quitarle seriedad al asunto --Sigamos.

Así pasaron un par de horas en las que se podía escuchar el sonido de kunais chocando entre sí, explosiones provenientes de todos lados producto de jutsus hechos por los cientos de ninjas y papeles bomba, gritos de dolor de algunos caídos y ese olor a sangre que iba en aumento.

Cada ninja de Suna peleaba con 2 o 3 contrincantes a la vez. Los enemigos superaban en número, pero los de Suna eran muy fuertes, por lo que no se dejaban vencer fácilmente.

Kankuro tenía destruida 2 de sus marionetas y estaba casi sin chakra. Temari, por otro lado, había sido herida a un costado del abdomen, sin embargo hacía caso omiso a la sangre que emanaba. Shikamaru estaba agotado física y mentalmente, pero era el que mejor se encontraba de los tres. Los demás ninjas estaban en similares condiciones pero aún así, ninguno se daba por vencido.

De pronto, mientras Shikamaru usaba su jutsu de sombra estrangulante, tres de los ninjas poseedores del elemento cristal rodearon a Temari. Dos de ellos la atacaban buscando distraerla, pero el tercero buscaba su punto ciego.
Uno logra destruir su abanico y la lanza a un par de metros de distancia. El tercero iba decidido a encerrarla en esa prisión de cristal.

--¡¡SHIKAMARU!!-- gritó desesperadamente al verse herida, acorralada y apunto de ser atacada.

Shikamaru reaccionó al instante viendo la situación en la que se encontraba su esposa. En un segundo, con una mirada de complicidad, dejó a los enemigos a los que se enfrentaba en manos de Kankuro, mientras él corrió a ayudar a Temari.

Justo antes de recibir el ataque, Shikamaru utilizó su kagemane no jutsu deteniendo a los atacantes, para luego usar el kage nui, destrozándolos.

--¡Temari!-- corre Shikamaru hacia ella.

--¡¡Cariño!!-- grita ella lanzándose a sus brazos.

Shikamaru la recibe y pudo notar que estaba temblando. Realmente se dio cuenta de lo asustada que estuvo y la desesperación que sintió. Si él no la hubiera socorrido a tiempo, probablemente hubiera sido encerrada en esa prisión de cristal para luego ser destruida.

Temari empezó a llorar aferrándose cada vez más a él. Habían más enemigos alrededor, pero ella parecía no querer soltarlo.

Él acariciaba su espalda para calmarla.

--No te preocupes, todo está bien-- le susurró al oído.

En verdad se había preocupado por ella.
Y no era para menos, era su esposa después de todo. Habían compartido juntos cinco años de sus vidas y podía decirse que en ese tiempo la había llegado a conocer muy bien.

Esa mujer acurrucada en su pecho, sujetándolo fuertemente era la verdadera Temari. Su esposa era una mujer buena y hasta sensible en ocasiones. Él sabía que la mayor parte del tiempo se comportaba de manera dura con todos, incluso con él, sin embargo Shikamaru había descubierto a la mujer amable que escondía con recelo.

La quería.

Sí. Después de estos años podía decirse que había llegado a quererla. Claro que querer no es lo mismo que amar, pero no podía negar que tenía un sentimiento de cariño hacia ella.

A pesar de eso, nunca pudo sentirse pleno.

Temari era un ejemplo de esposa. Fuerte, independiente, trabajadora y buena con él. Siempre estaba a su lado cuando lo necesitaba, lo apoyaba en todo momento y lo ayudaba a tomar las mejores decisiones. Pero la cosa era sencilla:

Temari no era Ino.

Como toda pareja de recién casados, sus allegados comentaban para cuándo estaba programado la llegada de su primogénito, pero ellos simplemente evitaban hablar del tema.

Aproximadamente un año después, fue Temari quien, tímidamente, le propuso tener a su primer hijo.

Shikamaru no había pensado en ello realmente. Simplemente pensó que se casarían y desempeñaría sus labores en el consejo. Tener hijos nunca fue una prioridad para él. Menos con alguien con quien lo habían obligado.

Al inicio trató de evadir el tema con su esposa, pero luego de un tiempo se dio cuenta que ella merecía una familia, y por qué no, él también.

Cada vez veía más lejana la posibilidad de poder regresar a Konoha. No era que no lo deseara, al contrario, si hubiera podido habría tomado sus maletas en ese instante y hubiera regresado, pero las cosas cada vez eran menos sencillas.

Si ya no veía alternativa de regresar, seguro que Ino podría ser feliz con el tarado de Sai o con cualquier otro chico. Total, una mujer como ella siempre podría escoger al hombre que quisiera, e Ino seguro escogería al mejor.

Si esta era la situación, ¿por qué no darse la oportunidad de formar una familia?
Quizás un hijo era lo que necesitaba para sentirse totalmente feliz. Quizás tener a alguien a quien cuidar, proteger y enseñarle todo lo que sabe lo haría sentirse orgulloso y satisfecho.

Así que Shikamaru finalmente conversó con Temari y decidieron intentarlo.

No obstante, las cosas suceden por algo. Aunque planees algo en tu vida, a veces el destino se encarga de demostrarte que eso no es para ti. Y tristemente, eso fue lo que tuvieron que enfrentar.

Después de casi 2 años de intentar ser padres, descubrieron la verdad.

Temari era esteril.

Shikamaru sintió una opresión ligera en su pecho. Se habían hecho la idea por tanto tiempo, que una noticia así erradicaba toda posibilidad de tener un hijo suyo, de su sangre.
A pesar de ello, no entendía por qué se sentía aliviado.

Anhelaba tener un hijo, pero pensó que quizás las cosas no pasaban por mera coincidencia.

Quizás todo tenía su razón de ser.

Por otro lado, Temari estaba devastada. Aunque intentaba no demostrarlo y enfocarse en sus actividades como kunoichi, el dolor que sintió al saber que jamás podría tener un hijo del hombre que amaba la había destrozado.

La casa se empezó a sentir más vacía de lo normal. Temari empezaba a perderse en su soledad y amargura, por lo que trataba de estar fuera de casa el mayor tiempo posible.

Muchas veces Shikamaru tuvo que ir a buscarla pues no llegaba hasta altas horas de la noche. Cuando la hallaba, estaba sentada en una banca mirando a la gente pasar.

Ahora era él quien estaba siempre a su lado. Él la hacía sentir en casa. A pesar de llegar cansado de trabajar, era él quien la atendía y se encargaba de las labores del hogar. Sabía por el dolor que debería estar pasando su esposa, así que trataba de aligerar su carga.

Así pasaron 2 años más. Temari volvió a tener esa luz que solo Shikamaru era capaz de percibir.

Todo ese tiempo unió más a la pareja. Al no poder tener hijos, pudieron dedicar más tiempo a conocerse y apoyarse. Temari amaba a su marido cada vez más y Shikamaru llegó a sentir un cariño muy especial.

--¿Te sientes mejor?-- le decía Shikamaru sin dejar de abrazar a su esposa.

Temari asintió. Pero Shikamaru fue incapaz de notarlo.

Él estaba petrificado con los labios entreabiertos y la mirada estaba fija en una hermosa rubia de ojos celestes que se encontraba a unos cuantos metros frente a él.

Ino había llegado.

24/05/19

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