DECEPCIÓN Y ARREPENTIMIENTO

23 de setiembre.

Aquel día Shikamaru despertó con más desgano que el día anterior.

Venía trabajando arduamente toda la semana que incluso el día anterior, siendo su cumpleaños, lo pasó trabajando. En realidad ya no sentía que tenía motivos para celebrar su onomástico; para él se volvió un día como cualquier otro, pues su mayor deseo de cumpleaños no estaba nada cerca de cumplirse. Cada día de su vida lo dedicó al trabajo, intentando refugiarse así de los problemas y preocupaciones. Prácticamente había sido voluntariamente confinado a estar dentro de los límites de la aldea. Rara vez, por no decir nunca, salía de esta, pues no tenía motivos; su vida estaba ahí, su trabajo y su aparente destino.

Aquel 23 de setiembre decidió tomarse el día libre. Salió de casa como cualquier otro día de trabajo, pero mientras iba rumbo a este, pensó que sería mejor descansar un poco del ajetreo. Ese día era el cumpleaños de Ino, por lo que despejarse un poco le haría bien. Acostarse a ver las nubes, fumar un poco y pensar en la vida lo ayudarían a relajarse. Temari había salido de misión hace un par de días, por lo que tampoco debía preocuparse por ella.

Anduvo por las calles paseando un poco, viendo el trajín del día a día del pueblo mientras alimentaba aquel vicio heredado de su maestro. Al caer la tarde pensó que alejarse un poco de la gente sería un a buena idea, así que cruzó los márgenes de Suna y busco un lugar apartado y alto, donde nada ni nadie le impidiera sentir el aire fresco en su rostro y ver el cielo en su total esplendor.

Cuando ya se encontraba bastante lejos del gentío, vislumbró el lugar propicio para descansar. Escalar a lo alto de aquella cumbre sería sencillo para un ninja, así que, dispuesto a subir, concentró su chakra en sus plantas.

No pasó mucho tiempo cuando oyó un par de voces provenientes de una cueva. Su instinto guerrero lo puso en alerta, pero al prestar atención, no era nada más que murmullos graciosos y leves risas.

Bajó la guardia ya que se dio cuenta que probablemente se trataría de un par de enamorados pasando el tiempo juntos. Decidió buscar un lugar más alejado para darle privacidad a la pareja.

--Jajajajajaja ¡Basta! ¡Sabes que no me gustan las cosquillas, princesa! Jajajaja ¡Detente!

No pudo evitar sonreír al escuchar aquella voz. Se notaba la diversión y complicidad que había en ellos. Las risas ahogadas se escuchaban sin parar. Shikamaru se dio media vuelta y emprendió su descenso.

-- ¡Te dije que pararas, princesa! Jajajajaja-- pero la mujer no se detenía. –¡Para ya, mujer! ¡¡TEMARI, suficiente!!-- reía.

Shikamaru se detuvo en seco y quedó paralizado, como si estuviera bajo el efecto de una de sus propias técnicas inmovilizantes.

¿Había escuchado bien?

--¡Lo siento, lo siento, no sabía que eras tan llorón!-- rió.

No había dudas.

Esa voz era de Temari, su esposa, la mujer con quien se vio obligado a compartir su vida todo este tiempo.

--No me importa lo que digas. Tú amas a este llorón-- dijo dulcemente.

--Con todo mi corazón-- respondió.

No podía creer lo que sus oídos evidenciaban. Era en vano tratar de justificar tal acción. Era más que claro que aquella era una pareja.

¿Por cuánto tiempo lo había estado engañando? ¿Cómo podía ser capaz de algo así? Si ya no lo amaba, ¿por qué no se lo dijo?

Mil interrogantes venían a su mente, pero ninguna de ellas se aclararía si no la enfrentaba. Y lo haría, claro que sí, pero no en ese momento. No dejaría que ella se justificara de una manera apresurada y desesperada. Tampoco se atrevería a enfrentar a aquel hombre que estaba con ella. Él tenía dignidad y no pelearía por el amor de una mujer que no lo respetaba, peor aún, por una mujer a la que ni siquiera llegó a amar.

.

.

Empezaba a oscurecer cuando Temari llegó a su hogar.

Una sensación extraña la invadía y aunque no sabía por qué, sabía que tenía que ver con Shikamaru. Quizás se debía al hecho de que al día siguiente sería su aniversario de bodas. En realidad, nunca habían celebrado esa fecha como tal, pero saber que había estado al lado de Itzuki justo un día antes de su aniversario, le hacía sentir incómoda.

Al entrar encontró a Shikamaru sentado en su típico sofá favorito. Por las colillas de cigarro en el cenicero, se notaba que había estado fumando por un buen rato. Costumbre bastante rara a decir verdad, ya que normalmente lo hacía fuera de su hogar.

--Hola-- dijo sin voltear de su asiento, sacudiendo las cenizas del cigarro en el cenicero.

--Tadaima.

--¿Qué tal tu misión?

--Todo bien.

--¿Ya te reportaste con Gaara?

--Ehm-mm no, lo haré mañana, ya oscureció.

Dejó una nueva colilla y prendió otro cigarro.

--Estás fumando demasiado. No sueles hacer eso y menos dentro de casa. ¿Sucedió algo?

Shikamaru dio dos grandes bocanadas, acabando con el cigarro por completo. Temari lo observó con sorpresa pero no dijo nada. Pensó que sería mejor dejarlo hablar.

--No sé, dime tú, ¿sucedió algo?-- Prendió un nuevo cigarro –Piénsalo bien.

--No sé qué esperas que te diga, Shikamaru...

--La verdad.

--¿Qué verdad?-- inquirió.

El ninja sonrió. --¿No lo vas a admitir nunca, verdad? Parece que eres de las personas a las que hay de desenmascarar.

--¡¿Qué diablos te pasa, Shikamaru?! Si tienes algo que decirme, ¡dímelo de una vez!

Shikamaru dio una última bocanada y dijo –Dime, Temari, ¿desde hace cuánto que tienes otro hombre?

No sabía qué era lo que más le preocupaba; la vergüenza de ser descubierta o el rostro de desilusión de Shikamaru.

--Responde.

--D-desde hace seis meses...

Era evidente en sus ojos que estaba afectado. Dolido. Herido. Sin embargo, su rostro y su voz seguían tan serenos como de costumbre.

--Dime, Temari, ¿por qué te tomaste el trabajo de esconder algo pudiendo haber sido sincera conmigo? Si querías deshacer este matrimonio era simple.

--No era simple, no si eres una mujer influyente, la hermana del Kazekage y esposa del consejero de Suna.

--¿Entonces era más sencillo tener un amante a escondidas de todos, corriendo el riesgo de ser descubierta, perdiendo tu reputación de mujer influyente, siendo una vergüenza para el Kazekage y para tu marido?

No supo qué responder. Si lo ponía de esa manera, se daba cuenta de lo estúpida que había sido.

--Dime, Temari, ¿cuándo dejaste de amarme?

--Nunca. Nunca lo he hecho. Y-yo... yo te amo, Shikamaru...

--Qué cínica eres...

--¡No! ¡Es verdad! Yo te amo... pero lo amo más a él...-- dijo agachando la cabeza –Yo siempre te quise mucho, Shikamaru... pero nunca pude tener nada más que tu amistad, amabilidad y respeto. Con él me di cuenta que nunca me amaste, que jamás me viste como la veías a ella... jamás te oí decir algo con tanto sentimiento como cuando hablaste con esa mujer...

--¡¡ENTONCES POR QUÉ NO ME DEJASTE EN PAZ!!—Golpeó su puño contra el sofá y la encaró. Shikamaru no podía soportarlo más –Tú sabías las bases de nuestro matrimonio y lo que sentía por ti. Si sabías todo eso, ¿por qué seguiste con esta farsa a pesar de haber encontrado el amor con alguien más? ¡¡¿POR QUÉ ME CONDENASTE A SEGUIR VIVIENDO EN ESTA FALSA VIDA DONDE NI TÚ ME RESPETABAS NI DEJABAS QUE FUERA FELIZ?!! ¡¡RESPONDE!!

Temari se deshizo en un mar de lágrimas. La vergüenza y la humillación hicieron que se sintiera como una niña pequeña a la que reprenden por haber cometido un error.

¿En qué había estado pensando? ¿Qué haría ahora?

No podía exigirle guardar el secreto de su infidelidad; él estaba en todo su derecho de hacer público su romance con otro shinobi, contarle todo a sus hermanos y exigir el divorcio. Con eso, no solo se ganaría el desprecio de él, sino también la decepción de sus hermanos y el más grande escándalo de Suna.

¿QUÉ RAYOS PODRÍA HACER AHORA?

Todo parecía estar perdido. Lo que en algún momento empezó como la aventura más hermosa de su vida, terminó resquebrajando la buena relación que tenía con su marido y destruyendo la alianza formada entre Suna y Konoha.

Sus lágrimas no dejaban de caer mientras rogaba poder retroceder el tiempo. Volver a cuando todavía era libre, cuando no se le vino a la mente esa idea loca de casarse con un hombre que nunca la amó. Quizás si hubiera conocido a Itzuki en ese entonces, su vida sería completamente diferente. Quizás habría estado casada con él y sus hermanos lo habrían aceptado como parte de la familia...

Ahora todo se había arruinado.

Así el divorcio se realizara, Gaara jamás dejaría que ella se casara con Itzuki. Nunca se expondría a la humillación de casar a su hermana con el hombre que fue su amante, con el co-partícipe de su infidelidad, aquel que contribuyó para romper los buenos lazos con Konoha.

Una vez que Konoha se enterara de lo sucedido, las relaciones serían realmente tensas, además del escándalo popular en ambas aldeas.

Qué haría ahora...

De pronto, una voz la sacó de su ensimismamiento.

--Escúchame bien. Tengo una propuesta para ti.


05/02/21

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