08. Confesión.

Ayyyyy, el amor.

Dicen que es un sentimiento muy bonito, yo no sabría afirmarlo, ya que aun no he andado por esa etapa. Ya soy mayor, pero no se me ha dado la oportunidad.

Pero lo que sí sé es que idiotiza a muchos, en especial, al frío, cursi y loco Caballero de Cisne.

Era como si hubieran regresado en el tiempo. Sus juegos prohibidos volvían a ser más frecuentes.

El tiempo seguía su curso y Hyoga cumplía su palabra al pie de la letra. Aunque le era algo complicado, considerando que su "ex y, nuevamente, esperemos, futuro" cuñado había regresado de su largo viaje. Habían veces en que el pobre Cisne terminaba temblando como gelatina, obviamente Ikki y los demás eran ajenos sobre lo que ocurría entre Shun y él, pero si, trataba de no ser tan obvio para incomodar a Shun.

Otra cosa era el embarazo. Los síntomas eran cada vez más difíciles de llevar, hablando por Hyoga, que era el único que sufría. Era su Karma. Algo que había tomado bien, ahora que conocía la razón.

A su comparación, Shun disfrutaba los buenos días. Ya no tenía náuseas, vómitos o los horribles mareos mañaneros y a la hora de la comida; no sabía que toooodo lo estaba sufriendo el padre de su criatura.

Pero, sin duda, Andromeda admitia que Hyoga estaba logrando con su objetivo. Se lo había demostrado todos esos días.

Eran todas las mañanas que lo recibía un hermoso ramo de orquídeas o rosas blancas. Y si no eran eso, eran reemplazadas por varios y diferentes chocolates. A Shun le gustaban las cosas dulces, y era lindo para él ver que Hyoga no olvidaba aquellos lindos detalles.

Fueron casi dos semanas en que estuvieron así. Habían miradas, roces, toqueteos o, con los huevos bien cargados, un beso robado por el caballero de Cisne en la mejilla. Aun no se atrevía a llegar a más. Un simple y pequeño toque, pero especial para ambos. Y digo que si tenía bien puestos los pantalónes, pues todo lo hacía sabiendo que Ikki ahora rondaba por los pasillos de la Mansión, mas su ventaja era que este se la pasaba casi todo el día en su habitación. Así que estaba salvado por el momento.

Definitivamente era como volver a esos tiempos que hacían todo a escondidas de los demás.

—— no pienso ir.

Los demás suspiraron de aburrimiento.

—— sé que les he dicho que no los obligaré a nada pero... ¡Necesitas salir, Ikki! —— gritó desesperada la Japonesa sacudiendo al mencionado. —— ¡vas a volverte un ermitaño si sigues así!

—— pero si los demás tampoco quieren ir.

—— ¡no trates de excusarte! —— amenazó señalando a sus compañeros. —— Hyoga fue quien dio la idea de salir. Hay que ir, aprovechando que fue él quien tomó la iniciativa.

El rubio rió nervioso al tener todas las miradas enzima, y más la fulminante de su cuñadito.

Era un desayuno algo gracioso. Todos compartían anécdotas chistosas y serias en la mesa, teniendo una muy buena convivencia, ahora que todos estaban libres. Fue allí cuando Saori aprovechó para avisarles de su salida. Pero era claro que el lobo solitario de la familia prefería quedarse a descansar, que ir de fiesta a un lugar el cual no estaba tan acostumbrado de visitar.

—— por eso mismo. No puedes obligarme a ir. —— volvió a renegar. —— no quiero compartir una semana de vacaciones junto al idiota, bueno para nada, de este. De solo verlo me causa más cansancio que el mismo Seiya.

El castaño se quedó en blanco por unos segundos. —— ¿me halagaste o me ofendiste?

—— es igual. —— Ikki negó con aburrimiento. —— ¿tan importante es para ti, Saori? ¿Es necesario que vaya?

—— será importante. —— respondió de manera suave, sonriendo debilmente a sus amigos. —— es nuestra primera reunión después de lo que sucedió con Hades. Nada de guerras esta vez, sólo una pequeña reunión con los Caballeros. Disfrutar de un descanso, sin estarnos atormentando por la amenaza de un Dios.

Sus palabras habían causado un pequeño apretón en el pecho de los jóvenes, recordando que las veces en que se reunían o encontraban, siempre era con una guerra de por medio.

Y esa iba a ser la primera con tranquilidad.

La ligera risa de Ikki los hizo reaccionar a todos, sacándolos de sus recuerdos, que aun seguían atormentandolos, para prestarle atención al mayor de todos.

—— no pensé que te pusieras melancólica, Saori. —— sus ojos estaban cerrados, pero no era necesario ver, porque sabía que los ojos de los demás se habían iluminado al escucharlo. —— por algo eres la diosa de la Sabiduría. Eres más humana que los dioses.

—— ¿quieres decir que iras? —— cuestionó ilusionada.

Ikki asintió acercándose a ella y revolverle un poco el cabello con su mano. —— no sé por que me preguntas, si sabías perfectamente que iría de todas maneras.

—— él sólo quería que le rogaras. —— reveló de forma juguetona el castaño.

La risa de la chica no tenía precio alguno, hasta sus ojos se habían cristalizado al saber que Ikki los acompañaría esta vez.

—— ¡Bravo!! —— saltó dando unos aplausos de alegría. —— ¡entonces preparen sus cosas, que mañana temprano sarparemos a Athenas! ¡AH! ¡Tatzumi! ¡¿Tienes listos los regalos que les daré a los dorados?!

—— Si, mi señora.

—— ¡ah! No se te vaya olvidar también los obsequios para los de plata...

La voz de Saori se fue perdiendo conforme caminaba fuera del comedor, dejando ahora solos a los varones.

Hasta que pasó el tiempo y el primero en irse. —— Muy bien. —— habló el Dragón levantándose y haciendo una reverencia. —— iré a empacar. Los veré en la noche.

Luego de él Hyoga decidió retirarse, no sin antes, observar de reojo al fénix quien se encontraba concentrado en su cereal. Aprovechando eso, Hyoga tomó la mano de Shun dándole un ligero apretón, dejando en ese pequeño movimiento un pedazo de papel en el puño de Andromeda.

Ambos estando en su mundo y disfrutando ese corto segundo en que se tomaban de la mano, sin saber que cierto chico había observado ese pequeño gesto.

Fue hasta que Ikki se retiró que decidió molestar.

Shun ojeó la pequeña pieza de papel, sonriendo inconscientemente al leer su contenido. Suspiró, creyendo que él era el único estando en el comedor, se dejó llevar por sus fantasías. Fantasías que fueron cortadas al momento de girar y toparse con la sonrisa, y ojos coquetos, de Seiya observarlo con picardia.

Shun dio un leve brinco al verlo. —— ¿y esa sonrisa? —— se aventuró a preguntar el castaño. —— no te la veía desde hace meses. No me digas que aun andas jugando a las escondidas con el pato ese.

Y no era necesario una respuesta, pues la sonrisa tímida, el gran sonrojo y el titubeo fueron claras respuestas a sus sospechas.

—— ¿Qué te dio ahora?

Nuevamente la sonrisa regresó en Shun. —— me citó al parque. —— respondió tendiendole el dichoso papel.

Seiya lo leyó he hizo una pequeña mueca de disgusto y vergüenza al ver los corazones dibujados al rededor de las letras. —— no me imagino a Hyoga ser tan cursi.

—— aaaaahh. Yo si. —— suspiró tontamente el peliverde.

La mueca en Seiya aumentó: Definitivamente esos dos son echos el uno para el otro, fueron sus pensamientos.

Aunque no podía juzgarlos. Él era igual o, incluso, peor que los dos juntos. Para su dicha, su pareja no se quejaba de ello, se atrevía a decir que hasta amaba que fuera así de cursi.

—— Tengo que irme, Seiya. —— Shun tomó el último sorbo de su bebida y le dió un rápido beso en la frente del mencionado, dejando al castaño con los ojos abiertos por su atrevimiento y con el pan a medio morder. —— te veré en la noche y te contaré todo.

La mueca volvió a aparecer. —— ¡¡Agggh!! —— gritó avergonzado y con la cara roja. ——Por si no lo sabes, ¡no cualquiera puede besar mi lugar sagrado, Cadenitas! ¡¡Esto lo guardo para mi hombre!!

—— ¿y quién, se supone, es tu hombre?

El corazón de Seiya, al igual que su cuerpo, dieron un salto por el susto. Volteó y observó al azabache viéndolo cómplice.

—— aahh. Eres tú, Shiryu. —— suspiró aliviado. —— menos mal, creí que eras Saori.

El chino lo vio extrañado. —— ¿no sería al revés? Sería más adecuado que fuera Saori y no yo.

—— Nah. Saori se escandaliza si escucha algo así.

Pensándolo bien... Si. Saori sería la única que se emocionara con sólo una leve interacción entre ellos, ahora si ella lo hubiera escuchado gritar eso? Uyyy, que horror.

Ya retomando su seriedad, Seiya había notado lo tenso que se había puesto el Dragón. —— ¿pasó algo malo?

—— ¿ah? —— no lo había escuchado. —— ¡ah! Si. No te preocupes, sólo recordaba algo... Desagradable.

—— ¿en serio? ¿Y qué era?

Shiryu respingó al escuchar su pregunta.

Y, obviamente, no le iba a contar lo que habían encontrado en la computadora de Saori el otro día. Seiya era un bebito inocente que no lo entendería. No quería traumarlo.

—— no tiene importancia. —— Seiya hizo una mueca molesto. Shiryu pasó a su lado hasta detenerse en el refrigerador. —— y dime, ¿Cómo conquistó el pollo tu corazón?

Su sonrisa se curvó al escuchar a Seiya escupir su bebida seguido de una descontrolada tos. —— ¡no sé de qué hablas! —— exclamó con la cara totalmente roja el Pegaso.

—— yo lo decía porque quiero ponerlo en práctica con Shunrey. —— sabía que ese era un punto débil en Seiya.

Sus ojos brillaron al escucharlo. —— ¡¿le cantarás?! A mí me cantó frente a muchas personas. Luego un paseo en canoa y finalmente a una cap-

Sus ojos se abrieron y sus manos cerraron su boca abruptamente al escuchar lo que estaba a punto de decir. Había reaccionado, y recuperado la cordura, al momento en que Shiryu pasó a su lado sonriéndole victorioso por haber revelado todo.

El color rojo fue subiendo por todo su cuerpo, que hasta se veía el vapor caliente salir. —— ¡¡Ahhhhh!!! ¡¡Olvida lo que dije!! ¡¡Yo no dije nada y mucho menos estuve aquí!!!

Seiya no había tenido de otra más que salir corriendo de la cocina, dejando al Dragón solo en esta. Su actitud le divirtió, pero su rostro tomó un semblante serio y abatido al verlo reaccionar de ese modo.

Su boca soltó un suspiro, tratando de calmarse y olvidar el dolor en su pecho. Había sido muy tarde para él.

El tiempo seguía su curso hasta que llegó el medio día, y también, la hora de la esperada cita.

Y como si fuera un cuento de Hadas, Shun esperaba en una banqueta del parque, ansioso y nervioso por su encuentro con el Cisne. Mientras que el rubio lo observaba atontado desde una gran distancia, admirando lo radiante que lucia Andromeda. Su vista viajó por todo su cuerpo: su rostro, cabello, ropa; hasta que sus ojos se detuvieron en el vientre del peliverde. No se veía, gracias a la ropa holgada que vestía ahora, pero de sólo imaginarse su panzita le revolvía el estómago de felicidad.

Enserio que no tenía palabras para describirlo. Aun sin comprender el mal entendido que habían sufrido los dos, pero, aveces, agradecían que hubiera sucedido de esa forma. Pues solo así, habían hecho algo maravilloso.

Normalmente, cuando tenían relaciones en sus años de novios, usaban protección, aún sin conocer el estado de Andromeda. Y el día en que se entregaron por última vez, Hyoga había decidido no utilizar protección para poder sentirlo "verdaderamente" sin ningún obstáculo.

Solo fue una vez, y el giro que dio la vida alrededor suyo los tomó por sorpresa. Gracias a ello, su fruto crecía en el vientre del Caballero. 

Al sentirse observado, Shun volteó y Hyoga disfrutó una vez más el delicioso sonrojo que había aparecido en sus lechosas mejillas.

—— hola. —— Saludó embobado el rubio al acercarse.

Andromeda entonces sonrió con timidez, pues Hyoga había llevado un enorme ramo de Rosas blancas, aparte de una canasta llena de comida. Le encantaba esos detalles de parte del rubio, pues también llegaba a regalarle cosas para el bebé.

—— la puntualidad ya no es lo tuyo, ¿verdad? —— trató de sonar indiferente o serio, pero sabía que era un caso perdido debido a la sonrisa coqueta del Cisne.

—— y, aún así, me esperaste.

El color aumentó en el rostro de Andromeda, regocijando una vez más al Caballero de los Hielos.

Hyoga alzó la canasta que tenía en manos. —— aun eres fan del Picnic, ¿no?

—— depende si es lo que me gusta. —— sus ojos brillaron coquetos, dando doble significado a sus palabras.

Hyoga sabía, perfectamente, ese brillo juguetón en los ojos de su chico. Era una provocación, y estaba consciente del efecto que surtía cuando lo hacía.

—— creme que lo es.

El Cisne acercó su mano y acarició la mejilla de Shun. Andromeda cerró brevemente los ojos y se dejó llevar por la caricia que le brindaba su rubio.

A una larga distancia, dos pares de ojos veían a la pareja sentarse en el césped. Uno con los ojos brillando de emoción, y el otro incómodo y aburrido por lo que veía.

—— ¿era necesario arrastrame aquí?

El menor lo vio. —— ¿no que querías acompañarme?

—— si, pero no pensé que tu objetivo era espiar la salida de Shun y Hyoga. —— respondió observando a la pareja. —— Eres un acosador.

—— quiero verificar que ese, mal parido, no juegue con los sentimientos de mi amigo.

Esa tarde Shiryu tenía la intención de dormir una rato, cosa que no hacía en su rutina diaria, y algo le decía que necesitaba un sueño reparador. Apenas había cerrado los ojos, cuando el energético Pegaso irrumpió su sueño, con la clara excusa de acompañarlo al parque un momento. Y claro que nunca se imaginó que aquello era para no estar solo observando a sus compañeros de armas ya parecer un acosador. Cosa que era más que obvia.

—— quiero escapar. —— gruñó el Dragón con desespero.

Seiya volteó a verlo con ofensa, más sus ojos se desviaron a algo inusual entre los arbustos.

Dando ligeros golpecitos en el pecho de Shiryu, señaló lo que veía a pocos metros de ellos. Ambos, confundidos y curiosos se acercaron, para encontrarse con un vestido "raramente" familiar para su gusto. Al ver más a detalle, se encontraron con una maraña de cabellos lilas, revueltos y llenas de hojas.

Shiryu tronó su rostro con su palma. —— no puedo creer lo parecido que son ustedes dos.

—— ¿Qué haces aquí, Saori?

La chica estaba tan concentrada en su trabajo, el cual consistía en lo mismo que hacía Seiya.

—— nada importante. —— respondió vagamente sin darse cuenta. Se ocupaba más en centrar los binoculares en la famosa pareja.

Sonreia tontante y chillaba de emoción cuando Hyoga le daba una fresa a Shun en la boca. Hasta que Shiryu la arrastró, sujetandola de los pies, fuera de su "madriguera" que se percató de la presencia de sus dos amigos.

—— con que tambien eres fan de su relación, ¿no? —— molestó picarón el Pegaso. —— no te culpo. Hacen una linda pareja.

—— ¡¡verdad que si!! —— saltó emocionada la Japonesa, olvidando la mala mirada de Shiryu sobre ellos. —— Hyoga a sido muy obvio. Cree que no sé nada, pero se equivoca.

—— ¡Si! ¡Incluso Shun se hace el difícil, pero es obvio que le gusta!!

—— ¡¡AAAAAAAHHH!! —— gritaron ambos con emoción.

Shiryu ya no sabia qué cara poner.

Observaba a sus amigos compartir felizmente un momento mágico, y vaya que nada reventaba su burbuja, ni siquiera los gritos fangileros de sus amigos.

Sonrió feliz por ver a Hyoga irradiar felicidad, lo había visto quebrarse desde el incidente en el Centro, pero su melosa y cursi actitud fueron creciendo cuando Shun decidió darle otra oportunidad. Ya desde ese día, no había nada en el mundo que le arrancara esa sonrisa.

Ni siquiera la presencia del amargado Fénix.

Y como si lo hubiera invocado, sus ojos se abrieron con horror al ver a Ikki caminar hacia ellos, con su típico semblante serio y de pocos amigos.

De forma disimulada, se acercó a los dos menores, quienes no habían parado su tarea de espiar cada leve movimiento en la pareja.

—— el pollo va al gallinero, el pollo va al gallinero. —— murmuró esas palabras de forma desesperada.

Y Seiya y Saori sabían lo que significaba.

Fénix caminaba de forma desinteresada, en realidad. No dándose cuenta que avanzaba hacia el lugar de sus compañeros.

—— ¡Ikki! —— hasta que sintió un peso en su espalda. En un acto desesperado, Seiya no había encontrado mejor manera que treparse a la ancha espalda del peliazul.

—— ¿Seiya? ¿Qué haces aquí? —— un chillido agudo llamó su atención. Seiya maldijo internamente al reconocerlo. —— ¿Qué hacen ustedes aquí? —— cuestionó ahora a los dos restantes.

Saori se cubría la boca con un ligero sonrojo en sus mejillas, aparte de que sus ojos brillaban más que antes.

—— veníamos por un helado. —— respondió Shiryu. —— ¿no quieres unirte? Saori invita.

La menciona reaccionó. —— ¡¿Yo?!

—— ¡Si! ¡Tú! —— siguió Seiya, acomodándose más en la espalda de Ikki. El mayor lo acomodó más y aprovechó en sostenerlo mejor por los muslos.

—— bueno. Si Saori paga, no veo por qué negarme. —— era curioso para todos el que Ikki aceptara una salida, casi nunca convivia con ellos, pero era algo que Saori estaba agradecida. —— estás muy ligero, Seiya. ¿Estas haciendo dieta?

Un chiste que logró sacar ligeras risas en todos. Mas la sonrisa en Shiryu se desvaneció al ver el brazo de Seiya.

—— ¿Qué te pasó? ¿Te lastimaste con algo?

Confundido, Seiya observó su brazo, encontrando en ella un hematoma de pequeño tamaño. De lejos se veía que lo había ocasionado con un gran golpe. Era muy oscuro.

—— tal vez me caí de la cama. —— respondió, volteando a ver a Ikki. Ambos, con la ligera sospecha que fue a causa del sueño que tuvo, o con Ikki creyendo que fue él quien lo lastimó.

—— ¡olvidemos eso! —— trató de restarle importancia. —— ¡yo quiero un helado de chocolate! Y, si se puede, un Banana Split!

El ambiente volvió por su carisma, dejando de lado toda preocupación.

Y cada grupo fue por su lado. Con ellos yendo al Centro para una tarde de diversión, y con la pareja disfrutando de su cita.

Todo, siendo observado por dos ojos llenos de tristeza. Apoyada en un árbol, estaba aquella chica que sufría en silencio, observando al amor de su vida, compartir con alguien más que no fuera ella.

Aunque, sin darse cuenta, ella también era observada a lo lejos. Por alguien de cabellos pelirrojos y ojos color zafiro, con mucha atención. Observó a todos por última vez, antes de desaparecer con el aire, fuera del mundo.

Llegó la mañana y los cinco Caballeros de Bronce, junto a su diosa, partieron de Japón rumbo a Grecia. Aunque puede que, por parte de Fénix, obligado a compartir asiento con el Cisne.

Eran casi viente horas de vuelo, para su ventaja, estaban viajando en el avión privado de Saori. Y eso significaba varios entretenimientos.

Llegaron a Athenas a casi la madrugada del día siguiente, Saori ya había mandado a construir una cabaña cerca de Rodorio, así que no fue difícil ni cansado buscar hospedaje. El viaje había sido mucho que terminó por dejar a todos muertos del sueño. Desafortunadamente, Tatzumi tuvo que batallar en llevar a todos a sus respectivas recamaras.

Descansaron y durmieron un día entero. Hasta que llegó el día esperado.

Su mañana fue agradable, desayunaron y al terminar partieron rumbo al Santuario. Las calles de Rodorio lucían de maravilla, habían varias personas sonrientes que saludaban a cualquiera, incluyendo a ellos con respeto. Habían unos que otros niños y ansianos saludando a la Diosa Athena pasar a su lado.

Y mientras que Saori saludaba y bendecia a una familia, varios niños se habían acercado a los caballeros, la mayoría estando con Shun y Seiya.

Hasta que una valiente niña se acercó al Fénix. Ikki observaba paciente a sus amigos, su atención desvaindose abajo al sentir su chaqueta ser jalada. Ahí, una niña peliceleste, y ojos del mismo color, lo veía con gran brillo y anhelo. Algo en él le hizo que sonriera a la niña, arrodillandose a su altura y acariciando su corto cabello. Sonriente, la niña le entregó una manzana que guardaba en su capa, siendo recibida cariñosamente por el Fénix.

Una hermosa escena que Seiya admiró desde lejos. Imaginando, inconscientemente, a Ikki siendo padre de una niña como ella.

Siguieron avanzando hasta llegar a la entrada del Santuario. Los guardias se arrodillaron ante Athena con respeto, asintiendo después para los caballeros.

—— bienvenida, Athena. Bienvenidos, Caballeros.

Todos los caballeros Dorados ya los esperaban en la entrada de Aries, para así partir juntos a la cámara del patriarca. En donde Mu daría dicho festejo.

La ocasión era casual, celebraban el cumpleaños del primer guardián del Zodiaco. Aunque la verdadera razón, por la cual habían ido todos desde muy temprano, era debido a una importante noticia que Aries tenía para dar.

La fiesta había comenzado, y varios bailaban, comían o brindaban a la salud del festejado. Hasta que el lemuriano decidió que ya era hora.

Con un sonido de su copa, captó la atención de todos. —— primeramente, quiero darles las gracias a todos por aceptar mi invitación. —— asentimientos fueron recibidos, al igual que unas ligeras risas extrañas por el nerviosismo en la voz del carnero. —— pero la principal razón, por la que les pedí venir, es sobre algo importante, e inusual, espero y quiero puedan tomarlo a bien.

Varios dejaron sus copas o platillos, prestando atención a las palabras de su compañero, extrañados, dudosos y divertidos al ver a Virgo acercarse un poco más al frente.

—— me estaba sintiendo extraño últimamente y decidí hacerme unos análisis. La respuesta que me dieron me dejó pasmado y desconcertado. —— continuó Mu, su voz quebrandose un momento al dudar en decirlo. —— me dijeron que era algo que no sucedía frecuentemente, que pocas personas nacían con ella-

—— ¿estás enfermo, acaso? —— interrumpió Saori con preocupación. Mu agitó rápidamente la cabeza en negación.

—— no es eso. No se angustie, Athena. —— la diosa suspiró un poco calmada. En cambio, Seiya ya estaba sospechando. —— no es algo malo. En realidad, es algo increíble, maravilloso. Usted había dicho que llevemos una vida normal, sin preocupaciones o presiones... Y decidí hacerle caso. —— Saori sonrió al ver la felicidad invadir a su caballero más tierno. —— gracias a esta capacidad, estoy formando una familia con la persona que amo y-

—— ¡¡ay, por favor!! ¡Deja ya el drama! —— gritó Máscara de la muerte con aburrimiento. —— ¡suena como si nos dijeras que estas embarazada, carnero!

Esperaban una risa, un reclamo o algo por el estilo, pero lo único que obtuvieron de Aries fue el intenso sonrojo plasmarse en su rostro.

—— no quería decirlo de esa forma...

Todos entonces abrieron los ojos con sorpresa. Incrédulos por lo que habían escuchado. Mu esperaba los insultos, las exclamaciones de asco, disgusto o cualquier otro; más nunca, imaginó recibir un gran abrazo, de felicidad, de parte de su diosa.

—— ¡¡AAAHHH!!! ¡Felicitaciones, Mu! —— Saori brincaba y aplaudía, bajo la confundida mirada de todos. —— ¿y quién es el padre?

Y hubo uno que otro caballero atragantandose con su bebida, debido a que, según ellos, el respetable Indú no se veía con esas mañas.

—— yo soy el padre, Athena.

Su voz confiada, su agarre en Mu y su cara sería, fueron razones suficientes para que Saori saltara felizmente en su lugar.

—— hasta se ve realmente masculino. —— Murmuró Afrodita a Camus, ambos aceptando en silencio el buen partido que Mu había atrapado.

Aun atontados, los demás dicidieron felicitar a la pareja. Ya calmados, pero aún extrañados.

Sin embargo, no sería la única noticia del día.

Un peliceleste levantó la mano para tomar la palabra, llamando así, no sólo la atención de Atenea, sino también del resto de sus compañeros. —— Athena, hay algo que también quiero anunciar. —— La diosa asintió en señal de continuar, Afrodita suspiró ansioso, pero recuperando su pose de diva. —— resulta, que yo también soy hermafrodita.

—— ¿hermaqué? —— preguntaron todos.

—— ¿enserió? Que raro —— murmuró Seiya con sarcasmo, concentrado en su bebida y dejando indignado a Piscis.

—— tú no te quedas atrás, Seiya~ —— canturreó la diosa con diversión. Seiya toseó al escucharla mientras se sonrojaba violentamente.

—— ¡¿y qué mierda es un hermadita?! —— exclamó desesperado del cangrejo.

—— esa boca, Death Mask. —— regañaron Afrodita y Shion. —— y la palabra correcta es Hermafrodita.

—— perdón. ¡Pero exijo respuestas! ¡Ahora!

Saori suspiró de emoción. —— mi momento ha llegado.

Athena fue explicando, con todo lujo de detalle, el significado de la dichosa palabra y sus habilidades. Sorprendiendo a los caballeros, y más de uno, observando de más a sus compañeros.

—— eso explica mucho. —— murmuró el Escorpión a su compañero de la par. Ambos, observando de forma perversa a sus parejas, no tan secretas.

—— creo que mi papi me dio un buen regalo. —— habló la diosa más que extasiada. —— viviré mis propias novelas con ellos.

Murmuros y más murmuros habían en el salón, con varios siendo molestados por sus parejas, y otros adivinando al azar quienes podrían llegar a ser donceles.

—— ¿por qué Saori te dijo eso, Seiya? —— se escuchaba el murmullo de fénix.

—— para qué preguntas, si creo que ya sabes la respuesta.

Ikki jadeó a lo bajo por su respuesta.

Y mientras que todos estaban metidos en sus asuntos, Hyoga volteó a ver a Shun. Andromeda se había mantenido callado la gran parte del tiempo, pero algo en él le empujaba a revelar lo que ocurría con su persona. Revelar su embarazo. Tenía la oportunidad, pues al aparecer ninguno estaba señalando o criticando a Mu y Afrodita. Quería aprovecharlo y no seguir atormentandose por el Qué dirán.

Su vista se cruzó con la del Cisne, con sólo verse, había dado a entender que era tiempo de afrontarlo.

—— Athena... Amigos. —— fue bajo, pero había sido suficiente para llamar la atención de todos. Titubeó al sentir la mirada de todos en él, tenía miedo, pero ahora era tiempo de enfrentar a sus demonios y decir lo que sentía. —— yo también nací con eso, además de... De...

Su voz se fue disminuyendo, cosa que estaba cansando a un caballero en particular, el mismo que había sido imprudente en adivinar el estado de Aries.

—— ¡¡Ayyy!! ¡Sólo falta que tú también estés en cinta, Cadenitas! —— negó de forma bromista, mas nunca espero que le diera al blanco de nuevo. —— Ou...

Los ojos de todos se abrieronucho mucho más grandes que el principio. El silencio había hablado por Shun, el cual estaba más caliente que el sol de Grecia y más rojo que una manzana. Los ojos de todos viajaron lentamente al vientre de Andromeda, sincronizados, para luego subir nuevamente e ir lentamente al Fénix, quien estaba sacando humo de las orejas.

—— ¡¡HOY SÍ TE MUERES, MALDITO PATO MISERABLE!!!

Al primer grito, todos habían saltado del susto y buscado un lugar seguro para esconderse de la ira del fénix.

—— e-espera, ¿y tú cómo sabes que yo soy el padre? —— tembló nervioso el Cisne a espaldas del peliverde.

—— ¡hace meses que te vi
"despidiendote" con mi hermanito! —— exclamó furioso. —— y como vi que ya no serian nada te lo dejé pasar. ¡Pero eres un bastardo pedofilo!

Ikki sabía que no soportaría un segundo más con ellos, sabiendo del estado de su hermano no quería causarle un malestar que pusiera en riesgo su vida. Y sintió que lo mejor era salir de la cámara del Patriarca.

Todos salieron lentamente de su escondite, sintiéndose mal por Shun y la reacción de su hermano. Sus preocupaciones se fueron al ver a Seiya y Shaka salir en busca del Fénix, sabían que con ellos lograría desahogarse.

Tratando de olvidar el mal rato, todos se acercaron a felicitar a la parejita de bronceados, pero nada podia distraer a Shun, o sacarle una sonrisa siquiera, porque se sentía mal por la reacción de su hermano. Tenía miedo de que Ikki no llegara a aceptar a su bebé.

Mientras tanto, fuera del Salón, Ikki se encontraba sentado en las escaleras, procesando todo lo que había sucedido apenas minutos. Estaba tenso, sin embargo, se relajó al sentir dos delgados brazos rodearlo en un abrazo.

—— tranquilo. —— susurró Seiya cerca de su oído, besando su cuello en un intento de calmarlo. —— tú ya sabias que algo así iba a suceder.

—— ¡si! pero es muy pronto... —— sujetó de forma desesperada los brazos de Seiya, tratando de sostenerse y no quebrarse en sus palabras. —— él es un niño, es muy pequeño para tener un bebé.

—— ya lo sé, pero tienes que aceptarlo, ¿o acaso no quieres que Shun sea feliz?

—— si. Si quiero, pero... ¿Por qué tenia que ser con ese Pato? —— espetó con disgusto. —— Hubiera preferido al idiota de Kanon.

Seiya negó con diversión. —— porque lo ama y el pato también. Lo único que hicieron fue demostrarse cuanto se aman. No deberías juzgarlos.

—— Seiya tiene razón, Ikki —— opinó el Indú, acercándose a los chicos. Divertido por la forma en que ambos se habían tensado al reparar que estaban siendo observados, pero ninguno rompió el abrazo.

—— ¿por qué lo dicen?

—— porque el pato, como tú le dices, ama verdaderamente a Shun y tienes que aceptarlo. O tú dudas si de verdad Hyoga lo ama?

—— yo siento que el ganso esta jugando con mi hermano. —— trató de convencerse, pero eran claras las señales que había visto en la Mansión. Ellos no lo sabían, pero Ikki los había observado cuando no se daban cuanta, era claro que Shun nunca tenía tiempo de comprar esas cosas que adornaban su habitación, estaba más ocupado en sus estudios que ir de compras.

Pero otra también, se había dado cuenta de la subida de peso que Shun había tenido los últimos días. No quería aceptarlo, pues ya sospechaba.

—— estas equivocado, Ikki. —— volvió a hablar Shaka, sentándose junto a la pareja. —— si Hyoga no lo amara, creme que lo hubiera abandonado, o criticado, al enterarse de su embarazo. ¿Pero qué hizo al enterarse?

—— quedarse. —— respondió con mal humor. Era obvia la respuesta.

—— exacto. —— sonrió el Pegaso, apretando más el abrazo con el Fénix. —— nunca lo abandonó. Se quedó junto a él.

La mueca en Ikki ahora fue de disgusto. —— no me imagino al pato ser cursi con mi hermano. —— Su pequeña broma relajó a los dos caballeros. Ya todo estaba bien. —— tienes razón. Gracias, Seiya. —— Ikki atrajo al mencionado para abrazarlo con más cariño. Dejando a Shaka enternecido por su gesto.

—— vamos. —— dijo después de minutos en silencio. —— por cierto, hacen bonita pareja, deberían hacerlo público.

Habló Shaka con una sonrisa cómplice, lo que hizo que ambos se sonrojaran. —— ni se te ocurra mencionar lo que pasó aquí.

Su sonrisa se agrandó de forma pícara. —— ¿a quién le diría?

Pues horas después todos ya sabían lo que había ocurrido afuera, y más de uno molestaba al fénix al encontrar su debilidad.

—— diosa Athena. La señorita Merida está aquí.

Pero era claro que la felicidad y las buenas noticias no duraban para siempre. La sonrisa en Saori se desvaneció al escuchar el nombre. Era una mala señal.

—— la recibiré en mi habitación.

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