02. Sospecha.
—— ¡estoy diciéndote que estoy bieeeeen!
—— ¡pero no por eso no iremos a que te revisen!
—— ¡¡yaaaaa!!
Desayunar, esperar a relajarse un poco, limpiar sus habitaciones, asearse e ir al consultorio. Ese era el plan inicial. Entonces, ¿cuál era el problema?
La respuesta: Shun.
Andromeda insistía en que no había nada de raro en él, que ya se sentía bien y que no había de que preocuparse, pero al momento de convencer, casi, a Seiya de no ir; un asco le invadió a medias palabras.
Y por eso mismo, Shun se sujetaba con fuerzas desde la puerta de la habitación, gritando e implorando de que no era algo grave, con Seiya sujetando con fuerza sus piernas. Él lo había dicho: si Shun no quería irse por las buenas, lo haría por las malas.
—— ¡esta bien! —— gritó Seiya con frustración, soltando las piernas de Shun y frotando su cabello en un intento de calmarse. —— te propongo un trato. Vamos al consultorio, dejamos que te revisen y al final iremos a dar un paseo al Centro Comercial, ¿te parece?
—— b-bueno... Yo...
Pero Shun no estaba muy convencido. Seiya volvió a suspirar, más tranquilo que hace segundos. —— Sé que te da miedo los hospitales... Y también por "eso"
Recalcó con discreción la última palabras, haciendo decaer un poco al menor. —— no tienes por qué temer, recuerda que ya fue retirado de ti.
Trató de tranquilizar, mas el resultado fue el mismo. La razón ocurrió aproximadamente dos años atras: después de que batallaran con el dios de los Océanos, Shun había empezado a sentirse mal. Cada cierto tiempo tenía infecciones, no quería comer nada, aparte de que su piel había sido más pálida de lo normal y no había día en que no estuviera sufriendo de una terrible fiebre.
Al llevarlo al hospital, el resultado de su malestar no había sido del agrado de todos, y fue todo un tormento para Shun de superar.
Al ver su mal estado, Seiya no tardó en abrazarlo con fuerza, tratando de eliminar sus sentimientos negativos.
—— tranquilo, verás que no será nada malo...
Había veces en que Seiya se preguntaba, ¿por qué Shun sufría de la peor manera? Hubieron varios desafíos en la vida de su pequeño amigo, y temia qué no se acabaran allí.
Seiya siempre rezaba para que ya no tendría que seguir sufriendo.
—— recuerda que no estas solo en esto.
Shun tembló por un momento, tratando de tranquilizar su respiración. Una pequeña lágrima resbaló de su mejilla, al apretar con fuerza sus párpados. Le sonrió con ternura a Pegaso, agradeciéndole por darle las fuerzas que su mente y cuerpo necesitaban. No por nada se llamaba la fuerza de Pegaso.
Seiya correspondió su sonrisa, limpiando con ternura el rastro que había dejado la lágrima en su mejilla. Sin embargo, no había sentido la fría y calculadora mirada de alguien en particular, alguien que los observaba desde un rincón oscuro.
Ya más tranquilo, Shun al fin aceptó ir a uno de los consultorios de la Fundación Kido, siendo recibidos por el Doctor que siempre curaba sus heridas de cada batalla.
—— Muy bien, cuéntame, pequeño ¿qué es lo que tienes para mí esta vez?
Y aunque estaba nervioso, trató de no demostrarlo, fallando en proceso al sentir la mano de Seiya sostener las suyas, las cuales temblaban. —— pues... Últimamente he tenido falta de sueño, mareos, náuseas... Y...
—— vamos, Shun. No tienes que ponerte nervioso. —— intentó tranquilizar el hombre al velo titubear. —— recuerda: respira y relajate.
No se había dado cuenta, pero si había empezado a agitarse. Sin dudarlo, siguió las indicaciones del Doctor, tratando de relajarse, pero ¿Cómo hacerlo? Sentía vergüenza de sólo comentarle lo otro que le molestaba. ——... siento... una gran sencibilidad en mis pecho y cadera?
Creyó que tal vez el Doctor lo vería raro, pero paso todo lo contrario. Le sonrió y escribió algo en su libreta por unos cuantos minutos. —— creo que tengo una ligera sospecha de lo que tienes. Pero antes necesito estar seguro, ¿algún otro malestar que no te deja en paz?
—— pues... —— sin embargo, un arcada se dejó salir de su boca, y como si el doctor supiera de lo que pasaría, corrió con un bote de basura hasta el peliverde. Al tener el objeto a su alcance, Shun dejó salir lo que aún sostenía su estómago.
—— ¡¿Ve lo que pasa?! —— gritó histérico Seiya, sobando la espalda de Shun para tranquilizarlo. —— Shun lleva haciendo lo mismo cada día ¡y lo encontré desmayado en el baño!
—— en realidad estaba durmiendo, Idiota. —— corrigió Shun con dificultad.
—— ¡pero porque no lograste alcanzar la cama! ¡¡Aparte de que ya te haz desmayado en más de una ocasión!!
—— ya, tranquilos. —— interrumpió la pequeña lucha, entregandole a Shun un poco de papel antes de regresar a su escritorio. —— creo que encontré la respuesta.
—— ¿qué es lo que tengo, doctor? —— Seiya y Shun dejaron su pequeña riña, para prestarle atención al mayor.
—— nada malo, peque. Aunque todo dependa de como lo tomen. —— murmuró lo último sin poder evitarlo. —— pero, antes de eso, necesito hacerte unos exámenes, ¿si?
Shun y Seiya observaron nerviosos la semejante aguja que el de bata sostenía. Odiaban las agujas, o cualquier cosa con punta fulosa. ——... está bien.
—— suerte que no soy yo...
Seiya cortó sus palabras al ver la fulminante mirada que Shun le tiró, no le causó gracia la "broma"
Shun chilló al momento en que la aguja hizo contacto con su piel, para luego hundirse en su carne hasta llegar a la vena, siendo seguido de la succión de su sangre.
—— ¿ya terminó? —— preguntó Seiya estando de espaldas y con las manos cubriendo sus ojos con temor.
—— ya pasó lo peor, Seiya. —— El mensionado volteó y lanzó un suspiro lleno de alivio al no ver más la aguja haciendo contacto con la piel de Andromeda.
—— bien. —— habló nuevamente el doctor, sosteniendo con firmes a la jeringa y escribiendo unas letras más en su libreta. —— esta misma tarde te tendré listo los resultados, Shun. Puedes pasar a recojerlos a las ocho, si quieres.
—— Si. Se lo agradezco y lo veré luego.
Ambos salieron del Consultorio, con Shun algo, poco, aturdido. Pasó firmando unos papeles en la recepción, para luego salir y encontrar a Seiya en la puerta.
—— ¿terminaste? —— preguntó.
Shun asintió, sobando ligeramente la zona por donde le lastimó la aguja. —— sólo fueron dos hojas.
Seiya sonrió con picardia y procedió estirarse, quitando la pereza de su cuerpo y recargar energías. ——bueno, son las doce, ¿sigue en pie lo de nuestro paseo al Centro?
Shun volteó a verlo con diversión. —— okey, si tú quieres, podemos dar una pequeña vuelta.
——¡Si! —— exclamó Seiya con alegría. Era un buen inicio, pues Shun casi nunca quería salir de la Mansión, y si era por un asunto lo que le obligaba a hacerlo, sólo lo cumplía y regresaba directamente a casa. —— ¡Eres el mejor hermando del mundo! Te quiero, hermanito.
——yo también te quiero, hermano. —— respondió el otro con ternura, correspondiendo el abrazo que le brindaba el alegre castaño. —— ¿sabes? Se me antojó comer helado, ¿vamos de una vez a comprarlo?
Seiya rió con ganas al escuchar su petición, pareciendole tierna a la vez. —— ¡¡un helado de chocolate en camino!!
Había gente que los veía raro, pero a ellos les importaba poco. Parecían niños, casi nunca salían a lugares "lujosos" y repleto de personas, gracias a una tarjeta, que Saori les había regalado, podían darse el lujo de comprar lo que quisieran; el helado fue sólo el principio.
Había varios juegos y comidas que querían probar, siendo varios de estos chucherías; varios dulces y golosinas que no habían tenido la oportunidad de comer. Aparte de eso, varias tiendas llamaban la atención de ambos, pero al que más se habían adentrado era a una librería. Shun escogia varios libros que llamaban su atención, y con Seiya buscando lo que son más Mangas o Cómics, pero también uno que otro libro que lograba capturarlo.
Así siguieron un buen rato, explorando y comprando cosas que aún no tenían y necesitaban, con decir que Seiya y por poco se endeudaba por una TV de 65", o incluso más, que valía casi un riñón. Aunque gracias a Shun, decidió mejor no correr el riesgo y sucumbir a la tentación. Fue una larga carrera, hasta que ambos decidieron entrar a un restaurante a comer. Sin embargo, no contaron con la gran casualidad de encontrarse a cierta pareja en una de las mesas del lugar.
Hyoga y Eri estaban teniendo una cita más, ambos parecían disfrutar de su día, una escena que Shun no soportaba observar.
Quieria irse, apenas y soportaba a la rubia invadir su casa, casi siempre, como para tener que soportarla en un lugar más que no sea la mansión; y parecía que fuera su sombra.
Para desgracia de Shun, Seiya lo empujó, sin previo aviso, a uno de los lugares desocupados, el cual, era una mesa con sillones como aciento; el pequeño movimiento atrajo la atención del rubio, viendo algo confundido a la nada, para luego regresar la mirada a su novia.
—— ¿Qué demonios traes, Seiya? —— susurró el peliverde con dolor en la cabeza por el golpe.
—— nada, es sólo que esta chica nunca me dio buena espina. —— respondió de igual forma, sobando su cabeza al golpearse también. —— siento que oculta algo.
—— ¿y cómo qué, chico nerd? —— recalcó el apodo que había dado de forma sarcástica, pues Seiya no era tan inteligente, pero si una persona astuta.
—— me la encontré un día por casualidad. —— susurró azomandose con sigilo para observar a la pareja. —— estaba con un chico, cuyo nombre desconozco, pero se veían sospechosos.
Shun hizo lo mismo que Seiya, observar a la pareja pero tratando de mantenerse escondido. —— ¿tú crees que esa chica esté engañando a Hyoga?
Pensar en esa Hipótesis le hacia sentir mal a Shun. Él había subido al soltar a Hyoga aquella noche, aunque algo tranquilo al saber que Eri correspondía los sentimientos de su Ex, pero pensar en que la chica estuviera engañando al Cisne, un sentimiento indescriptible nacía de su pecho. Un sentimiento que el nunca juró sentir.
—— no estoy seguro, no me sorprendería si fuera así. —— seiya analizaba cada mínimo movimiento, o gesto, que la chica hacia. —— quisiera saber qué más llegaría a hacer esta chica... ¿Te parece si los espiamos?
—— ¿y qué crees que estamos habiendo, animal? —— lanzó Shun con un mirada incrédula.
——... Sólo quería...
Shun rodó los ojos con fastidio, aunque muy dentro de él, se preguntaba por qué estaba siendo muy malo con su amigo. Ni él mismo se entendía, primero lloraba, reía, se enojaba, reía, se enojaba, reía, y así continuaba. Estaba llegando al punto de que tal vez algún alimento le habría echo mal.
Para felicidad de Seiya, Shun había aceptado su sugerencia. Habían pedido su alimento, pero de vez en cuando regresaban a su labor de vigilar a ambos rubios.
—— ¿qué tanto estarán hablando?
—— no lo se, pero su novia se mira disgustada... ¿por qué? ¿será que no le gusta la comida? —— Shun estaba confundido, Hyoga, una vez, lo había llevado a ese mismo restaurante y la comida era una verdadera delicia? Observó su propio plato al hacer la última pregunta.
—— eso o porque Hyoga no la llevó a un lugar de lujo. —— respondió irónico el Pegaso, rodando los ojos al decirlo.
——¿por qué lo dices?
Seiya frotó su rostro con nervios, sabiendo que le esperaba un regaño de parte del peliverde. —— una vez me los topé, la tensión era algo rara, y claro que no confío en esa chica, así que los seguí. Descubrí muchas cosas, como cuando ella le estaba reclamando que quería ir a un restaurante de primera para decirle a sus amigas... —— dijó sin despegar sus profundos ojos cafés de la rubia, que sonreia con inocencia hacia su amigo rubio. —— Y no sólo eso, fue grande la sorpresa que me llevé, al ver que ella le suplicaba para que le comprase un vestido como los que usa Saori, si sabes lo caros que son... Pero eso no fue lo que me sorprendió, sino el hecho de que Hyoga no le negaba nada, ni aunque Eri siempre le hacia un berrinche o se enojaba con él al darle un regalo que no era lo que ella quería.
Shun quedo sorprendido por aquello. Confundido y preocupado por la actitud de Hyoga por la historia que Seiya le relató. Seiya chismoso, pero al menos era información que valía la pena. —— ¿enserio? ¿Cómo es que puede hacerle eso? Ni yo le pedía tanto. —— Seiya igual asentia sin creerlo. —— Hyoga si que es un verdadero, verdadero idiota.
Seiya resopló una sonrisa divertido. —— eso mismo pensé yo, pero con otro tipo de insulto.
Siguieron murmurando, ajenos a la confundida y curiosa mirada que una clienta, justo frente a ellos, les dirigía. Seiya se dio cuenta, y trató de fingir algo poco concreto hacia la mujer.
Shun ignoró la plática de Seiya, concentrandose en la pareja de rubios. Se veían felices y muy enamorados. En el fondo, Shun estaba seguro que Eri no haría algo para lastimarlo, él aun lo empatizaba y no quería verlo sufrir... No otra vez.
Se encogió un poco al ver que Hyoga se levantaba y caminaba a, lo que él pudo deducir, el baño de hombres. Nada en especial, su mirada había seguido la curpulenta espalda del caballero de los Hielos, recordando las veces en que él lo apreciaba cada noche que se entregaban a la pasión. Su pecho dolió al reconocerlo, sólo eran eso... Sólo recuerdos.
Rendido decidió mejor con terminar su comida, mas algo logró captar su atención, algo que no debía de ver solo y codeo a Seiya para que mirara igual.
Ese día, Eri no estaba de buen humor que digamos. Había tenido unos que otros problemillas, y la razón de su cita con Hyoga, era para pedirle dinero. Una suma grande, pero Hyoga no estába muy convencido por aquella petición, y más sin saber exactamente para que lo utilizaría.
Una cosa era que él le regalara regalos, pero otra cuando ella pedía demasiado, y más si se había puesto de mal humor sólo por negarse.
Y por eso mismo, al ver su cartera en la mesa, Eri no lo pensó demasiado, y fue sacando a gran velocidad una buena cantidad de billetes, pertenecientes del joven Cisne. Siendo observada por la atenta mirada de los dos menores caballeros.
—— ¡haaa! Que perra. —— las palabras habían salido de la boca de ambos, sorprendidos y asustados al ver que la chica de enfrente los miraba con ofensa, creyendo que eran dirigidas a ella.
Al darse cuenta de su equivocación, Seiya trató de arreglarlo y negó con desespero hacia ella. —— ¡no, no, no, no! ¡Usted no! Otra perra... Otra... persona.
Mas sus palabras no sirvieron de nada, Shun ocultó su cara con sus manos, y resbaló de su sillón, escondiéndose por la vergüenza al decir una grosería.
Pasó el tiempo y Hyoga regresó a su mesa, ajeno al vil acto que su "querida" novia había hecho. Ambos jóvenes decidieron mejor seguir con su labor de alimentarse, tratando de calmar sus nervios.
Los minutos fueron volando, y con eso, la partida de la pareja. Al pasar a su lado, Seiya y Shun portaron poses extrañas para no ser reconocidos, suspirando de alivio al ver a ambos rubios salir del restaurante, por lo que ahora, y estando sentados en la ventana, podían ver la despedida de la pareja.
——perdón, hermosa. —— dijo el rubio en una forma melosa. —— pero ya tengo que irme ¿quieres que te lleve?
——no, descuida. Puedo regresar sola. —— respondió ella de la misma forma. —— además, debo de hacer algo antes de irme.
—— si quieres, puedo acompañarte-
——no, estoy bien. —— le interrumpió rápido la rubia, alfo extraño en ella. —— tardare mucho y puede que te llamé hasta el anochecer.
No estuvo muy convencido con su respuesta, pero algo que siempre resaltaba de Hyoga, era el respetar las decisiones y palabras de cualquier persona. Así que fue fácil para Eri deshacerse del joven Cisne. —— Esta bien. Te veré mañana, entonces.
Ambos se dieron un beso de despedida, como ya les era costumbre, un beso que Shun presenció con mucha tristeza. Repitiendo en su cabeza, que esa debería ser él, que él debería ser quien compartiera sus aventuras con Hyoga y no Eri. Sin embargo, fue él quien había tomado la decisión de cortar y dejar a Hyoga libre, pero en el fondo de su ser, aún deseaba ser él quien estuviera en el lugar de aquella bella chica.
Hyoga se fue del lugar, una clara señal para que llenos hicieran los mismo, pero a penas y habían dado un deslizo para salir, algo había captado su atención, o, más bien, alguien.
Observaron curiosos a un chico peliverde acercarse a Eri y esta, sin una pizca de remordimiento o vergüenza, se lanzara a los brazos del misterioso chico. Los ojos de los menores se abrieron con sorpresa, para después ser reemplazado por una mueca llena de ofensa, disgusto, incredulidad e indignación.
Pues los labios de Eri devoraban con gran hambre los labios del otro chico. Lo que casi aquella reacción en ellos.
—— ¡haaa! ¡Mendiga hija de p- —— y esta vez si fueron consientes, porque al sentir que estaban a punto de gritar la grosería más grande y vulgar, ambos se voltearon a ver con sorpresa y no tardaron en cubrir los labios del contrario. Seiya con la de Shun y este con la del castaño.
Pero su pequeña escena no pasó de alto por el recepcionista, el cual lo veía con la cara ladeada y la ceja alzada.
Seiya sonrió con nervios. —— ignórenos... No tomamos nuestra vitaminas hoy.
El hombre abrió la boca y asintio con comprensión. Un alivio para ambos.
—— no puedo creer que Hyoga salga con alguien como ella. —— no pudo evitar comentar eso, con un mueca llena de decepción.
—— tú lo has dicho. —— apoyó el castaño. —— ¿qué podemos hacer...?¡Ush! además de zorra, ladrona. ¿viste cuánto dinero le robó a Hyoga?!
A ambos ni le cabía en la cabeza lo ocurrido hace rato, sintiéndose inquietos al no poder hacer algo al respecto, hasta que un foco se encendió en la cabeza de Seiya. Shun arrugó sus cejas, sabiendo que aquel foco, sólo significaba una estupidez más.
—— oye, Shun... No quieres convertirte en héroe y recuperar el dinero de Hyoga.
Si, le atinó. Esa era la mayor estupidez que había escuchado.
—— ¿Cómo lo hacemos, según tú? —— preguntó, haciéndole creer a Seiya que estaba de acuerdo.
—— muy sencillo. —— respondió lleno de entusiasmo. —— la seguimos, la vigilados, la golpeamos, y en un descuido que tenga se lo quitamos, le regresamos el dinero a Hyoga y le decimos que ella lo engaña con otro.
Era un plan de la m- o era un asco en pocas palabras. Shun no estaba de muchos ánimos. —— no lo sé, Seiya ¿y si fracasamos? o ¿si lo logramos pero no nos cree?
—— vamos, Shunny veras que funcionará... además, si Hyoga no quiere creernos ya es problema suyo, nosotros estamos intentando abrirle los ojos... —— pero de una forma un tanto humillante. —— Entonces ¿qué dices? ¿aceptas o no?
Era demasiado Obvio que no aceptaría tal idiotez, ugh, no sabía cuando se había vuelto un testarudo, amargado y mal hablado. Tal vez era por la enfermedad que le estaba molestando, pero no quería creer en ello.
Su vista fue en Seiya, Pegaso sabía que Shun no aceptaría, pero en el fondo, había una pequeña esperanza de que si lo hiciera.
—— hay momentos en la vida en el que debes de arriesgar todo.
Su voz cantarina hizo rodar sus ojos, pero, esta vez, con una sonrisa llena de complicidad.
Claro, sería una interesante aventura.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top