01. Trata De Olvidar.

Mientras más pasaban los días, más era el sufrimiento de Shun. No había noche, o día, en que el peliverde despertara con las almohadas mojadas por sus lágrimas. Cada día era una lucha que intentaba ganar, pero terminaba cayendo a causa del Cisne.

No recordaba que Hyoga era tan sínico.

Shun casi ya no convivia con sus amigos, se la pasaba encerrado en su habitación hasta nuevo aviso, más bien, salía cuando Hyoga ya no estaba en la mansión. Odiaba estar en el mismo lugar que su ex-pareja, y más si el sinvergüenza llevaba a su novia a la casa grande.

Y aunque Shun lo odiara, si o si, debía de asistir a las reuniones que Saori organizaba, si quería no levantar sospechas.

Era diciembre, y ese día en particular se celebraba lo que era la noche buena, había una pequeña reunión realizada por Saori: una convivencia, siendo los caballeros Dorados los invitados, al igual que amistades cercanas a ellos; Seiya invitó a su hermana al igual que su amiga Miho, y Shiryu invitó a Shunrei.

Y por ende, podremos saber que Hyoga invitó a su novia.

Pero andromeda no estaba con ánimos, pues en esa misma fecha, se cumplían ya dos meses de su separación con el Cisne, y por si fuera poco, faltaba apenas una semana para que hubieran logrado llegar al año de ser novios. Algo que no logró cumplirse, y eso lo destrozaba.

—— Oohh~ Shunyyyyyy~ —— la voz de su querido y único pilar se escuchó a las afueras de su habitación. —— Respeto tu privacidad tocando la puerta! Pero reafirmó mi autoridad, como anfitrión de la fiesta, entrando de todos modos!

La puerta fue tirada de un sólo golpe de parte de Seiya, algo que no causó ninguna reacción en el peliverde, el cual lo observaba aburrido desde su tocador.

—— Ooh! SHUN! TE VES HERMOSO! —— halagó Seiya al ver a su amigo, exclamando con entusiasmo para tratar de animarlo.

Mas Shun solamente soltó un suspiro lleno de cansancio. Aquella reacción entristecio al Pegaso. —— no tengo muchas ganas de ir a la fiesta.

Habló Shun después de varios minutos en silencio. Ya estaba vestido, pero no quería asistir, sabiendo que en el salón se encontraria a la pareja "perfecta" como catalogaban los amigos de la rubia.

—— no estés así, Shun. —— Seiya se acercó al mensionado, inclinando una ridlla frente al deprimido chico. Mientras hablaba, tomó el maquillaje que estaba en la mesa de Shun y procedió a retocar lo un poco, tratando de ocultar las siluetas de las lágrimas y las horribles ojeras. —— Sé que son duras mis palabras pero, deberías olvidarlo ya... Mira, él está como si nada allá abajo, y tú, sufriendo por él. No deberías darle el gusto.

—— Seiya, es que tú no entiendes...

—— pues porque entiendo te lo digo. —— le interrumpió Seiya ya terminando de maquillarlo. —— Sé que lo amaste, ¡y aun lo haces! Pero te estás destruyendo. Mientras que él goza de una gran felicidad con la peor chica que he conocido. Tú deberías de intentar olvidarlo.

—— Seiya... Así no funcionan las cosas... Yo no puedo simplemente tirar todo a la basura...

—— ¿crees que él pueda cambiar de opinión? Shun, él fue quien mandó todo a la mierda desde el día en que volvió a ver a esa chica.

—— o talvez... Simplemente se aburrió de mí.

La habitación se llenó de un gran silencio. Shun agachó la cabeza ante la serena mirada de Pegaso.

A Seiya no le parecía justo lo que Shun hacía. Él se castigaba con aquellos pensamientos, mientras que el idiota de Hyoga ignoraba lo que sucedía con el menor y disfrutaba de su relación.

Él queria ayudar a Shun, a que superara aquello, pero, al parecer, Shun se negaba a soltar al Cisne.

Seiya suspiró abatido y a la vez cansado. —— bien, hagamos esto. Es tiempo de olvidar, ¿si? —— Aquellas palabras asustaron un poco a Shun. Aun así, Seiya siguió. —— ya casi es año nuevo, y bien sabes lo que dicen: es momento de cerrar ciclos y dejar los malos momentos atrás. Ya sabes, nuevo año, nuevas aventuras y nuevos comienzos.

—— creo que tienes razón. —— respondió por fin Shun, después de varios minutos en silencio.

Seiya infló su pecho con orgullo por su respuesta.

—— claro que si. Yo siempre tengo la razón.

Ambos soltaron una risa. Seiya se sintió aliviado con eso, al menos, Shun ya estaba un poco relajado.

—— Seiya, espera. —— momentos después ya estaban a punto de salir de la habitación, de no ser que Shun detuvo a su amigo, el cual, giró algo curioso.

Shun regresó a su tocador, observando un objeto que Seiya no podía ver debido a su gran distancia. Escuchó cuando su amigo soltó un suspiro.

—— ¿sabes cortar cabello?

Los ojos del castaño se abrieron ante su pregunta, observando las grandes tijeras que Shun sostenía en sus manos. —— pe-pero... Qué...?

—— es como tú dijiste. —— se apresuró a responde. —— un nuevo año, nuevos comienzos, y yo quiero cerrar un buen ciclo... Y qué mejor que cortarme el cabello.

—— pero Shun... Tu cabello es hermoso. ¿Por qué?

El peliverde volteó a verse en el espejo. Observó como su cabello ya tenía un gran tamaño, que incluso podría igualar al de Shiryu. Era más rizado y más espeso de lo que se había dado cuenta, el tenerlo así... —— siento que parezco más una chica que un chico... Y no quiero eso.

Seiya cerró los ojos por un momento, tratando de tranquilizarse. —— pero Shiryu lo tiene igual de largo... Incluso Hy- amm bueno... Ya sabes. No creo que debas de hacerlo.

—— yo quiero. —— Su voz sonó desidida, intentando ignorar el nombre que por poco se le escapaba a Seiya. Para ya no seguir alterandolo, Shun le sonrió de manera cariñosa. —— quiero empezar de nuevo.

Sabía que esa no era la verdadera respuesta. Seiya no era estúpido... O tal vez si, pero si se había dado cuenta de el tipo de relación que habían llevado sus dos amigos.

Y la verdad era que a Hyoga le gustaba jugar con el cabello de Shun, y era algo que el muy sinvergüenza seguía haciendo, aquel mal hábito de jugar con los rizos del peliverde; él ya no quería que el Cisne siguiera tocándolo como si nada.

Seiya volvió a lanzar un suspiro de rendición, para después acercarse a tomar las grandes tijeras negras.

La fiesta seguía a buen ambiente. Varios de los dorados platicaban, bromeaban o incluso bailaban en el gran salón.

Por otra parte, Hyoga disfrutaba el baile junto a su novia. Ambos rubios sonreian o hacían pequeñas bromas en la pista de baile, siendo observados con suma atención por una pareja en el fondo de un rincón.

—— no creí que Hyoga llegara a tener novia.

—— yo creí que era gay. Ya saben, por la pose esa del Cisne.

—— yo creí que sería asexual. Al ser alumno del caballero más amargado de todos.

Esos y más comentarios salían de las bocas de un grupo de caballeros, aún sorprendidos al ver que el Cisne había conseguido una pareja primero que ellos.

Comentarios que eran ajenos a los oídos del involucrado, pero no para los oídos de aquel que le había entrenado de pequeño. Sólo bastó una fría mirada para que aquellos callaran sus palabras y siguieran haciendo tonterías lo que restara de la noche.

Saori sonreia mientras platicaba con Eri, Miho y Seika. Mientras que Hyoga había ido a la mesa de los aperitivos.

—— ¿ya viste lo que se hizo Shun?

—— Si, nunca creí verlo así.

Y aunque trató de ignorar información que no quería, y no le importaba, no pudo hacerlo al tener al grupo de chismosos a su par.

—— al parecer apenas entró a la etapa de la rebeldía.

—— ¿creen que este pasando por algo grave?

—— no lo sé, pero sería algo grave por haberse atrevido a cortarse el cabello.

El último comentario picó su curiosidad.

—— ayyy y tan hermoso que lo tenía. Tal vez sintió que era demasiado... ¡O es más seguro que se siente incómodo porque lo trenzamos aquella vez!

—— eso, o algún idiota lo lastimó y decidió cortarselo.

Aquellas habladurías lo estaban aburriendo, al final terminó por irse de la mesa, sin siquiera probar algo.

Mientras avanzaba, pudo divisar a Seiya a lo lejos, haciendo sus locuras como siempre con los caballeros dorados Mu, Saga, Aioria y un chico más que platicaba con Afrodita.

Su curiosidad nació nuevamente al ver al chico de espaldas a él. Su cabello era verde esmeralda, pero apenas y rozaba sus hombros, de lejos se veía que era atractivo; lo confirmó al ver al doceavo guardián coquetearle.

—— ¡Hyoga! Amor, te encontré.

Su curiosidad tendría que terminar hasta allí, Eri le había ido a buscar para bailar un poco más.

Por otro lado, Shun hablaba de forma placentera con sus amigos y hermano Ikki. Ya eran casi las doce, lo que significaba darle le bienvenida al año nuevo. Sólo era cuestión de unos minutos.

—— Prueba esto, Shun. Tatzumi se superó.

El mencionado recibió gustoso un pequeño postre que Seiya le extendió a la boca. Lo fue saboreando con una sonrisa, sonrisa que fue desapareciendo apenas daba el cuarto masticon. Sabía horrible.

Justo en ese momento, las campanas sonaron y varios fuegos artificiales fueron tronando en el cielo. Todos salieron a presenciarlo con una sonrisa y fueron abrazandose, deseando un feliz año nuevo.

La felicidad era demasiado y aumentaba por los hermosos tiroteos de las bombas encender el cielo nocturno.

Mas en el interior de la Mansión, había alguien que no compartía aquella felicidad. En esos momentos, varias arcadas se escuchaban en uno de los baños de la casa grande. Siendo callados por el ruido de las bombas quemándose en el cielo.

Algunos dicen, que así como terminas el año viejo, así te la pasaras en el año nuevo. Al parecer, aquellas arcadas y nauceas continuarían por el resto del año.

Lo siento tanto...”

No merezco esa felicidad...”

¿Dónde estás?”

Volvía a suceder. Desde que había sucedido su ruptura con Cisne, Andromeda tenía pesadillas cada noche, y esta no era la excepción.

La mansión estaba en un gran silencio, pero en el cuarto de Andromeda, se podían escuchar quejidos y jadeos lastineros.

tengo miedo”

“ayudame”

“¿Dónde estás?”

“¡Regresa!”

Sus ojos se abrieron de golpe por aquel último lamento en su sueño, aquello no se detuvo ahí.

En un abrupto movimiento, Shun corrió al baño de su cuarto y apenas llegó, su estómago expulsó lo poco que había ingerido aquella noche.

Su cuerpo temblaba al no poder parar las arcadas y el vómito que terminaba por caer dentro del inodoro. Hasta que por fin acabó.

Suspiró tratando de calamarse, pero los jadeos seguían saliendo de su interior. Al pasar los segundos, trató de incorporarse, sin embargo, aquel pequeño movimiento terminó por crearle un horrible mareo que casi lo tiraba al suelo.

Odiaba eso, no sabía por qué pasaba. Ya no podía comer, dormir o jugar que terminaba, o cansandose, o corriendo al baño para vomitar.

Ya eran varios días que le pasaba lo mismo. Y no tenía una respuesta lógica.

¿Qué me pasa?

¿por qué me pasa esto?

¿Por qué derrepente me están dando mareos, náusea o...?

No encontraba respuesta a sus preguntas, era algo que no lo dejaba. Y, por lo mismo, no podía dormir al pensar que su malestar.

Con esos pensamientos, terminó por caer rendido en el cuarto de baño, importandole poco si eso le causaba daño.

Ese mismo día en la mañana, Seiya golpeaba la puerta de su mejor amigo, lo hacía con fuerza para que Shun despertara. Ya llevaba un buen rato en la puerta y ni señales del peliverde.

—— Shun, despierta que tengo hambre. —— Nada. El mencionado aun seguía dormido por el desvelo que sufrió esa madrugada. —— ¡Shun! por favor, tengo hambre —— y siguió sin recibir respuesta. Intrigado, Seiya decidió entrar a la habitación, extrañado al no encontrarlo en la cama.

Observó cada rincón del cuarto con la mirada, hasta que un quejido se escuchó en el cuarto del baño.

—— ¡Shun!

Seiya corrió al ver al peliverde tirado en el piso del baño. Al escuchar su nombre, Shun abrió, con trabajo, sus ojos, observando confundido a su amigo. —— ¿Seiya? ¿Qué pasa?

Pregunto con cansancio. Pegaso observó lo primero que captó su atención, siendo este el baño. El objeto estaba cerrado y el piso tenía rastros de lo que Shun había tratado de parar.

—— ¿volviste a vomitar? —— cuestionó al hacerse una idea, la cual confirmó al no obtener respuesta por parte del otro. —— Shun, ésto no me gusta, ¡no es normal que tú estés así! Llevas en este estado desde año nuevo.

—— ya sé, Seiya. —— andromeda se fue levantando, siendo observado por Seiya.

Pegaso quería seguir con el tema, sin embargo, su rostro se enrojeció al ver detalladamente a Shun. No sabía por qué, pero últimamente Andromeda lucia tan radiante cada día. Su pequeño cabello se rizaba más y, al parecer, sus caderas estaban aumentando de tamaño.

Seiya agitó su cabeza para sacar aquel sonrojo de su rostro. —— mejor vamos a desayunar.

Shun sonrió divertido por la reacción de su amigo. —— claro.

Al salir de la habitación, Seiya decidió platicar de otra cosa, para desgracia de ambos, Shun volvió a tener otro mareo, esta vez más fuerte que los otros, haciendo que Andromeda cayera de rodillas al suelo, siendo auxiliado por un asustado Seiya.

—— ¡Shun! Esto ya es demasiado. Después del desayuno iremos a ver a un doctor para que te revise. —— sentenció decidido.

—— pero-

—— ¡pero nada! Iremos para que te revise un profecional, esto no es normal.

Shun, derrotado, no tuvo de otra que aceptar. Al llegar al comedor se sentaron a desayunar junto con el resto de sus amigos, a excepción de Ikki. Ese día en especial el Fénix visitaba la isla de la Reina Muerte. No era algo que debían de preocuparse el resto.

—— ¿Por qué tardaron en bajar, chicos? —— preguntó Dragón al ver a ambos menores bajar abrazados.

—— por nada, solo nos entretenimos charlando un poco, ¿Verdad, Shun? —— respondió Pegaso con una sonrisa.

Shun también correspondio a la sonrisa que Seiya le dedicaba, abrazándolo con más fuerza a modo de juego.

El desayuno ya estaba servido y ambos menores precedieron a comer. —— por cierto, Shun, ¿Quién fue el que te hizo ese corte? Te queda de maravilla. —— Saori observó a su amigo con una sonrisa.

—— no sabía que tu cabello era rizado.

Esos mismos comentarios atrayeron la atención de cierto Caballero.

—— ni yo, fue este loquillo quien me lo cortó.

Las risas, por parte de los menores, estaba llegando a cansar al caballero de los Hielos.

No, no era porque le importaba... Según él.

—— debes de admitir que me quedó perfecto.

La amena platica continuaba su curso, pero siendo una excusa para que los demás no notaran que Shun no disfrutaba de la comida.

Pasó tiempo y todos terminaron de desayunar excepto Shun. Esa era otra de las cosas que Andromeda odiaba. Si se le había antojado el desayuno, se veía delicioso a decir verdad, pero apenas había dado el primer bocado, sintió como un gran asco se apoderada de su paladar; no quería hacerle el feo a la comida de Taztumi, y por eso aunque trató la manera de acabarlo, terminó por dejar una gran cantidad en el plato. Mas eso no pasó desapercibido por la peli-lila.

—— ¿qué pasó, Shun? No desayunaste nada.

Los otros tres miraron al chico.

—— la verdad... no tengo hambre.

—— ¿Por qué? Tú siempre eres el que nos alenta a comer.

—— lo sé, es sólo que... Ammm

No sabía que excusa poner por su comportamiento. Afortunadamente, Taztumi entró al comedor. El viejo ya había captado los ascos qué Shun tenía a diario, creía que era por la comida y por eso mismo se esmeró en preparar el postre que a Shun le encantaba.

—— ¡adivinen todos! como postre hay fresas con crema cubierto de chocolate.

Todos exclamaron felices por dicho postre, olvidando por completo las preguntas dirigidas a Andromeda. Shun suspiró aliviado al ya no tener a sus amigos enzima.

Todos empezaron a comer las fresas, pero cuando el peliverde estaba por comer una, el simple olor del chocolate y la fresa lograron que cerrara la boca con su mano, en un vano intento por retener las arcadas. Saori se dio cuenta de eso.

—— ¿qué pasa, Shun? —— preocupada preguntó.

Shun solamente negó con la cabeza y se levantó bruscamente de la mesa. corriendo al baño de su habitación llamando la atención de todos.

Cuando se recuperó regresó a la sala donde sus amigos lo esperaban preocupados. Había pasado ya un buen rato encerrado en el baño.

—— Shun! ¿qué fue lo que te paso? —— Shiryu se acercó a examinarlo de cerca.

—— nada. talvez no me cayó bien la comida.

—— ¿estás seguro? —— se atrevió a preguntar Cisne, mas no esperó que Andromeda lo ignorara, lo que le llenó de un raro sentimiento.

—— estoy bien, no hay de que preocuparse. —— y aunque no convenció a nadie, dicidieron dejarlo pasar para no incomodarlo.

Pero eso sí, Shun y Seiya debían de partir rumbo al hospital. Sea lo que sea que al menor de los caballeros, debían de saberlo.

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