C A P Í T U L O 2
—Parece que te vas a cagar encima —Ale rodó los ojos, era obvio que en ese momento no estaba de humor— realmente no sé qué es lo que te preocupa…
—Cierra la maldita boca Julián —no pude evitar carcajearme, el duro estudiante de la academia de policía parecía que había escondido la cabeza cual avestruz.
—Cálmate, Soph es nuestra pequeña bebé y no dudo que papá y Chris rompan cada uno de tus huesos si la haces llorar… pero… ella te ama Alessandro, jamás la habíamos visto de ese modo, así que saca la cabeza de tu culo y relájate, todo será perfecto.
Sonrió, mucho más relajado por lo que podía volver a ver mi partido tranquilamente.
—En realidad me preocupa Noor —Noor… el pequeño enigma de mi mejor amigo, nunca había conocido a Noor, pero Sophie se la pasaba hablando maravillas de ella por lo que era una pequeña obsesión para nosotros, ansiábamos conocer a ese “Pedacito de cielo" como solía llamarla.
—Volvemos a lo mismo… ¿Qué es lo que te preocupa? ¿Es una aberración? —Ale me miró con el ceño fruncido, era un poco obsesivo con respecto a su hermana, no lo culpaba, no después de todo lo que habían pasado.
—Mi hermana es preciosa, imbécil, pero le cuesta abrirse a las personas, no quiero que se sienta incómoda.
— ¿Por quienes nos tomas? ¿Una manada de orangutanes? Mamá se muere por conocerla y Sophie me hace dudar si te ama a ti o a ella, ambas están vueltas locas pensando en lo que harán con ella.
No era difícil mirar el alivio en su rostro, Ale pensaba demasiado.
—Me voy, tengo clase en una hora.
— ¿Clase? Si claro, si por clase le llamas a ir a enrollarte con esa maestra…
Jamás debí haberle contado aquello, Alessandro Christensen era un jodido cotilla. Estaba a punto de llegar a casa cuando mi móvil sonó.
—Vaya, hasta que recuerdas que tienes hermano, ¿Acaso esa misteriosa mujer te ha dejado pensar?
—Muy gracioso mocoso —no pude evitar sonreír, mi hermano mayor era demasiado serio, demasiado formal, pero en los últimos meses había cambiado— mamá llamó, no quiere que llegues tarde el fin de semana, está muy emocionada por la dichosa hermana.
—No sé porque estas tan apático, Ale es un buen hombre y está enamorado de nuestra prima.
—Es nuestra bebé, podrá ser el rey de Inglaterra y aun así tendría mis dudas, ya te pasé el mensaje y tengo trabajo. Concéntrate en tus rondas no me hagas quedar mal.
Christian era el mejor doctor de su generación en el hospital, para nadie era un secreto que yo aspiraba a ser como él. Pero primero tendríamos que sobrevivir al compromiso de Sophie.
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E
l estruendo hizo que se levantara de golpe, con el corazón latiéndole a mil por hora.
Cayó de lleno al suelo, tardó unos segundos más en llegar a conectar mente con cuerpo y escuchar las risas.
— ¿Qué…
—¡Ya fata! (Ay niña) —se dio la vuelta soltando un quejido, seguramente le saldría un moretón en la mejilla, ni siquiera había logrado meter las manos— mundh mataa tunam (¿Cuánto tiempo has dormido?)
— ¿Por qué insistes en hablarme así? Ya te dije que no te entiendo.
—Deberías niña, estás en este país, respeta su cultura.
Casi sintió el humo salir por sus orejas, Murat podía ser el hombre más guapo del universo, pero era un maldito bastardo, un bastardo increíblemente bueno operando, se levantó de inmediato ese hombre lograba sacarla de sus casillas.
—La respeto, la respeto mucho, pero usted es un maldito imbécil doctor Ceylan —buscó sus cosas de aseo, ese día no tenía que presentarse al servicio llevaba tres semanas ahí y no había parado, ni siquiera en el hospital había estado tan ocupada, habían estallado varios enfrentamientos en pueblos aledaños y al ser una de las pocas unidades médicas en esa zona, habían tenido que atender a los heridos.
— ¿Quieres ir a tomar algo conmigo?
El silencio fue interrumpido por el golpe sordo de su bolsa al caer al suelo, se giró, tal vez había escuchado mal, pero Murat no la miraba o había perdido la cabeza o ese guapísimo hombre estaba sonrojado.
— ¿Y-Yo? —esos ojos azules la detuvieron, uno pensaría que conociendo a hombres como Mark, el doctor Baxter y el mismísimo Louis estaría acostumbrada, pero el hombre frente a ella…
—No veo a nadie más aquí, así que sí, me refiero a ti, has trabajado muy duro y me gustaría que conocieras las maravillas de este lugar, no todo es guerra en este país.
—Yo…
—Créeme que sería un gran placer para mí.
—Pensé que no te agradaba.
El hermoso hombre frente a ella rio, una risa baja y varonil, definitivamente Elif y Murat la tenían enamorada con ese cadencioso acento.
—Por Alá, eres una de las mujeres más capacitadas que he encontrado en el campo, eres bellísima y créeme tienes a más de la mitad de mis soldados vueltos locos.
Se sorprendió al notar que sus halagos no la habían hecho sonrojar, hace unas semanas habría creído que todo el mundo era color de rosa, pero ahora… ahora aunque sentía cierta paz, el despertar cada día era una dolencia física, una que no creía fuera a desaparecer en muchísimo tiempo.
Cuando salió de su ensoñación Murat ya no estaba ahí. No echo su invitación en saco roto, ese tipo de desplantes simplemente no estaban en su naturaleza, pero no podía evitar ser cautelosa.
Hace muchos años un hombre guapo y gentil, le había hecho una inocente invitación y de pronto había terminado en un punto donde ya ni siquiera vivir era bueno.
Ahora probablemente había herido su enorme ego masculino, pero era su maldito día libre y lo último que quería era preocuparse por otro maldito hombre con más conflictos que un adolescente, ya había tenido suficiente de ellos.
¿Qué les parece? Realmente me interesa saber que opinan y les recuerdo al hermoso Murat
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