Reglas autoimpuestas

Reglas autoimpuestas

Su larga cabellera rosa flotaba en el viento, como aquellas flores de cerezos japoneses. Todo su cuerpo sucumbió ante la absorción de aquel extraño portal, la respiración se le fue y de un segundo a otro ya no se encontraba en aquel campo de flores, donde fue por cuenta propia a una misión, su última misión...

...

Cuando abrió sus ojos el viento golpeó con ferocidad su cara, los abrió grandes al darse cuenta que estaba cayendo del cielo hacia el mar, y, ya que no sabía cómo llegó a tal situación, mantuvo la calma para así idear un plan. Antes de golpear contra el mar, y sin utilizar más que una simple cantidad de chakra, golpeó el aire hacia abajo directo ha el agua, lo cual causó una explosión, la fuerza la mando hacia arriba, por lo cual al caer no sufrió gran daño.

Sus pulmones necesitaron del oxígeno, así que nado hacia la superficie, una gran bocanada de aire fue lo que hizo después de salir del agua. Nado un poco hacia una parte que estaba congelada, fue extraño que no se haya dado cuenta de aquello, y aún más extraño fue ver una fortaleza, barios barcos en el hielo y muchos hombre peleando a mano limpia o con espadas.

No sabía en donde estaba o como fue que llego, pero si sabia una cosa, lo que ahí ocurría era lo que sucedía muchas veces en su vida... Guerra... Odiaba aquella sensación al estar parada enfrente de tanta gente peleando hasta la muerte, era como si su mundo se detuviera, como si todo perdiera el sonido y quedará entre la multitud de gente sin que ellos la tomarán en cuenta, como si fuera invisible o un simple fantasma. Un golpe le llegó de lleno al abdomen, un hombre de traje blanco la había golpeado con su espada en el vientre, miró hacia abajo y palpó la herida, la sangre rápido impregnó sus dedos y la ropa que traía puesta. Hubiera gritado si fuera alguien normal, pero lo único que hizo fue concentrar chakra curativo en la palma de su mano y colocarla en la parte donde fue herida, rápido las células de su cuerpo se fueron regenerando, cuando estuvo totalmente curada miró al hombre que la atacó. El abrió los ojos con asombro, pero fue poco ya que Sakura lo golpeó en el rostro mandándolo a volar, causando que se llevará de paso a algunos de los suyos...

-Esta de parte de los piratas, ataquen!!!

-Que clase de Akuma no mi comió?!

-No parece pirata, viste ropa distinta!

Esas y otras cosas más fueron las que escucho antes de que diez hombres armados se abalanzaran contra ella y la atacarán con sus espadas. Sakura esquivó cada ataque, rompiendo a su paso varias hojas de las espadas o huesos de los hombres. Un hombre robusto con barba y una chaqueta blanca con hombreras peleó a puño limpio contra ella, pero no duró ni un segundo pues la chica ya había golpeado su abdomen con fuerza, causando que terminara inconciente en el suelo. Más y más fueron los rivales que se enfrentaron a la pelirrosa, y siempre terminaban estampados en el suelo. Observó todo a su alrededor, y cuando quiso encontrar un hueco para salir de toda esa multitud de personas un grito atrajo su atención. Ahí, ha algunos metros de ella se encontraba un joven llorando desconsoladamente junto al cadáver de otro joven, esta vez un poco mayor. Aquella escena le hizo recordar cuando su amigo perdió a su hermano, ella tenía nueve años cuando salió a una misión, nunca peso que se toparían con el apunto de morir. Ella pertenecía a la línea de médicos ninja, hizo lo que pudo pero no sirvió de nada. Cuando llevaron su cuerpo ha la aldea y lo mostraron a su familia, su amigo insistía en que aún seguía vivo. Aquello la dejó dolida por mucho tiempo, y fue en ese momento en que juro proteger a sus seres queridos sin importar que clase de entrenamiento tuvo, sin importar si era débil o fuerte daría su vida con tal de ver una sonrisa en sus rostros, por eso entreno más que nadie, superando sus propios límites y rompiendo reglas predestinadas para personas como ella, para los médicos.

Camino a paso lento, siendo seguida por las miradas de algunos de los presentes, no sabía quienes eran esos muchachos ni sabía si eran buenos o malos, lo único que sabía era lo que su corazón y cerebro le decían... Ayudar... Aquella simple palabra que le dijo su maestra antes de dejarle su puesto en su cuarta participacion en una guerra mundial. Ser un médico y ayudar ha cualquiera que lo necesitará, pero también luchar y protegerse así como a sus seres queridos. Un hombre con apariencia temible y vestimenta roja con una chaqueta blanca con hombreras amarillas, ese hombre intento golpear al muchacho que aún seguía llorando a mares con su puño envuelto en magma. Sakura detuvo su golpe con su mano izquierda envuelta en chakra verde, por lo cual no pudo quemarla, el abrió grande sus ojos, más aún cuando de aquel rombo violeta aparecieron líneas negras, como si fueran tatuajes que fueron cubriendo toda su cara y se fueron extendiendo a sus brazos hasta sus piernas. El chakra la ayudaba ha no quemarse, pero el magma comenzaba a atravesarla, por lo cual activo aquel sello que logró ayudar a muchos en tiempos de guerra. Sakura acumulo aún más chakra en su puño derecho, y en un descuido de él lo golpeó en el pecho mandándolo lejos. Los ojos de muchos estaban realmente abiertos, como podía ser que una joven pelirrosa con poca musculatura atacara a un almirante tan fuerte como Akainu?. La pelirrosa suspiro regenerando las células de su palma izquierda, dolía pero no tanto, miró al hombre con ojos inyectados en furia, ni siquiera sabía por qué estaba enojada, tal vez por aquella escena que le hizo recordar a su amigo. Más quedo en no seguir peleando contra el, ya que un viejo robusto y de bigote blanco comenzó a pelear contra el dándole al final el golpe definitivo.

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Sakura estaba cansada, pero no tanto como para no ayudarlos. No obstante todos aquellos a los que llamaban piratas fueron alejándose del campo de batalla...

...

Un hombre rubio y viejo la había tomado de la mano, guiandola asi ha un barco donde ambos junto a los dos muchachos y el viejo del bigote habían subido, también con más piratas.

El chico lloraba desconsolado, Sakura bajo la mirada triste pues aquella herida que tenía el azabache de pecas fue mortal, o así fue hasta que percibió una pequeña chispa de energía en su cuerpo, no era como el chakra, pero era energía después de todo. Camino entre la multitud que se había formado, heridos y algunos agonizando, tenía que ayudarlos a todos, pero no podía de uno a uno, así que mordió su pulgar, al ver como salía una pequeña línea de sangre puso su palma derecha en el suelo.

Una babosa un tanto grande apareció de la nada alterando a los presentes, está se movió a los lados observando el lugar con intriga, luego diviso a su invocadora...

-Sakura-san?? -pregunto confundida, hacia muchísimo tiempo que no veía ha su única invocasora- ..donde nos encontramos??... -un dulce tono de voz dejo ha todos con la mandíbula por los suelos pues nunca había escuchado hablar ha un animal, y menos a una babosa-

-Katsuyu-sama, luego te lo explicaré, ahora quiero que te dividas para así curarlos...

-Sabe quienes son?

-No, pero un médico cura a cualquiera que lo necesite...

La babosa asintió y rápido se dividió en muchas babosas del tamaño de un perro, estás fueron ha parar a cada pirata, aunque temieron al principio luego observaron que al contacto con la invocación estos se iban curando y adquiriendo energía. Sakura sonrió al verlos recuperarse, rápido quitó la sonrisa, ato su larga cabellera con su listón especial color rojo y camino hasta quedar sentada aún lado del cuerpo "supuestamente" inerte del chico pecoso. El chico a su lado intento protegerlo cuando vio una extraña llama verde salir de las manos de la pelirrosa, y más cuando está trato de ponerlas en el cuerpo de su hermano, pero ella con una simple sonrisa hizo que la dejará seguir con su trabajo. Todos miraron estupefactos como el cuerpo del moreno comenzaba ha recobrar su color original, y como lentamente su herida se iba cerrando. El viejo del bigote extraño también había salido con algunas heridas graves, pero Katsuyu lo curaba de manera constante. Sakura ya estaba cansada y sus reservas de chakra bajaban con cada parte de la energía que le brindaba al chico...

-Sakura-san, sus reservas de chakra casi están al límite... -dijo la babosa que estaba curando al viejo. Ella se veía cansada y el sudor bajaba por su frente, ha sus lados todos aquellos piratas se preguntaban quién era esa chica y por que hacía eso por ellos- ...debería detenerse...

-Lo peor de la guerra es cuando no sobreviven los heridos... Y aún cuando... Cuando los sobrevivientes permanecen de pie aún si-siguen heridos... N-No quiero que sufra por lo... Lo que paso Sasuke-kun... -dijo casi al límite expulsando mas chakra curativo de sus manos, el chico la miró con ojos realmente abiertos y lágrimas bajando de ellos- Ayudaré a cualquiera que lo necesite... ¡¡¡Shanaroo!!!

Su punto máximo al fin llegó, termino en el suelo de aquel barco mirando de lado al azabache pecoso, vaya que si le recordaba ha Itachi-san...

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Lentamente sus ojos se fueron abriendo, el azul del cielo fue lo primero en mirar, rodo hacia su derecha y encontró el rostro adormilado de una chica de cabello rosa, en que demonios se había metido está vez?!... Luego recordó todo lo acontecido, como si fuera un resorte se paró de donde estaba recostado y observó ha todos ha su alrededor, unos llorando, otros festejando mientras gritaba, su padre sonriendo con lágrimas en los ojos y su pequeño hermano aferrado ha el como si fuera un pegote...

-Qu-Que sucedió?!... No estaba muerto?! -pregunto alterado abrazando ha su hermanito-

-La chica de cabello rosa te salvo la vida... -dijo su padre-

Ace volteó ha mirar a Sakura, ella movió un poco su mano aún recostada de lado en el suelo del barco, finalmente su respiración se hizo un poco más calmada y quedó sumida en un sueño profundo...

Una de las reglas más importantes que se hizo fue curar a cualquiera que estuviera herido, y que no pasará lo que le paso a sus amigos.


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√√ Editado

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