𝘼𝙣𝙩𝙞𝙫𝙖𝙡𝙠𝙮𝙧𝙞𝙚

ANTIVALQUIRIA

.

.

╔══ 𓆩⟡𓆪❀•°𓆩⟡𓆪°•❀𓆩⟡𓆪 ══╗

https://youtu.be/fKR16_ezH5Q

ᴠᴏʟᴜᴍᴇ : ▮▮▮▮▯▯▯▯▯

◣━━━━━━━━━━◢

Fólkvangr, La fortaleza roja, Acrópolis de la Capital real

El frio ulular de los vientos de invierno dorado se introducía dentro de los pasillos del Fólkvangr gracias a Svanhvít. La princesa valquiria había abierto una de las ventanas del pasillo, de los pisos superiores, que le otorgaba impresionantes vistas urbanas y ahí se quedo parada reposando sus brazos sobre el alfeizar. El firmamento amarillento iluminaba con sus benevolentes rayos de luz a toda la extensión de la capital real, incluyendo a la propia valquiria alada quien a través de su casco-antifaz, miraba con cierta curiosidad todo el reino de su madre.

Svanhvít disfrutaba de las altas vistas. Recordaba como de niña salía del palacio real para apoyarse de sus hermosas alas blancas para llegar a los techados de los torreones y quedarse en los mismos esperando a que pasara el tiempo mientras disfrutaba de las admirables vistas que le proporcionaba su hogar. Amaba las alturas. Amaba volar. Amaba el cielo. Deseaba ahora mismo salir por aquella ventana en ese mismo instante como hacia de niña y volar hasta el techo.

Pero un escalofrió provocado por el frio viento invernal la obligo a retraerse sobre si misma, sintió como su cuerpo temblaba por el frio, y cerro la ventana antes de que la propia nieve que caía del cielo se colara.

Se quedo dentro del Fólkvangr. Resguardada detrás de los muros de aquel insufrible invierno dorado, que la había inclusive complicado su vuelo hasta el palacio real para reunirse con su reina. Svanhvít exhaló un pesado suspiro cargado de pena. Entorno la mirada a sus lados, izquierda y luego derecha, se dio cuenta que estaba sola en aquel corredor de los pisos superiores del palacio. Aquella soledad si bien le permitió tener un momento para si misma a su vez le hacia cruzarse de brazos bajo su busto, se agarro de los codos, ansiosa, luego volvió a ver la ventana cerrada.

La valquiria se quedo ahí en el umbral, un paso separándola de tocar la ventana de cristal. Los deferentes rayos del sol se filtraban a través de la ventana, llegando a cernirse sobre la valquiria. A Svanhvít no le gustaba lo que podía ver desde ahí, tenia una buena vista como su madre, ya que pudo ver el como en las calles grandes conglomeraciones de Helganos salían de sus hogares ansiosos por las noticias, siendo abatidos por las gélidas brisas invernales, tenían que salir muchos de estos abrigados y aun con eso las calles se veían atiborradas de montículos de nieve que las obstruían.

Svanhvít apretó los labios con molestia al recordar su conversación con su madre Freyja. Al ver a aquellos humanos, todos estos buscando un lugar adecuado y esperando ansiosamente las noticias de ultima hora de lo que se dictaminara en el parlamento de Alatyr en el Valhalla, algunos iban incluso a las iglesias más cercanas llamados por el tronar de las campanas a hacer rezos al señor con tal de ganar alguna bendición u fuerza que les permita sobreponerse ante lo que llegaría. A la princesa valquiria le generaba un pesar muy grande ver a los Helganos de tal forma, y no era solo en Helgafell, si no que gracias a su tiempo en las tierras de los Plantagenet fue capaz de conocer nuevas perspectivas no muy alentadoras.

Su corazón dio un vuelco al darse cuenta del horrible panorama. Humanos yendo desesperados a los mercados para comprar todo lo que les alcanzara para refugiarse en sus hogares, algunos incluso robaban los establecimientos obligando a unidades de oficiales valquirias armadas con rifles-lanza u Randalinas con escudos a suprimir manifestaciones en la capital real. Recordó entonces al líder de la casa Plantagenet, quien también tenia que controlar las revueltas de su ducado junto a sus Capas Rojas. 

Inestabilidad, desorden, histeria poblacional y un ascendente terror por el mero anuncio de otra reunión en el Congreso de Alatyr y las confirmaciones de los rumores en los noticieros. El solo hecho de que una noticia provocara una reacción en cadena tal que las valquirias de Fólkvangr y los Capas Rojas de las tierras Angevinas tuvieran que ir a las calles a controlar la situación, aun siendo regiones del Óblast de gran estabilidad, hizo a Svanhvít temblar del solo hecho de imaginar como otras ciudades podrían estar llevando la situación. 

<<Solo faltan horas para que de se de el gran anuncio...>> Pensó apretando los labios. Las palabras de su reina, sus dudas, estaban siendo transmitidas a ella. Una gradual preocupación por la seguridad de aquellos mortales florecía en su interior a la vez que por sus compañeras valquirias. <<Madre te necesitamos aquí vuelve pronto...>>

De pronto Svanhvít sintió su cuerpo temblar ante una realidad. Su madre, la reina Freyja, estaba sola en el Valhalla, únicamente acompañada de la voz de su maestro de información. Aquella ciudadela atiborrada de las fuerzas armadas de la Orden Dorada, caballeros negros que sin lugar a dudas usarían la fuerza contra ella. El pánico surgio. El arrepentimiento, de no insistirle en poder acompañarla, florecía y la lleno de angustia.

<<¡Vamos Svanhvít relájate! ¡Es la reina valquiria, veterana de la batalla de Vanirs y Aesirs! Unos caballeros negros no son problema para ella...>> Se dijo a si misma. Buscaba cambiar a una imagen de su reina victoriosa, aquella que las entreno a tanto ella como a sus hermanas. <<Pero y si sus altos mandos están presentes...>>

Oteo con su mirada, en la ventana, a través de todo el horizonte urbano de Helgafell la dirección por la cual la reina madre habría tomado para dirigirse hacia el Valhalla. Hasta ahora ninguna noticia de ella. Pensó en que debió haberle insistido para poder acompañarla. Las dudas al respecto del estado de su madre, la oleada de disturbios y tensiones en el reino, y a su vez dudas sobre sus propios pensamientos y sentimientos la desconectaron de la realidad tanto que no pudo darse cuenta de como unas sirvientas se acercaron a ella.

—¿Se encuentra bien, Lady Svanhvít? —pregunto una de las criadas. La princesa valquiria alzo la cabeza para verla de soslayo, era una chica de cabello rojizo acompañada de una de una joven de cabello blanco, ambas con sus vestidos de sirvientas— Se ha quedado ahí por más de veinte minutos. 

—Si necesita algo podemos traérselo, mi señora. —dijo la acompañante de cabello pálido. 

Las criadas se le quedaron viendo. Svanhvít reparo en como estaba estremeciéndose, había incluso perdido la noción del mismo tiempo, se alejo del umbral de la ventana y se dio vuelta para encarar a las sirvientas con una sonrisa en su rostro, era una pequeña sonrisa que se esforzó en presentarles para despejar sus preocupaciones. 

—Agradezco la atención. Sin embargo, estoy bien de hecho ahora mismo me iba a ir a ver mi habitación. —se tardo un momento en responderles, su voz moderada para mostrar tranquilidad y seguridad que ocultaban sus nervios— Creo que la tendré que arreglar por si me quedo unos días.

—Por supuesto, Lady Svanhvít. —dijo la sirvienta de cabellos rojizos— Aun que su majestad, la reina madre, siempre pide que mantengamos sus habitaciones limpias y relucientes. Todas sus posesiones se encuentran intactas para estar cómoda en su estadía. 

—Que bueno es escuchar eso. —espeto esforzándose en que no sonara tremulosa su voz. <<Aun mantienes todas nuestras habitaciones arregladas...>> Se forzó a espabilar para agradecerles a ambas criadas— Gracias por decírmelo. Entonces voy a irme a mis aposentos.

Se dio rápidamente media vuelta, cerrando los ojos bajo su antifaz para pensar en algo que la calmara mientras detrás suyo las criadas hacían una reverencia para despedirse. Las fuertes brisas invernales chocaban con los muros rojos de la fortaleza, sus ventanas incluidas, los copos de nieve dorados se conglomeraban en algunas ventanas entre ellas una adyacente a la princesa valquiria. Svanhvít quiso dar un ultimo vistazo al exterior antes de irse, buscar algo entre toda esa ruidosa ciudad que la hiciera alejarse de los pensamientos nocivos. 

Se acerco al ventanal, y una vez ahí, examinando el panorama urbano se encontró con una plaza y en esta en medio había un parque con juegos para niños. Toboganes para zurrarse, columpios, pasamanos y equipos para trepar, todos juegos seguros para los niños y circundantes a estos zonas donde las familias podrían hacer picnics, bancas para sentarse y donde los padres podrían observar a sus hijos y captando la atención de la princesa valquiria lo que parecía la figura de un hombre de nieve aurea.

El parque estaba casi vacío con la excepción de lo que parecían ser dos pequeñas figuras abrigadas que estaban haciendo aquel hombre de nieve dorada. Eran dos infantes, un niño y una niña, probablemente hermanos por como cerca de ellos un hombre los vigilaba de cerca en una banca. 

La valquiria alada se sorprendió de esto, era una familia en el parque en medio del caos, le era imposible saber que decían pero al menos podía distinguirlos a la gran distancia gracias a su entrenada vista. Por un momento todas las tribulaciones de la valquiria mayor desaparecieron al ver a ambos niños divertirse antes de que su padre les llamara la atención, parece que ya era hora de irse. El hijo del hombre pareció protestar pero su hermana que parecía un poco más grandecita que él le dio un objeto anaranjado, una zanahoria, al muñeco le faltaba una nariz.

El pequeño le puso la nariz al muñeco y rápidamente guiado por su hermana mayor, ambos, fueron con su padre para irse con cuidado a su hogar. El hombre tomo a sus hijos y se los llevo, Svanhvít intuyo que probablemente iba a ser la ultima vez en mucho tiempo que podrían salir con libertad. La valquiria se quedo ahí inmóvil frente a la ventana pensativa.

Fue entonces cuando un pensamiento surgió de lo más recóndito de su mente. Svanhvít chaqueo los labios, la voz de su madre resonó en sus adentros recordando su ultima conversación con ella, y fue entonces cuando viro su cuerpo en dirección del fondo del pasillo para llamar a las sirvientas antes de que se alejaran demasiado. Su voz salió con más ímpetu que antes, dejo de forzarse a sonar calmada y dejo escapar un grito casi de urgencia, estimulada por las palabras de su madre.

—¡Un momento por favor! —advirtió la princesa haciendo que las dos criadas se llevaran un susto del repentino grito de la rubia. <<Tienes razón, madre, tengo que verla.>> pensó en sus adentros empezando a dar zancadas acortando la distancia entre ella y las criadas— Perdón por el grito pero es que me había acordado recién de una cosita. ¿Esta mi sobrina en el Fólkvangr? 

—¿La joven Reginleif? —espeto la valquiria de cabellos rojos, una sonrisa se esbozo en sus labios— Por supuesto, mi señora. La joven princesa esta en el salón de estudios con sus tutoras.

—Excelente. Muchísimas gracias chicas. —les agradeció casi haciendo una reverencia ella misma. Las dos criadas abrieron los ojos sorprendidas viéndose entre si pero antes de que pudieran preguntar algo la princesa ya se estaba yendo tras darse media vuelta.

Svanhvít no se detuvo, luego de dejar a las sirvientas paso de largo muchos ventanales dando zancadas con sus tacones blancos de suelas rosadas. La marcha de la valquiria mayor era segura, erguida y con el pecho en alto, en su rostro una sonrisa se empezó a formar mientras respiraba agitadamente. No se veían sus ojos pero detrás de su casco estos debían de mostrar un ímpetu de un deseo de estar en paz.

De pronto la valquiria se detuvo a medio camino, cerca a unos pocos metros de llegar a los serpenteantes escalones que la llevarían a los pisos inferiores, se quedo viendo un mural donde se mostraban retratos de valquirias en formación siendo comandadas por un retrato de lo que asemejaba ser una diosa, Freyja, pero Svanhvít se centro en las aguerridas valquirias si bien ninguna era reconocible al ser representaciones artísticas comunes de ellas se pudo imaginar el rostro de alguna y sonrió débilmente. 

<<Tengo que hacer el esfuerzo, como me sea posible, hermana mayor.>> sonrió viendo a las valquirias en marcha que acompañaban a la figura representativa de su reina. Entonces Svanhvít llevo su vista en dirección al fondo del corredor en dirección de las escaleras hacia las que se dirigía para ir a los pisos inferiores.

════⚛》》》✪《《《⚛════

https://youtu.be/Hvzn4ZCYvWU

ᴠᴏʟᴜᴍᴇ : ▮▮▮▯▯▯▯▯▯

◣━━━━━━━━━━◢

Gracias a la regularidad de su caminar cruzando los intricados corredores del Fólkvangr, casi como si conociera donde quedaba cada lugar, todo gracias a los recuerdos que tenia del como había crecido entre los muros de aquella fortaleza, finalmente, tras bajar unos ultimos peldaños, había terminado por llegar a los pisos inferiores del palacio.

Sus pies se detuvieron y quedando de pie, Svanhvít, permaneció inmóvil viendo la lustrosa puerta de madera de roble bien pulida que daba paso al salón de estudio, un salón circundante a la enorme biblioteca que se encontraba en la planta baja del Fólkvangr. La nórdica tomo aire, recordó las palabras de su madre recordándole su niñez.

En un pasado cuando era una joven y pequeña valquiria una de sus cosas menos favoritas era pasar las tardes en aquellos salones atiborrados de libros de historia, lengua, ciencias y leyes, pero ahora que era una adulta agradecía la paciencia que le habían tenido sus tutoras. Por un instante se pregunto si debía tocar la puerta primero antes de entrar u que palabras debería decir. Golpeo el suelo con sus tacones por un instante, frustración por sus nervios e indecisión.

Sentimientos confusos que, sin embargo, fueron obstruidos por el débil sonido de una jovial pero a su vez chillona voz de una chica. 

 —Y fue entonces que, el rey de Sumer, fundo la dinastía Acadia, luego de...¿Usurpar al rey Lugal?

—Destituir, joven princesa. 

—Oh, es que bueno, ¿No es lo mismo? Solo se cambia la palabra.

Svanhvít se llevo una sorpresa ante las inesperadas voces al otro lado del portón. De pronto la segunda voz, la cual sonaba mayor, en contraposición a la juvenil de la nombrada princesa, empezó a hablar en un idioma diferente que lleno de curiosidad a la valquiria mayor. Aquella lengua era distinta a las convencionales, Svanhvít sonrió al reconocerla después de unos pocos segundos empezando a alzar el brazo para tocar la puerta y empujarla.

Una sonrisa se asomo en sus labios y fue entonces que empujo con cuidado la puerta de madera para no hacer mucho ruido. En poco tiempo la princesa valquiria se adentro en el reservado estudio y ahí, dentro del inmenso rellano que formaba apenas una pequeña porción insignificante de la gran biblioteca del Fólkvangr, la rubia se aproximo hacia unos escalones pisando cada peldaño con sus tacones, todo mientras escuchaba atenta a la tutora pronunciar fluidamente el idioma extranjero a una joven de cabello blanco. 

—ûmūšu šu —pronuncio la tutora, era una Randalina pero sin llevar puesto su característico uniforme de guardia—, šarru dannu, ina ummānū rabūtim —tomo una pausa mientras con sus brazos detrás de su espalda miraba expectante a la joven.

Estaban alrededor de una mesa, la tutora de pie frente a la misma y al otro extremo, sentada sobre una silla y empezando inclinar la espalda, se encontraba una joven muchacha de cabello blanco amarrado en dos coletas de caballo en forma de trenzas y una diadema negra en su cabeza que terminaba en forma de estrella en sus dos extremos. Vestía con una con un abrigo de color blanco y mangas anaranjadas, bajo su abrigo abierto llevaba una remera blanca, pantalones largos mitad blancos y negros hasta unas zapatillas a juego. La joven princesa de ojos celestes quedo absorta ante las fluidas palabras de su tutora, distraída por jugar con los dedos de sus manos dentro de sus bolsillos.

La joven puedo sentir como la expectante y juzgadora mirada de su tutora se clavara en ella como si de saetas u otras armas se tratase. Asintió para si misma rápidamente pensando como responder.

—¡Ya lo capte! Entonces él...el guerrero, junto a su...¿Colosal? Espere, no, más bien gran ejercito. ¿Es así?—se detuvo. Estaba pensando si se había equivocado en alguna palabra—

A la distancia Svanhvít se quedo de pie a unos metros viendo en silencio la sesión de estudio de aquella joven princesa. Llevo su mirada bajo su casco hacia la tutora, y entonces, esta la vio abriendo sus ojos sorprendida por la presencia de su superior pero la valquiria mayor hizo un gesto en señal de que prosigan con la clase, la joven albina todavía no había reparado en su presencia. 

—Bueno, señorita Reginleif. Lo dijo bien, pero se confundió entre las palabras colosal y gran. Errores comunes, sin embargo, el principal error fue que en lugar de "Guerrero" era "Rey" la palabra correcta. —dijo la tutora randalina y por cada corrección que le hacia a la princesa esta hacia una mueca exagerada en su rostro que termino por hacer que pegara su rostro con la superficie de madera del mesón— ¿Quiere seguir con la tutoría, majestad?

—Si. Solo es que son errores tan mínimos que frustran... —dijo sin mirar a la tutora. Esta soltó un pesado suspiro, estaba acostumbrada a los comportamientos de la joven y entonces miro a Svanhvít quien le indico, mientras se acercaba, que podría retirarse.

La randalina no hizo protestas, asintió con la cabeza haciendo una reverencia a la princesa y emprendió marcha para salir del estudio. Svanhvít la despidió con un asentimiento de su cabeza y se acerco en silencio a la frustrada Reginleif. Aun tenia sus manos metidas los bolsillos de su abrigo. 

Se habría hecho el silencio en la estancia, de no ser, por los bufidos de la joven albina. Reginleif alzo la cabeza de golpe una vez Svanhvít estuvo lo suficientemente cerca, noto como tenia los ojos cerrados y saco rápidamente las manos de sus bolsillos para dar un estiramiento y luego abrir sus parpados mostrando sus irises color zafiro. 

—¡Vamos! Puedo con esto y no cometeré un error tan insignifican...—se dio cuenta que su tutora ya no se encontraba en el rellano haciendo que quedara hablándole al aire— ¿Profesora Lilja? ¡¿Donde esta?! —empezó a ponerse nerviosa a tal punto que empezó a mover la cabeza en múltiples direcciones, buscando a su tutora, incluso se inclino para ver debajo de la mesa— ¡No me vaya a jugar una mala broma usted no es como la bruja de mi tía Hervör! 

—No sabia que la tía Hervör era de hacer bromas. —dijo una agraciada voz detrás de ella. Reginleif entonces se volvió para reparar detrás suyo y ver a quien le dirigía la palabra al reconocer sorprendida la voz de aquella doncella— Creí que mi hermana era más de quedarse en sus profundos estudios en las profundidades del bosque cerúleo.

Reginleif se volteo por completo poniéndose de pie en el proceso para ver con una creciente sonrisa en su rostro a la princesa valquiria. Svanhvít sonrió devolviendo el gesto.

—Un gusto verte sobrinita. —recito la valquiria mayor. Entonces Reginleif relajo los hombros y sonrió igualmente que su tía, apuntándole con un dedo en buen gesto. 

Reginleif alzo los brazos, extendiéndolos a los lados, para dirigirse a Svanhvít y atraparla en un fuerte y cariñoso abrazo que tomo por sorpresa a la valquiria mayor. Svanhvít, agraciada por las acciones de la menor, correspondió el abrazo quedándose así por un instante antes de separarse. Ahora que estaba de píe la rubia tuvo que inclinar un poco la cabeza para ver a la joven al ser más baja que ella apenas llegándole a menos de la altura de los hombros.

—Cuanto entusiasmo, ¿Me extrañaste acaso? 

—¡¿Enserio preguntas?! —exclamo pasando a dibujar una mueca de indignación dramatizada llevándose incluso una mano al hombro. La rubia reacciono aguantándose una carcajada— ¡Casi nunca vienes al Fólkvangr, tía Svanhvít! Es un milagro que hayas venido.

—Es que tuve mucho trabajo que hacer, Reginleif. Lo sabes bien. 

<<Claro, trabajo, como las demás.>> Pensó para si misma. La joven de cabellera blanca volteo los ojos ante la respuesta de su tía. El gesto no había sido para nada sutil y para Svanhvít no paso desapercibido— ¿Qué te trae por aquí? 

—Asuntos aislados de nuestra reina. Soy su confidente o, más bien, una de ellos —dijo la  doncella pasando a Reginleif para acercarse a la mesa de estudio. Examino el contenido de las hojas, libros y cuadernillos sobre la madera—, y como tal debo de cumplir con mi papel de hacerle llegar los mensajes de su maestro de información...Aun cuando la línea de información confidencial últimamente ha sido muy frágil y delgada.

Reginleif permaneció de pie viendo a su tía, la vio pensativa y con una expresión que antes de ser suave y dulce como la caracterizaba se veía preocupada. La más joven de las princesas valquirias reparo en el incomodo silencio que había surgido en el salón, Reginleif mira hacia abajo, avergonzada de sus pensamientos, por pensar en todo lo que habría tenido que pasar su tía Svanhvít para si quiera venir al Fólkvangr. 

<<Y es para reunirse con la abuela Freyja.>> Asintió para si misma. —Supongo que todas las demás tienen sus propios asuntos también, ¿Verdad? —pregunta metiéndose sus manos en los bolsillos de su abrigo, su voz sonando un poco menos jovial— Digo todas tienen tantos deberes que no da tiempo para venir. 

Se hizo nuevamente el silencio. Sin embargo, este no paso desapercibido para la mayor de las princesas quien chasqueo los labios al escuchar a su sobrina. Svanhvít, entonces, tras fijarse más detenidamente en el contenido de las hojas de papel y en la tapa de algunos libros con sus títulos vio una interesante oportunidad para acercarse a la menor.

—Tal vez. —afirmo, buscando contestar las preguntas de la peliblanca— Créeme me gustaría tener más tiempo para en verdad tener oportunidades de hacer lo que tanto me gustaba cuando era instruida por mis propias tutoras. —dijo tomando asiento en una silla del mesón, tenia la atención de Reginleif en ella— Traer y llevar mensajes como si fuera una diosa mensajera, asistir a las reuniones de los lords de las tierras angevinas para evitar posibles revueltas entre sus nobles, o tener que quedarme atendiendo asuntos menores mientras que no puedo ayudar a nuestra reina aun siendo la tercera princesa valquiria. Muchas veces recuerdo como soy la mayor y, de cualquier forma, siento que me queda demasiado grande.

Se tomo una pausa, lo más corta posible, sentía una acumulación de nervios que la tenían agitada desde mucho antes de alzar vuelo en dirección a Helgafell. Pensaba que así, mostrándose sincera con su sobrina, podría acercarse a ella y conectar. Pero antes de poder continuar fue la menor de las valquirias quien tomo la palabra.

—Sabes, tía, yo pienso que lo que haces es genial. —dijo Reginleif— El como has ido hasta las tierras angevinas cuando se te asigno a apoyar a su rey en las rebeliones de uno de sus nobles. Eres una princesa valquiria, después de todo. Las Randalinas te admiran y la verdad es que yo también. —dijo con una sonrisa mientras se reincorporaba de pie al lado de la mesa. Sus palabras dejaron perpleja a la rubia— Se que tienes tiempo para visitarme, ni tú ni mis demás tías, por que todas tienen un papel que ejercer, todas tienen un rol y yo...Las admiro por eso. 

La princesa mayor se le quedo viendo asombrada. Reginleif, en cambio, se rasco la mejilla con un poco de vergüenza. Svanhvítn, sin darse cuenta, sintió como los nervios y preocupaciones que la tenían desconectada de su entorno desde la partida de su madre estaban despejándose de a poco, de pronto noto como la expresión de Reginleif cambiaba a una en la que se sobresalto, como si recordara algo. 

—¡Espera quiero mostrarte algo! Demonios no se me puede olvidar algo así, menos aun con que viniste. —dijo volviendo a la mesa, empezó a revolver los papeles y los libros, algunos eran libros de historia los cuales narraban epopeyas de héroes del pasado lejano, uno de estos se titulaba <<El rey de la batalla>>. La mesa era un desorden, papeles en todos lados, pero a Svanhvít se le dibujo una sonrisa divertida al ver como la peliblanca rebuscaba entre los papeles teniendo cuidado de no derramar un baso lleno de una gaseosa azucarada de color rojo— ¡Aquí esta!

El hallazgo que tanto buscaba la valquiria era un libreta. Era una libreta de dibujo y eso atrapo la atención de la rubia quien vio como la joven se acercaba a ella con libreta en mano para sentarse a su lado y tras abrirla empezó a desvelar su contenido. Era una serie de retratos en cada pagina, distintos bocetos en cada uno, algunos eran de sirvientas del palacio, otros Randalinas y otros eran intentos a medio hacer de edificios de la capital. Si bien algunos dibujos eran en su mayoría llevados por una persona que apenas empezaba a dibujar, entre más pasaban las paginas que le enseñaba entusiasmada la princesa más pudo ver su progreso. 

El trazado del dibujo, el uso de los carboncillos para empezar a hacer sombreados, la mayor atención a los detalles hacia que los dibujos de Reginleif empezaran a ser no solo más bonitos a ojos de Svanhvít si no que por sobre todo quedaba fascinada por el esfuerzo y practica que la misma estaba mostrándole hasta quedarse viendo ambas el ultimo boceto que tenia hecho la joven valquiria.

Un boceto de su abuela la diosa Freyja. 

—Reginleif...te esta quedando fantástica. —dijo gratamente impresionada. Era un boceto de su madre, Freyja, enfocando principalmente su rostro, todavía no había empezado a realizar uno de cuerpo completo— Con un poco más de practica casi parecerá que haces fotos antes que dibujos. 

—¡Gracias, tía Svanhvít! —agradecido, sacando pecho orgullosa con una sonrisa— Empecé a practicar hace unos cuantos años, primero eran hombres de palitos y cabezas redondas, luego pedí algo de ayuda a mis tutoras mientras estaba en mis estudios para mejorar y listo. ¡Mejoras gratificantes! —dijo contenta pasando pagina tras pagina del libreto donde tenia dibujos de algunos animales de los bestiarios del palacio— Estos son de los que más me gustan dibujar y algún día dibujare un dragón pero quiero que sea viéndolo por mi misma. 

La valquiria mayor sonrió al escucharla y por mera curiosidad dirigió su atención a los demás papeles del mesón. La sorpresa de Svanhvít se torno curiosidad al darse cuenta de no solo los libros de historia o epopeyas, si no que también en pruebas de matemáticas, ciencias, y lengua, todas calificadas por las respectivas tutoras de Reginleif donde en su mayoría no eran las mejores calificaciones esperables para una valquiria sin embargo esos fallos no se reflejaban en su estado de animo actual. 

—Reginleif, esto...¿Desde cuando estas tan interesada en las artes? —dijo deteniéndola justo antes de que pudiera beber algo de su gaseosa— Se que llevamos tiempo sin vernos pero siempre fuiste una chica de atletismo y más actividades físicas. Incluso Gunnr me dijo que en una ocasión intentaste practicar en el uso de armas de fuego para tus entrenamientos. 

La pregunta tomo por sorpresa a la jovencita, y esta se quedo con su gaseosa y libreta en sus manos, permaneció pensativa un momento. Svanhvít se dio cuenta del como la gran sonrisa de Reginleif se hizo más pequeña pero sin desaparecer.

—Quiero...ser como las demás. —señalo dejando su libreta en su regazo. La declaración tomo por sorpresa a Svanhvít— Tú y las demás, todas tienen un rol, un papel que cumplir y eso las hace ser respetadas mientras viven momentos de acción. Ya puede ser Gunnr encargándose de las fuerzas policiales de la capital, la tía Hervör en el bosque cerúleo aun con lo distante que es busca ayudar a su manera o tú yendo a apaciguar las tensiones entre nobles de alta cuna del Ducado Plantagenet. Todas hacen algo, todas le quitan un peso de encima a mi abuelita y yo...me quedo detrás de estos muros sin hacer nada más que esperar a que todo salga bien apoyando a la distancia...

 Svanhvít frunció el ceño, no pudiendo evitar sentirse avergonzada y reprocharse a si misma por sus palabras previas. La valquiria mayor escuchaba atentamente cada palabra que decía la menor. Entendía el sentimiento y se sintió mal por sus palabras dichas en un mal momento pero cuando intento tomar la palabra para decirle algo a Reginleif esta continuo:

—El aprendizaje y la practica es por donde creo poder empezar mi cambio o eso es lo que deseo hacer. —dijo pasando paginas de su libreta hasta regresar al boceto del rostro de su abuela. Svanhvít quedo con los labios entre abiertos al escuchar esas palabras acompañadas de un tono melancólico— Mi madre decía eso, ¿Verdad? Que para empezar el cambio hay que aprender a mejorar, ¿No? 

—Reginleif...—sin darse cuenta estuvo por poner su mano sobre el hombro de la valquiria menor sin que se diera cuenta. Se detuvo a ultimo momento, insegura.

—Nunca la conocí. —se dijo mientras sonreía débilmente— Su rostro lo recuerdo vagamente y solo he escuchado maravillas de ella y el como era la mano derecha de mi abuelita. —oteo la vista hacia Svahvít y ambas se vieron— Quiero ser como mi madre, tía Svanhvít, para así ser una gran valquiria y poder ayudar a la abuela Freyja. Se que la abuela es fuerte, como ninguna otra, pero si llega a suceder algo quien...

—Confiemos en ella. —dijo Svanhvít.

Reginleif se sorprendió, se llego a sobresaltar dándose cuenta de lo que empezaba a decir y vio a su tía. Ella sonreía y decidida puso una de sus manos en su hombro. Buscaba calmarla y transmitirle seguridad.

—Confiemos en nuestra reina, Reginleif, igual que ella confía en nosotras como dices. —continuo la rubia— Tú y yo vamos a ayudarle en lo que haga falta, nosotras y todas las demás sin importar que tan lejos estemos las unas de las otras. <<Por que es lo que nos hace valquirias y hijas de Freyja.>>

Ambas valquirias se vieron y en un momento familiar Reginleif abrazo a su tía amistosamente otra vez. Aquellas palabras habían calmado los crecientes dilemas de la más joven, Svanhvít le correspondió, igualmente sus dudas y nervios se habían despejado gracias a ella y deseaba devolverle el favor al mismo tiempo que apoyarla. Ambas eran valquirias y confiaban en su reina igual que esta lo hacia por ellas. 

Una vez se separaron la una y la otra, ambas continuaron conversando amenamente, sin algún pensamiento intrusivo que las interrumpiera o provocara algún silencio incomodo entre ambas. Svanhvít termino por sustituir en ese momento a la tutora de Reginleif empezando a ayudarla con algunas de sus tareas y estudios mientras que la menor se tomaba un largo sorbo de su gaseosa, sin darse cuenta del como una gota roja de esta caía sobre la superficie de la hoja de su libreta.

•❅───✧/|\❅✦❅/|\✧───❅•

https://youtu.be/tCpTTijwUYU

ᴠᴏʟᴜᴍᴇ : ▮▮▮▮▮▮▯▯▯

◣━━━━━━━━━━◢

Agachada y apoyada de una de sus piernas, intentando ponerse de pie, Freyja Odindottir se limpiaba la sangre que salía de su labio roto. Gotas de sangre cayeron al suelo de piedra labrada, manchando el interior del edificio de los Registros Akáshicos con su sangre. 

Poco le importaba esto a la diosa nórdica quien aferrándose con fuerza a su espadón plateado empezó a recomponerse poniéndose de píe, saliendo así del breve aturdimiento del puñetazo de hierro previo. Usando su afilada arma para que la asistiera en levantarse en aquel corredor, apenas iluminado por las luces azuladas de las débiles lámparas, la reina valquiria mira con aplomo a la impasible caballera divina que se erguía impasible ante ella. Aun teniendo sobre ella aquella fila de resplandecientes espadas azules de magia, aquella formación en forma de arco apuntaba todas hacia ella y apenas alzo la diosa su cabeza para estudiar a su contrincante...

Todas aquellas espadas salieron disparadas contra ella.

Ensancho los ojos, la velocidad de aquellos proyectiles lumínicos era tan pasmosa que le resultó imposible a la reina valquiria reaccionar hasta último segundo en el que, tras hacer aparecer una fina pelicular de luz verde sobre su cuerpo y espada, la reina valquiria esgrimió su arma en dirección a los tres proyectiles más próximos haciendo que se desvanecieran en estallidos similares a un cristal rompiéndose. Sin embargo, ante los otros no pudo replicar la misma acción limitándose a esquivarlos como le era posible en el reducido espacio en el que se encontraba.

Se impulso hacia adelante logrando esquivar una de las espadas al inclinarse y rodar por el suelo. Reparo en dos nuevos proyectiles que termino por esquivar nuevamente apartándose de su camino a duras penas dando un salto hacia atrás y darse cuenta del como cuando estos impactaban contra una superficie, ya fuera el suelo o las paredes, terminaban estallando y dejaban abiertos amplios surcos en la piedra labrada. Freyja frunció la seño al ver los daños en la estructura, pero no tenía tiempo para lamentarse por daños al edificio, si no que, debía preocuparse por sí misma.

Atiborrada de sus pensamientos, intentando tener una idea de qué hacer ante la confusa situación en la que se encontraba, Freyja termino por escuchar un aterrador zumbido detrás suyo, totalmente diferente a de las explosiones de las espadas luminiscentes, ya que era el sonido del aire siendo cortado. La diosa volvió en si misma y advirtiendo el peligro se dio una rápida media vuelta esgrimiendo su hoja de plata contra los inminentes espadazos de la caballero divina quien en un rápido movimiento, imperceptible para la diosa, se posó detrás suyo con el objetivo de despedazarla. 

La caballero divina se había vuelto a abalanzar contra Freyja con implacables esgrimes de sus dos hojas gemelas, con incrustaciones de rubí y zafiro en sus pomos, y la diosa nórdica correspondió el ataque empleando su propia espada para luchar contra la caballero de plata. Ambas mujeres se enfrascaron en un duelo, similar a una danza mortífera, en donde el más insignificante error significaba para la reina de Helgafell una más que probable herida profunda o incluso mortífera. Por primera vez en mucho tiempo Freyja no solo empezó a sudar si no que se empezó a sentir alterada. Alteraciones en sus ideas que le daban la necesidad de salir de aquel conclave que era el edificio de los registros.

Lo que se suponía debía ser una misión de infiltración rápida con el fin de desvelar los secretos y planes ocultos de la Orden Dorada termino por volverse una batalla por la supervivencia. Eso era lo que sentía la diosa, tras poder medir la fuerza de su enemiga, chocar acero contra acero generando chispas que estallaban con los rápidos y fuertes embates de ambas mujeres, intentar golpear inútilmente su armadura con una patada solo sintiendo que golpeaba un objeto inamovible, huir de sus mandobles y tener que bloquear o evadir dos tres nuevas espadas lumínicas que se dispararon cual saetas contra ella.

Freyja se sintió en peligro y esa sensación de vulnerabilidad la frustro y llena de un creciente sentimiento airado esta hizo brillar su espada intensificando aquella fina capa de luz verde de la misma. La caballero divina se dio cuenta de esto y se preparó para lo que entonces Freyja termino por lanzar un corte al aire. El tajo parecía estar hecho con la intención de rebanar a la caballero pero no la alcanzo, y sin embargo, la caballero se dio cuenta del como algo se dibujaba en el aire por donde paso la delgada hoja de Freyja; dibujando un haz de luz verde-amarillo, Freyja, y tras ver la forma del mismo la caballero divina se dio cuenta de que la diosa nórdica había acumulado una considerable cantidad de energía en su espada para hacerla salir disparada en un gran tajo de luz.

Apretando los dientes frustrada la diosa nórdica ejecuto su ataque y el tajo de luz salió disparado casi a quemarropa contra su rival. La caballero divina fue tomada por sorpresa por un momento y salto hacia atrás tras lograr reaccionar a tiempo pero no fue suficiente al ver como el corte de luz no se detenía cortando tanto suelo como techado del corredor del edificio, dejando un largo surco por donde pasaba, hasta lograr impactar contra la perseguidora. La caballero se preparó para el impacto y empleo sus dos hojas gemelas, posándolas al frente suyo, para poder bloquear el inevitable ataque. El tajo proyectil de Freyja termino por impactar contra su enemiga generando consigo una extensa cortina de humo y un temblor en el rellano.

<<No... ¡No entiendo que está sucediendo!>> Piensa Freyja, inspirando aire con fuerza para poder tomar un breve descanso. Retrocedió un par de pasos hacia atrás sin despegar su vista de aquella cortina de humo mientras divagaba en su mente. Aun tras haber empleado aquel ataque de su magia seidr no pudo sentirse segura. <<¿Quién demonios es esta mujer? Esos ataques que hacía, su fuerza y poderes...No es una guerrera de algún regimiento de la orden dorada, no lleva el blasón de estos.>>

La reina valquiria se dio cuenta de algo y eso que estaba temblando. Ensancho los ojos con espanto al reparar en las repentinas pisadas de hierro que venían del interior de aquella cortina de humo y entonces lo comprendió rápidamente: Si enemiga no era una soldado corriente de la Orden Dorada. Freyja frunció el ceño, un legionario corriente quedaría incapacitado y fuera del combate, pero esa mujer seguía ahí pero entonces numerosas dudas empezaron a surgir de la inestable mente de la diosa.

Retrocedió y se dio rápidamente media vuelta para empezar a correr en dirección de contraria de donde venían las pisadas de hierro. Estaba en el edificio de los registros akáshicos, su objetivo principal de la misión a la que ella misma vino voluntariamente en solitario, no quería sentir que sus esfuerzos fueron en vano, pero ¿Qué hacía con esa caballero? Su presencia no tenía sentido ahí, nunca había escuchado de alguna guerrera con blasones de medialuna, armadura de plata y armada con dos espadas, sus poderes eran incluso desconocidos para Freyja junto a sus capacidades físicas.

Con cada amplia zancada que daba nuevas preguntas y dudas la hacían cuestionarse cosas. La presencia de aquella mujer, la perdida de comunicación cortada con K, la falta de información de la existencia de esta enemiga y el cómo de enfrascada estaba en acabar con ella. Fue entonces que la reina de Helgafell reparo en un hecho tan terrible que la hacía sentir un escalofrió en todo su cuerpo. ¿Todo estuvo orquestado para encontrase con ella? No tenía sentido que no supieran de la existencia de tal enemiga a menos que fuera para un objetivo en concreto de la Orden Dorada en secreto, uno que fuera pasado por alto incluso para la red de información de las valquirias.

Las pisadas de hierro que escucho antes se volvieron un veloz trote imparable a la distancia. Freyja reparo en el fuerte sonido del acero y se detuvo en su huida para darse media vuelta y esgrimir su espada hacia el desconocido enemigo que la perseguía dentro del umbral oscuro. Medito por un momento, cerro los ojos y apretó los dientes, recordando las palabras de su hija Svanhvít y sus advertencias, se reprochó a sí misma, pero negó cualquier idea que significara un obstáculo mientras hacía aparecer nuevamente su aura divina de color verde.

<<Una enemiga desconocida. Sus poderes y fortalezas son desconocidas para mi...al igual que sus debilidades si es que las hay>> Pensó Freyja y reprimió sus nervios haciendo que su cuerpo dejara de temblar. Fue entonces cuando volvió a abrir los ojos y enfrento al oscuro umbral, en sus ojos destilaron de determinación y voluntad de enfrentar a aquella mujer. <<Tengo un mal presentimiento de esto pero...no me puedo echar atrás, si vino a por mí entonces nada impedirá que vaya a por mis hijas.>>

Las fuertes pisadas de las grebas de hierro de la caballero divina resonaron en toda la estancia y entre el umbral de la oscuridad, Freyja, logro distinguir el brillo de la armadura plateada de aquella aguerrida mujer. No se dejó intimidar, permaneció de pie firme y con una mirada llena de valor, la imagen mental de sus hijas, las valquirias, le daba la motivación necesaria para ello y así poder hacer frente a su desconocida enemiga quien suponía una amenaza no solo para ella si no que representaba un peligro en potencia para toda su familia.

<<¡Tengo que acabar con ella aquí y ahora! ¡Si huyo ella podría informar sobre mis acciones a los altos mandos de la Orden Dorada y las repercusiones serian terribles!>> Reflexiono pensativa, llego a una conclusión tras terminar de analizar la situación en la que estaba atrapada. Era ganar o morir. <<Tengo que frenarla. ¡Derrotar a esta Antivalquiria!>>

La silueta de aquella mujer, aquella caballero divina, ahora denominada Antivalquiria por la propia reina de las valquirias, cruzo el umbral de sombras blandiendo sus dos largos espadones gemelos. Las gemas preciosas, rubí y zafiro, refulgieron iluminando por un momento las sombras con sus colores. Freyja sintió como detrás de aquel yelmo, a través de su víscera, era analizada por la Antivalquiria y esta tomo atención en la nórdica por su actual postura.

—¿En guardia? Dejaste de huir como una cobarde. —dicto la caballero, separada de Freyja por unos escasos diez metros de distancia la una de la otra— Este lugar dejo de pertenecerle a las valquirias, según dictan los mandamientos, tú y todas las de tu clase, tienen prohibido adentrarse en estas instalaciones. Haz roto los preceptos. ¿Desde cuando la sabia reina de Helgafell, Freyja, abandono la razón para abrazar la insensatez? 

Dio un paso al frente, intimidante y haciendo que una película empezara a emanar de su cuerpo, un aura de energía divina de color azul oscuro similar a la de Freyja pero incluso más grande empezó a recubrirla. No tenía ningún rasguño del anterior ataque de Freyja y las gemas de los pomos de ambas espadas de la caballero brillaron. El peligro se podía sentir en el aire gracias a la intimidante presencia de la Antivalquiria quien avanzo taciturna hacia su objetivo.

—Te equivocas.

La respuesta provoco que la Antivalquiria fuera tomada por sorpresa y se detuvo. Sin embargo, no fue por la repentina respuesta de la diosa nórdica si no que fue la repentina aura de color verde de esta. Un aura de energía divina que empezó a intensificarse hasta superar por un instante la peligrosa presencia de la Antivalquiria. La caballero rápidamente alzo sus dos espadones ante cualquier movimiento de Freyja y se posó en guardia.

—No he abrazado la insensatez, ni mucho menos. ¡Vine aquí con un objetivo y es el de proteger a mi familia de gente como tú! —tras pronunciar cada palabra, al terminarla, una corriente de aire murmuro dentro del pasillo, y entre más aguerrida sonaba la diosa más fuerte era el viento— No voy a huir de ti ni de ninguno de los otros bastardos de la orden dorada porque...

Los brillantes ojos verdes como los bosques de la deidad nórdica destellaron de audacia. Apretó con fuerza la empuñadura de su espada confiando su vida en aquella hoja. Sintió como por un momento su corazón late, estimulado por su propio valor y sus palabras que lo alimentaba a la vez que fuertes corrientes de viento llenaban la estancia haciendo que la Antivalquiria, dentro de su yelmo, frunciera el seño al escuchar las palabras de la reina valquiria.

∘₊✧───※ ·⚜· ​​​​※───✧₊∘

∘₊✧───※ ·⚜· ​​​​※───✧₊∘

https://youtu.be/1sjCEcroUtE

ᴠᴏʟᴜᴍᴇ : ▮▮▮▮▮▮▯▯▯

◣━━━━━━━━━━◢

De un momento a otro, ante la analítica mirada de la Antivalquiria, Freyja desapareció en un fugaz borrón impulsado por una corriente de viento que alerto a la caballero divina. Blandió sus espadones gemelos para así bloquear un rápido estoque de la reina valquiria que iba directamente con intenciones de atravesar su peto. Se sorprendió de el repentino aumento de velocidad de la nórdica la cual no se detuvo ahí esgrimiendo su espada plateada con tal agilidad y precisión que obligo a la guerrera divina a ponerse a la defensiva por un instante. Sintió como no solo su velocidad tuvo un incremento considerable si no que la propia fuerza de la reina valquiria mejoro y con ello pudo ver en sus ojos una expresión severa.

Ambas guerreras se enfrascaron en una danza mortal donde hicieron colisionar nuevamente sus armas de acero. Las chipas estallaban y eran apagadas al instante por el viento aglomerado en la estancia, un viento que parecía ser generado por la propia reina valquiria quien junto a la antivalquiria dibujaban amplios surcos en el suelo, paredes y inclusive el techo del corredor amenazando con hacer que los propios muros se vinieran abajo por la fuerza que ambas mujeres ejercían. La antivalquiria gruño, si bien todavía superaba a la diosa nórdica en fuerza su velocidad era inferior a la misma llegando a haber momentos en donde se tenía que mantener a la defensiva, no pudo realizar una finta ante la perspicacia de la rubia quien logró esquivar una patada blindada dando un ágil salto y aprovechando su altura estampar la suela de sus botas contra el yelmo de su adversaria.

—¡¿Maldita cómo te atreves?! —exclamo airada. La antivalquiria se alejó por un instante y dibujo una estela de luz en forma de arco con su espada de incrustación de rubí y esta estela se terminó por volver una amplia fila de espadas azules centellantes que salieron disparadas en dirección a Freyja.

La diosa ensancho los ojos, sorprendida ante el inminente ataque, pero retrocedió. Sin embargo, no fue para huir o esquivarlo los mordaces proyectiles si no que en cambio agito su capa de plumas y de esta se soltaron varias que brillaron intensamente de colores amarillos verdosos y con un ademan de sus manos estas se tensaron en el aire, y impulsadas por el viento para tomar más fuerza, salieron disparadas cual saetas contra las proyecciones de luz impactando contra cada una y estallando en extensas cortinas de humo que hicieron retemblar el rellano. El humo obstruyendo la visión.

El humo se mantuvo en el aire siendo removiendo por el viento que generaba el agitar de la capa de plumas de la nórdica. Pero, para sorpresa de Freyja, esta vio como el humo fue cortado por amplios tajos de luz azul resplandeciente que a velocidades increíbles apenas pudo lograr bloquear inútilmente saliendo disparada hacia atrás soltando un quejido llevándose moretones en sus manos y terminando por advertir en como la Antivalquiria tomaba impulso para lanzarse con un gran salto acortando la distancia de una y otra en poco menos de un segundo. La caballero agarro con fuerza los pomos de sus armas, con intención de realizar con mortífero corte cruzado para matar a la reina valquiria mientras sus dos hojas refulgían de azul.

La distancia era insignificante, sería un corte limpio y letal para la reina valquiria. Freyja entro en pánico, pero al ver como estaba a merced de la Antivalquiria y entonces esta ejecuto el golpe mortal con sus dos refulgentes hojas de color azul cortando el aire lanzando dos amplios tajos de luz azul que terminarían por cortar en pedazos a la reina valquiria.

El tajo cruzado continuo hasta impactar contra el suelo y tras el impacto las paredes aledañas se vinieron abajo haciendo temblar el rellano entero. La Antivalquiria alzo sus dos espadones brillantes como zafiros y reparo en algo extraño una vez disipo el humo con un esgrime: El cuerpo despedazado de la diosa nórdica no estaba, como si esta hubiera desaparecido o se hubiera teletransportado justo a tiempo para sobrevivir a eso. Y de pronto, un nuevo sonido susurro a oídos de la caballero la cual escucho algo parecido a cuando un ave agita sus alas y entonces confundida alzo la vista para ver a través de su visera ocular el cómo un ave de rapiña golpeaba el aire con sus alas.

Los ojos de aquel plumífero animal miraron con una anormal rabia a la caballero divina y entonces esta se dio cuenta de que aquel animal era la mismísima Freyja transformada en su forma aviaria. La guerrera del Santo Imperio no tuvo tiempo de reaccionar ante el inesperado ataque de Freyja quien abrió su pico y su garganta brillo de una luz fosforescente para expulsar, con un gañido airado, una gran marea de energía en forma de un delgado pero poderoso rayo de luz verde que impacto de lleno contra la Antivalquiria quien uso sus dos espadones como escudo, pero aun así se vio saliendo expulsada por el aire.

Freyja supo que no tenía que darle ni el más mínimo descanso a su enemiga, así que determinada a ofuscarla igual que esta hizo en un inicio, batió sus alas contra el aire y gracias a una fuerte corriente de viento el halcón divino salido disparada a perseguir a su contrincante a grandes velocidades acortando la distancia en un parpadeo. La caballero divina aun en el aire advirtió en el ave de rapiña que se acercaba cada vez más mientras sus plumas eran recubiertas de un brillo verde amarillento y con un gañido disparar plumas como proyectiles contra la caballero.

Pudiendo reaccionar, y en medio del aire, la caballero divina hizo una ágil acrobacia danzando con sus espadas para rebanar y destruir todos los proyectiles de Freyja haciendo que a su vez empezaran a brillar sus espadas recubiertas de magia lanzo amplios tajos de luz seguidos que forzaron a la diosa nórdica a maniobrar en medio del aire, igual que un halcón, y así poder esquivarlos en zigzagueantes movimientos viendo por un momento el como el techo del rellano empezaba a venirse abajo terminando por destruirse haciendo que expulsaran polvoredas nubes de grueso polvo que obstruyeron su visión. 

Detrás suyo, guiándose por el sonido de advertencia que le decía que se volteara para contratacar a la Antivalquiria, Freyja empezó a repetir el mismo ataque de antes empezando a cargar una gran cantidad de energía en su pico para dispararla en aquella dirección de donde noto la silueta de la caballero divina pero justo antes de poder ejecutar su gran gañido fue sorprendida por una fugaz y sorpresiva patada de su rival que salió del humo haciéndola toser sangre y sentir que sus órganos se revolvían en su pequeño cuerpo. 

—¡Cierra el pico! 

La antivalquiria puso fuerza y con gran ímpetu tiro con fuerza a Freyja en dirección del techo del corredor oscuro haciendo que esta impactara contra el concreto del mismo y sin detenerse atravesándolo; el proceso se repitió hasta que termino por llegar al noveno piso del edificio adolorida. Freyja no pudo batir sus alas y volvió a tomar su forma original entre toses sangrientas y con un profundo dolor en el cuerpo. El edifico entero tembló amenazado con venirse abajo ante el terrible impacto que recibió desde su planta baja hasta el noveno puso con un gran agujero en los mismos. Carente de cualquier rastro de ventanales, el edificio no daba vistas al exterior que pudiera ver la batalla que se llevaba acabo en su interior. 

—Maldita perra eslava... —murmuro entre toses dolorosas. Poniéndose de pie con esfuerzo mientras se intentaba recuperar de aquella patada que le propino la caballero divina— No cabe duda, es del Santo Imperio y quiere matarme. —dijo para dar un escupitajo rojo por la sangre al suelo. <<Y el sentimiento es mutuo.>>

Un nuevo temblor sacudió el complejo y venia desde la planta baja. Era la caballero eslava quien con un increíble impulso salió disparada hasta el noveno piso atravesando todos los agujeros que dejo Freyja en su camino para así perseguirla. Una vez en el noveno piso para continuar su enfrentamiento, estando todo el edificio desocupado y sin ningún alma más que la presencia de ambas mortíferas y aguerridas mujeres. Freyja empuño su espadón con una mano y miro a su enemiga, por un momento se sintió revitalizada, su corazón bombeando sangre a su cuerpo sintiendo la adrenalina del momento, la batalla, su sangre manchando su cuerpo y luchando por su vida. 

Movió su mano y el viento volvió a llenar la estancia por como su capa de plumas empezó a agitarse. Freyja inspiro una gran cantidad de aire y sintiéndose como la doncella guerrera que era como reina de las valquirias a las que había entrenado y educado, tanto como mentora que como madre. La guerrera eslava alzo sus dos espadas y dibujo dos amplios arcos de luz que no tardaron en transformarse en afiladas espadas de luz azul pero aquellas dos hojas gemelas no dejaron de brillar mientras la gruesa aura azul de la eslava ardía con fuerza. Entonces, la Antivalquiria, esgrimió sus dos espadas disparando todos los proyectiles a gran e impetuosa velocidad que rompieron la barrera del sonido a la vez que lanzo gráciles espadazos de luz que lanzar así tajos que fueron en dirección hacia Freyja. 

Todos proyectiles empezaron a aproximarse fugazmente, como si de una lluvia de flechas que surcaban el cielo para acabar con un solo objetivo se tratasen. Ante tan aluvión Freyja frunció el seño a la vez que apretó los dientes y moviendo su espada la clavo en el suelo mientras aumentaba la intensidad de su aura verduzca. El verde neón de Freyja se ensancha hasta cubrirla por completo proyectando un extenso campo de luz verde y viento conglomerados alrededor suyo para protegerse del inminente ataque. La muralla defensiva de Seidr abarco casi todo el groso del corredor en donde se encontraba y de inmediato se dio el potente impacto. 

Un estallido de luz celeste retumbo en la totalidad del edificio arrasando con los muros aledaños, el suelo, el techado, las habitaciones y grandes salones más de cinco pisos inferiores y superiores. La fuerza del estallido fue tal que destruyo la muralla defensiva de Freyja, la cual salido disparada por la fuerza de empuje de la colisión hasta chocar con un muro limítrofe al final del corredor. La reina de Helgafell gruño de dolor con los ojos cerrados soltando quejidos ante el impacto y cuando abrió los ojos se empezó a examinar su derredor; Todo estaba cubierto por gruesas nubes de polvo, escombros caían de todas partes ante la devastación de los interiores del edificio, muros y paredes destruidas vueltas menos que polvo ante la explosión luminiscente. Los daños a la infraestructura y a su propio cuerpo sintiendo como sus manos adolecían de los molestos moretones que había recibido, junto a girones en su ropa negra, les resto importancia para ponerse de pie y buscar con urgencia la presencia de su rival. 

Pero su mirada quedo hipnotizada ante una de las grandes brechas, en el techado del edificio estaba abierto en extensas brechas en la piedra agujereada y venida abajo, y a través de estas Freyja miro con una mezcla de emociones en donde sobresalió la confusión al ver como el firmamento era visible. Un firmamento carente de resplandecientes nubes áureas que cubrían el cielo, la ausencia del destellante sol dorado, y la inexistencia de copos de nieve amarillentos, ahora sustituidos por un oscuro firmamento nublado de plomizos nubarrones ennegrecidos y la impresionante vista de un nuevo astro que reemplazo al sol, una titánica luna pálida rodeada por una circunferencia de reflejos celestes. Las fuerzas de la diosa abandonaron su cuerpo al sentir como si fuera el parpado de un ojo observándola. 

No pudo apartar los ojos de aquel cuerpo celeste que adornaba el cielo, no lo entendía. Era imposible que hubiera pasado tanto tiempo ahí, no había pasado ni siquiera una hora o dos desde que voló desde Helgafell hasta el Valhalla. La posibilidad de que haya pasado la puesta de sol dando por finalizado el congreso de Alatyr la lleno de pánico y la desconecto de todo lo que la rodeaba.

Grave error, por como desde el humo una presencia conocida se hizo presente, y Freyja ensancho los ojos con un nerviosismo creciente. Con espada en mano se viro velozmente y, en embargo, antes de poder realizar un espadazo o emplear su magia Seidr contemplo el cómo su enemiga, la Antivalquiria, aparecía entre un estallido lumínico amarillento dejando residuos de chispas ígneas en el aire a la vez que su espada de incrustaciones de rubí destellaba igual que su gemela de zafiro, ambas espadas hermanas brillando con vehemencia para golpear a Freyja.

La colisión vino acompañada de un estallido lumínico. La explosión arraso por completo con gran parte de la fachada del edificio, celeste acompañado de un rojo ardiente que dejo un rastro de fuego en los escombros que salieron volando cual bolas de fuego al exterior. Junto a los escombros que llovían del cielo también salió despedida una malherida Freyja quien cayo de bruces contra el suelo manchando la superficie herbosa con su sangre escarlata.

La fuerza de empuje que la llevo a salir volando de los interiores del edificio la había dejado casi inconsciente, pero el súbito murmuro del viento invernal la hizo recobrar la lucidez.

Se apoyo con sus manos, se dio cuenta de que había perdido su espada tras el estallido lumínico, pudo haber sido destruida con el impacto del cual se salvó usándola como escudo, sin embargo, poco le importaba ahora a la diosa. Agachada en el suelo apoyándose contra el suelo con sus temblorosas manos sintiendo hilos de sangre recorrer su rostro y salpicando contra el verde hierbajo. Se quedo viendo la hierba, no era dorada, ¿Cuándo fue la última vez que vio vegetación así?

Fue entonces cuando se dio cuenta de su realidad, saliendo de la contusión del impacto, reparo en que ya no se encontraba en el Valhalla, ni siquiera en Helgafell o alguna región conocida de los nueve reinos, si no que se encontraba ahora en un gran valle oscurecido que se extendía por kilómetros a su derredor. Apenas logro distinguir bosques de penumbra a la distancia, cordilleras de montañas sombrías y sobre todo aún más lejos una extraña silueta de un extraño árbol ominoso que se alzaba hasta perforar los cielos.

Se viro en dirección al firmamento otra vez y ahí estaba aquel cuerpo celeste, como si un ojo o un espejo gigante se tratase, casi pareció jurar ver su reflejo ahogado en la superficie lunar por su antinatural cercanía. 

—En un viejo recuerdo ahora vuelto una tumba para los olvidados...

─── ・※ : *!¡☽¡! * :※ . ───

https://youtu.be/vPvP7P3dg-c

ᴠᴏʟᴜᴍᴇ : ▮▮▮▮▮▮▯▯▯

◣━━━━━━━━━━◢

Freyja alzo la mirada, retornándola en dirección a la devastada edificación de los registros Akáshicos, el cual parecía como si hubiera sido teletransportado del Valhalla a aquel paramo de penumbras y desolación. Ahí en el ruinoso agujero en llamas por el cual salió disparada la diosa nórdica, saliendo del umbral, se asomo la erguida figura imponente y blindaje resplandeciente de la Antivalquiria. Freyja se irguió como pudo volviendo a proyectar su manto de luz verde a su alrededor, tanto para prepararse y luchar como para sentirse segura ante la ominosa imagen de aquella guerrera que esgrimió sus dos espadones mientras su poder divino destilaba dándole aires de una diosa de la guerra. 

Azul y rojo, los colores predominantes de su manto divino, cada uno concentrándose en sus espadones refulgiendo con fuerza y emanando intensas fuerzas divinas que alertaron a Freyja poniéndose en guardia aun desarmada. La Antivalquiria pronuncio unas palabras a la vez que sus espadas proyectaron luz y arabescas llamas:

Ante su aguerrido grito, la Antivalquiria, danzo formando incandescentes vórtices de llamas doradas con su espadón. El tornado de fuego recién formado, creando un impresionante pilar de luz que ilumino hectáreas enteras como un faro ardiente, hizo a la guerrera eslava salir volando hacia el cielo como un cometa dejando una estela de luz detrás suya. Freyja vio entre murmurios intensos el como aquella imbatible guerrera rompía la barrera del sonido un centenar de veces. Transformada en un tornado de fuego rojo-dorado la Antivalquiria elevada a kilómetros de altura descendió como un meteorito hacia la superficie terrestre. 

Freyja la contemplo aterrada, sus palabras resonaron en su cabeza y con ellas el dolor de sus heridas se intensifico. ¿Acaso esta era su tumba como bien dijo ella? 

<<No puede ser ¿Hasta aquí llego todo..?>> Se pregunto ensanchando los ojos en inconmensurable horror. 

Pero entonces la sangre le hirvió por dentro en sus venas. El corazón de Freyja Odindottir bombeo sangre como nunca mientras esta misma cerraba los ojos. Se sentía amenazada, superada, a merced de un enemigo superior y lejos de su apreciado hogar que tanto amaba como también de sus hijas. Ahora estaba en un reino muerto como dijo la Antivalquiria, sin embargo, Freyja apretó las manos con intensidad a la vez que abria los ojos con fuerza y miraba el inminente objeto destructor que se aproximaba a velocidades vertiginosas. 

—No...¡Nada va a acabar aquí! —exclamo la reina de Helgafell, gobernadora de la Óblast del Valhalla, y su espíritu se revitalizo a la vez que su aura divina mientras su cuerpo empezó a resplandecer de una fosforescente luz verde— ¡Jamás seré derrotada esperando la muerte de brazos cruzados! Mi legado...mi apellido...¡Prevalecerá conmigo y mis hijas!

 Entonces el aura e indómito espíritu de Freyja erupciono junto a su aura divina verdosa. Un punto de luz verde que era fácilmente observable a kilómetros mientras tifonicos vientos se aglomeraban a su alrededor. El inesperado incremento de poder alerto a la Antivalquiria quien descendía en dirección del punto verde para darle muerte a la diosa nórdica. 

<<¿Pero qué..?>> Ensancho los ojos bajo su yelmo. Chasqueo los dientes al darse cuenta y apretó con fuerza los mangos de sus espadones mientras los destructivos arabescos de fuego se intensificaban. 

Y en el suelo Freyja se inclino mientras se abrazaba a si misma, su aura divina se hizo una con su cuerpo y se concentro en su espalda, bajo su capa de plumas donde empezó a brillar hasta finalmente extender los brazos con un aguerrido grito digno de una diosa guerrera hacer emerger dos anchas y vigorosos pares de alas blancas con plumas que terminaban en bordados verdes. La reina de las valquirias extendió y agito sus hermosas alas, y con una mirada llena de determinación, entorno su mirada hacia su enemiga, lista para enfrentarla.

Freyja Odindottir, rugiendo como una fiera guerrera, salió volando a gran velocidad casi semejante a la de la propia Antivalquiria con un impresionante impulso de sus alas generando poderosas corrientes de vientos huracanados. El impulso de la diosa nórdica fue justo a tiempo para lograr evitar el inevitable impacto de la Antivalquiria, la cual una vez impacto contra la superficie de la tierra a las velocidades vertiginosas cual objeto destructivo termino por provocar un estallido de arabescos fuegos divinos que se alzaron cual torreón de luz a más de cien metros de altura. A continuación de impacto vino la onda expansiva tan poderosa que arraso con toda la infraestructura restante de los Registros Akáshicos junto a horribles hendiduras en el suelo que se extendieron. 

—¡Esas alas de valquiria no serán suficiente para derrotarme!

Freyja batió con fuerza sus alas sobrevolando el campo de batalla, aumentando su altura y manteniendo la distancia, sintiendo el calor del fuego divino de la guerrera eslava opacando el frio de la noche. La guerrera eslava había incrustado sus dos espadones gemelos en el suelo y con ello amplios surcos resplandecientes tras su impacto, sobrecargados de poder divino la Antivalquiria hizo estallar su aura de fuego divino y con ella dando así nacimiento a una erupciones de torreones de fuego ardiente que salió despedido directamente hacia Freyja, como si de erupciones volcánicas cargadas de ceniza y azufre intoxicante que alerto a la reina valquiria. 

Freyja afilo la mirada, sus ojos como los de una ave de rapiña, voló no para huir de los ataques ígneos si no que se abalanzo directo hacia su enemiga logrando esquivar en impresionantes movimientos aéreos los ataques de fuego de la Antivalquiria, la guerrera eslava reparo en la aproximación de Freyja y el gran aumento de velocidad de la misma rompiendo la barrera del sonido y en cuestión de un parpadeo ya estar cara a cara con ella logrando hacer desaparecer una erupción volcánica con la creación de un tornado de fuertes vientos. 

La Antivalquiria maldijo el nombre de Freyja, y con sus dos espadones, esgrimió con una fuerza devastadora sus armas para matar a la reina nórdica al ver como esta intento atrapar su cabeza con sus manos, sin embargo había sido una finta y Freyja se desplazo detrás de la Antivalquiria para asestarle dos fuertes zarpazos con sus manos recubiertas de aquel manto verdoso que volvía sus uñas más las garras de una bestia. La guerrera se sorprendió por un momento, la fuerza de la diosa fue tan que aquellos zarpazos la empujaron pero no había sido suficiente, por sin siquiera dejarla esgrimir sus espadas, la reina de las valquirias ofusco a su mortal enemiga en una serie de golpes con sus garras, puñetazos directo en el vientre de la armadura, una patada ascendente en su casco para buscar aturdirle logrando escuchar gruñidos de parte de la guerrera quien miro iracunda el como su enemiga se negaba a darle si quiera una chance de contratacar al atacarla de todas las direcciones posibles con gráciles y veloces movimientos, alejándose y volviendo entre aleteos, siempre que intentaba algo para interrumpirla.

Se arto de esto. Haciendo estallar sus poderes ígneos la Antivalquiria hizo que las llamas danzaran y se enderezaran recubriendo su espadón izquierdo y con este levanto un mar de llamas que golpearon a Freyja haciendo que por la fuerza del impacto se llevara feas quemaduras y se alejara al aire. No le quiso dar ninguna clase de descanso ni permitirle hacer algún movimiento que le diera alguna tipo de ventaja, consiente de esto la Antivalquiria se abalanzo directamente hacia Freyja obligándola a ponerse a la defensiva y contratacar, alzando sus manos y con las palmas abiertas en dirección a la caballero, Freyja, empezó a disparar fugaces proyectiles de magia Seidr. 

La Antivalquiria los reconoció justo a tiempo, mismo tipo de esferas similares a pequeños cometas de magia Seidr de la diosa nórdica que uso en el inicio de la batalla. La caballero eslava blandió sus espadones contra estos proyectiles destruyéndolos y generando explosiones por el impacto, en lugar de esquivarlos los resistió como un tanque y se aproximo a Freyja quien viendo la corta distancia entre una y otra alzo vuelo aun más alto provocando un estallido sónico que aturdió a la eslava justo antes de que esta lograra apuñalarla con una de sus espadones. Rodeando a su enemigo, volando kilómetros a su alrededor la nórdica la miro como si de un halcón se tratase volando sobre su presa y, entonces, tras un fuerte golpe de sus alas contra el aire salió disparada otra vez contra la caballero a una velocidades vertiginosa mientras esgrimía su brazo derecho y, a través de su magia, invocar una gran garra de halcón emplumada de color verde que uso como un guantelete gigante tensada apuntando a la Antivalquiria.

Tras otro estallido sónico, que despejo las nubes del cielo a su alrededor, la diosa nórdica se abalanzó aun más rápido hacia la Antivalquiria quien sin poder reaccionar a tiempo se vio golpeada por las garras de halcón de Freyja a gran velocidad que la estampo contra el suelo levantando una gruesa nube de polvo, y de aquel malto polvoriento salieron ambas mujeres con Freyja alzando vuelo mientras tiene a su rival atrapada en sus garras intentando liberarse a la vez que iban tomando altura hasta que, a tres mil metros del nivel del suelo, la diosa nórdica lanzo a su rival en un vehemente lanzamiento contra el suelo. 

En medio del aire la caballero eslava nunca despego la mirada de la deidad nórdica y entonces sin darle siquiera la chance de tomarse un respiro en medio del aire, Freyja, se volvió a abalanzar cual halcón contra ella con dos enormes garras de halcón espectrales sobre sus manos. La Antivalquiria se canso de la reina valquiria y antes de que pudiera alcanzarla se recompuso en medio del aire con una grácil acrobacia y blandiendo sus espadones destellando con resplandores azulados y arabescas llamas doradas-rojas. Girando sobre si misma la caballero eslava empleo sus poderes y bailando sobre si misma y desviando la dirección de Freyja golpeándola con un tornado de fuego, haciéndola deshacer sus garras de halcón, y fulminándola con un estoque de su espada de luz azul golpeándola con un devastador tajo.

Freyja apenas fue capaz de crear un proyectil de Seidr que se limito a usar como escudo, pero no fue suficiente, llevándose así el impacto del golpe de la Antivalquiria quien la envió directo al suelo chocando con fuerza contra el mismo. Freyja cayo de espaldas contra el suelo y entre murmurios maldijo el nombre de su enemiga, alzo la vista y ahí la vio en medio del aire con sus dos espadas refulgiendo de poder divino. La Antivalquiria corto el aire y con eso lanzo una andada de tajos de fuego dorado-rojo y de luz azul. Freyja pensó rápido ante el inminente ataque y vio como a su alrededor se aglomeraban los escombros de los Registros Akáshicos, y entonces empleando su control sobre los vientos, y la presión del mismo, la diosa extendió las manos y empezó a juntar todos los escombros del edificio como le fuera posible y usarlos como escudo improvisado. 

La colisión se dio, concreto revestido por el Seidr y los vientos a presión de Freyja colisionaron contra las llamas y luz lunar de la Antivalquiria, dando así el resultado de un lluvia de escombros y polvo que fue atravesado por Antivalquiria en un doble espadazo con sus dos armas, apareciendo en un estallido lumínico, pero sus mandobles fueron detenidos a ultimo instante por la colisión contra las garras espectrales de Freyja. La reina valquiria tenia alzadas las manos con aquellas formaciones espectrales y con una mirada airada las retrajo mirando a su rival y la Antivalquiria la imito retrayendo sus espadones. 

Garras y espadas retrocedieron por un corto instante para ser esgrimidas las unas contra las otras en enfrascado combate donde ambas fuerzas chocaron las unas contra las otras dando pie a pequeños estallidos de energía con cada un pacto que elevaban esquirlas de piedra alrededor de ellas. Cargadas de magia Seidr cada zarpazo de Freyja provocaba pequeños estallidos de energía parta así rivalizar como le era posible contra los poderes divinos de la caballero eslava quien se movía con tal agilidad en distintas direcciones y blandiendo sus hojas gemelas como una maestra espadachín del más alto nivel. Freyja apretó los dientes, sus piernas le dolían y todas sus heridas le ardían a la vez que sangraban a través de sus cortes provocados por la Antivalquiria durante todo el combate desde que empezó. 

Batió sus alas con fuerza para poder mantenerse en el combate, sus piernas podrían fallarle en cualquier instante y ese seria su fin.

<<¡Solo un poco más por favor! ¡Tengo que hacerlo por ellas!>> Pensó preocupada. Entre más pasaba el tiempo, entre más se extendía el combate, más débil se sentía y sus energías la iban abandonando. En cambio aquella mujer, aquella caballero, parecía que no mostrara ni el más mínimo ápice de cansancio. <<Esto es malo...>> El comunicador con el que K le hablaba estaba inutilizado, no podía solicitar ayuda, estaba en un reino diferente siendo llevada contra las cuerdas por una enemiga desconocida de la que nunca antes había escuchado. Empezó a farfullar unas palabras, murmurios incomprensibles a oídos de la Antivalquiria que fulmino una de sus garras espectrales con un esgrime en forma de tornado de fuego. 

—Le quitaron el Valhalla a mi gente...—murmuro Freyja, siendo escuchada por la caballero divina— Me quitaron a mi padre...nos quitaron nuestro hogar sagrado...—quejidos salieron de la voz de Freyja quien miro con rabia a la Antivalquiria, una mezcla de odio y dolor en sus ojos— ¡Me a mis valquirias y a mi primogénita! 

Exclamo, como un rugido de dolor y frustración que buscaba expulsar todos los dolores sentimientos y pensamientos que tenia acumulados en su corazón hizo que su aura divina estallara como la erupción de un volcán ante la sorprendida mirada de la Antivalquiria quien busco retroceder pero fue atrapada por una garra espectral de Freyja. 

—¡¿Por que ellas no pudieron sobrevivir?! ¡Ellas tenían familias y ustedes las destruyeron! —teniéndola atrapada e incapaz de liberarse por la fuerza ejercida por Freyja, la antivalquiria solo fue capaz de limitarse a resistir los azotes de Freyja estampándola contra el suelo mientras gritaba histérica— ¡¿Que derecho venir a nuestras tierras y destruir todo lo que hemos construido con años de esfuerzo malditos?!

Las alas de Freyja brillaron mas que nunca y con un grito histeria y aflicción. Cada palabra y movimiento de la diosa de Helgafell cargado de aquellos sentimientos de dolor y tragedia que ocultaba a sus valquirias. Aun siendo una diosa y reina de todo un reino, estaba tan afligida como los mortales de su Óblast, y tras batir sus alas con fuerzas genero poderosos vientos huracanados más fuertes que cualquier otro mientras la presión del viento aumentaba y la atmosfera de aquel reino empezaba a resultar pesada sorprendiendo a la Antivalquiria quien se preparo para sentir la ira de la reina valquiria. 

—¡¿QUIEN DEMONIOS SE CREEN QUE SON?! 

Vientos huracanados soplaron de todas direcciones, las nubes del cielo se oscurecieron todavía más y empezaron a conglomerarse las unas con las otras. Todos los escombros del edificio fueron arrastrados, sus insignificantes restos aun de pie fueron arrancados del suelo junto a grandes extensiones de tierra mientras la presión del aire solo iba en aumento y su fuerza de arrastre se intensificaba cada vez más. Entonces se genero un inmenso tornado, uno tormentoso tornado que destellaba fulgurantes luces verdosas en su interior como si contuviera en su interior una tormenta. Se extendió a gran altura tanto que atrapo las nubes del cielo separadas de la tierra por extensiones de kilómetros, incluso separados a gran distancia, montañas aledañas fueron amenazadas por ser arrancadas de sus cimientos por aquel tornado provocado por la ira de la Reina Valquiria. 

El tornado empezó a arrastrar con todo a su paso, cualquier cosa que se pusiera en su camino solo se vería diezmada por la presión atmosférica de su interior y en el ojo de la tormenta, azotada por los refulgentes resplandores verdes del interior de vez en cuando, se encontraba la Antivalquiria azotada por los vientos, golpeada por los estallidos de magia Seidr de Freyja, golpeada por sus tormentosas ráfagas de zarpazos al ver como la silueta de la matriarca aparecía de un momento a otro golpeándola con fuerza tal que empezó a provocar abolladuras en su armadura. 

Cada zarpazo, cada proyectil de Seidr, cada patada o lanzamiento de escombros, acompañado de una maldición a la Orden Dorada. 

<<Aun siendo tomada por sorpresa, debilitada, malherida y con tales perdidas de energía, ¡Esta mujer es capaz de hacer esto!>> Maldijo en sus adentro la Antivalquiria. Por primera vez en todo el combate estaba sintiendo problemas para reaccionar a los ataques de Freyja, por primera vez se sentía a merced de su enemiga y contra las cuerdas siendo presa de su ardiente ira divina. <<¡MALDITA SEAS FREYJA!>>

La Antivalquiria se concentro para poder recomponerse entre los huracanados vientos de Freyja y busco su presencia por todos lados, no la encontraba, parecía que desapareció hasta que reparo en la creciente concentración de energía debajo suyo, en lo más profundo del ojo de la tormenta. Freyja Odindottir, estaba alzando las manos concentrando toda la energía de su magia Seidr que le era posible en su estado actual creando una inmensa formación de una esfera refulgente y destellante rodeada por huracanados vientos de tormenta. El destilante poder divino que emanaba le daba la impresión a la Antivalquiria que tendría la fuerza suficiente para destruir todo lo que las rodeaba a ambas, incluso llegando a las lejanas cordilleras montañosas. 

Los vientos del ciclón de Freyja se intensificaron aun más agitando a la caballero divina con una fuerza de arrastre que empezó a provocar temblores y entonces la Antivalquiria empezó a pronunciar unas palabras inteligibles por la fuerza del viento y los atronadores sonidos que expulsaba el ciclón. Freyja fue ajena del hecho de que las dos espadas de la guerrera eslava empezaron a refulgir con sus característicos colores rojo-dorado y azul, aun seguía concentrada en su propio ataque. 

<<Prométeme que volverás, mamá.>> Fueron las palabras de Svanhvít, una de las ultimas cosas que la escucho decirle antes de volar desde Helgafell a emprender esta misión. Sintió que las palabras de su tercera hija le daban fuerzas, resonando en su mente. <<Lo hare, hija mía, ¡Lo hare por ustedes!>>

La tranquilidad y fuerza que le dieron los recuerdos de las palabras de su hija empezaron a tambalearse al sentir una gran y ominosa presencia justo encima suyo. Freyja sintió un escalofrió, aun cargando su ataque de Seidr, ante un aumento masivo de poder divino que empezó a opacar al de Freyja viniendo de donde debería estar siendo sometida la Antivalquiria por sus vientos ciclónicos. Pero al alzar la vista, lo que se topo Freyja, la dejo helada del inconmensurable terror que le genero ver la formación de dos figuras destellantes y refulgentes.

Dos cuerpos celeste de gran tamaño, pálidos, gemelos y brillantes mientras eran rodeados por dos mantos de energía que destellaban brillantes rayos rebosantes de poder, dorado amarillento y celeste neón. Ambos inmensos astros brillaron como las lunas que reflejaban la luz del astro mayor. Ambos cuerpos celestiales empezaron a ejercer una fuerza gravitacional gemela y poderosa mientras brillaban con gran poder divino mientras en medio de ambas lunas, en medio de la gran oscuridad de la noche y el ciclón de Freyja, se alzaba la imponente y divinizada figura de la Antivalquiria, la caballero Eslava blandiendo sus dos espadas gemelas mientras pronunciaba en voz baja unas palabras y con cada una intensos escalofríos consumieron a la reina de las valquirias.

El terror de verse superada en fuerza, resistencia, velocidad, en poder divino por una enemiga desconocida que la tenia a su merced. Las fuerzas de Freyja fueron diezmándose en paralelo al choque de ambos cuerpos lunares. 

Y con un impulso hipersonico que rompio la barrera del sonido un millar de veces generando una onda expansiva tan devastadora que despejo el firmamento de cualquier rastro de nubes a más de veinte kilometros a la redonda. La Antivalquiria hizo colisionar ambos astros lunares yn una explosión de poder tal con el que vio impulsada contra Freyja a velocidades imperciptibles, Freyja no pudo ver ni siquiera un borron, solo sentir el impacto de una fuerza de arrastre y devastación tal que la hizo recordar los tiempos de la conquista de la Orden Dorada.

Tiempos de conquista, devastación y desolación que ni todo el poder de su familia unida por su padre Odín pudo detener. 

La totalidad del mundo paralelo fue sacudida al completo por la colisión de las Lunas y el impacto impulso de la Antivalquiria. La onda expansiva resultante diezmó por completo el ciclón de Freyja, seguido de otro terremoto las montañas aledañas se vieron incapaces de resistir la magnitud del temblor cediendo ante este y viniéndose abajo las cordilleras enteras, los bosques fueron arrasados por la onda expansiva y los vientos huracanados que vinieron a continuación. Hectáreas de tierra entera fueron devastadas provocando la elevación de amplios segmentos. Y sin ninguna luz que iluminase el cielo el reino desconocido fue consumido por la oscuridad de la noche, en un reinado de silencio. 

- - ┈┈∘┈˃̶༒˂̶┈∘┈┈ - -

https://youtu.be/nApFAqy6TP0

ᴠᴏʟᴜᴍᴇ : ▮▮▮▮▯▯▯▯▯

◣━━━━━━━━━━◢

El silencio persistió por varios minutos, no había ningún rastro de vida en el punto de colisión donde una vez estuvo el ojo del huracán, todo el reino desconocido fue consumido por el mutismo. De pronto, en medio de lo que parecía ser un enorme claro abierto en la tierra, se escucharon los quejidos de impotencia de una mujer, y ahí mientras motas de polvo caían ensuciando su mono negro, yacía Freyja Odindottir sin ninguna clase de fuerza, derrotada y a merced de la acorazada silueta de la caballera eslava que empezó a acercarse a ella lentamente con sus dos espadas en mano.

La ropa de Freyja estaba hecha jirones y maltrecha, a diferencia de la Antivalquiria quien apenas y tenia unos cuantos rasguños y abolladuras en su armadura. Freyja intento levantarse, pero fue inutil, sus brazos y piernas le fallaron y se golpeo contra el suelo quedando limitada a ver como su verdugo se acercaba a ella. Sollozo, sollozo de frustración, impotencia, afligida y derrotada pero sobre todo por el hecho de haber fallado en derrotar a esa mujer.

<<Eir...te he vuelto a fallar...>> Pensó la reina de Helgafell y miro el oscurecido firmamento, débilmente llevando su mirada al disco lunar que ocupaba gran parte de mismo. <<Lo siento, enserio que lo siento...>> se lamento, una ultima vez, antes de cerrar los parpados y caer rendida ante el cansancio y el dolor. 

La Antivalquiria se acerco al cuerpo, ahora inconsciente, de Freyja. Por un momento viro su mirada a su derredor, examinando la gran devastación que ambas guerreras provocaron en su combate, hubieron varios momentos en donde se sintió en peligro al subestimar a la reina valquiria pero ahora estaba ahí inmóvil y a su merced. Solo tendría que dar el golpe de gracia con su espada, siguiendo las ordenes de su señor, y entonces blandió su hoja de incrustación de zafiro para dar el golpe de gracia.

Un corte limpio en el cuello, para acabar con la vida de su enemiga de una vez. La Antivalquiria esgrimió su espada contra el cuello de Freyja y así terminando su tarea.

.

.

.

.

.

╔══《✧》══╗

D̷̽̌E̶̓͂T̸͈̈́E̶͒́Ň̶̕T̴̂͝Ĕ̵́

╚══《✧》══╝

El cuerpo de la guerrera Eslava sufre un espasmo durante un instante, haciendo que su cuerpo se desviara y enterrara su espada a un lado de la cabeza de Freyja solo cortándole unos pocos cabellos de su melena dorada. Sus movimientos se vieron interrumpidos, y también restringiéndoselos. Una voz retumbo en su cabeza e hizo eco, una poderosa pero a la vez elegante voz de un hombre. 

La Antivalquiria bajo sus espadas, luego de desenterrar del suelo la que había usado para intentar decapitar a la nórdica, a su vez que la voz retumbo no solo en su mente si no que pareció sentir que sacudía todo el mismo espacio de aquel reino desconocido como si estuviera en todos lados. La guerrera eslava no tardo en reconocerlo al instante, clavo sus dos espadas en el suelo y se arrodillo en un gesto de lealtad. Era la voz de su señor y ante él se agacho haciendo una reverencia de lealtad eterna.

—Mi señor. —dijo la Antivalquiria mientras de reojo miraba el cuerpo de Freyja yaciendo en el suelo—. He cumplido sus designios y me honra mostrarle los resultados de mi misión y escuchar su voz. 

La Antivalquiria volvió a sentir un zumbido en su mente. Sintió como todo el espacio, todo lo que alcanzaba a la vista y más allá, murmuraba la voz de aquel a quien era leal. Miro hacia el firmamento y por un momento juro ver que el aura azulada que cubría la luna era sustituida por un mando áureo. La voz de su señor volvió a sacudirlo todo.

La Antivalquiria escucho solemne y con pulcro silencio las palabras de su señor. Observo entonces el esbelto rostro de la reina valquiria. Se le había dado las ordenes de acabar con ella, darle muerte, arruinar sus planes de infiltración mientras el sagrado consejo de los dioses se llevaba acabo en el Congreso de Alatyr. Pero ahora su emperador, su preciado señor, le decía que había un cambio de planes. Escucho atenta cada palabra de su señor, un rey que hablaba con elegancia, agraciado en sus palabras, y con una seguridad despreocupada pero severa de una deidad que sabe que tiene todo bajo su control.

—Mi lord...Si me lo permite. —hablo la Antivalquiria. La caballero alzo la vista ante el inmenso disco lunar que se alzaba en el firmamento, como si fuera el ojo de su dios viendola— ¿Puedo saber cual es ese cambio de planes?

Los poderosos ecos que sacudieron el espacio de aquella dimensión paralela resonaron en todas partes. El emperador del cosmos le dio una respuesta a su leal espada, la caballera divina se asombro y miro a un lado suyo a la reina de las valquirias. Una orden sencilla pero que cargaba en sus palabras un peso colosal:





Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top