Capitulo IV


— I suffer without teaching my discontent and

love, although I must appear hateful.

Elizabeth I the England.

Cuándo ente a la iglesia de Saint-Aspasis las personas me miraban demasiado extraño por usar lentes de sol, pero no me importo, di gracias al cielo por permitirme seguir viva luego de la dolorosa transformación, le rogué a Dios que no me rechazara por ser lo que ahora era y me encomendé a los ángeles para que me libraran del pecado, luego de hacer eso salí rumbo a mi siguiente destino y así pase todo un día explorando las calles de Melun.

Cuándo el atardecer estaba por caer, decidí volver al castillo y al entrar Madeline me informó que todas mis cosas ya estaban en mi habitación, luego le envié un mensaje a Horus para decirle que había llegado a casa e inmediatamente me respondió diciendo que llegaría pronto y que le gustaría cenar conmigo.

Subí a mi habitación, desempaque algunas cosas, prendí mi laptop y al instante apareció una notificación de Skype de parte de Aramis, la acepte de inmediato, cerré la puerta y luego regrese a la cama para sentarme en posición de flor de loto, ponerme los audífonos y comenzar la video llamada.

— Linette, te estuve intentando contactar desde la mañana, Scarlett me contó todo, ella dijo que tú te convertirías en actriz sin siquiera haberte graduado, todo gracias al poder del dinero, ¿es cierto que estas a cuarenta kilómetros de París y ahora eres la pareja de sangre del próximo líder del Régimen Vampiro.

— Todo lo que te dijo Scarlett es verdad —exclamé mientas le mostraba un poco de la lujosa habitación donde estaba.

— Vaya que envidia tú ya fuiste convertida en vampiro sin siquiera pasar alguna prueba, pero supongo que ser la prometida de Horus es mucho peor.

— En realidad no lo es tanto, Horus me ama y eso es suficiente para mí.

— Sí claro, no me vengas con que ahora lo amas también, seguramente lo dices porque te convertirá pronto en actriz y vives rodeada de lujos.

— Cree lo que quieras Aramis, pero él me abrió los ojos sobre cómo me trataba el mundo y es lindo conmigo.

— Bueno supongo que caíste perdidamente ante los encantos de ese vampiro —Al decir aquellas palabras Aramis cruzo los brazos y luego estornudó, entonces me percaté de que no estaba bien.

— Y ¿Cómo llevas lo del entrenamiento ya sabes? — pregunté con curiosidad.

— Es horrible, me enferme de gripa por meterme a una tina con hielos, según para soportar las altas temperaturas, comí carne casi cruda y termine con un terrible dolor de estómago, el ejercicio obligatorio igualmente me está matando y no se compara con lo que hacemos usualmente como aspirantes a actores, desvelarse sin sentido creo que también me afectara y hacerme heridas para beber mi propia sangre no es nada bonito, ya tengo mis brazos todos vendados, lo único que no se me dificulta son los estudios de latín.

— Ouch, eso de verdad es horrible y Louis ¿cómo lo está llevando?

— Bueno no sé si ya terminaste de leer el grimorio pero yo ya lo he hecho, por eso no te pregunte nada sobre la flor que tienes en el cuello, según leí si convierto a Louis en mi pareja de sangre él no tendrá que pasar lo mismo que yo y hacer algún tipo de prueba, se supone que ese es un privilegio que tienen los elegidos como pareja de sangre justo como tú, pero no sé si aguante seguir comiendo cosas crudas, diablos, lo único que soporto son los huevos de codorniz en jugo, pero comer la carne así es asqueroso.

— Un momento...estas diciéndome que convertirás a Louis en tu pareja de sangre ¿De verdad? Wow ese sí que es un gran avance en su relación.

Las mejillas de Aramis se comenzaron a poner coloradas, volteo hacía otro lado de la webcam y dijo — Esto solo lo estoy haciendo porque no tengo otra opción, Louis aún vive con sus padres y hacer todas estas cosas harían que ellos descubrieran sobre la secta y evidentemente eso sería peligroso para él, además si logro sobrevivir a toda esta tortura y me convierto me asegurare de molestarte diariamente, no confío para nada en ese tal Horus.

Estaba a punto de decir algo más pero alguien estaba tocando la puerta de la habitación, me despedí de Aramis y corte la conexión, luego me dirigí a la puerta y la abrí.

— Oh Madeline ¿Qué sucede? — pregunté al verla con una mueca en su rostro.

—Señorita, le vengo a entregar algunos vestidos que Horus mando comprar para usted y disculpe mi indiscreción pero sé muy bien que estaba hablando con alguno de sus amigos, escuchar cosas a distancia es uno de los privilegios de ser vampiro, pero descuide no se lo diré al príncipe, simplemente asegúrese de no hacerlo cuándo este él.

Yo asentí tímidamente mientras suspiraba y tomaba los vestidos que ella me daba, le di las gracias, pregunte donde se encontraba el baño y me fui directo a él para darme una rápida ducha y cambiarme.

A las once menos veinte la chica con la correa en el cuello me fue a buscar a mi habitación para avisarme que Horus había llegado, le di las gracias y baje de inmediato a recibirlo, él me alzo en un abrazo y luego me bajo para darme un tierno beso, recogió mi cabello y lo ato con un bonito broche de diamantes y la forma de una flor de loto negra, sonreí y le di las gracias mientras él me tomaba de la mano y me acompañaba al comedor.

— Así que ¿Te divertiste explorando Merlun? —Preguntó él mientras rebanaba su filete crudo.

— Oh sí, lo hice, gracias a ti pude ver bastante de la ciudad y conocer el maravilloso museo de Gendarmerie — respondí al mismo tiempo que comía mi filete intentando no vomitar al sentir en mi boca la sangre que aún tenía, Aramis tiene razón esto es asqueroso, no puedo imaginar la tortura que tiene que aguantar siendo que aún es un mortal, pensé para mí misma.

— Y fuiste a la iglesia...no crees que para un vampiro eso es...

—Incorrecto —interrumpí a Horus mientras lo veía seriamente.

— Eso mismo pienso, eso fue una completa estupidez, no, en realidad toda religión monoteísta lo es, fue demasiado peligroso y arriesgado ¿Qué pasa si alguien descubría lo que eres?

— Entonces ¿porque no me lo dijiste cuándo me respondiste mi mensaje? —Musité molesta.

— Porque pensé decírtelo en persona, como mi pareja de sangre y futura esposa debes apegarte a la religión pagana, así no necesitas acudir a ninguna iglesia, mira si quieres un ejemplo la religión pagana nórdica es la mejor...

— Espera un minuto, ¿Te refieres a que quieres que deje mi religión para adorar a Thor y Odín? Mira Horus yo te abrí mi corazón y podría decirse que estoy comenzando a enamorarme de ti, pero tener que cambiar mis creencias es demasiado...

Estaba a punto de continuar con la discusión pero Horus se molestó demasiado, así que dejó clavado el tenedor en su filete y se dirigió a hacía mi para tomarme del brazo y arrastrarme hacía su habitación.

— Es que no ves que hago esto porque quiero protegerte, los religiosos son demasiado peligrosos para un vampiro, podrían lincharte o algo peor ¿recuerdas lo que hacía la santa inquisición con los paganos?

— ¡Yo le jure mi eterna devoción a Dios y a la santa patrona de Francia, mi fe es lo que me mantiene firme ante las dificultades! —grité mientras notaba como unas cuantas lágrimas se resbalaban por las mejillas de Horus y sus ojos se tornaban de un azul intenso, tomó mis muñecas con una de sus manos y las puso arriba de mi contra la pared mientras con la otra mano me arrancaba el rosario y la medalla de Juana de Arco del cuello dejándome un ligero corte al hacerlo tan brusco, pero que en cuestión de segundos logró sanar.

— No me dejas otra opción más que negarte que salgas del palacio de nuevo.

—Horus... n-no, todo menos eso, y-yo me equivoque tienes razón es una tontería que piense que a estas alturas Dios me tendrá misericordia, teniendo en cuenta que nunca moriré no podré ir al cielo, seré una pecadora toda la vida.

Horus me soltó las muñecas y yo caí al piso sollozando mientras abrazaba mis rodillas, luego alce el rostro hacia él y le suplique que me perdonara.

— Cariño por favor perdóname, de verdad fui una tonta por ignorar que todo lo que haces y me pides es por mi bien, no volveré a contradecirte lo prometo, te amo.

Horus lazó lejos mis preciadas reliquias religiosas, se agacho para besar mis lágrimas y me puso un collar de pentagrama con runas a su alrededor, tomó mi mano y me ayudo a levantarme, luego se sentó en la cama e hizo que me sentara en sus piernas.

— Hoy me debes demasiadas cosas y un beso no lo podrá pagar esta vez, te di un broche de diamantes, vestidos de diseñador, un collar con años de antigüedad, hice que te trajeran todas tus cosas de París, me interrumpiste en la mesa e hiciste que me molestara contigo, así que no creas que te perdonaré tan fácilmente.

Comencé a temblar e imaginarme que era lo que quería de mí, supuse que era sangre, así que toque mi cuello y cerré los ojos esperando que sus colmillos desgarraran mi carne y succionara mi sangre, pero en lugar de eso él susurro.

— Porque no nos perdemos en el pecado de la lujuria esta noche y me das aquello que todo hombre y vampiro desea de una mujer.

Ante tal petición me quede muda y no podía pronunciar respuesta alguna, jamás espere que me pidiera tan pronto tener relaciones y darle mi preciada virginidad todo en el mismo día en el que me había vuelto oficialmente su pareja y había aceptado mi destino junto con el privilegio de estar a su lado.

Me levante y puse ambas manos en sus hombros, mientras mi conciencia me gritaba que lo que estaba a punto de hacer atentaba contra mi moral y principios.

De todos modos, dentro de diez días seré su esposa, no hay nada de malo que me entregue a él antes de la luna de miel, me dije a mi misma para calmar un poco mis pensamientos, así que suspire y desate el moño que tenía el cuello de mi vestido, baje el cierre y lo dejé caer al piso quedando totalmente expuesta ante él, mostrándole una vista que ningún hombre había visto.

En la universidad todas las chicas corríamos por ahí en ropa interior o con una toalla enredada mientras esperábamos nuestro turno para usar las regaderas, no había vergüenza alguna e inclusive entre amigas solíamos comparar nuestras medidas, pero estar frente a un hombre que estaba a punto de tomarte por completo era distinto, me moría de vergüenza, mi corazón seguía latiendo con lentitud pero estaba segura de que si aún fuera mortal mis latidos estarían descontrolados.

Desabroche la camisa de Horus lentamente, mientras él me devoraba con la mirada.

En realidad no tenía experiencia en hacer ese tipo de cosas, después de todo yo era una inocente chica de dieciocho años antes de conocer al hombre que iba a tener todo de mí; pero como mencione Scarlett y yo nos contábamos absolutamente todo, así que la primera vez que lo hizo con Romeo emocionada me conto una parte hasta que yo le dije que parara, sinceramente no quería saber más detalles de cómo fue despojada de su virginidad.

La camisa terminó en el piso junto con todo lo demás que nos quedaba de ropa, entonces Horus me cargo como princesa rosando con sus manos toda mi pálida piel desnuda, me acostó delicadamente en la cama y se colocó sobre mí, dedicándome así una mirada salvaje similar a la que tiene un felino que está a punto de devorar a su presa, luego de eso se dedicó a besar con pasión cada parte de mi cuerpo, haciéndome caer en el éxtasis y el placer, con sus colmillos mordió una de mis piernas y debo decir que sus colmillos encajándose por todas partes de mi cuerpo era demasiado doloroso

— Nena, no te asustes, solamente te hare un poco de daño del bueno —exclamó con un susurro mientras yo trataba de no pensar en el dolor que sus mordidas me provocaban y cuándo estaba a punto de tomar mi virginidad acaricio mi rostro y limpió una pequeña lágrima que resbalaba por mi mejilla.

— No hay escape cuando empiece, una vez que esté dentro de ti me apoderare por completo de tu corazón, así que aguanta hasta que termine ¿Puedes aguantar lo que estoy a punto de hacer? Apuesto que pensaste que yo era terriblemente dulce, un ángel caído a tus pies, pero estoy a punto de subir el calor, está bien, estarás bien, toma el dolor, toma el placer, soy el maestro de ambos, cierra los ojos, no tu mente y déjame entrar en tu alma, voy a hacértelo hasta que estés totalmente sorprendida, hasta que grites mi nombre.

Entre gritos de dolor y sonidos de placer la noche fue demasiado corta para los dos, nuestros cuerpos terminaron empapados de sudor y toda la habitación apestaba a nuestras feromonas, mi cuerpo se sentía pegajoso, mis labios estaban hinchados y sentía una extraña sensación en mi vientre y en mi parte baja, había demasiados condones usados en el piso y ya estando demasiada cansada de haberlo hecho toda la noche acabe quedándome dormida mientras Horus me abrazaba y me decía algo en alemán que no alcance a comprender.

— *Ich will nur in deinem Schoß sein, niemals gehen.

N.T Solo quiero estar en tu regazo, nunca te vayas.

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