Tsuna & Reborn
Tsuna estaba en shock, sentía que cada extremidad temblaba, las ganas de vomitar iba aparecer en cualquier momento, miro de reojo la ventana.
¿Saldría herido si saltaba desde el segundo nivel?
Por suerte nadie lo había visto, así que solo tenía que escabullirse entre todas las personas, ir a la cocina, dejar el pastel y las demás cosas y huir.
—¡Tsuna-kun! — llamo cierta pelinaranja moviendo su mano sonriendo
Kyoko se acercó hasta él sujetando su brazo, tembló ante las malas miradas de todos los chicos que estaban enamorados de la Idol de la escuela.
Apreciaba a Kyoko, pero en este momento quería que ella desapareciera.
¡Quería huir!
—¡K-Kyoko-chan, tengo que..! — balbuceo con pena y nerviosismo intentando salir por la puerta
En su intento de huida, choco contra la persona que quería evitar.
Reborn.
¿¡Cómo acabó todo así?!
Ah, ya recordaba, todo había empezado unos días antes.
• • •
Tsuna era un estudiante promedio, se esforzaba por mejorar sus calificaciones, castaño, orbes miel, estatura baja, era el más bajo de todo el salón.
Constantemente se tropezaba con sus propios pies o el aire, eso le había dado mala fama desde su niñez, fue el objetivo de las burlas hasta hoy en día, las cuales pararon un poco al tener como escudo a Takeshi, Hayato y el demente metrosexual de Mukuro.
Si, metrosexual.
Su rutina diaria consistía en levantarse temprano, darse un baño, ponerse el uniforme y desayunar solo, mientras su madre se iba al trabajo, salir de casa, encontrarse con sus amigos, evitar que Mukuro acosara sexualmente a quién pasará por la calle, y parar las peleas románticas de Hayato y Takeshi.
Era la misma rutina que se repetía siempre, incluso en su cumpleaños, no recibía ni una sola postal de su padre, tan solo una breve llamada de su abuelo.
Era triste, no tenía hermanos, su padre estaba ausente, su madre trabajaba todo el día.
Casi toda su familia, extrañamente, residía en Italia.
—¡Tsuna-san! — fue casi derribado en la entrada de la escuela por Haru
El castaño sonrió abrazándolo, parecía querer asfixiarlo, pero Hayato amablemente los separó.
—¡Ya déjalo en paz, maldito!
Ah, Hayato, no había día donde no insultara.
El contrario tan solo se cruzó de brazos indignado, era una costumbre que se encontrarán en la entrada, ya que Haru asistía a una escuela solo para chicos, debía pasar por ahí para llegar.
—Herbívoros...
La amenazante voz del líder del comité de disciplina asustó a la mayoría, Tsuna tan solo pudo sonreír con nerviosismo, mientras movía sus manos, como la peste, todos huyeron, pero el castaño se quedó aún ahí, parado, metió sus manos a la mochila sacando una bolsa de galletas con listón púrpura.
—Hibari-san, espero que esta vez sean de su agrado — comento entregándole en sus manos las bolsas, hizo una reverencia corriendo para no llegar tarde
Hibari era un chico silencioso, que amaba la tranquilidad y detestaba las multitudes, pero pese a ello, le gustaba el ambiente que el herbívoro conejo traía consigo, además de las galletas y los postres ofrecidos como símbolo de su extraña amistad.
Por eso tenía un gran enojo e irritación con el chico del grado superior.
Ese carnívoro tenía el amor más puro que alguien le hubiera ofrecido, pero no lo vio, y si lo vio, fue un tonto por dejarlo ir.
Tsuna apresuró su paso por los pasillos, los del comité, los pocos que patrullaban, lo dejaban pasar, viendo ese llavero de canario que hacia juego con el del pelinegro, ciertamente una amistad extraña.
Cuando entro al salón varias bolas de papel le dieron en la cara, al estar desprevenido se asustó, cayendo sentado al suelo, las burlas se hicieron presentes, por más amenazas que lanzaba Hayato.
Takeshi le ofreció su mano, ayudándolo a ponerse de pie, recibiendo malas miradas de las chicas.
Hana bufó viendo la escena, sus compañeros eran idiotas.
Nada mejoró cuando entro el profesor, este dejo que las humillaciones siguieran, pero ignoro todo eso, anotando en su libreta, las recetas para nuevos pasteles y galletas.
Era su pasatiempo, le salía bien eso, era su pasión, algo poco masculino, según todos, hasta su propio padre.
Pero sus amigos, así como el comité de disciplina, alababan sus creaciones.
Miro de reojo el calendario en la pared, era octubre, sonrió un poco, pero eso llegó con una punzada a su corazón, oculto su rostro entre sus brazos, ignorando la clase. No debía ilusionarse demasiado, su padre no vendría este año, su madre trabajaría hasta tarde, y no quería que sus amigos le hicieran una fiesta, en la cual se sentiría pésimo, suspiro cerrando sus ojos.
Kyoko pincho la espalda de Hayato con la punta de su lapicero, señaló a Tsuna, quien tenía la mirada perdida.
La preocupación del mes volvió.
Las clases pasaron volando, llegando al receso, subieron a la azotea, donde todos empezaron a comer, menos él, no tenía hambre, pero se obligó a comer un poco para no preocupar a nadie.
Pero eso tuvo el efecto contrario.
Pegó su espalda contra la pared, mirando al cielo, viendo unas nubes pasar, siendo libres.
—Tsuna — llamo Hana dándole un golpe en la frente con sus dedos
—Ah, perdón Hana — se disculpó sonriendo mientras rascaba su nuca
Honestamente no estaba de humor para inventar una excusa, tan solo quería irse a casa, se sentía mal, sentimentalmente.
—¿Porqué no te adelantas? — ofreció Kyoko sonriendo, intentando ocultar su preocupación
Hablarían cuando el castaño se fuera.
Asintió poniéndose de pie, salió bajando los escalones, casi llegando al final, se topó con el chico que todas las chicas querían, el perfecto Reborn.
No alzó la mirada, ni se forzó en sonreír, tampoco en saludar, solo se disculpó para ir al lugar donde más cómodo y seguro se sentía.
El azabache solo lo vio irse, viendo esa delgada figura desaparecer en los pasillos.
[...]
—Perdón por molestar, Kusakabe-san.
Parpadeó con lentitud, dándole una pequeña sonrisa que solo hizo sentir mal a los que la veían.
—Nunca será una molestia Sawada-dono — se apresuró a decir el chico de copete, le sirvió té, galletas que el mismo chico castaño había horneado, se movió de un lado a otro
Se sentía en el ambiente que el chico estaba volviendo con su problema de baja autoestima.
Ese era el problema. Todos creía que eso se desaparecía, pero no, siempre estaba ahí, como una mancha, que volvía cuando más indefenso estaba.
Cuando Hibari entro a la oficina, extendió un permiso para que se fuera a casa, Kusakabe-san fue por la mochila y le informo de todo a sus amigos.
Desde la ventana de los niveles superiores se veía la pequeña figura del castaño caminar fuera de los terrenos de la institución.
Mukuro tan solo le envío un mensaje al payaso sonriente para saber que había pasado, ya que tuvo que faltar al receso con los demás, miro de reojo, que cierto azabache de patillas veía a su amigo.
Chasqueo la lengua fastidiado mientas guardaba el aparato, sentía una cierta molestia por ese sujeto.
No le agradaba.
Ambos estaban en el mismo salón, de hecho, fue por él que el castaño conoció a su crush.
Pero ese sujeto tenía enamorado a todas las chicas, además de cambiar de novia cada semana, era un pica flor, ese tipo no le convenía a su amigo, era demasiado puro, noble y sentimental, seguramente saldría herido, si no es que lo estaba ya.
(...)
Había conocido a Tsunayoshi por su hermana menor, ella estaba en el hospital debido a un accidente automovilístico, solo su hermano mayo y él iban a visitarla, pero ese día estaba un niño de cabellera castaña alborotada haciéndole compañía, mientras le daba unas galletas.
El niño, usaba una sudadera anaranjada, shorts color café y medias blancas con zapatos negros, eran tan pequeño que solo veía su cabello, ya que la camilla lo cubría por completo.
Solo tenía cinco años.
Cuando estaba por salir, pudo ver que el castaño tenía varias gasas en su cara, así como vendas en sus brazos, estaba muy lastimado, este al verlo solo le sonrió de manera tímida y salió corriendo. Nagi le había explicado que su nuevo amigo, había sido golpeado por unos chicos un par de años más grande, dejándolo en ese estado, según ella, se veía mejor ahora, que cuando vino.
Las visitas fueron constantes, y él se acostumbro a su presencia, no tenía problemas, Nagi le tenía afecto al niño.
El mocoso siempre le llevaba postres, pasteles y cosas de ese tipo, cuando le pregunto, solo por curiosidad, descubrió que era el castaño quien los preparaba, pero no sé lo decía a nadie, ya que eso no era algo que un niño tenía que hacer.
Después de unos sufle de chocolate, Mukuro acepto al niño como amigo, había obligado a su hermano para que lo transfiriera a la misma escuela del castaño, aunque tuvo que estar en otro salón debido a su edad, no le importó.
[...]
Apretó los labios, dejando una línea recta mientras entraba a la casa, quitándose los zapatos.
—Ya llegue — anuncio, aunque no sabía para que lo decía, su madre no estaba en casa y su padre ni por un milagro llegaría de visita
Subió a su habitación, tirándose boca abajo en la cama.
No tenía ánimos para nada.
Tan solo quería desaparecer por unos momentos. Hundió su cara en la almohada cerrando los ojos, sentía su cuerpo cansado.
Mientras él descansaba, a varios miles de kilómetros de distancia, en Italia, un hombre rubio estaba revisando los documentos, mientras el anciano los firmaba.
—¿No irás? — pregunto sin apartar su mirada de los documentos
—Hay demasiado trabajo — se excuso respondiendo de inmediato
"La misma excusa de todos los años" pensó Timoteo con pesar dejando los papeles.
Aunque quisiera, él no podía viajar hasta Japón y llenar de regalos y abrazos a su nieto, no tenía esa libertad, pero el rubio si, y estaba ahí, trabajando, en vez de estar con su único hijo.
Le preocupaba, pero aún así, no hacía nada, nadie lo hacia.
Afortunadamente, los que estaban fuera de la familia pensaban distinto, ellos hacían todo para que estuviera bien.
Xanxus tan solo bufó pasando de largo con la botella de vino en sus manos, saco su teléfono llamando a los inútiles que tenía como subordinados.
—Necesito que consigan mucho chocolate y unos peluches — ordenó cortando la llamada antes de que la persona del otro lado contestará —. Más vale que me lo agradezcas pequeña basura.
Sonrió saliendo al jardín.
[...]
—¡Tsuna-san!
El grito lo tomo desprevenido, provocando que rodará por la cama y cayera, tropezo varias veces hasta llegar a la ventana, se asomó viendo a Haru que agitaba su mano.
¿Habían acabado las clases ya? ¿Cuánto tiempo durmió?
—Tsuna-san, ¿Puede acompañar a Haru-desu? — pregunto el chico agitando su mano en la entrada de la casa
—¡Ah! ¡E-espera! — pidió corriendo escaleras abajo, poniéndose los zapatos, no se había quitado el uniforme, así que se fue con eso puesto —. ¿A dónde? — se le ocurrió preguntar a medio camino
—Haru quiere hacer pastelillos para sus compañeros, pero no soy bueno así que... — se apeno mirando al castaño quien parpadeó —. ¡Por favor, Tsuna-san!
Junto sus manos, rogando mientras agachaba la cabeza.
Se puso nerviosos cuando Haru hizo eso, así que acepto, fueron a comprar los ingredientes, mientras revisaba que clase de harina sería mejor, vio de reojo unas patillas fuera de la tienda, sacudió su cabeza, poniendo su atención a lo importante.
Estaba viendo cosas donde no las había.
Estaba enamorado del ikemen* de la institución, el Adonis que toda chica quería, pero no estaba seguro si era amor, lo pensó por mucho tiempo, no creía que fuera amor a primera vista, solo habían tenido pequeñas conversaciones, se veían en los pasillos.
Pero más allá de eso, no había nada, tal como se lo había dicho a Kyoko cuando le pregunto, eran sentimientos pasajeros, así lo fueron, alguien como él, no podía estar con ese tipo de personas.
Reborn cambiaba de pareja cada semana, era un mujeriego, obviamente eso no iba a cambiar, menos por él.
Así que se obligó a esconder esos sentimientos, y con el tiempo, empezaron a desaparecer viendo la realidad.
Solo quedaba un pétalo de aquel amor, y este se iba a marchitar, así lo haría.
Extrañamente, hacia meses que el ikemen no tenía una pareja, raro, pero no le dio importancia, dejo de buscarlo con la mirada, y ocupó su tiempo en hornear.
—¡Tsuna-san! — Haru lo abrazo por detrás, asustandolo, estaba tan metido en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando este se acercó
—¡H-Haru! — chillo poniéndose rojo, provocando que el otro se riera
—¡Ah, eres tan lindo!
"¿¡Lindo?! Haru por dios, esto es vergonzoso" pensó cubriendo su rostro, todos los veían.
Al hacer eso, no se dio cuenta que un par de ojos llevaba tiempo viéndolo, enojandose por la escena que presenciaba.
Haru pago todo y regresaron a casa, Tsuna empezó a explicarle a Haru los pasos, dándose cuenta que era un desastre en la cocina, después de varios intentos, y casi incendios en la cocina, todo estaba listo.
Estaban llenos de harina, huevos y otras cosas en el cabello, el castaño miro la hora en el reloj de la pared, era tarde, su madre no había llegado, iba a cenar solo otra vez, ante ese pensamiento su rostro mostró una mueca de tristeza.
Qué fue borrada cuando Haru le ofreció comer en su casa.
Una vez más, deseo tener una familia como la de los demás, un ambiente agradable, hogareño, con amor, comida caliente, y padres amorosos.
Takeshi solo tenía a su padre, pero era feliz, Hayato tenía a su hermana, era feliz, todos eran felices con sus pequeñas familias, pero él ¿Era feliz?
Esa noche el deseo de una familia comiendo mientas conversaban volvió, y odiaba eso, solo eran deseos, que no alcanzaría a sus padres.
Tampoco esperaba que lo hicieran.
[...]
A la mañana siguiente, estaba haciendo su rutina, cayó contra el suelo, cuando vio varias cajas frente a la puerta.
Parpadeó sorprendido.
Leyó el remitente, venía desde muy lejos, y de la persona menos esperada. Xanxus le había enviado un paquete, los abrió ahí, afuera de la casa, en la entrada.
¡Eran muchos chocolates y peluches!
¡Eran adorables!
Los chocolates tenía formas linda, de peces, pájaros, conejos entre otros, de igual manera, los peluches combinaba con los chocolates.
¡Leones, aves, gatos, cocodrilos!
Dios, eran tan lindos, sonrió tomando uno de esos entre sus brazos, abrazándolo con cariño, era el de un tigre blanco.
"Gracias" pensó con felicidad, teniendo ganas de llorar.
Para cuándo llegaron sus amigos, encontraron a un castaño rodeado de peluches al grado de llorar, lo ayudaron a meter todo a la casa y se fueron para no llegar tarde.
Hibari parpadeó, dejando que todos lo vieran sorprendido, lo estaba, Tsuna cargaba un peluche que curiosamente le recordaba a su mascota Hirbid.
—¡Mira, mira, mira! ¿No es lindo? Xanxus me envió muchas cosas, supongo que es porque mi cumpleaños se acerca — su emoción era palpable, sus orbes brillaban, temblaba de la emoción
Juraron que vieron flores, arcoiris y un unicornio detrás del castaño.
—¿Estas feliz? — pregunto Mukuro teniendo ganas de reír por lo que veía
—¡Mucho! — contestó sonriendo
Dios, su alma estaba siendo purificada, estaba por quedarse ciego por tanto brillo.
Los estudiantes pasaron rápido, ante la mala mirada que les daba el prefecto, excepto por una persona que solo se quedó ahí, mirando, deseando recibir esa sonrisa.
Paso muy feliz las clases, abrazando a sus peluches, los cuales disminuyeron cuando le regaló el de canario a Hibari, nadie le dijo nada, nadie hablo de eso, el prefecto estaba de buen humor, eso significa que hoy no habría sangre derramada.
Además de cargar el peluche a todos lados.
—Tsunayoshi-kun, haces milagros — se burló Mukuro evitando la tonfa que iba a su cara, ambos empezaron una pelea pequeña en medio de los pasillos
Tsuna tan solo solto una risita sin entender que pasaba, o a lo que se refería.
Después de tanto tiempo, estaba solo en los pasillos, caminaba con su peluche de tigre blanco, Takeshi tenía prácticas, Hayato tenía que ver a su hermana así que tuvo que irse pronto, Kyoko tenía actividades con algunas chicas, Mukuro tuvo que ir a la biblioteca insultando a uno de los profesores.
Él tenía que ir a ver a Hibari, en busca de unos documentos que le estaba pidiendo la profesora, la única amable, pero por cosas de la vida.
Volvió a encontrarse con Reborn, era tarde, no encontraba razón para que el chico de patillas estuviera ahí, pero no lo pensó mucho.
—Hola, Reborn-san — saludo pegando más el peluche a su pecho, desvió la mirada estando incómodo
—¿Irás? — pregunto el azabache metiendo sus manos a los bolsillos
—¿A dónde?
El chico miro al castaño como si no lo creyera, ¿Acaso no sabía? ¿Kyoko no le dijo?
Había hablado con la chica para que fuera con Tsuna y sus molestos amigos a su fiesta de cumpleaños organizada por sus padres, obvio, uso la excusa de que él hiciera el pastel para que fuera, pero...
—¡Oh! Si se refiere al pastel solamente iré a dejarlo, no creo que a nadie le agrade que esté ahí — contestó jugando con sus dedos, no quería verlo a los ojos, lo ponía nervioso
Antes de que hablara, apareció Hibari llevándose al castaño, mientras conversaban y sonreía, el prefecto giro a verlo, sonriendo con superioridad.
Golpeó la pared con su puño, ¿Porque tenían que interrumpirlo siempre? ¿No tenían nada mejor que hacer?
—Oya, Oya, parece que no soy el único al que Alondra-kun le tiene cizaña — se burló bajando los escalones viendo a su compañero, quien le dio una mala mirada, pero no retrocedió —. Te informo que soy inmune a las malas miradas, nuestro conejito solo pone atención y le da su tiempo a personas importantes, en su vida — siseo siguiendo el camino por donde se habían ido esos dos
Se carcajeo escuchando la voz de Nagi regalándole por lo que acababa de hacer.
[...]
Escondió su rostro entre sus piernas mientras escuchaba la voz através del teléfono, la persona lo estaba felicitando, se suponía que por la diferencia de horario, en Italia ya era su cumpleaños, eran las tres de la mañana, y él estaba en la banca de un parque.
—Si abuelo gracias, no, no quiero nada — contestó a la pregunta del anciano, hizo todo lo posible para que su voz no sonara apagada
Aguanto las ganas de sollozar, le estaba quemando la garganta, y sus ojos picaban por las lágrimas.
Antes de ir a dejar el pastel su padre le había enviado un mensaje, sorprendido lo leyó, tenía la vaga esperanza de un “felicidades” pero solo fue un regaño, ya que él había desobedecido su orden de dejar su pasatiempo.
Al parecer tuvo una discusión con Xanxus, y fue a rematar con él.
Su madre no estaba en casa, no quería volver, estaba triste, no estaba preparado para nada, para ver una casa vacía, sin un solo adorno, sin un pastel, sin que nadie lo felicitara.
Aunque sus amigos lo hicieran, llenaban un poco ese vacío, pero no era lo mismo.
Quería escuchar por primera vez esas palabras de la boca de sus padres.
¿Porqué nació?
Quizás debía hacerle caso a sus matones y desaparecer....
—¡Tsuna! — el repentino llamado y toque lo asustaron, salto de la banca gritando mientras las lágrimas finalmente salían
—¿S-sucede algo? — intento sonreír, pero solo logro dar una mueca dolorosa
Seco sus lágrimas con la manga de su sudadera, frotando sus ojos contra la tela, irritando sus orbes por la fuerza.
—Reborn-san, no debería estar en su fiesta — era doloroso hablar, su garganta dolía, pero hizo todo lo posible para que no se notará
—¿Porqué? — pregunto el azabache acercándose hasta él
Eso lo sorprendió un poco, pero no se movió de donde estaba parado.
¿Porqué estaba tan apagado? ¿Porqué sus ojos se veían sin brillo? Como era posible que el chico que iluminaba todo a su alrededor estuviera así, tan solo, llorando en la madrugada de su cumpleaños, en vez de estar en casa con sus padres.
Ah, padres, por lo que sabía, estos no tenían el mínimo interés en el chico, quien había estado solo desde niño, casi olvidado por su propia familia.
—Quizás ya sea tarde, pero feliz cumpleaños Reborn-san — felicito dándole una caja de color amarillo, atada con un listón blanco
Acepto de manera automática el regalo mientras lo veía y pensaba, enserio este chico.
No lo dudó, lo abrazo, pasando sus brazos por la espalda del chico, dejando su rostro en el espacio del cuello.
—Feliz cumpleaños Tsuna — susurro con cariño
Eso parecía, pero lo dudaba, demasiado, pocos eran los que en verdad lo querían, y entre ellos no estaba el chico de patillas, lo apartó sin mirarlo y salió corriendo.
Se quedó parado, pero luego se sentó en la banca donde antes había estado el castaño, desató el listón abriendo el regalo, era una pulsera entrelazada color negro, que tenía una piedra de color dorado.
Tuvo ganas de salir corriendo detrás de él, estaba decidido, está vez iría directamente.
[...]
Durante toda la madrugada recibió llamadas de sus amigos, tuvo que jurar que estaba bien, hasta les envío una fotografía en su habitación para que no salieran corriendo como locos buscándolo por toda la ciudad.
Aunque, por lo que escribió Hibari, este lo tenía vigilado en todo momento, eso solo lo puso nervioso y apenado.
Amaneció resfriado, sin señales de su madre.
Cuando abrió los ojos, vio un cabello púrpura corto, la chica le tocaba las mejillas, sus manos se sentían tan tibias, se sentía bien.
Viper era amable, ¿Viper? ¿¡Viper?!
—¡¿Viper que haces aquí?! — grito con horror sentándose en la cama, pero de inmediato llevo sus manos al cuello
Le dolía la garganta.
—Mammon, te he dicho mil veces que es Mammon mocoso — regaño la chica haciendo que volviera a acostarse en la cama
Lussuria entro por la puerta con un plato con sopa, mientras detrás venía Fran con las medicinas y Bel llevaba sus peluches.
—¿Qué hacen aquí? — pregunto apenado cuando Lussuria le besó la frente
—Queríamos darte una sorpresa, pero cuando entramos te vimos desmayado en el suelo — contestó secando el sudor del castaño —. Te dejamos en la cama, pero después te dio fiebre, y Xanxus mando a Squalo a la farmacia.
Sonrió un poco mirando como ellos se movían de un lado a otro, intentando hacer que se sintiera cómodo.
Sintió una calidez, era la primera vez que estaba alguien con él cuando estaba enfermo.
—¿¡Las clases?! — grito intentando levantarse, pero Xanxus de golpe lo volvió a meter a la cama
—Ya hablamos, les dije que estabas enfermo.
—El estúpido jefe quería decir que estabas muerto — se quejó Squalo recordando como este gritaba por el teléfono
Acaso el idiota no sabía que eso solo haría que los locos de sus amigos vinieran corriendo.
—Tan solo descansa.
—¿Y mamá? — pregunto, era raro llamarla así, porque rara vez la veía, siempre era así
Cuando desviaron la mirada lo supo, la mujer que le dio la vida no tenía el más mínimo interés en él, dolía, ¿Al menos podían dejarlo ir?
—¿Me puedo ir con ustedes? — murmuró cubriendo su cara con la sábana, estaba apenado, ojalá no hubieran escuchado eso
—A eso vinimos mocoso — sonrió Xanxus sentándose en la silla del escritorio de la habitación
Tsuna bajo la sábana mirándolo a los ojos.
[...]
Se asomó en la puerta del salón, viendo que las chicas se acercaban a él.
—¿Y Tsuna? — pregunto intentando zafarse de las chicas, casi nadie le quiso contestar a eso
Kyoko se acercó hasta a él.
—Tsuna-kun está enfermo, no vendrá hoy — contestó recibiendo malas miradas —. Nosotros iremos después de la escuela, ¿Quiere venir Reborn-san? — pregunto sonriendo
—Por supuesto — contestó sonriendo mientras apartaba a las chicas
Kyoko recibió malas miradas y comentarios, pero hizo algo que nadie lo espero, y Hana solo sonrió.
—Creó que Hibari tendrá muchos sacos para golpes el día de hoy — comento asomándose por la puerta —. ¡Hibari, están hablando mal de Tsuna-kun!
—¿¡Kyoko está loca?!
—¡Lo están llamando Dame-Tsuna otra vez! — vociferó más fuerte mientras Hana se reía a carcajadas
Ni lento ni perezoso llegó el temible Hibari Kyoya, con la sed de sangre al tope.
Tsuna no estaba cerca, así que podía hacer una masacre sin recibir un regaño o una mirada de tristeza, muy poco sabían esto, pero Tsuna era la única persona que podía detener al prefecto.
[...]
—Tsuna di "ahhh" — pidió Lussuria con la cuchara en la mano mientras el castaño adquiría el color de un tomate
—Ahhh... — repitió con vergüenza abriendo la boca
El okama estaba contento de alimentar al niño, mientras Mammon tomaba fotografía del momento, tenía varias del castaño desde que era un bebé, seguía siendo igual de adorable, no entendía porque Nana lo había abandonado y Iemitsu se había olvidado de él.
Aunque no habían hablado del claro abandono de Nana, sabían que Tsuna presentía algo, el chico no era estúpido, lo sabían, podía parecerlo, pero no.
El confírmalo sería un golpe para él, a sus ojos solo era un niño que no había recibido el amor y la atención suficiente, en su infancia y en ese momento. De no ser por los amigos que encontro en el camino, sabrá Dios que hubiese sido de él.
Xanxus estaba molestó, y estaba listo para ir a buscar al rubio idiota y darle un disparo, hasta dejarlo como coladera.
—Byakuran estará contento de verte — comento Fran con aburrimiento metido en la cama junto a él
No pudo evitar reírse, probablemente saltaría sobre él al momento de verlo.
—Supongo — murmuró cerrando los ojos —. Aunque, ¿Pueden esperar hasta que me gradué? Igual falta solo un año — comento
Xanxus bufó comentando algo sobre ser muy mimado, mientras abandonaba la habitación, los únicos que se quedaron fueron Fran y Bel, el primero porque quería dormir con el castaño, y el segundo porque estaría de guardia.
No se sabía, pero cuando Tsuna enfermaba, lo hacia enserio.
Así pasaron las horas, entrando ya la tarde, empezó a mejorar, pero siguió durmiendo, abajo en la cocina Lussuria estaba probando uno de los postres caseros que estaban en el refrigerador en compañía de Mammon y Levi.
Squalo y Xanxus solo veían la televisión, sin entender un carajo de lo que hablaban.
Era un programa extraño, donde varias mujeres se gritaban a la cara en un idioma desconocido, vieron el DVD, dándose cuenta que era una película, estaba en español.
¿Quién hablaba español en esa casa?
Comprendía que fuera italiano, ya que ellos mismos le enseñaron al castaño, pero ¿Español?
El timbre sonó y el único que se digno a ir a abrir la puerta fue Mammon, alzó la ceja bajo su capucha viendo a unos chicos junto con dos chicas en la puerta, se vieron fijamente.
—¿Esta Tsuna-kun? — pregunto Kyoko
—¿Y eres? — pregunto Mammon mientras Levi sacaba su arma detrás de la puerta
—Somo sus amigos, bueno este tipo de acá es conocido — contestó Hayato, luego señalando a Reborn quien solo le miró mal —. Venimos a ver cómo está.
—Pasen
Mammon se hizo a un lado, golpeando con su codo a Levi para que guardara el arma.
—¿Quién era basura? — cuestionó Xanxus con los pies sobre la mesa
—Amigos de tu sobrino, y baja los pies de la mesa, maldición — exclamó Mammon enojada
Takeshi tan solo quería reír, así que era de ellos que Tsuna sabía tantos insultos, la primera vez que escucho salir eso de la boca del castaño, fue cuando Mochida le golpeó con el balón en la cara, ese día todos se quedaron en silencio ante ese despliegue de insultos en japonés y lo que parecía ser italiano.
Se quedaron parados en el pasillo que estaba, entre la cocina y la sala, frente a las escaleras.
Estaban por preguntar por la salud del castaño, cuando esté bajo corriendo los escalones como alma que llevaba el diablo, buscando refugio en Xanxus.
Salto sobre él, enredando sus brazos y piernas mientras temblaba.
—¡A-A-A! — no podía hablar bien solo señalaba hacia arriba —. ¡ARAÑAAAAAAA!
Grito a todo pulmón, dejando sordo a la mitad de las personas dentro de la casa, y de la cuadra.
Bel igualmente bajo corriendo mientras buscaba algo, no sabían que era, pero lo buscaba con desesperación.
—¡El príncipe odia las arañas! — vociferó con horror corriendo a la cocina —. Fran, esa cosa te comerá
Varios minutos después bajo el menor, corriendo hacia Lussuria.
—¡Hay que matarla!
—¡Xanxus-nii! — chillo el castaño
—¡Por el amor de Dios y de todo lo bueno, Yoshi deja de llamarme así! — gruño el mayor quitándose al chico del cuerpo —. Pequeñas mierdas inútiles.
"Oh vamos, sabemos que te encanta que te diga así" pensaron sus acompañantes riendo mientras el castaño parecía congelarse frente a sus amigos.
Vieron esa cara de pánico en ascenso.
—¿Tsuna?
—Voy a vomitar — anuncio con horror corriendo al baño que estaba al lado de la escalera
—¡Se nos muereee! — grito Fran
—¡No seas idiota!
—¡Alguien vaya por medicina!
—¡Qué no se está muriendo! — grito otra vez Mammon
—¿¡Alguien quiere pensar en Tsunayoshi?! ¡Se no está llendo de esta vida!
—¡Lussuria con una mierda! ¡No sé está muriendo! ¡No sé está muriendo!
—¡Se está muriendooooo! ¡Se nos muereee!
—¡Con ustedes no se puede razonar animales! ¡Ya denme mi dinero para irme a casa!
—¡Eres una avara insensible! ¡Insensible! ¡Insensibleeee!
Mientras los adultos discutían entrando en pánico, ellos tan solo se miraron sin saber que hacer.
Quince minutos después, la situación estaba controlada. Casi.
—¿Porqué está la televisión encendida con la telenovela mexicana que Haru me recomendó ver? — pregunto más calmado, sentado en el sofá mientras Xanxus buscaba algo de alcohol para beber en las alacenas —. ¿Viper?
—Yo ya no sé nada — contestó enojada la chica mientras estaba acostada en el suelo con una bolsa de hielo en la frente
Le había dado una fuerte migraña por culpa de esos idiotas.
—Agradece a Dios que te tengo mucho aprecio.
—¿Gracias? — dijo confundido, después de vomitar en el baño, dándose cuenta que estaba Reborn ahí, y recordando lo que pasó, no salió en un buen rato, si no hasta que estuvo mentalmente preparado —. ¿Qué hacen aquí?
—Visitar al enfermo — contestaron en coro sorprendiendo al castaño por eso
Conversaron por largo rato mientras Haru se pegaba a él, en todo momento el azabache solo observaba y escuchaba, no se unía, en medio de eso, Xanxus les lanzó la bomba de la ida del castaño a Italia después de la graduación.
—Al menos Byakuran dejará de joder, ese sujeto solo va a la mansión preguntando por ti — exclamó con la quinta copa de vino en la mano
En la casa no había vino, así que ¿De dónde?
—Somos familia.
—Te secuestro, luego te vistió de chica ¿Consideras a ese idiota parte de la familia? — exclamó sorprendiendo a sus amigos
—Tiene problemas de integración social...
—Esta loco, además de tener serios problemas mentales.
—Ah, ¿Cómo nos conocimos antes? — pregunto de manera monótona con cara de póker
—Es diferente — se excuso
—Si claro, me usaste como muñeco de prueba mientras me disparabas... — alzó la ceja cruzándose de brazos —. Luego querías usarme de carnada para tener el puesto de jefe...
—Pero...
—Casi me ahogas en la piscina, Bel casi me mata con sus cuchillos, Viper me traumo con algunas cosas que preferiría olvidar, Lussuria me vistió como niña, Levi casi me electrocuta y por el amor de Dios no hablemos de lo que hizo o quiso hacerme Verde... — su cara decía claramente que dejarán el tema ahí, o iba a desenterrar el pasado
Y eso era malo para ellos.
—Hibari, ¿Él hizo algo?
—No, ¿Porqué? — Hayato contestó de inmediato desviando la mirada
—Bueno, no lo sé, solo presentí que hizo algo a mis espaldas...
"Si, masacró a la mitad del salón y del plantel" pensó con burla Hana.
Jugó con sus dedos mientras bajaba la mirada, honestamente no se sentía cómodo con Reborn en su casa, no después de lo de anoche, su cara se puso roja hasta las orejas recordando eso.
Urg, cubrió su cara con las manos mientras Lussuria preguntaba si estaba bien.
¡No estaba bien! Él estaba ahí.
—Ve a cambiarte — levantó la mirada ante las palabras de Viper —. Debes estirar las piernas, nosotros tenemos que comprar comida, la alacena está vacía — dijo con desinterés sentada en el piso
—Hum, está bien.
Subió las escaleras para cambiarse, llevaba todo el día con la pijama puesta, y estaba sudado, quizás una ducha antes de eso.
—Bien escuchen, vamos a celebrar el cumpleaños de Tsunayoshi, así que vayan a sus casas, se arreglan, consiguen un regalo y se vienen corriendo.
Todos asintieron y salieron corriendo, Haru fue el primero en ponerse de pie declarando que le regalaría algo fantástico, mientras peleaba con Hayato, Kyoko llamo a Hibari infórmale de lo sucedido.
Para cuándo el castaño bajo, solo estaban ellos.
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Me dije: Yue, hay que hacer un solo capítulo lleno de drama para el cumpleaños de estos dos.
Pero esto es tan largo que lo corte, 5510 palabras porque estaba muy largo, así que quizás mañana o entre le miércoles lo publique.
Tengo una resaca de los mil demonios, bebí demasiado, una combinación explosiva, soñe que Mukuro me llamaba estúpida ahre xd
¡Féliz cumpleaños a nuestro sádico tutor!
En unos padre, en otro pareja, pero lo amamos así.
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