2.1
N/A: Este y el siguiente capítulo, no pertecen a los disparadores del concurso, los agregué posteriormente para que la historia tuviera mayor continuidad. :D
–¡Preparados para el despliegue! –Vocifero.
El sargento Watson repite las órdenes y luego asiente.
–¡Listos teniente!
–¡Desplieguen!
El mag², la plataforma metálica circular en donde estamos parados, sale disparado hacia el suelo y las suelas de nuestros trajes EVA³ se adhieren con fuerza. Toco la base de mi oreja y activo mi coms¹
–Quiero una extracción rápida. Veinte minutos soldados.
El mag nos deja en la superficie del planeta con suavidad y emprendemos la marcha. El resto de la sección ya está avanzando. Comienzo a oír puertas rompiéndose y gritos aterrorizados. Luego llegan los disparos, y con ellos la familiar culpa que me carcome. Como teniente a cargo de la misión, soy el responsable de someter a los líderes del planeta, así que seguimos avanzando, alejándonos de los gritos hasta llegar al palacio presidencial, una construcción enteramente hecha de hielo, parecida a los castillos de hadas que solía ver con mi hermana en las caricaturas cuando éramos niños. Doy la señal y el pelotón se divide. John y yo atravesamos los jardines para entrar por la puerta principal.
No es la primera vez que me encuentro en un planeta helado, así que no me sorprenden demasiado sus estructuras de hielo de ensueño. Además, los trajes EVA se ajustan a las condiciones, por lo que no nos resbalamos o perdemos visión a pesar de las bajas temperaturas. Aseguro el agarre de mi arma, listos para recibir fuego enemigo en cualquier momento.
Cuando entramos, todo está vacío. Tras revisar la planta baja y con todas las entradas aseguradas por más operativos, John y yo subimos por las escaleras de caracol y comenzamos a revisar las habitaciones. Vacías.
Algunos cajones están fuera de lugar, con cosas desparramadas y algunas habitaciones incluso sin atmósfera artificial dan la impresión de que salieron apresuradamente. Pero siguen aquí, puedo sentirlo.
Señalizo a John y entramos a la habitación principal. A simple vista una cama enorme con cortinas se alza en medio de la habitación. Respiradores de emergencia cuelgan de las paredes, de esos que de despliegan automáticamente cuando la atmósfera en alguna parte de la casa falla. Un par de muebles, tocadores, cajoneras y un par de sillas con cojines coloridos están esparcidos por la habitación; la pared oeste cubierta de libros. Hay algo extraño en uno de los libreros. Me acerco para inspeccionarlo. El borde de una de las repisas sobresale.
—Teniente.—Me llama John. Está en la pared opuesta, viendo algo por la ventana. Cuando me acerco John señala algún punto lejano, pero ve de reojo el librero en donde yo estaba. Intenta distraer mi atención.
Esta es la peor parte.
Regreso hacia el librero y John me toma del antebrazo con un agarre firme.
—Sargento Watson, le sugiero que se enfoque en la misión —Ladro.
John me mira suplicante. No quiere que los encontremos. Me encantaría poder hacer eso, quisiera decirle. Me suelto de su agarre de un tirón y me acerco al borde de la repisa que noté antes.
Tiro del borde y entonces la cama se mueve, dejando al descubierto una compuerta parecida a la de los submarinos que había en la tierra. Ordeno a John que la abra y baja el arma un segundo mientras gira la compuerta. Después vuelve a tomar su arma con una mano mientras la abre con la otra. Yo ya estoy posicionado, preparado para derribar a cualquiera que intente abrir fuego.
Finalmente se abre lo suficiente y alcanzo a divisar un puñado de manos levantadas.
—¡Salgan en silencio y con las manos en alto!
Vocifero.
Justo como esperábamos, el presidente Owaga, su esposa y sus tres hijas salen del escondrijo. Intento ignorar las miradas aterrorizadas de las niñas y me enfoco en el presidente.
—¡Me rindo!¡Me rindo!—Grita desesperado—Solo no lastimen a mis hijas.
Las niñas lloran asustadas.
—¡De rodillas!
Exclamo y John lo obliga a arrodillarse mientras lo mantengo a tiro. Los llantos se intensifican.
—¡Manos en la espalda!
El presidente obedece y John se apresura a colocarle las esposas. Una vez puestas no hay forma de escapar, pues los pequeños transmisores envían una descarga que paraliza al prisionero si este intenta algo.
El llanto de las niñas se intensifica y no puedo evitar pensar en Shirley. La niña mediana tiene alrededor de once, la edad que tenía mi hermana cuando la vi por última vez. ¿Así habrá llorado Shirl cuando enfrentó el fin del mundo completamente sola? Pienso mientras contemplo los ojos llorosos de la pequeña. Probablemente murió mucho antes de eso, la infección de su pierna se le había agravado mucho y nunca pude conseguirle los antibióticos.
En un milisegundo la madre se abalanza sobre John con un grito ensordecedor. Casi por reflejo, muevo mi arma sobre la mujer y me preparo para disparar, pero sigue forcejeando con John en el suelo sin darme oportunidad de tiro. Se mueven demasiado. El presidente, ahora esposado, les grita a sus hijas que corran antes de recibir una descarga y caer paralizado. El movimiento distrae a la mujer, quien deja de moverse un instante. Eso es suficiente para mi. Apunto y jalo el gatillo. La cabeza de esta es atravesada y cae desplomada. A mi derecha una de las niñas corre desesperada por el pasillo. Lo siento, pienso antes de apuntar y disparar. Las otras dos niñas se abrazan llorando.
—Objetivo asegurado.— Digo tras activar mis coms. —Despegue en T menos diez.
Diez minutos después toda la sección está de regreso en el aire.
—Doscientos treinta y cuatro niños, incluyendo a las dos hijas que quedaron del presidente y ni una baja— me informan mis superiores por los coms —se ha superado a si mismo teniente Sherlock. Nos vemos en la base.
Las familiares ganas de vomitar se aproximan, pero las hago a un lado ya acostumbrado a la sensación. Tal vez no hubo bajas de los nuestros, pero ¿Qué tal todas las familias asesinadas, separadas? ¿Ellos no cuentan? Pienso con odio.
Si hay algo que he aprendido en este par de años, es que uno puede acostumbrarse a lo que sea, incluso a odiarse a sí mismo.
Sentado a mi lado el presidente Owaga se retuerce entre sus ataduras y me lanza una mirada de odio a la que tristemente ya estoy acostumbrado. Es la mirada de alguien al que le han arrebatado todo y que promete vengarse como sea, a cualquier costo. Ponte en la fila amigo, yo mismo acabaría conmigo si pudiera, pero debemos aguantar, esto no va a ser en vano.
La NASA quiere lealtad, y la lealtad trae seguridad. Seguridad para mi y para John. Cada que subo de rango, estoy un paso más lejos de ser descubierto, pero también significa que debo hacer cosas como esta. Cada vez me reconozco menos. Tal vez John tiene razón. Soy un monstruo.
N/A: Y así es como Sherlock va convirtiéndose cada vez en algo que no quiere ser.¿Tienen opiniones al respecto?
Porfavor dejen sus votos y comentarios, los aprecio mucho :D
COMS¹: Dispositivo de comunicación satelital privado. Instalado en la base de la oreja, y se activa tocando la misma.
MAG²: Levitador electromagético. Utilizado en este caso para trasladar a los escuadrones de los aerodeslizadores a la superficie del planeta y viceversa.
Traje EVA³: Traje extravehicular. Protege al usuario de la radiación, ondas térmicas y nula presión atmosférica.
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