veintiuno. i

Rihanna - Love On The Brain.
Rihanna ft Mikky Ekko - Stay.
Jess Benko - A Soulmate Who Wasn't Meant To Be.







No podía dormir, y no era porque le tuviese miedo a las pesadillas que surgieron luego de que Tae y yo fuimos atacados, por fortuna había logrado superarlas.

Hace unas horas cené junto a mis hermanos y nuestros padres. Luego estuve en la habitación de Jungkook con Tae y les conté como fue mi charla con Jin, ellos esperaban exactamente lo que pasó, decían que para mí era muy fácil perdonar pero yo realmente no quería perder nuestra amistad. Además al final del día ambos reconocimos nuestros errores, ofrecimos disculpas y con eso era suficiente.

Con quien hablé de primero sobre eso fue con Rina, de camino a casa, como no podíamos vernos porque Jimin la había llevado a la casa de su tía que recién había tenido a su bebé y estaría unos días allí, hablamos por celular. Ella estaba aliviada de que al fin todo hubiese terminado de la mejor manera, no es que odiara a Jin, pero al final sus sospechas sobre que él escondía algo fueron ciertas. Aunque siempre evitábamos hablar de nuestra relación porque su postura era firme en su idea de que no valía la pena seguir en algo que no iría a ningún lado y con toda la razón. Asomaba su sospechas, pero yo le decía que confiaba en él, siendo ingenua por lo que nunca tocamos el tema a profundidad. Luego apareció Yoongi nuevamente en mi vida y todo se volvió un caos. Por eso su preocupación nunca fue que yo le fuera infiel a Jin y trataba de que no me sintiera tan mal por eso, le preocupaban otras cosas entorno a nuestro noviazgo y lo que yo estaba viviendo.

Vi la hora en mi celular, era algo tarde, las once de la noche. Intentaba ver una película, pero no le estaba prestando mucha atención así que la pausé, entonces me vi buscando el contacto de Yoongi, ni siquiera lo pensé demasiado; sólo tenía esta necesidad de verlo que me atacó de repente como una inyección de adrenalina y no podía simplemente ignorarla. Era imposible.

Dudé mucho en que escribir.

"Te extraño."

"Quiero verte."

"¿Podemos vernos?"

Escribí y borré varias veces, sintiéndome nerviosa.

MYG

Estás ocupado?
11;17 pm

Dejé el teléfono a un lado y coloqué las manos sobre el abdomen, comencé a jugar con mis dedos esperando una respuesta. No sabía que iba a hacer si no me respondía, ni cómo iba a dormir después porque mi cerebro no descansaría sólo por pensar en él.

No.

Qué pasa?
11;20 pm

Quiero verte.
11;20 pm

Se mantenía en línea y me lo imaginaba con celular en mano pensando que responder y cuando planeaba decirle que lo olvidara, recibí su respuesta.

Sigues en casa de tus padres?
11;21 pm

Ni siquiera me sorprendí de que supiera que no estaba quedándome en mi apartamento, era muy probable que debido a todo lo ocurrido con los japoneses hubiese mandado a alguien a que se asegurara de que estuviese bien. O quizá él mismo estuvo haciéndolo.

Si. Puedes pasar a buscarme?
11;21 pm

Estás segura?
11;21 pm

Si, nos vemos al final de la calle.
11;22 pm

Vale, cuando llegue te escribiré para que salgas.

No lo hagas antes.
11;22 pm

Se me formó una sonrisa inconsciente en el rostro al leer el mensaje. Quise decirle que este vecindario estaba bien, pero recordé que en realidad nadie estaba seguro en ningún lado. Ya lo había comprobado.

Está bien. Te espero.
11;22 pm

Me apuré a levantarme de la cama para cambiarme la pijama, yo solía tomar una ducha antes de dormir así que no era necesario hacerlo ahora. No había traído mucha ropa de mi apartamento, ya que aquí tenía algunas cosas para cuando me quedaba.

Entré al vestidor quitándome la férula y buscando unos jeans los cuales conseguí de inmediato, eran algo anchos y muy cómodos. Tomé del perchero una camisa oversize de Jungkook, se la robé hace unos meses; era negra como la mitad de su clóset, tenía unos detalles dorados en las mangas que me gustaban. Me vestí frente al espejo de cuerpo completo que tenía allí, me sentí satisfecha con el resultado. Usaría mis Timberland clásicas y favoritas.

Me maquillé un poco y me dispuse a esperar, que me pareció demasiado tiempo y era por las ansias que tenía de ver a Yoongi, hasta que recibí un mensaje de él diciendo que ya estaba en donde acordamos. Metí lo esencial que llevaría en los bolsillos de mi pantalón y por último me apliqué perfume antes de salir de mi habitación con los zapatos en mano.

Me asomé por el silencioso y oscuro pasillo, luego cerré detrás de mi. Sentí que retrocedí a mis años de adolescente cuando me escapaba, pero esta vez saldría por la puerta y no por la ventana. Mis padres estaban en su cuarto, dormían temprano porque siempre llegaban agotados del trabajo y Tae ya debía estar dormido porque sus medicamentos le daban mucho sueño.

El problemita era Jungkook.

Ese ser del demonio se mantenía despierto hasta muy tarde por sus estúpidos jueguitos, pero si tenía suerte estaría en el salón, con sus audífonos puestos, inmerso en alguna misión y no me escucharía salir.

El salón quedaba del otro lado de mi habitación, en el otro pasillo, tenía la puerta cerrada y por debajo se distinguían luces señal de que Jungkook estaba ahí. Caminé por el pasillo hasta las escaleras, las cuales bajé rápidamente tratando de no hacer ruido.

Ya estando frente a la puerta principal me calcé los zapatos.

–¿A dónde vas?

Maldita sea.

Me giré, mostrándome lo más relajada posible y que en realidad no me había pillado en nada. Jungkook estaba con un vaso en su mano y los audífonos alrededor de su cuello, venía de la cocina.

–Sólo saldré un momento. –Respondí, simple.

–¿Tan tarde? –su ceño se frunció en extrañeza– ¿Con quién saldrás? Con Rina no debe ser.

–Vaya, no sabía que cumplías la función de perro guardián. –Bufé. Me di la vuelta para salir, no quería hablarle mal pero tampoco iba a permitir que se metiera en mis asuntos.

–Massielle... –me detuvo, así que volví a darle la cara, estaba molesto– ¿Vas a ver a Yoongi, verdad?

–Si –no pasé por alto su impresión ante mi respuesta dicha de forma tan casual– ¿Vas a contarles a mamá y a papá? ¿Vas a decirles todo acerca de él? –inquirí, a la defensiva– Hazlo, despiertalos y cuéntales. –Lo reté.

Mantuvimos una guerra de miradas de unos cuantos segundos y yo no estaba dispuesta a dar mi brazo a torcer.

Salí de casa y mientras iba por la acera, miraba hacia atrás por si a Jungkook se le ocurría seguirme e intentar detenerme. Él simplemente se había quedado viendo como yo salía sin más, lo cual era extraño aunque mi actitud pudo haber influido.

Caminé por la acera calle abajo, pasando varias casas hasta que divisé el auto negro de Yoongi al final de la calle. Troté, hasta que llegué a él y abrí la puerta, subiéndome.

Me fijé en él que ya me miraba, llevaba una gorra hacia atrás y pequeños mechones de cabello sobresalían de esta, haciéndolo ver muy guapo.

–Hola. –Dije, mientras me colocaba el cinturón de seguridad.

–Esta zona es asquerosamente elegante. –Mencionó, colocando su mano en la palanca de cambios y moviéndola para arrancar.

Eché un vistazo para comprobar que Jungkook no estuviese siguiéndonos con su auto.

–Si, seguro nunca has estado por aquí –comenté, irónica– además vives en edificio muy elegante, es algo contradictorio lo que dices.

–Y tengo suficiente con los malditos estirados que viven ahí. –Dijo, sin dejar de mirar al frente, obviando el hecho de que yo dejara entrever que intuía que él ya había estado por aquí.

–Tu piensas que soy una estirada. –Señalé.

–Pareces una y más cuando usas esos conjuntos ejecutivos, pero no lo eres.

–¿Desde cuándo me vigilas? –Cambié el tema.

–Sólo lo hice algunos días luego de la pelea, no me fiaba por completo de que todos aquellos imbéciles se hubiesen ido.

–¿La golpiza fue muy fuerte? –Pregunté, con algo de incomodidad.

–Tuvieron que internarlos y luego pedir traslado a su país.

Mierda.

–Lo merecían. –Agregó.

–Supongo que si.

Escuché su risa ronca y volteé a verlo.

–¿Qué?

–No deberías sentir culpa, de otra manera nunca hubiesen pagado por lo que hicieron, créeme.

Él tenía razón, debía tener eso en mente. En este caso creo que era válido que tomara la justicia por sus propias manos.

–¿Cómo sigue tu mano?

–Bien, ya no me duele a menos a que haga alguna fuerza.

–¿No deberías usar la férula aún?

–Eh... si, pero no me gusta.

–Tienes que cuidarte, Ellie. –Me reprochó.

No hablamos más en el resto de camino hacia cualquier parte. No me preocupé en preguntar a dónde iríamos aunque me pareció curioso que no fuéramos al mirador, me fijé en el camino.

Unos minutos después llegamos a una parte del río Han, pero yendo en dirección contraria del lado donde él vivía. Estacionó y apagó el motor, teníamos la vista del agua y los edificios a lo lejos frente a nosotros, que iluminaban un poco dentro del auto. 

Giré la cabeza para verlo, quien hizo lo mismo contemplándome con una mirada muy intensa. No sabía que decir y él tampoco parecía dispuesto a hablar.

–Te extrañé mucho. –Las palabras abandonaron mi boca sin yo premeditarlo.

Y es que de verdad ahora que estábamos juntos, caía verdaderamente en cuenta de lo mucho que lo había extrañado. Yoongi no respondió, se mantuvo quieto, casi como una estatua, de no ser porque pestañeaba y podía distinguir su pecho subiendo y bajando ligeramente, diría que era una.

Me quité el cinturón de seguridad para poder recortar el pequeño espacio que nos separaba. Olía tan rico y me entraron unas ganas inmensas de volver a dormir abrazada a él.

Apoyé mi mano derecha en su mejilla sin cortar el contacto visual, hasta que mis ojos recayeron en sus labios que me incitaban a besarlo hasta que no pudiera más y así fue como un segundo después, sin pensarlo, me apoderé de su boca. Necesitaba esto, lo necesitaba demasiado.

Todo lo que ocurrió en su apartamento dejó de importarme.

Sus manos fueron a mi cintura y me guiaron hasta que quedé sobre sus piernas a horcajadas. El beso era casi desesperado, sus labios hablaban por él y me decían que también me había extrañado.

Entonces tomé una decisión, ya no quería estar en un limbo. Necesitaba decirle todo lo que pasaba por mi cabeza, de pronto había brotado este coraje en mi como cuando estábamos en su apartamento.

Me separé precipitadamente, respirando de forma agitada al igual que él.

–¿Podemos... Podemos bajarnos?

Él asintió, abrió la puerta bajó primero y luego lo hice yo. De seguro se estaba preguntando el por qué de mi repentina acción, pero así me sentía más cómoda para hablar.

La noche estaba tranquila, con el sonido de algunos coches a lo lejos y la brisa fresca creaba un buen ambiente, aunque Yoongi estaba más callado de lo usual, eso podía notarlo con facilidad y creo que tanto como yo se cuestionaba demasiadas cosas. Todo había sido muy raro luego de que abandoné su apartamento la última vez. Habíamos cruzado nuestros límites impuestos, al menos por su parte y ya estábamos en un callejón sin salida.

Aunque puede que si lo hubiese.

Mis padres por más que dijeran que no importara lo que hiciera con tal de que fuese feliz, sabía que no aceptarían ni estarían de acuerdo con que tuviese una relación con él si llegaran a enterarse de todo lo que hace. Aún así eso me importaba muy poco ahora.

Yoongi se recostó de su auto, viendo hacia el río inmerso en sus pensamientos. Comencé a sentirme muy nerviosa y es que hacía mucho tiempo que no le había hablado sobre mis sentimientos a alguien que me gustaba. Aunque evidentemente lo que sentía por él no podría definirse como un simple "gustar".

–Yoongi... –comencé a decir, haciendo que su atención se centrara en mi– Te amo –lo solté sin más, esperé ver una mínima reacción de su parte pero su expresión se mantuvo impasible. Era muy arriesgado lo que estaba haciendo, aún así yo quería sacar todo– Tienes mi corazón por completo, aunque eso es muy obvio... Quiero estar contigo –suspiré, y continué: –Yo necesitaba decírtelo porque siento que ya no puedo estar lejos de ti. –Me callé. Los nervios me recorrían entera a la expectativa de lo que pasaría o que saldría de esto. Al ver que había pasado más tiempo de lo normal y que Yoongi parecía estar en otro planeta o que se yo, decidí hablar de nuevo. –¿No vas a decir nada?

Noté como respiró hondo y se rascó la nuca, su mirada fue hacia el suelo, al río y luego la dirigió hacia mi.

–Tú sabes lo que siento, también es muy obvio, pero no podemos estar juntos... –Ese fue el primer golpe. Quise correr para no seguir escuchándolo, pero yo fui la que empecé con esto y tenía que escuchar hasta el final aún si me destrozaran sus palabras. –Ellie, tu mereces lo mejor, alguien que realmente te haga feliz –ahora evitaba mi mirada y tensó la mandíbula como si le costara seguir hablando–. Mereces algo mejor que yo.

–No. –Espeté, sintiendo la rabia opacar mis demás emociones y el volvió su vista hacia mi. –¿Que es lo mejor? ¿Estar con alguien a quien no amo? ¿Casarme con una persona por la cual no siento nada? Por fortuna me di cuenta de la realidad, iba a sentirme miserable por el resto de mi vida si seguía con eso y...

–Tus padres desean verte con alguien bueno, que sea digno de estar contigo.

–¿Te estás escuchando? –Inquirí, exasperada. –No metas a mis padres en esto cuando tú eras el que decía que yo debería decidir por mi, por mi felicidad y no por la de nadie más.

–No es sólo eso. Es imposible que estemos juntos, es peligroso, tienes que entenderlo.

–Si tienes miedo de mi seguridad, entonces podríamos irnos de aquí y... –él negó con la cabeza, ese gesto fue el segundo golpe– Yoongi, yo estoy dispuesta a todo si es contigo –pronuncié, con determinación. Necesitaba que lo entendiera–. No soy una jodida princesa en un cuento de hadas. ¿No te das cuenta que tú eres lo mejor? Que te quiero a ti, que quiero ser feliz contigo. –Comencé a decir con desespero, mis palabras salían de forma atropellada y mis lágrimas ya se hacían presentes, descendiendo por mis mejillas. Mi garganta se encontraba seca y también sentía un nudo en mi estómago.

Yoongi echó la cabeza hacia atrás, viendo hacia el cielo y dejó salir una exhalación. Apretó los labios en una fina línea cuando volvió a fijarse en mi.

–Ellie, esto tampoco es una novela donde te crees capaz de cambiar al tipo que carga muchas cosas malas consigo. Las cosas no funcionan así.

Odiaba que usara un tono condescendiente conmigo, como si yo fuera una niña caprichosa.

Lo quería conmigo. Esto no era un capricho, él no era ningún accesorio o prenda cara que quería obtener sólo porque sí, era el amor de mi vida y no pedía más que estar con él. Habíamos pasado por mucho y lo justo era que fuéramos felices.

–¡¡Dijiste que querías mandar todo a la mierda por mi!! –no me contuve en alzar la voz, de todas maneras nadie más me escucharía– ¿Qué pasó con lo de que cuando se ama se está dispuesto a todo por ese alguien?. ¡¡¿Por qué no lo haces?!!

–¡¡No es tan fácil!! –Gritó, sonando igual de desesperado que yo. Ya no pretendía mantener una postura fría y de acero.

Esto nos superaba a los dos.

–¿Acaso Jimin te amenazó de nuevo?

–No. Simplemente es la realidad –dio dos pasos hacia mi, luciendo amenazante, sus orbes oscuros brillaban con enojo y rabia. De pronto me sentí como alguno de esos tipos a quien él le cobraba, creí que en cualquier momento sacaría su arma y la pondría contra mi frente– Métetelo en la cabeza.

Aunque ya había jalado el gatillo.

Yo había logrado meterme en la zona prohibida y ahora me echaba a golpes de ahí, volviendo a colocarse su coraza y siendo un hijo de puta como era con todos.

–No hagas esto... N-No lo hagas –supliqué, creyendo que así surgiría un mínimo de posibilidad que él reconsiderara la situación– ¿Tienes miedo, verdad? Tienes miedo de que pase lo mismo que con tus padres, Yoongi yo no te dejaría...

–¡¡Basta!! No voy a cambiar la vida que escogí y tampoco voy a dejar que sigas involucrándote en ella. Se acabó, Massielle, lo que sea que teníamos se ha terminado.

El silencio nos inundó luego de que soltara esas palabras, fue como si el tiempo se hubiese detenido.

Me pasé la mano por el cabello y luego por la cara para secarme las lágrimas, inhalé y exhalé un par de veces.

–Bien. Se terminó. –Intenté sonar como si no estuviese derrumbandome por dentro, creo que no lo logré.

Me di la vuelta para irme porque ya no había más nada que hacer, ya todo estaba dicho.

No avancé mucho porque Yoongi me detuvo por el brazo, dejándome de cara a él de nuevo. –No te irás así, yo te llevaré.

–No. –Me solté de su agarre y volví a caminar pero repitió la acción de antes.

–Estamos lejos de tu casa...

–No me importa. –Lo corté e intenté soltarme pero su otra mano me agarró por debajo del codo, así pegándome a su cuerpo y mis manos quedando contra su pecho.

–Golpéame, grítame, hazme lo que quieras pero no te dejaré ir andando sola y menos a estas horas. Así que por favor entra al auto. –Pronunció con severidad. Claramente era capaz de meterme al auto así fuera a la fuerza.

Me solté de mala gana y le pasé por un lado en dirección al vehículo. Abrí la puerta, me subí y cerré fuertemente, sin importarme si eso le pudiera ocasionar algún tipo de daño. Segundos después él se subió y cerró la puerta de la misma forma que yo o quizás más fuerte.

Yoongi encendió el motor y dio retroceso, para luego acelerar por la calle. Decidí mantener mi vista hacia la ventana, mi cuerpo temblaba. La sensación de no poder llorar como quería era horrible y asfixiante, sentía el pecho y el abdomen comprimido, me estaba costando respirar. El nudo en mi garganta se hacía enorme, tanto, que sentía que me ahogaba con cada segundo que pasaba y que si dejaba salir siquiera una mínima exhalación eso desataría que me rompiera en un llanto descontrolado. Aún así algunas lágrimas se me salían solas, pero apretaba mis labios y mantenía el puño contra la boca para no emitir ningún ruido.

Todo había acabado muy mal, pero ahora me daba cuenta que justo por eso Yoongi había aceptado verme, porque planeaba terminar con todo. De alguna manera ya sabía que algo así podía suceder, mi subconsciente me lo gritaba pero mi corazón aún no quería aceptarlo.

Noté que estábamos en una zona conocida para mí y habían algunas personas en la calle porque cerca funcionaban restaurantes, karaokes y clubes nocturnos. Me podía ir a casa por mi cuenta desde aquí, el subterráneo aún estaba operativo o podría tomar un taxi. No soportaba estar un minuto más junto a Yoongi.

–Déjame aquí. –Mi voz salió muy contenida y algo ronca.

–Te dije que te llevaría hasta casa. –Miré por el rabillo del ojo como apretaba su mano en el volante.

Me irritaba el hecho de que estuviese tan molesto cuando por su causa estábamos así.

–Puedo irme sola desde aquí. Para el auto.

–Te dejaré en la puerta de tu casa y...

–¡¡Maldita sea, Yoongi!! ¡¡Déjame ir!! –Exclamé, histérica.

El auto frenó de repente, por suerte nos desplazabamos por una calle que solía ser concurrida y por eso la velocidad a la que iba no era mucha. Reboté en el asiento gracias al cinturón y tuvimos mucha más suerte porque tampoco venían otros autos detrás de nosotros sino quizás hubiese sido peor aquella maniobra.

Mis dedos temblorosos alcanzaron con desespero donde se abrochaba el cinturón y me lo quité al mismo tiempo que abría la puerta para bajarme, en ningún momento miré hacia él. Cerré la puerta y llegué a la acera, algunas personas que andaban por el lugar se habían quedado observando el auto por haberse frenado de esa manera y ahora porque una chica salía de éste como si se fuera la vida en ello, pero ignoré esas miradas y comencé a caminar apresuradamente.

Vi por el rabillo del ojo como el auto de Yoongi pasó por la calle a toda velocidad, hasta que lo perdí de vista.

Aminoré el paso y me tapé la boca cuando dejé salir un sollozo desde lo profundo de mi garganta. Di unos cuantos pasos más apoyándome de la pared de algún edificio que estaba a mi lado, de pronto fue como que si las fuerzas y toda la energía de mi cuerpo hubiese sido drenada, me doblé hacia adelante y luego me agaché con la cabeza hacia abajo sin dejar de llorar. Me daba igual que estuviese en la calle y que las personas pudiesen verme. Mi llanto era desgarrador y sentía como un agujero negro en mi pecho crecía a pasos agigantados y que estaba arrasando todo a su paso causandome un gran daño.

Me dolía todo, el dolor que estaba experimentando era completamente real y todas las emociones que me embargaban se volvieron un torbellino gigante dentro de mi.

Nunca debí haberlo buscado.
Nunca debí ceder ante él.
Nunca debí llegar a tanto.

Mi corazón estaba hecho trizas en su totalidad.

–Eh... –sentí un toque en mi hombro y me sobresalté, delante de mi estaban dos chicas mirándome con verdadera preocupación– ¿Necesitas algo? –Dijo, una de ellas. La más alta.

–¿Estás herida? –Cuestionó la otra.

–N-No... –me aparté las lágrimas del rostro y sorbí por la nariz para poder hablar con claridad– Estoy bien. No... No se preocupen.

Era más que obvio que no estaba bien y además no era común ver a una chica llorando en la calle a medianoche. Por supuesto llamaría la atención de cualquiera.

–¿Segura? Te acompañamos a casa. –Ofreció la que me habló primero.

–Muchas gracias –me aclaré la garganta, poniéndome de pie–, pero quiero estar sola.

Apreciaba mucho que al ser unas extrañas se preocuparan por mi y creí correcto agradecerles a pesar de rechazar su lindo gesto.

Las dos chicas que parecían haber estado en su camino a algún club o restaurante pero que se toparon conmigo, se miraron entre ellas y luego asintieron hacia mi. Simplemente me sonrieron con lástima e hicieron una inclinación antes de alejarse, mientras cuchicheaban, posiblemente barajando las razones del por qué estaría llorando tan fuerte en la calle que no pude aguantarme al estar sola.

Me deslicé por la pared hasta quedar sentada en el suelo y comencé a llorar de nuevo.










Entré a la casa, pude haber ido a mi apartamento para estar sola, encerrarme y no salir jamás pero me di cuenta que había dejado mis llaves aquí. No pensé en tomarlas en un principio en realidad.

Ya esperaba que mis padres o los chicos estuviesen esperándome para exigir una explicación, pero todo parecía igual. 

Caminé hasta las escaleras, pero me llamó la atención que la estancia estaba iluminada, entonces me dirigí hacia allí y encontré a los chicos, hasta Jimin estaba.

Los tres dormían.

Taehyung se encontraba sobre el sillón grande, y Jimin y Jungkook acostados sobre la alfombra que cubría casi todo el piso. Una película se reproducía en la televisión frente a ellos.

Posiblemente Jungkook le dió aviso a Jimin porque había ido a verme con Yoongi y por eso estaba aquí a esta hora, quizás esperaban a que yo llegara para así poder regañarme o lo que sea. Ya debían ser alrededor de las dos de la mañana, tuve suerte en encontrar un taxi rápido cuando fui capaz de dejar de llorar y de levantarme del suelo para regresarme. Algunas personas que venían o iban de fiestas llegaron a lanzarme miradas raras, pero creo que pensaban que sólo era una ebria más en la calle.

Tae se removió y abrió los ojos, miró en mi dirección y parpadeó un par de veces para comprobar que yo realmente estaba recostada de la pared mirándolos y no se trataba de un sueño.

–¿Minny...? –Pronunció con voz ronca.

Reviví aquella noche hace muchos años en que una Massielle de dieciséis años volvía a casa destrozada después de escapar de Sojun, aunque las situaciones eran completamente distintas, pero me sentía como en ese entonces; desprotegida, triste, enojada, con el corazón roto.

Volví a romperme y eso hizo que Jungkook y Jimin se despertaran alerta, Tae hizo el amago de levantarse pero con su herida tenía que hacerlo con cuidado. Jimin fue quien reaccionó primero y se levantó llegando a mi para envolverme en sus brazos. Enterré mi cara contra su pecho, mojando su camisa con mis lágrimas. Me preguntaba como seguía teniendo después de todo lo que había llorado.

–¿Qué sucedió?

–Soy una tonta. –Dije como pude, aunque eso no respondía su pregunta, pero quizás podría darse una idea de lo ocurrido.

Mis piernas cedieron y terminamos en el suelo sentados, mientras él me acariciaba el cabello y me decía que todo iba a estar bien. Cosa que justo ahora no sentía así.

Alguien tomó mi mano izquierda y la apretó en gesto de consuelo.

Puede que mis hermanos hayan meditado millones de veces que decirme por haberme ido así y el sinfín de regaños que me harían, pero no. En cambio estaban aquí, recogiendo mis pedazos.












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*se retira lentamente mientras llora*

Quiero leerlxs:(

💜

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