veinte.


Habían pasado dos semanas y media desde la agresión que sufrimos Tae y yo. Dos semanas las cuales nos hemos quedado en casa de nuestros padres. El semestre en la universidad ya había finalizado y tuve que esforzarme el doble para pasarlo, por suerte la mano que tenía lesionada era la derecha y yo usaba la izquierda para escribir, así que al presentar los parciales no fue un problema. Aunque realmente me iba bien usando una sola mano.

Cómo perdí algunas clases, dos compañeras fueron muy lindas conmigo y me ayudaron. SuA y Gahyeon, vinieron a casa seguido para estudiar juntas y realmente fueron de gran ayuda. En esos días Jungkook también decidió quedarse en casa porque "no quería estar solo" en el apartamento que compartía con Tae. Así que habíamos vuelto a los viejos tiempos, más o menos.

Mamá y papá estaban felices de tener a tres de sus hijos en casa, creo que a raíz de lo ocurrido querían estuviésemos juntos en un mismo lugar, quizás para poder tener un ojo en nosotros y asegurarse de que estuviésemos bien.

Tae estaba mejorando cada día, ya podía dar caminatas largas y subir y bajar las escaleras. Cuando salió del hospital, una enfermera estuvo viniendo a casa todos los días durante una semana para tenerlo en observación y lo ayudaba con la cura de sus heridas correctamente. Ahora lo hacía él solo y a veces yo lo ayudaba, también le tocaba ir cada cierto tiempo al hospital por revisión.

Él tuvo que suspender el semestre por su reposo, no quería retrasarse pero era lo mejor. Algunos de sus amigos –y de los chicos– han venido a verlo, amigas sobretodo. Estaba totalmente feliz con la atención que recibía.

Por otro lado, Jimin no pasó por casa la primera semana y con mucha razón. Dos días después de la agresión fue la pelea, resultó ganador otra vez.

Jungkook y Bobby fueron a Triptych y por lo que me contó el primero, nuestro hermano dejó salir toda la furia que cargaba sobre su contrincante. Ni quería hacerme una idea de cómo fue, pero suponía que se trató de un enfrentamiento muy sangriento. A mis padres no les parecía tan raro que Jimin no quisiera quedarse aquí en casa como nosotros, ya que ellos lo tenían como del tipo un tanto distante o que le gustaba estar por su lado desde que dejamos de vivir aquí. Aunque claramente su actitud "distante" era debido a las peleas y no le convenía que lo vieran tan seguido con golpes.

Rina al enterarse de todo lo ocurrido se preocupó mucho, tanto por nosotros como por Jimin pero aceptó lo que él quiso hacer a pesar de que no estuviese de acuerdo. Ella se estaba quedando en su apartamento, porque si bien él ganó, quedó con algunas heridas importantes, así que como toda novia atenta quería estar a su lado.

Jimin me contó que mientras ocurría la pelea, Yoongi y Jay, con otras personas, llevaron a los que nos agredieron a un almacén y los golpearon hasta dejarlos inconscientes. Los amenazaron con no volver a pisar "su territorio" y les dieron veinticuatro horas para irse, al parecer ya sabían donde estaban hospedados y los sitios que frecuentaron mientras estuvieron aquí. No fueron vistos después de eso, así que suponíamos que ya no estaban en el país. Como él no lo presenció, no sabía si Yoongi había participado directamente en la golpiza, dijo que si ese fue el caso entonces se controló mucho para no matarlos.

No sabía cómo sentirme con respecto a lo que pasó, pero era un alivio que Jimin estuviese bien. Esperaba que ya no tuviera que volver a las peleas y mucho menos que volviera a ocurrir algo así, no soportaría perder a alguno de mis hermanos.

Yo no había visto ni hablado con Yoongi desde que lo vi en el hospital. Por un momento lo dejé de lado porque me concentré en estudiar, y estar tan centrada en algo me ayudó a no pensar tanto en nuestra situación. Mi lado razonable quería considerar esto como un cierre, pero mi lado completamente ciego y enamorado quería buscarlo para hablar.

No sabía si me mantendría alejada por mucho tiempo.


Entré a la cocina, dejé mi celular sobre la barra y fui hasta la alacena para sacar un frasco de mermelada de frambuesa. Tae estaba dormido en su habitación y Jungkook en la sala de arriba jugando algún videojuego, así que prepararía algunos sandwiches para los dos.

–SuA es tan difícil.

Pegué un brinquito de susto cuando agarraba el pan, me giré a ver que Jungkook había entrado a la cocina. Se apoyó de la barra, cruzándose de brazos, sus labios estaban aplastados en una fina línea y tenía el ceño fruncido, señal de que algo lo fastidiaba. Hace un rato le había hecho dos colitas en cada lado de su cabeza, ya que estaba aburrida, él no se opuso. Se veía gracioso con esa actitud y ese peinado, contrastando con los tatuajes que le adornaban todo el brazo.

–¿Será que no le interesas? –inquirí, volviendo a lo mío, agarrando el paquete que contenía el pan y colocándolo sobre la barra junto con la mermelada– A no todas las chicas les pareces atractivo. Ya. Vive con eso.

–Claaaro. –Alargó, en un tono sarcástico.

–No seas un idiota.

–Es broma –sonrió un poco, pero luego volvió a ponerse serio– Ella es... ¡ahg! Me desespera, siento que siempre está burlándose de mí.

Me parecía divertido verlo así de exasperado.
Jungkook no era del tipo insistente y era raro que le fastidiara no tener la atención de alguna chica. Muy pronto llegué a la conclusión de que en verdad le gustaba SuA. Ella tenía una personalidad juguetona, era muy inteligente, extrovertida y despreocupada además de tierna, pero también podía tener un carácter fuerte. Eran características que sabía que llamaban la atención de mi hermano, por eso no dudó en pedirle su número en uno de esos días que estábamos aquí estudiando. Esta vez me preocupaba que si intentara algo con ella no la tomara en serio, ella era una buena chica. Aunque igual me estaba adelantando porque no sabía que iba a resultar de todo esto.

–Te gusta. No sueles ser así con las chicas.

–Me gustan los retos. –Dijo, intentando disimular lo obvio.

Cuando me alejé hacia el refri para buscar el queso crema, mi celular comenzó a sonar en la barra y Jungkook que estaba cerca, como el entrometido que era, lo agarró viendo quien me llamaba. Su expresión cambió enseguida.

–Dame mi celular. –Llegué a él pero alejó su mano con el aparato. –¡Jungkook! ¿Quién es?

–Es Jin. ¿Por qué te llama?

Me quedé en mi lugar al caer en cuenta de sus palabras. Eso sí era raro, porque no he sabido nada de él desde que todo se salió de control en su penthouse. Aunque sus padres hablaron con los míos por la cancelación del compromiso, mis padres sólo les dijeron que era mi decisión y que debían respetarla. Por fortuna no quisieron hablar conmigo.

Mis padres no sabían sobre lo ocurrido cuando le devolví el anillo y era mejor así, porque sería explicar más cosas de las cuales no estaba preparada para hablar precisamente con ellos.

Jungkook y Jimin por el contrario si sabían todo lo que sucedió, sobre la infidelidad y demás. Les rogué que no fueran a hacer nada y que no se metieran en problemas, no quería hacer que la situación se hiciera demasiado grande, pero era mejor si Jin no se los topaba porque no dudarían en actuar y no de la mejor manera.

–No lo sé... –volví a alzarme para llegar a su mano– Desde que terminé con todo no hemos hablado.

–Déjame mandarlo al demonio.

–¡No!

–¿Le vas a contestar? –Me miró incrédulo.

–¡Dame el jodido teléfono!

Di un salto pero no llegaba, se estaba aprovechando de su altura. Me subí a la barra rápidamente y lo tomé del cuello, a este punto ya estaba riéndose y sólo se lo estaba tomando como un juego. Me incliné sobre él, que seguía con el brazo extendido, para alcanzar mi celular.

–¡Ahhh! ¡Aleja tus... tus... tu parte delantera de mi cara! –echó la cabeza hacia atrás con una mueca muy marcada de asco y no pude evitar reír. –¡Iugh! ¡Esto es tan raro!

–¡Entonces, devuélvemelo! –Solté una queja porque me apoyé en mi mano derecha muy fuerte.

–Hace años que no veía esto. –Ambos volteamos a ver a Taehyung que venía entrando a la cocina con aspecto somnoliento. Él se refería a los años en que ellos solían esconder mis cosas o quitármelas, les divertía verme perder la paciencia. –¿Qué pasa? –Obviamente le daba curiosidad vernos actuar como unos niños.

–Jin la está llamando...–Respondió, Kook.

Aproveché su descuido y le arrebaté el móvil, por poco me caigo pero gracias a sus reflejos me atrapó dejándome en el suelo. De inmediato me alejé para que no pudiese quitármelo de nuevo.

La llamada cesó, entonces miré a ambos que esperaban expectantes.

–¿En serio le ibas a responder? –Cuestionó, Tae.

Abrí la boca para hablar pero me vi interrumpida porque Jin estaba llamando de nuevo. Pensé en que hacer, estaba entre ignorarlo o saber que quería.

–Minny...

–Contestaré. –Dije, y Jungkook chasqueó la lengua en desacuerdo.

–Déjala, es su decisión. –Pronunció, Tae aunque igual era notorio que no le gustaba la idea.

Yo sólo me di la vuelta, yendome por el pasillo a un costado de la cocina que llevaba hacia el jardín. Tampoco quería que escucharan que seguramente era lo que pensaban hacer, sobretodo Jungkook.

Me llevé el celular a la oreja al contestar. –Hola.

Max... Siento si te interrumpo. –Del otro lado Jin se escuchaba un poco incómodo.

–No interrumpes. ¿Qué quieres? –Fui al grano, no iba a pretender que no había pasado nada.

Me senté en una silla que se encontraba frente a la puerta corrediza que daba al jardín.

Eh... yo te llamaba porque quería saber si podíamos vernos para hablar.

–Si vas a seguir insistiendo con la boda y los beneficios, te digo que...

No –me cortó–, no es por eso. Yo sólo quiero... hablar.

Medité sus palabras, mientras miraba mis uñas. Era obvio que teníamos que hablar, yo no estaba tan molesta ahora y estaba dispuesta a tener una conversación civilizada con él.

–Si, necesitamos hablar. –Dije, luego de unos segundos.

Podemos vernos hoy en Blueberries, ¿qué dices?

Quería que nos viéramos en una de mis cafeterías favoritas y a la que solíamos ir seguido, era un lugar tranquilo para tener este tipo de charla.

–Me parece bien.

–¿A las cinco?

–Allí estaré.

Ehm... nos vemos, entonces.

–Nos vemos. –Corté la llamada.















Llegué a Blueberries justo a la hora y divisé a Jin en una de las mesas que daba hacia la ventana, siempre nos sentábamos en el mismo lugar.

A los chicos no les gustó que decidiera verme con él, pero no les presté demasiada atención.

Saludé a algunos de los empleados que ya me conocían, la cafetería no estaba tan llena. Caminé entré las mesas hasta llegar a donde estaba Jin, arrimé la silla y me senté. Estaba vestido con ropa deportiva, quizás iría al gimnasio al salir de aquí, le gustaba mantenerse en forma.

Sus ojos me repasaron por completo, centrando su atención en la férula en mi mano. Aún la usaba, aunque me fastidiaba y a veces no lo hacía, mi muñeca ya no dolía tanto a menos que hiciera algún movimiento brusco, no me curaba del todo y seguía con las terapias. La herida en mi frente ya había cicatrizado y podía taparla con maquillaje.

–¿Qué te pasó? –Cuestionó con interés.

–Una historia muy larga. –Me limité a responder.

Él asintió, entendiendo que no entraría en detalles.

–Ordené una malteada de fresa y tus galletas favoritas de vainilla.

Cuando terminó de decir eso, llegó a nuestra mesa uno de los chicos que trabaja allí con la malteada y las galletas. Jin ya tenía su bebida, un mocca. Le agradecí al chico antes de que se retirara.

–Gracias. –Me dirigí a Jin, y le dí un sorbo a la malteada.

Era un poco raro vernos después de todo y era muy palpable la incomodidad entre ambos.

–Yo... pensé que lo correcto era dejar pasar un poco de tiempo para poder hablarte y quiero comenzar diciendo que siento mucho todo lo que pasó –suspiró, y apoyó ambos brazos sobre la mesa–, te pido disculpas por no haber sido sincero contigo, por faltarte el respeto y por las cosas tan horribles que dije, también por mi comportamiento tan egoísta. De verdad lo lamento.

Podía ver qué realmente lo sentía y que era muy importante para él decírmelo.

–Antes necesito saber una cosa –asintió, esperando a que continuara– ¿Tu padre sabía de Miram?

Se aclaró la garganta antes de responder. –Se enteró en el viaje, él no sabía que ella nos acompañaría. Estaba muy molesto, entonces me dio un ultimátum con respecto a la boda, tenía que pedirte matrimonio cuando llegara ya que planeaba adelantar mi ascenso, pero sólo si nos casábamos.

–¿Ya no te lo dará?

–No lo sé –alzó los hombros– No he ido a la oficina y tampoco quiere verme.

Me di cuenta que eso le afectaba, debía sentir que había decepcionado a sus padres. Justo como yo me sentí.

–Acepto tus disculpas, y yo también lo siento. Por todo. –Dije, con toda la sinceridad que sentía en este momento.

–Está bien –sonrió leve–, supongo que estamos a mano.

–Eso creo. –Imité su gesto.

Él volvió a una expresión seria. –No quise decir lo de las drogas, me arrepiento mucho... sé que fueron tiempos difíciles para ti y en serio me siento muy mal por haber dicho algo... tan horrible. Fui un imbécil. –Dudó un poco, pero finalmente colocó su mano sobre la mía libre y yo no la quité, no me sentí incómoda ante esa acción.

–Podemos dejarlo en el pasado. –Asintió.

Quería pasar la página de una vez y no lo haría de no saber que realmente estaba arrepentido. Todo se había salido de control y ambos nos equivocamos.

–¿De verdad sólo estuviste con Miram? –Tenía curiosidad de saber si hubo otras o si ella le gustaba de verdad.

Ahora estábamos más relajados y podíamos estar más cómodos con el otro. Con Jin antes de "ser novios" era muy fácil hablar, era del tipo de persona con quién podía mantener una charla sobre cualquier tema. Me gustaba salir con él a tomar algo y simplemente hablar.

–Si, sólo con ella.

–Ella no parecía entender lo que sucedía aquél día. –Recordé su actitud tan casual, como si pensara que yo fuera una simple amiga de Jin.

–Eso fue porque yo le hice creer que tú estabas al tanto, que lo nuestro no era real.

–Bueno, si lo analizamos bien no lo era. –Solté una risa por lo bajo, él también. Recostó su espalda de la silla, cruzándose de brazos.

–Si hubiésemos sido honestos desde un principio nos habríamos ahorrado muchas cosas. Me dejaste un moretón en el pecho justo donde me arrojaste el anillo. –Volvimos a reír.

–Ni que lo digas y lo siento por eso, aunque te lo merecías –lo apunté con el dedo y él simplemente mantuvo una sonrisa burlona–. ¿Aún te hablas con ella?

–Ahora si. Estuvo molesta, pero le expliqué las cosas y le pedí disculpas también.

–¿Te gusta?

–No tengo sentimientos por ella, es algo puramente casual para ambos –apoyó su mentón en su puño, observándome como si me analizara– Tú en cambio estás enamorada de Yoongi –afirmó, con mucha seguridad–, nunca habías mirado a nadie, ni a mí, como lo miraste a él esa vez en que nos presentaste en la universidad. Hasta podría decir que él te miró de la misma forma... con adoración. –Jin parecía muy intrigado con respecto a ambos, sabía lo que pensaba de él aún así no parecía querer hablar mal por respeto a mis sentimientos. Desvié la vista hacia la mesa y le di un sorbo a mi bebida para pasar la amargura que de repente sentí en la boca, obviamente este tema era delicado para mi–. Debo suponer que lo conociste en el Orfanato, ya que también es de Daegu.

–Llegamos el mismo día y un tiempo después nos hicimos amigos –comencé a decir, mientras recordaba el pasado–, en ese entonces sólo nos teníamos el uno al otro y cuando fui adoptada no volví a saber de él. Creí que nunca lo vería de nuevo, pero desde que nos reencontrarnos todo ha sido como una montaña rusa.

–¿Piensas estar con él? No tengo derecho a opinar, lo sé –se adelantó a decir– pero... Es arriesgado.

–Todo es complicado, Jin. –Me arreglé unos mechones de mi flequillo y suspiré. –Es obvio que no podemos estar juntos.

–En un mundo ideal todo sería más fácil, podríamos hacer lo que quisiéramos sin miedo a ser juzgados, podríamos vivir sin presiones. Podríamos estar con la persona con quién de verdad queremos estar.

Sabía que lo decía también por él, por su situación y como estaba su vida ahora.

Y si, un mundo ideal para todos sería que las cosas fueran más fáciles, pero no era así. La vida estaba llena de lágrimas, risas, amores difíciles, bellos o no correspondidos. La vida te golpeaba con su crueldad, obstáculos, crudeza y muchas otras cosas más. Sólo unos pocos lograban salir adelante, vivir bien o al menos mantenerse cuerdos. Otros también lograban no sentirse solos y no pasar el resto de su tiempo en este mundo desdichados.

–Es una lástima que no sea así. –Comenté en un tono bajo.

Nos mantuvimos en silencio, cada uno inmerso en sus propios problemas. Hasta que él volvió a hablar.

–No quiero que dejemos de ser amigos. Tú de verdad me importas, eres una buena amiga y te aprecio mucho, no mentí cuando dije que eres lo único estable que tengo.

No dudaba que Jin me quisiera, es decir, formamos una buena amistad. Y yo sabía que como todo hijo quería complacer a sus padres y no defraudarlos, básicamente teníamos eso en común. Él tenía mucho peso sobre sus hombros y la presión era abrumadora. Aún así cometió un gran error, al igual que yo, no fuimos honestos. Ninguno se libraba de culpa.

Si yo no lo hubiese engañado, no borraba el hecho de que él haya estado con otra persona, y viceversa. Ambos tomamos decisiones y sabíamos las consecuencias, pero si los dos lo reconocíamos ¿por qué no pasar la página y seguir?

–Podemos seguir siéndolo, funcionamos mejor así. –Sonreí de lado.

–No puedes negar que el sexo era bueno.

Me reí involuntariamente. No era Jin si no dejaba salir algún comentario de ese tipo, pero se sentía bien que al fin podíamos estar juntos sin la presión constante de una relación vacía.

–Si, lo era. –Mencioné, entre dientes.

–Creo que era bueno porque ambos sabíamos que no sentíamos nada fuerte por el otro, pero aún así seguimos manteniendo la farsa. Eso le daba más morbo ¿no?

Me llevé la mano a la boca, riendo. Él me miraba divertido, masticando una de las galletas de vainilla.

–Eres todo un caso.

Continuamos conversando unos minutos más de cosas sin importancia, hasta que nos terminamos las galletas. No quise contarle como terminé con una lesión en la muñeca, quizás otro día pudiera hablarle sobre eso. Él no me dejó pagar ya que se supone era una invitación, luego ambos salimos del local, yo aún tenía mi malteada en mano.

–¿Qué harás con tus padres? –Pregunté, cuando llegamos a mi auto. El suyo estaba aparcado más adelante, pero quiso acompañarme.

–Supongo que esperar. Aunque lo he estado pensando y quiero irme de aquí.

Eso me sorprendió porque sabía cuánto le importaba a Jin su puesto en la empresa, aunque puede que ya no fuera así debido a lo que pasó y que su padre estaba molesto con él.

–¿A dónde piensas ir?

–No lo sé –metió las manos en los bolsillos de su pantalón deportivo–, necesito un tiempo para mí, para pensar. Me estoy replanteando si realmente quiero seguir los lineamientos de papá o hacer las cosas por mi cuenta.

–Jin, tienes algo estable además de mi –él ladeó la cabeza hacia un lado, no entendiendo a qué me refería– Tus conocimientos, eres inteligente y ya estás por graduarte. Puedes construir algo por tus propios medios y no tendrías que hacer cosas que no quieres, ni rendirle cuentas a nadie. Podrías tener la vida que deseas, tu propio mundo ideal. –Noté que mis palabras calaron en su ser, porque respiró profundo y parecía digerir mis palabras. –Si, puede que al mantenerte al lado de tu padre todo sea más fácil, pero, ¿no tendría más valor algo que hiciste tú sin que te lo pusieran en bandeja de plata?

Él me observó y noté como sus ojos se humedecieron un poco, pero parpadeó rápidamente para no dejar que las lágrimas salieran.

–Tienes razón. –Musitó, con una pequeña sonrisa.

–Sólo confía en ti mismo. –Lo alenté.

–¿Tengo tu apoyo?

–Siempre.

Extendió los brazos a los lados y yo recorté la poca distancia entre ambos, rodeándolo con los míos. Ambos necesitábamos un abrazo y creo que había sido el más cálido que habíamos compartido hasta ahora.

–Espero que tú también tengas la vida que deseas, Max, mereces ser feliz. –Habló en medio del abrazo.

–Gracias.

–Por favor mantén a tus hermanos y el bate del vecino de Taehyung y Jungkook lejos de mi.

Reí, a causa de su súplica. Le había contado lo que mi hermano quería hacerle. –Eso trato, aunque no prometo nada.

Ambos nos despedimos, de todas maneras nos mantendríamos en contacto. Yo no pretendía dejar de verlo, lo quería y era mi amigo, nuestra relación volvería a ser la de un inicio. Cómo debió mantenerse.

Ya de camino a casa iba pensando acerca de mi encuentro con Jin. Sentía algo cálido en mi corazón, porque esos momentos en los que podías arreglar las cosas y quedar en buenos términos con alguien que te importaba, eran muy valiosos y significativos.

















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¿Qué tal el cap?^^

Espero les haya gustado, gracias por leer 💜

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