extra #2

Ailee - Goodbye My Love.




Massielle.





Terminé la llamada con Rom, habíamos planeado ir al cine más tarde.

Él y yo nos volvimos muy cercanos poco después de que llegáramos a la ciudad. Salimos varias veces todos; los chicos, junto con Hani y Rina. Ahora las chicas, él y yo solíamos ir a ver a Jimin entrenar, reunirnos en cualquier local o en casa y también en este tiempo habíamos viajado a varias ciudades, asistido a conciertos o festivales de música. Esas salidas y viajes, a la vez que compartir con ellos, me habían ayudado mucho al igual que recibir terapia.

Jimin y Jungkook creyeron que él tenía interés en mi y como era de esperarse lo interrogaron directamente, por separado, cosa que fue muy vergonzosa pero él se lo tomó sin problemas, también le pareció gracioso. Rom no tenía ningún tipo de interés en mi, eso se los había dejado claro y se notaba. Era simplemente un muy buen amigo, le había tomado cariño muy rápido.

Sonó el timbre y supuse que serían Jimin y Rina ya que quedaron de pasar por aquí. Desde hace unas semanas que no nos veíamos, ambos estuvieron en otra ciudad por un combate de exhibición y otras actividades de él.

Me levanté del sofá, ya que estaba viendo una serie y fui directo a la puerta para abrirla, encontrándome con ellos.

–Los extrañé. –Nos abrazamos.

–Y nosotros a ti. –Mi amiga me dio palmaditas en la espalda.

Me separé para hacerlos pasar pero noté que ambos estaban un poco serios. ¿Acaso habían discutido de camino aquí?

–En el almuerzo hice sopa de kimchi, pollo frito y arroz. ¿Tienen hambre?

–Yo si tengo hambre, hermanita. –Dijo, Jimin. Ambos ya se habían puesto cómodos.

Ya no vivía con ellos, me parecía que necesitaban más privacidad, aunque ellos me hicieron saber que mi presencia no les incomodaba. Aún así yo sentía que necesitaba mi propio espacio también.

De igual manera Rina y yo nos veíamos casi todos los días.

–¿Y que tal Los Ángeles? –Pregunté, al estar los tres sentados en el comedor. Jimin estaba disfrutando de la comida que hice a pesar de que Ri me había dicho que recién habían comido.

–Estuvo bien, pude conocer algunos lugares. Fue divertido. –Respondió él.

–Lo llevé al restaurante coreano al que fuimos y le encantó. –Añadió, Ri.

Ella, Hani y yo habíamos ido a esa ciudad no hacía mucho y la pasamos muy bien.

En medio de pláticas me olvidé de lo que había notado cuando llegaron, se relajaron y Jimin me contó todo sobre su experiencia y sobre la pelea. Su popularidad iba en aumento por lo que algunas marcas importantes ya lo tenían en la mira. Además de que era bueno en lo que hacía, su imágen era la ideal para ganar mucho patrocinio.

–Minny, hay algo que tengo que decirte. –Dijo, él, después de darle un trago su soda.

–¿Sobre qué? –Su semblante había cambiado un poco, ahora se veía algo triste y me invadió la preocupación.

Entonces si pasaba algo. Lo noté cuando llegaron, pero creí que estaba equivocada.

–Ehm... Hace unos días Jungkook asistió a una fiesta –se calló y yo esperé lo peor porque creí que se había metido en algún problema, no habíamos hablado en días así que no podía darme ninguna idea de lo que pasaba. Jimin se removió incómodo en su lugar y respiró profundo, haciéndome saber que lo que diría a continuación era algo grave–, y... allí escuchó a algunas personas hablar, al parecer van frecuentemente a Triptych –me tensé al escuchar ese nombre–, esas personas dijeron algo como que el mando ahora lo llevaba RM, es decir, Namjoon porque Agust... él... murió.

Mi respiración se cortó y todo se ralentizó a mi alrededor, escuchaba el zumbido de mi corazón latiendo frenéticamente en mis oídos y un nudo se instaló en mi garganta.

–E-Es mentira, ¿no? –Inquirí con voz temblorosa, alternando mi mirada entre él y mi amiga. Ellos bajaron la vista al mismo tiempo y la mínima esperanza que fuese algún tipo de broma de mal gusto, se destruyó.

Yoongi murió.
Yoongi murió.
Yoongi murió.

Esas dos palabras se repetían una y otra vez en mi mente.

Mis manos temblaban sobre mi regazo y un dolor se había extendido por todo mi cuerpo naciendo desde mi pecho, haciéndome sentir abrumada por tal impacto pero aún así una parte se negaba a creerlo.

–Minny... –Jimin se había arrodillado delante de mi porque al parecer me había desconectado de la realidad, sus manos tomaron las mías.

–¡Me estás mintiendo! –alcé la voz y aparté sus manos de mala gana– Yoongi... él... No... –Las lágrimas se arremolinaron en mis ojos y un sollozo se escapó de mi garganta. Llevé una mano a mi pecho porque sentí como si de pronto no pudiese respirar, mientras mi llanto incrementaba con el pasar de los segundos. –Yoon... gi...

–Hey, cariño, respira. –La voz de Rina llegó desde algún lado, pero ya yo no los veía.

Me levanté de un saltó de la silla y caminé hacia el pasillo, escuchando a mi hermano llamarme, viniendo detrás de mi, pero yo seguí hasta mi habitación. Lo último que escuché fue a mi amiga decirle que me dejara sola, antes de cerrar la puerta con seguro y deslizarme por esta porque mis piernas perdieron la fuerza para siquiera llegar a la cama.

Llevé las piernas a mi pecho abrazándolas, el dolor que sentía en el pecho era insoportable.

No podía creerlo.

De pronto se me ocurrió algo y saqué mi móvil del bolsillo, me restregué un poco los ojos apartando las lágrimas porque no podía ver la pantalla con claridad. Busqué el número de Namjoon que aún tenía agendado, en Corea debía ser muy entrada la madrugada pero no me importaba. Necesitaba que me dijeran que sólo se trataba de un malentendido.

Traté de controlar mi llanto, inhalando y exhalando mientras escuchaba el sonido de la línea repicar.

Hola... –Una voz rasposa se escuchó del otro lado, la reconocí como la del castaño.

–Nam, soy yo. Max.

–¿Max?

Decidí ir al grano.

–Me enteré de que... –mi labio inferior tembló y me sentí incapaz de pronunciar esas palabras–... Me enteré de lo que le pasó a Yoongi. Dime que no es verdad, por favor.

Se hizo un silencio en la línea y yo mordí mi labio impaciente.

Es verdad –respondió, después de unos segundos–. Murió de una jodida sobredosis. –Sus palabras se escucharon algo arrastradas pero pude entenderle perfectamente, así que llevé una mano a mi boca reprimiendo otro sollozo.

Corté la llamada y tiré mi teléfono por lo que chocó con el pequeño escritorio que había a pocos metros de mi, ni me preocupé en saber si se había roto o no. No podía con esto, era demasiado para mí, sentía mi pecho en llamas y mi estómago revuelto.

Estaba completamente destruída.

Una sobredosis era algo que podía pasarle a Yoongi tarde o temprano si él seguía consumiendo, pero no creí que de verdad ocurriría y menos que sería mortal.

Me sentía culpable.

Si yo me hubiese quedado y hubiese insistido con lo nuestro, quizá, pude haber impedido que algo así pasara.

–Minny. Abre, por favor.

La voz de Jimin traspasó mis oídos, trayéndome de nuevo a la realidad cuando todos los momentos vividos con Yoongi, desde que éramos niños, se reproducían en mi mente haciendo que hasta me doliera respirar. Sentía como si un hueco se hiciera más y más grande en el medio de mi pecho.

Seguramente escuchó el golpe que se produjo del choque de mi teléfono con el metal del escritorio.

–Massielle...

–Max, ábrenos. –Exclamó mi amiga preocupada, golpeando la puerta una y otra vez.

Me levanté con algo de dificultad y solo le quité el seguro a la puerta. Caminé hasta mi cama, mientras que escuchaba como ellos entraban a mi habitación y me lancé sobre el colchón, encogiéndome en mi lugar en posición fetal y abrazando una de mis almohadas. Mis lágrimas ya la empapaban, a la vez que amortiguaba mis sollozos desgarradores.

El colchón se hundió y al instante percibí el perfume de Jimin, así como sus caricias en mi cabello. Me di la vuelta hacia él y enterré mi cara en su pecho, rodeándolo con mi brazo fuertemente. Sentí el cuerpo de Ri detrás de mi y como acariciaba mi cabello.

¿Ahora como iba a vivir sabiendo que el amor de mi vida ya no estaba en este mundo?




















Abrí el refrigerador sacando algunos melocotones en almíbar, era temprano así que haría desayuno para dos.  Agarré una tabla para picar y la coloqué sobre la barra junto a la fruta que estaba dentro de un recipiente.

Ya no sentía mi cuerpo tan pesado, al menos había logrado dormir más de dos horas anoche por primera vez en estas dos semanas que habían transcurrido desde que me enteré de la muerte de Yoongi.

Lo peor es que me enteré que él había muerto hacía meses atrás, al parecer un poco después de que vine a Nueva York. Jungkook me contó mejor como se enteró de todo y de lo que habló con aquellas personas en la fiesta, ellos le dijeron lo mismo que Namjoon me dijo a mi, que había sufrido una sobredosis que lo llevó directamente a la muerte.

La culpa seguía muy latente dentro de mi.

Al venir aquí, aún mantenía una esperanza de que nuestros caminos se volverían a cruzar, pero ahora eso ya no sería posible de ninguna manera. Me mataba despertar y darme cuenta de eso, su vida no debía terminar de esa forma. Aunque esperaba que donde quiera que estuviese pudiera estar más tranquilo.

Todos los días pensaba en él, en nuestros momentos, en todo lo que me hizo sentir y cada vez un escalofrío me recorría la columna empezando por dónde tenía el tatuaje que me había hecho antes de todo esto. Quise tener un dragón representación a Yoongi, porque me había marcado profundamente y porque me había hecho experimentar el amor de maneras inimaginables, además que el dragón en si representaba fortaleza y yo había pasado por muchas cosas que habían puesto a prueba mi fuerza para superarlas.

Ahora este tatuaje era mucho más especial para mí.

¿Cuál fue tu primer tatuaje?

Tu nombre.

¿Qué?

Bueno, en realidad el diminutivo: Ellie.


Ya las lágrimas mojaban mis mejillas, estaba cansada de llorar, del dolor, del agujero enorme en mi pecho. Mi cuerpo era un cascarón vacío.

Apreté el mango del cuchillo en mi mano derecha, extendí mi brazo izquierdo viendo las venas que se apreciaban muy claramente a través de mi piel pálida.

¿Y si termino con este dolor de una vez?

"Gracias a ti pude mantenerme cuerdo en todos estos años, pensaba mucho en nuestros momentos juntos para no perderme y funcionó."

Apreté más el cuchillo en mi mano, pero bajé las manos aún sosteniendolo y las apoyé contra la barra. Los sollozos seguían saliendo de mi garganta sin control, entonces sentí un brazo rodearme por la cintura, a la vez que me quitaban el cuchillo.

Me tapé la cara con ambas manos. Rom apoyó su mentón sobre mi cabeza, abrazándome en modo de consuelo.

–Me duele mucho. –Expresé, con voz rota.

–Puedes con esto, bonita. –Musitó, acariciándome el cabello.






Bebí un poco del té que me había preparado mi amigo. Ya habían pasado algunos minutos desde que mi llanto cesó y que pude calmarme.

–Lo siento. –Murmuré. Rom estaba delante de mi, comiendo tostadas con mermelada de frambuesa.

–No tienes nada de que disculparte, Max. –Pronunció en un tono de voz suave.

Quise pedirle disculpas porque él podría estar haciendo algo más importante que verme llorar.

Él quiso quedarse conmigo desde la noche anterior, ya que Hani y Rina tenían cosas que hacer. No querían dejarme sola ni por un minuto, a pesar de que yo se los pidiera. El pelinegro prácticamente vivía más aquí que en su propio apartamento.

No habían sido días fáciles para mí, ni para los que estaban a mi alrededor. No hablaba mucho, no era la mejor compañía pero ellos se mantenían a mi lado y de verdad lo apreciaba.

De alguna manera me sentía igual a cuando era adolescente y estaba súper jodida, mis padres y mis hermanos se mantenían al tanto de mi que ni me dejaban ni un segundo sola. Así pasaba ahora, obviamente no estaba del todo estable y los únicos que podían acompañarme eran Hani, Rina y Rom. Jimin lo hacía a veces pero no podía descuidar sus actividades por mucho tiempo y yo realmente lo entendía. No esperaba que dedicara todo su tiempo a mi.

Hablaba de vez en cuando con Jin, él se mantenía en contacto conmigo y ahora más debido a esta situación. Él se había ido a Nueva Zelanda, tenía algunos proyectos que ya estaba llevando a cabo y me alegraba que haya decidido hacer su propio camino. Nos habíamos visto algunas veces cuando venía por negocios.

Jungkook y Tae habían venido a verme pero no se quedaron por mucho tiempo, no podían. Por el momento mis padres no sabían nada, ya estaban al tanto sobre Yoongi y lo que pasó entre nosotros, pero no quería comentarles nada al respecto de su muerte para que no se preocuparan por mi.

No fue fácil hablarles de lo que pasó entre él y yo, eso los tomó por sorpresa porque obviamente recordaban quien era y lo que significó para mí; lo que significaba para mí. Les hablé de lo que hacía y fui completamente sincera con ellos sobre mis sentimientos. Trataron de comprenderlo y sabía que al mismo tiempo estaban aliviados de que yo hubiese tomado la decisión de venir a esta ciudad. Les aseguré que podía manejarlo y que se trataba de un corazón roto, que podía superarlo sólo que necesitaba tiempo.

Pero, ahora con esto... Me sentía como si cayera al vacío constantemente.

–Por un segundo pensé en... ya sabes, tomar el cuchillo y...

–No lo hiciste y no lo has hecho. Eres fuerte –me tomó de la mano, acariciando el dorso de mi mano con su pulgar. –Dentro de tu dolor siempre puedes encontrar las fuerzas para seguir. Sabes que no estás sola.

Mantuve la vista en nuestra unión e inspiré profundamente.

Debía tratar de, así como hizo Yoongi que pensaba en mi al estar en el Reformatorio para poder soportarlo, basarme en él y como querría verme, para así poder seguir adelante.


















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Quise hacer este extra y el anterior para que vieran un poco sobre lo ocurrido en el tiempo que Max y Yoongi estuvieron lejos del otro, principalmente todo el asunto de la "muerte" y también por lo que pasaron ambos.

Los siguientes serán de lo que ha pasado luego de su reencuentro ;)

Espero que les haya gustado, gracias por leer 💜

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