diecisiete. ii

Bazzi ft Camila Cabello - Beautiful.










Yoongi y yo ahora íbamos de regreso a la ciudad, no nos dijimos mucho después de terminar. Ambos parecíamos analizar de más lo sucedido, puede que en el fondo sintiéramos un poco de culpa.

Dicen que lo prohibido es lo más tentador, pero yo no quería que lo nuestro se quedara encasillado sólo en ese dicho, pero tampoco creía que pudiéramos avanzar más.

Nunca me imaginé que estaría con alguien portando un anillo de compromiso en el dedo que me dió otro hombre. Pero Yoongi no sólo era "alguien", era el amor de mi vida.

–¿Para ti fue sólo sexo?... ¿Antes y ahora? –Inquirí, luego de un rato en silencio.

Las veces que estuve con Sojun él sólo me veía como un objeto. Con Jin hubo sentimientos al principio, pero después de un rato sólo se convirtió en algo puramente sexual bajo la etiqueta de ser novios. Con Yoongi sabía que era distinto pero quería escucharlo.

–Nunca lo sería. –Respondió con seriedad.

No podría decir que se sintió bien que lo dijera porque era como confirmar la existencia de algo que aún así no puedo tener.
El amor que no puedo tener.

Nos sumimos en un nuevo silencio, yo iba marcando un compás con mis dedos sobre mi pierna izquierda. Observando por la ventana la oscuridad de la noche pasar y reviviendo en mi mente lo que ocurrió hace un rato.

–No quiero que me lleves a mi apartamento. –Dije, cuando el auto avanzó por las calles del centro. Creí que él se negaría o insistiría en dejarme allí, pero sólo asintió y después de un rato reconocí el camino hacia la zona donde él vivía.

No quería estar en mi casa, sólo quería desaparecer por un rato de mi familia y estar con Yoongi aun si algo pudiese salir mal luego. Siempre tenía eso en mente.


Cuando estuvimos en el estacionamiento de su edificio caminamos hacia el ascensor, en eso, desde el otro lado se acercaron dos mujeres, una la reconocí como la vecina de Yoongi y la otra no la había visto antes, parecía de mi edad, quizás fuera algún familiar de ella. Aún así no podría ser su hija porque la mujer no parecía tan mayor.

Dejamos que ellas entraran primero y luego lo hicimos nosotros. Noté que la chica centró su atención en Yoongi de inmediato, pero no lo miraba con desagrado como había hecho la mayor quien se alejó lo más que pudo de nosotros, más bien era una mirada de interés y no disimulaba ni un poco. Al parecer sintió que la observaba porque volteó hacia mi y me lanzó una mirada despectiva.

Decidí no prestarle atención. El ambiente dentro de la caja metálica era muy tenso aunque no podría deducir si Yoongi lo percibía así, ya que revisaba con desinterés su celular ajeno a las miraditas de la chica. ¿Por qué demonios no disimulaba al menos?

Luego de lo que pareció una eternidad las puertas se abrieron en el décimo piso. Yoongi me tomó de la mano rápidamente y me haló para salir primero. Creo que al final si había notado lo que pasaba.

Al entrar a su apartamento, él encendió las luces y vi que todo se encontraba igual que siempre. Me pregunté por un momento si le pagaba a alguien para que viniera a limpiar porque suponía que no tenía tiempo para eso, aunque también dudaba que dejara entrar a cualquiera a su casa. Lo que si podía concluir era que el lugar se mantenía ordenado porque él no pasaba mucho tiempo aquí.

–¿Tienes vino?

Noté que mi pregunta lo tomó desprevenido, pero yo necesitaba relajarme un poco más.

–Si, ¿quieres un poco?

–Por favor.

Dejé mis zapatos junto a los suyos y mi bolso en el perchero vacío junto a la puerta. Vi como él tomó dos botellas y dos vasos del minibar que tenía en la esquina de la sala.

–No tengo copas para el vino. Esta botella la trajo Namjoon, yo ni siquiera lo tomo.

–No importa. –Me senté en una de las banquetas junto a la barra de la cocina.

Destapó la botella de vino tinto con un sacacorcho y procedió a servirme en uno de los vasos, luego él se sirvió whisky en el suyo. Obviamente le gustaban las bebidas mucho más fuertes.

Le agradecí y di un trago a mi vaso, saboreando lo dulce de aquél líquido oscuro que aún así no había perdido su esencia. Yoongi se sentó junto a mi y le dio un trago al suyo sin hacer ni una mueca, al ver la botella me di cuenta de que era whisky de los más amargos, pero era claro que ya estaba acostumbrado al sabor.

–¿Cómo estuvo la propuesta? –me tensé al escucharlo y dejé el vaso a un lado. Toqué el anillo en mi dedo con incomodidad porque sentí un deje de molestia al formular la pregunta a pesar de que quiso sonar casual. No podía subestimarlo, él era una persona muy observadora y quizás se le hizo muy fácil sacar conclusiones– A tu noviecito si que le gusta resaltar. –Su vista fue de mi anillo a mi rostro.

–Él no es mi...-

–Supongo que te lo pidió delante de sus padres y los tuyos –me interrumpió–, quizás otros miembros de sus familias.

–Estaban nuestros padres nada más. –Lo que menos quería era hablar de esto con él.

–Las propuestas de matrimonio en muchos casos podrían interpretarse como un acto de amor e inseguridad al mismo tiempo ¿no crees? Si hablamos de las personas que lo hacen en público, claro. –Dio un trago a su bebida y volvió a colocar el vaso contra la barra, mis ojos seguían cada movimiento que hacía– Una persona somete a su pareja a la presión social para asegurar que acepte a pasar el resto de su vida juntos porque quizás no tiene la suficiente seguridad en que ésta lo ame de la misma manera... –despegó la vista del vaso y la centró en mi– Así como hizo Jin, es muy egoísta de su parte a mi parecer.

Lo cierto es que yo estaba un poco de acuerdo con su punto de vista y no necesariamente porque lo había experimentado, aunque en este caso no había sentimientos profundos por parte de Jin y yo, sino que a mí parecer ese tipo de cosas podían hacerse de forma privada. No veía necesario demostrarle nada a nadie aunque tampoco criticaba a los que querían compartir un momento tan especial con el resto, pero no siempre se estaba rodeado de buenas personas.

–Jin no me ama en realidad. Él... está velando por sus intereses nada más, y... –trataba de explicarme precipitadamente, aunque no esperaba que lo entendiera–. Yo no quiero casarme con él. Sólo...

–No quieres decepcionar a tus padres –completó cuando yo dejé la oración al aire, centrándose en eso y no en que revelé la verdad entre "mi prometido" y yo aunque puede que ya lo sospechara, al menos las verdaderas intenciones de él hacia mi ya que claramente sabía que yo no lo amaba– Ellie, toma decisiones por ti, porque quieres, por tu felicidad y no por la de otros.

¿Y qué pasa si la culpa no te deja tomar esas decisiones?

Agarré mi vaso y terminé de beber el poco vino que quedaba de un solo trago. Entonces me puse de pie, por lo que mis piernas quedaron pegadas a las suyas. Toqué su rostro y con mi pulgar acaricié su mejilla, él me observaba fijamente.

–Desearía que las cosas fueran diferentes. –Susurré, viéndolo a los ojos y luego bajé hasta sus labios.

Yoongi me tomó por las caderas, abrió sus piernas para que yo estuviese entre ellas y un segundo después sus labios atraparon los míos con maestría. La combinación del vino tan dulce y el whisky tan amargo, era como si nos representara a ambos, sabores completamente distintos pero que podían funcionar juntos...
O por otro lado, sería la fórmula perfecta para una explosión.

El chasquido de nuestras bocas al separarnos resonó en el silencio del apartamento, se levantó y alcé la cabeza para verlo directamente a los ojos otra vez. Volvió a besarme con más ferocidad.

–Nunca serás de él. –Expresó sobre mis labios. Dicho esto empezó a dejar cortos y húmedos besos desde mi barbilla hacia abajo.

–Tampoco tuya. –Murmuré, cerrando los ojos por la sensación y moviendo mi cabeza hacia un lado.

–No sabes lo que dices. –Su aliento caliente me hizo cosquillas a la vez que sentí como sonreía contra la piel de mi cuello. De pronto agarró mi mano izquierda que estaba contra su abdomen y rápidamente despojó el anillo de mi dedo anular para luego tirarlo a algún lado. No sé dónde cayó, sólo escuché el ruido de éste rebotar contra la cerámica.

No me importó. Hizo por mi lo que yo no me atreví a hacer.

Me alzó y me sentó sobre la barra, dejándome en el extremo de ésta. Continuamos besándonos mientras él acariciaba mis muslos por debajo del vestido, quizás lo que hicimos en aquél mirador se repetiría y por supuesto no me negaría a nada. Sus besos me transportaban a otro lugar y ahora sólo me hacían pensar que quería me tomara como él quisiera.

–Acuéstate. –Dijo, al cortar con el contacto de forma agitada.

Hice caso a su orden y dejé mi cuerpo extendido sobre la superficie de mármol de forma vertical, no sin antes arrastrar los vasos y las botellas hacia atrás. Yoongi me acomodó para que mi trasero quedara justo al borde, y colocó una de las banquetas frente a mi, sentándose en ella. Cruzamos miradas, parecía querer asegurarse de que yo estaba de acuerdo con lo que planeaba hacer, asentí, entonces procedió a subir mi vestido, enrollándolo sobre mi vientre y bajó mis bragas de un tirón.

Un escalofrío me recorrió al estar nuevamente expuesta ante él que parecía fascinado. Creo que había subido un escalón más en la confianza que sentía al estar con él y es que había pasado algo de tiempo hasta que permití que Jin me diera sexo oral porque me daba algo de vergüenza, aún así antes de eso se esmeraba en ser bueno con los dedos. Pero con Yoongi lo que sentía era ansias y nada de vergüenza.

Abrió mis piernas y sin más preámbulos deslizó su lengua por mis labios con una lentitud insana, dejé ir un gemido y mis ojos rodaron hacia atrás por la sensación tan placentera. Los movimientos de su lengua recayeron con insistencia en mi punto más sensible y creí desfallecer. Era tan magnífico. Y lo fue aún más cuando incorporó dos de sus dedos metiéndolos un poco, la combinación de éstos con su lengua me conduciria rápidamente a un gratificante orgasmo.

Definitivamente, Yoongi, sabía lo que hacía.

Una de mis manos fue a su cabeza, los mechones de su cabello se colaron por entre mis dedos. Cada terminación nerviosa de mi cuerpo sufría un espasmo y si cerraba los ojos podía ver pequeños puntitos pululando entre mis párpados. Esto era maravilloso. En un reflejo quise cerrar las piernas pero él no lo permitió, las mantuvo abiertas con sus manos en mis muslos. 

Subí los brazos y debido a que no estaba teniendo nada de piedad, me retorcía incontrolablemente sobre la barra, ahora mismo no asimilaba las consecuencias pero mi cuerpo lo sentiría por la mañana. Sin querer golpeé una de las botellas, que cayó contra el piso, haciendo un gran estruendo cuando se rompió en pedazos. Aún así a ambos no nos importó, él no se detuvo y siguió en lo suyo sin inmutarse por el desastre que había hecho.

Un rato después, Yoongi ya se encontraba recibiendo todo el producto de mi orgasmo sin limitarse. La culminación me había golpeado tan fuerte que terminé con los dedos entre los mechones de mi cabello apretándolos con fuerza, sentía un poco de sangre en mi lengua porque me había mordido muy fuerte el labio. Mi pecho subía y bajaba muy agitado cuando dejé de contraerme alrededor de sus dedos, ya no sentía su boca en mi.

Me sentía tan liviana y no me provocaba moverme, pero tampoco podía pasar toda la noche sobre la barra de la cocina.

Me reincorporé de a poco encontrándome con la expresión burlona de Yoongi quien obviamente le divertía verme derrotada por su causa. Jadeé cuando sus dedos abandonaron mi interior, me bajó el vestido y me ayudó a sentarme correctamente. Mis manos fueron a sus hombros y las suyas a mi espalda baja.

Necesitaba un momento porque si me ponía de pie, mis piernas cederían porque las sentía débiles y temblorosas aún.

–Eres deliciosa... En serio vas a acabar conmigo, Ellie. –Musitó contra mi boca. No me dejó decir nada cuando me besó con ganas, yo aún estaba medio atontada por lo que tardé un poco responderle.

El sonido del timbre hizo que nos separáramos, Yoongi frunció el ceño luciendo frustrado por la interrupción. Evidentemente no esperaba a nadie.

–¿No vas a abrir?

Él chasqueó la lengua y se alejó hacia la puerta. Yo me bajé de la barra con cuidado, mirando hacia el otro lado donde había caído la botella de whisky en el piso. Por suerte no le quedaba mucho.

La curiosidad por ver quién había tocado el timbre pudo conmigo, así que caminé para echar un vistazo pero sólo pude ver cómo Yoongi cerraba la puerta. Me pareció que la que estaba del otro lado era la chica que iba con la mujer que vivía al lado.

–¿Qué quería? –Pregunté cuando él se dio la vuelta.

–Presentarse –contestó, llegando frente a mi– Al parecer va a vivir con su hermana, la estirada de antes. –Alzó los hombros.

–Le gustaste –exclamé con algo de recelo y me di la vuelta–, deberíamos limpiar la cocina. –Cambié el tema para dejar de pensar en el hecho de que aquella chica había sido muy descarada, porque no me tragaba el cuento de que sólo había venido a tratar de tener una buena convivencia con su vecino.

Max, es estúpido que estés celosa.

No logré dar ni tres pasos porque sentí los brazos de Yoongi rodearme por la cintura, pegándome a su cuerpo.

–¿Estás celosa? –Habló en mi oído.

–No. –Rodé los ojos aún si no pudiese verme.

Hizo que quedáramos de frente de nuevo y con una mano me tomó por la mandíbula, sin ser brusco. Nuestros labios quedaron a una distancia muy tentadora.

–Le di a entender que no me interesa jugar a los buenos vecinos y que no me jodiera. 

–¿En verdad no te interesa? –Alcé una ceja, pero no despegando mi vista de su boca.

Él soltó una risa por lo bajo negando con la cabeza. Sus labios chocaron con los míos con agresividad y me agarró por las muñecas para dejar mis brazos alrededor de su cuello. Avanzó haciendo que yo retrocediera.

Nos separamos cuando decidió guiarme por el pasillo hacia su habitación. Ambos entramos y él encendió la luz que esta vez era roja como cuando estuve aquí la primera vez. Me gustaba, le daba un toque más íntimo a todo esto.

Me senté sobre la cama, pero Yoongi llegó junto a mi ofreciéndome su mano para que me pusiera de pie. Sentí como deslizó el cierre de mi vestido y yo lo ayudé a quitármelo, me gustó la manera en que sus ojos brillaron al verme sólo con el brasier.

Lo tomé por el cuello atrayendolo a mi para besarlo de nuevo, mordí su labio cuando sentí su palma chocar contra mi trasero. Sonreímos en medio del beso.

Se inclinó sobre mi y capté que quería que me tendiera sobre la cama, lo hice aunque no del todo. Sólo me apoyé en mis antebrazos viendo como se quitaba su chaqueta dejando a la vista parte de sus tatuajes, luego continuó con su camisa y siguió con sus pantalones. Yo estaba embelesada observándolo, todos los tatuajes y las cicatrices adornando su piel, si bien podían ser mal vistos por cualquiera, para mí era como estar delante del más puro arte.

Todo lo que sentía por él revoloteó en mi pecho y me sentí demasiado abrumada de pronto, pero no quise demostrarlo. No era momento para ponerme a llorar sólo porque lo amaba tanto que ahora, en este instante, no me importaba si todo aquél sentimiento me hacía pedazos.

–¿Te sientes bien? –Preguntó, trayendome de vuelta a la realidad, mientras dejaba un pequeño paquete a mi lado. Ahora estaba en bóxers nada más.

–Si. –Decidí desconectarme y disfrutar este momento juntos. Besé su mejilla, cuando quedó casi acostado sobre mi.

Quitó mi sostén que se desabrochaba por delante, tenía muchos así porque me resultaba más cómodos al usar vestidos y obviamente era más práctico para él. Sus labios alcanzaron mi clavícula, mientras amasaba uno de mis senos y cuando esperé sentir su boca en alguno, se detuvo, entonces abrí los ojos para ver su cara delante de la mía.

–Abre la boca. –Ordenó. Debía admitir que me ponía muchísimo cuando decía ese tipo de cosas con ese tono de voz tan profundo.

Hice caso a su exigencia de inmediato, era imposible ocultar el control que él, sólo así, tenía sobre mi cuerpo. Procedió a meter dos dedos dentro de ella, mi lengua se movió alrededor de éstos sin cortar el contacto visual, los sacó dejando un hilo de saliva. Se me antojaba tan sucio y obsceno, pero tan placentero y lo fue a un más cuando tocó mi pezón derecho con ellos estimulando el otro con su lengua, me deshice en suspiros. Escuché un gruñido de su parte a la vez que se restregaba más contra mi.

Después de unos segundos se separó y a penas me di cuenta cuando estaba completamente desnudo, su erección contra su vientre envuelta en el látex. Me indicó que me diera la vuelta, así que me apoyé en codos y rodillas, él se acomodó entre mis piernas y tanteó un poco mi entrada con sus dedos.

–¿Quieres que sea duro? –moví la cabeza en un asentimiento ante su pregunta– Sabes que me gusta escucharte, Ellie.

–S-Si. –Vocalicé, sintiendo un temblor recorrerme por lo que vendría a continuación.

Sentí la punta de su erección en mi entrada y acto seguido se hundió en mi de una sola estocada, dejé salir un gritito que quedó amortiguado contra el colchón, mis manos se hicieron puños clavándome las uñas en las palmas. Mi interior lo recibió sin problemas al estar bastante lubricada ya, se sentía demasiado bien.

Toda la habitación se llenó con el sonido de nuestras pieles chocar, en conjunto con mis gemidos. Yoongi marcaba un ritmo letal; profundo y certero, apretando mis caderas.

No estaba teniendo nada de piedad en sus arremetidas. Era como si hubiese experimentado lo que yo hace unos minutos, como si estuviese drenando la frustración por nuestra situación, porque estaba comprometida. Porque teníamos nuestras propias ataduras.

De un momento a otro salió de mi, me dio la vuelta y volvió a entrar, esta vez con lentitud mientras compartíamos un beso. De pronto el ambiente cambió, ya no estaba la frustración o desesperación de antes, había algo más en su contacto con mi piel. Cómo la primera vez, era como si tratara de memorizar cada zona de mi cuerpo, tanto con sus manos como con sus labios. Estábamos conociéndonos y conectando a un nivel mucho más elevado, mediante caricias y miradas que contenían demasiadas cosas que no podríamos explicar sólo con palabras.

Estábamos perdiéndonos en las nubes. 

Creo que ahora mismo estaba viviendo un sueño en el que Yoongi y yo podíamos estar juntos sin problemas, alejados de todos los prejuicios.

Mientras entraba y salía de mi, juntó su frente con la mía, acaricié su rostro mientras la otra la tenía posada sobre su nuca. Dió una estocada tan profunda que me hizo extender los brazos por el colchón, agarrando las sábanas porque así podía canalizar el cúmulo de placer que se extendía por todo mi sistema y que hacía arquear mi espalda. Entrelazó su mano derecha con la mía izquierda y dió un apretón en ella, aminorando el ritmo a uno mucho más lento y acompasado.

Ese gesto significó demasiado. No sólo estábamos follando como si estuviésemos locos el uno por el otro, estábamos haciendo el amor como dos personas que, efectivamente, estaban locas la una por la otra.

Y ahí en medio de las embestidas, besos y gemidos transformados en nuestros nombres, me dejé ir. Mi visión se nubló y mi interior explotó en el más delicioso éxtasis al mismo tiempo que él.

Yoongi se desplomó sobre mi, nuestra respiración era irregular y una capa de sudor nos cubría. Lo abracé fuertemente sintiendo como nuestros corazones latían al mismo ritmo.















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Estos dos me ponen nerviosa :') so... ¿Que opinan?

Tardé en publicar porque tenía que estar en el mood pa' escribir algo decente amix. Pronto tendrán la tercera parte ;)...

Espero les haya gustado, gracias por leer 💜

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