dieciséis. iii

"... Me tienes tan alto que apenas puedo respirar.

Entonces no me dejes,

No me dejes ir.

Necesito un gánster para que me ame mejor,

Mejor de lo que todos los otros hacen..."

Kehlani - Gansta.







La alarma sonó y yo alcancé mi teléfono para apagarla. Yoongi ni se movió, seguía dormido profundamente y sus leves ronquidos se escuchaban en la habitación. Aún las luces amarillas seguían encendidas porque en la madrugada luego de hablar un poco, se quedó dormido de nuevo y no quise moverme para no molestarlo, así que después yo también caí en un sueño, no tan profundo como el suyo, porque estaba al pendiente de que no se hubiese ido del apartamento, y cada tanto me despertaba.

Eran las seis de la mañana y yo debía ir a mi apartamento para arreglarme e ir a clases, aunque prefería quedarme con Yoongi y dormir un poco más, pero no podía.

Quité su brazo de mi abdomen con lentitud, él se había mantenido en la misma posición durante este tiempo y yo también obviamente, porque no me permitía moverme. Me levanté y dejé una almohada junto a su cuerpo para que la abrazara, no pude evitar quedarme admirándolo por unos segundos. Así dormido se veía tan pacífico e inocente, como si la tormenta que constantemente llevaba por dentro no lo consumiera.

No me contuve y lo besé en la mejilla.

Me desplacé con sumo cuidado hasta el baño, hice mis necesidades y me lavé la cara. Cuando salí, él aún seguía dormido y yo no quería despertarlo sólo para decirle que me iba, debía descansar bien. Además sería difícil decirlo y verle a los ojos.

Mi corazón dolía porque de nuevo tendría que dejarlo, pero si no era así de igual manera él me hubiese pedido que me fuera.

Apagué la luz, tomé mi bolso y cerré la puerta de su cuarto al salir, guardé el teléfono en el bolso, pero en eso me frené al escuchar murmullos y una risa baja provenir de la sala, me hubiese asustado de no ser porque reconocí la voz de Hoseok y luego el susurro de Namjoon pidiéndole que se callara.

Me encontré al más alto de los dos sentado en el sillón, una bolsa transparente con medicamentos adentro estaba puesta sobre la mesa de centro. Suponía que eran para Yoongi. Luego mi vista recayó en Hoseok, que estaba en la barra de la cocina con tres hamburguesas delante de él.

–¡Hey!... ¡Maaaax!... Mi linda Max, despertó. –Exclamó, con demasiado entusiasmo para ser tan temprano, aunque sus palabras salieron un poco arrastradas.

–Cállate de una maldita vez, Hoseok. –Namjoon le riñó y luego me miró con una disculpa expresa en su rostro– Ignóralo, está ebrio y drogado.

–Oh...

Eso explicaba ciertas cosas.

–¿Ya te vas?

–Si, debo ir a clases –él asintió– Yoongi está dormido aún, estaba muy cansado.

Caminé hasta donde había dejado mis botas y me las puse.

–¿Podemos hablar un momento?

Me giré a verlo, ahora estaba de pie con las manos en los bolsillos de su pantalón, asentí y entonces se dirigió a Hoseok.

–No vayas a hacer más ruido y mucho menos ir a molestar a Agust. 

El chico estaba devorando una de las hamburguesas, la salsa le chorreaba manchando su barbilla, pero tragó y se pasó el dorso de la mano, limpiándose.

–Tranquilo. No quiero que me pegue un balazo en el culo –se encogió de hombros y siguió comiendo–. O peor... en el pequeño Hoseok, aunque no es tan pequeño. –Agregó con la boca llena, me miró y me guiñó un ojo. Yo decidí darle la espalda para abrir la puerta, ignorando completamente la grotesca imagen así como aquella espontánea información que no esperaba saber.

Salí al pasillo seguida de Namjoon, él cerró la puerta detrás suyo y se apoyó en esta.

–Lamento eso.

–Descuida. –Alcé los hombros, acomodando mi bolso en uno.

–Max... –dudó un poco, parecía pensar cuidadosamente en las palabras que iba a decir a continuación– Yo sé la situación en la que están tú y Yoongi –me miró cauteloso por ver mi reacción, pero yo me mantuve inexpresiva. Era muy probable que Yoongi le hablara sobre nosotros a él o a Hoseok, al fin y al cabo eran sus amigos, no me molestaba, pero si me incomodaba que tocara el tema. –Puedo imaginar que es difícil para ti... para ambos, pero al mismo tiempo tú le haces bien e influyes en él, por eso te llamé para evitar que hiciera alguna otra locura. Gracias por venir.

–Si... bueno, se supone que debemos mantener distancia, pero eso no evita que me preocupe por él –sonreí con desgana– ¿Cómo sabes todo eso?

–No creas que soy un chismoso. Yoongi no habla mucho de sus sentimientos, pero si hemos tocado el tema un par de veces... Lo cierto es que ustedes tienen un vínculo especial, ha sido así desde que estábamos en el Orfanato... –se sentía raro que lo mencionara porque en ese tiempo él y Hoseok lo molestaban, y a mí también me decían cosas. Después de años las cosas habían cambiado bastante–... Ahora que crecimos, he podido darme cuenta que él es capaz de hacer muchas cosas por ti.

Aquello causó una punzada en mi pecho y al mismo tiempo sentí que había un trasfondo en sus palabras, entonces pensé en Sojun. Él podría saber la razón del porque no lo he visto más y no me ha buscado.

–¿Lo dices por mi... ex? ¿Tú sabes si Yoongi le hizo algo?

Él sonrió con malicia, como si recordara una travesura y yo no supe que creer al respecto. 

–Ese tipo no te molestará más porque está en la cárcel.

Me sorprendió esa noticia, pero al mismo tiempo sentí mucho alivio. De verdad que en el fondo no estaba tranquila ante una posibilidad de que él volviera a aparecerse y cumplir con sus amenazas.

–¿Tuvieron que ver en eso?

–Algo así –le restó importancia al asunto y evidentemente no me daría los detalles, pero lo importante era que ya no lo vería y que Yoongi no hizo algo de lo que pudiese arrepentirse–, está donde se merece. Ese tipo es un peligro para la sociedad.

–Así como ustedes... –Apreté los labios, arrepintiéndome de lo que dije, pero ya no podía volver el tiempo atrás.

Namjoon sólo rió divertido, para mi sorpresa, no parecía haberle molestado mi imprudencia. Aunque no es como si fuese una mentira.

–Por eso Yoongi quiere mantenerse alejado, para protegerte y protegerse a sí mismo.

















Entré al salón de tatuajes y enseguida escuché la música sonar a través de los parlantes. Divisé a Issy con su celular pegado a su oreja, quien me regaló una sonrisa al verme, aunque no duró mucho y la reemplazó algo parecido a la pena. Entonces vi que Yoongi estaba ahí, detrás del mostrador, junto a una chica.

Se encontraba sentado en el sillón y la chica estaba sentada en el reposa brazos con las piernas sobre las de él, ambos apenas me dirigieron una mirada, él con desdén y ella con curiosidad, como si se tratara de otro cliente que simplemente había entrado al local. Su cabello estaba teñido de un tono púrpura haciendo que resaltara sus grandes ojos y nariz pequeña, un gran tatuaje de un rostro femenino adornaba su muslo izquierdo. Tenía unos shorts muy cortos por lo que se podía ver toda la pieza.

Desde mi lugar podía notar aún los cortes en el rostro de Yoongi y que los golpes ya estaban desapareciendo. Revolvió su cabello con la mano y se estiró con pereza en su sitio, haciendo así que se movieran las argollas que colgaban de sus orejas. No había visto que las usara antes y debía admitir que lo hacía ver mucho más atractivo.

Ugh. Era tan molesto que Yoongi fuera tan guapo, que su aura tan hermética fuera tan atrayente. Por eso es que tenía a las chicas pegadas a él como sanguijuelas, a pesar de que la mayoría del tiempo tuviera esa expresión indiferente en su rostro y en ocasiones, con suerte, cambiaba a una que expresaba su odio por la humanidad o por cada ser vivo que habitaba este planeta. Muy encantador.

Apoyé los brazos en el mostrador sintiendo mi sangre hervir. Era obvio que se encontraba en perfecto estado si ya estaba con... tan buena compañía.

–Hermosa, ¿que te trae por aquí? –Issy interrumpió mis pensamientos y el como veía a la parejita indignada, ya había terminado su llamada telefónica. La miré y le sonreí, o hice el intento. Ella ya debía hacerse una idea de que algo pasaba entre su jefe y yo.

–Yo... quisiera hacerme una perforación. –Hablé como si aquellas dos personas no estuviesen ahí.

–Genial, ¿en dónde? –Quizás ella intuía que yo no venía por eso exactamente, aún así, parecía dispuesta a seguirme el rollo. –Dean es el mejor en la zona, estarás en buenas manos.

–No lo sé... –desvié la mirada hacia Yoongi y la chica, ella parecía hablarle de algo con mucho entusiasmo, pero por otro lado él parecía fastidiado– Sólo quiero experimentar. –Volví mi atención a Issy.

Ni siquiera había pensado en un lugar para hacerme la supuesta perforación, pero tenía que disimular porque se supone que había venido aquí para ver a ese idiota que ahora pasaba de mi a propósito. Era sábado y yo no sabía nada de él desde la mañana de ayer, que lo dejé al cuidado de Namjoon y Hoseok, aunque este último ni siquiera estaba en buenas condiciones. El punto es que lo llamé varias veces en el transcurso de la tarde cuando salí de clases para saber cómo estaba y no me respondió, fui hasta su apartamento y no estaba. Namjoon tampoco me respondió o me devolvió las llamadas y no quería ser tan insistente.

Por eso estaba aquí. Hace unas horas acompañé a mi madre a una reunión de negocios, ella colaboraría con otra marca de ropa y estaban cerrando el contrato, me pidió que la acompañara para luego ir a almorzar juntas, ya que teníamos varios días sin vernos. Fue un método para distraerme porque la ansiedad casi me consumía y la razón era que Jin llegaría en unas horas.

Luego de pasar tiempo de calidad con mi madre y ponernos al día, obvié muchas cosas claro está, fui al apartamento de Yoongi y de nuevo no estaba allí, entonces decidí venir al salón de tatuajes a ver si lo encontraba y poder asegurarme de que estuviese bien, me conformaba con sólo preguntar si se había aparecido por aquí, porque no me atrevía a ir hasta Triptych. Jimin podría enterarse aún si ya hubiese dejado de frecuentarlo.

Odiaba ser tan blanda y preocuparme tanto por él, aunque en el fondo también era una excusa para verlo, sabiendo que no era una buena idea. Y ahora que me lo encontraba con otra de sus amigas como si nada, no podía evitar sentirme molesta y decepcionada. Además de celosa.

–Creo que hay algo que te puede interesar.

–¿Qué cosa?

–Están de moda los piercings en los pezones, ¿qué dices?

–Ehm... creo que estaría genial.

Ni me había pasado por la cabeza aquello.

–Chica traviesa, me agradas –sonrió, divertida–. Yo los tengo.

–¿En serio? –Inquirí, realmente curiosa, dejando en un segundo plano mis celos.

Issy bajó el cierre de su chaqueta y subió un poco su camiseta, mostrándome sus pechos, no me sorprendía esa acción viniendo de ella porque se notaba que era una chica muy despreocupada y no le importaba que alguien pudiese entrar por la puerta en cualquier momento y pudiera ver sus pezones que estaban atravesados por una barrita, las bolitas en los dos extremos de esta eran de color azul oscuro. La verdad es que se veía genial.

–¿Duele mucho?

–Depende –bajó de nuevo su camisa y apoyó los codos sobre el mostrador–. Cada persona tiene diferentes niveles de tolerancia al dolor. A mi no me dolió tanto, Dean fue quien me los hizo y es muy profesional, eso sí, él tiene que ver qué pieza es mejor para ti. Si quieres subes ahora y le muestras.

–¿Le muestro? –Ladeé la cabeza, confundida.

–Tus senos, linda –expresó ella con obviedad, hasta me pareció que elevó el tono a propósito para que Yoongi escuchara, que sospechaba era lo que hacía–, así tomas una decisión si lo haces de una vez o no.

–Ah... bien.

Claro, ¿de que otra manera se hacían ese tipo de perforaciones sino quedando semidesnuda?

–Vamos, yo te acompañaré. –Se levantó de su silla, y yo ya estaba pensando en una excusa y fingir que había cambiado de parecer, prefería perforarme la nariz o la oreja, pero también quería picar un poco a Yoongi y al mismo tiempo demostrar que de verdad había venido por un piercing y no por él, aunque fuera estúpido. Y sobretodo quería fingir que me daba igual que estuviese con una chica.

Pero, una voz profunda se escuchó interrumpiendo toda acción por parte de Issy.

–Yo iré con ella. –Ambas miramos a Yoongi quién nos observaba con expresión dura, mientras se ponía de pie, apartando las piernas de la chica de las suyas, quien frunció el ceño por aquella repentina actitud, por supuesto el platinado la ignoró. Cómo suponía, en todo este rato él estuvo atento a nuestra conversación.

Issy se quedó en su sitio y me miró con una sonrisa satisfecha, en cambio yo vi como Yoongi salió detrás del mostrador hacia las escaleras. Cuando estuvimos frente a éstas él me indicó que subiera primero con un gesto de su mano, pero yo sonreí falsamente y negué.

–Te sigo. –Hice un ademán para que él fuera primero.

Sus ojos oscuros me recorrieron de pies a cabeza y de pronto me sentí demasiado expuesta.

–No debiste haber venido vestida así. –Dijo, y comenzó a subir primero. La piel se me erizó porque noté cierta mirada intensa en sus ojos y en compañía con aquellas palabras fue un estímulo directo a mi cerebro.

Como acompañé a mi madre a una reunión de negocios estaba vestida formal. Tenía puesta una camisa de botones color crema con una corbata que combinaba con mi falda entubada tiro alto y que me llegaba unos centímetros más arriba de la rodilla, color beige. En mis pies llevaba unas sandalias tacón alto de diseñador del mismo tono que la falda. Me gustaba mucho la ropa y accesorios, en sí me gustaba verme bien. Crecer viendo a mamá Hyorin trabajar había despertado mi gusto por la moda, pero no me consideraba una superficial por eso.

Subimos las escaleras y lo seguí por el largo pasillo, pasando por cada cubículo, se escuchaba el usual sonido de las máquinas trabajar y las voces de personas en los diferentes cubículos. Ya daba por hecho que él realmente no me llevaría con el tal Dean. Llegamos al final de dicho pasillo y abrió una puerta negra que había allí, dejándome pasar primero. Noté que era como una estancia o una oficina, se podía escuchar la música desde una bocina en algún lado, habían unos sillones grandes de cuero negro, en las paredes habían muchos cuadros de diseños así como abajo, y todo un mural en la pared que quedaba frente a mi, también había un escritorio muy moderno de vidrio y metal con algunos papeles en una esquina. Se notaba que no la usaban mucho. Me giré en el momento que la puerta se cerró, Yoongi y yo quedando frente a frente.

–¿Que mierda tratas de hacer? –Expresó, con evidente molestia.

–¿Una perforación? –me hice la desentendida– Bueno, dos. –Emitió un chasquido con su lengua y se acercó mucho a mi, haciendo que yo retrocediera y chocara con el escritorio que había allí.

–No estoy para juegos, Massielle. –Me observó con sus penetrantes ojos.

–Yo tampoco –espeté, molesta– , estuve llamándote preocupada por ti y no fuiste capaz de contestarme para decirme que estabas bien al menos, pero me doy cuenta que estás en perfecto estado si ya andas con otra de tus amigas. –Escupí con veneno, aunque de inmediato me arrepentí, pero ya estaba dicho, no podía evitar que se evidenciaran los celos. –Ahora si me disculpas... –Intenté hacerme un lado y caminar a la puerta, pero sentí su agarre en mi muñeca, entonces volvimos a quedar de frente.

–No vas a hacerte ningún jodido piercing. –Pronunció, casi entre dientes.

–¿En serio? –alcé una ceja– ¿Porque tú lo digas? –Me solté de su agarre.

–Bien. Hazte la mierda que quieras pero no aquí. No voy a permitir que ninguno de estos tipos le vea los senos a mi... –No terminó la oración, en cambio soltó una maldición por lo bajo al darse cuenta que estaba dejándose llevar por los celos y yo sonreí internamente.

–¿A tu qué?

Nos sostuvimos la mirada y la tensión entre ambos creció. No podíamos evitar retarnos, de jugar a este tira y afloja que encendía aún más la llama y el deseo entre ambos.

Sus dedos se enredaron en mi corbata, tomándome por sorpresa e impulsándome hacia su cuerpo por lo que quedé con las manos contra su pecho, bajé la vista a sus labios y tragué fuerte, éstos me incitaban a probarlos de nuevo. Él esbozó esa sonrisita de suficiencia suya al notar como yo había bajado la guardia, subió una mano a mi mejilla y con el dedo pulgar delineó mi labio inferior, mi pulso ya se había descontrolado cómo era lo usual cuando él y yo teníamos este tipo de acercamiento.

No me soltó en cambio, sin dudarlo sus labios chocaron con los míos en un beso un poco rudo y que hizo que mi cabeza diera vueltas. Yo le seguí de la misma manera, no había nada de suavidad en el beso porque al fin y al cabo estábamos enojados, y esto era una manera de descargarnos. La intromisión de su lengua cálida dentro de mi boca rozando la mía me hizo jadear, ambas se movían en una lucha placentera, como si no pudiesen tener suficiente de la otra. Me sentía en las nubes. Él sabía que me tenía a sus pies, no tenía que insistir tanto para que me rindiera ante él y que me derritiera entre sus brazos, sus manos me apretaron más contra sí, tomándome de la cintura, las mías se deslizaron hasta subir a su nuca y afianzar aún más el contacto. Otro jadeo se me escapó, cuando sentí como apretaba mi trasero, sus manos me tocaban con suavidad y al mismo tiempo con algo de posesividad. Para qué mentir, me encantaba.

Nos separamos por la falta de oxígeno, nuestra respiración siendo muy irregular. Mi atención cayó de inmediato en sus labios de nuevo, que ahora estaban rojos e hinchados y brillosos debido a mi lip gloss, así como también alrededor de éstos.

–Me pones tanto, Ellie. –Mi piel se erizó al escuchar su voz grave, tintada en una advertencia que estaba próxima a descubrir y sus ojos brillaron en una oscuridad lujuriosa.

Me sentía acalorada, mis labios hormigueaban por su contacto. Algo incontrolable dentro de mi estaba despertando y sólo quería seguir besándolo, es que sus labios eran tan adictivos y ni hablar de lo que provocaban; sólo con un beso, algunos roces, sumando aquellas palabras y ya me comenzaba a mojar.

Max, no puedes caer de nuevo... Pero mis acciones se podrían interpretar como si yo solita me hubiese metido a la cueva del lobo. Justo como la primera vez.

–Entonces dile a tu amiga que se encargue de ti. –Mi voz había salido algo temblorosa y con un tono cínico, dejando entrever lo excitada que estaba, pero al mismo tiempo lo mucho que me jodía verlo con otra.

–Mierda, no quiero a nadie más sino a ti –Gruñó, contra mis labios, afirmó mi muñeca y bajó mi mano hasta su erección cubierta por sus pantalones– sólo tú me tienes así ahora. –Palpé su dureza y tragué fuerte, sentí un calor bajar por mi vientre hasta mi zona íntima. Lo único que podía pensar en que necesitaba un alivio, lo necesitaba a él.

–Supongo que aquí traes a todas para... –Me calló con un beso.

–Eres la primera y la única que me voy a follar aquí.

Ni siquiera pude procesar lo que dijo porque acunó mi rostro con sus grandes manos y volvió a besarme, aunque mi cuerpo si lo hizo porque me pegué más a él. Esta vez el beso no fue tan descontrolado como el anterior, el ritmo era más lento, mucho más suave y con... cariño. Él saboreaba mi boca con calma, así como yo la suya.

–No puedo... –Mascullé, contra su boca. Aún teniendo una pizca de conciencia.

–Lo quieres. –Afirmó con seguridad para acto seguido subirme sobre el escritorio. Él quedó entre mis piernas rozándonos peligrosamente, mi falda se alzó un poco así que el mantuvo sus manos en mis muslos, acariciándolos. Juntamos nuestras bocas nuevamente, fundió su lengua contra la mía, succionó y mordió mi labio. Ya estábamos completamente entregados al momento.

No podíamos tener suficiente el uno del otro y éramos conscientes de lo mucho que nos destruía, aún así ninguno era capaz de detenerlo. 

Sentí como sus dedos se escabullían entre nuestros cuerpos, aflojó mi corbata y comenzó desabotonar mi camisa. Al segundo mi pecho quedó expuesto, entonces fue repartiendo besos húmedos por mi cuello y luego por mi clavícula. Mis senos que estaban cubiertos por un brasier blanco de encaje recibieron sus labios sobre la tela, mis dedos terminaron entre las hebras de su cabello mientras mi espalda se arqueaba.

Estaba extasiada, experimentando la anticipación crecer dentro de mi y un fuego arrollador bailaba por todo mi sistema. Mi cuerpo estaba completo a su disposición.

–Me encantas, preciosa, eres perfecta –su aliento chocó contra mi piel y otra corriente atacó mi zona baja al mismo tiempo que sentí un revoloteo en mi estómago por su cumplido. Yo me sentía satisfecha con mi cuerpo, me llevó mucho tiempo lograrlo y aunque la opinión de otra persona no debería causar un cambio en como me percibía, el que Yoongi me dijera, o dejara ver lo que yo le provocaba, era un subidón a mi ego. Además del torbellino de sensaciones que causaba dentro de mi y que nunca antes había experimentado, así como la primera vez que estuvimos juntos. –... Quiero tenerte para siempre.

Gemí. Estaba apoyada con una mano detrás de mi sobre el escritorio y Yoongi se encontraba inclinado contra mi cuerpo mientras mi otra mano sujetaba su nuca, cuando su boca fue a mi oreja para murmurar: –¿Quieres que te folle aquí mismo? –Asentí efusivamente, embriagada por la sensación de sus dedos tocándome y su aliento cálido contra mi oído. Mis bragas ya estaban más que empapadas. –Habla, Ellie. –Ordenó.

–Si quiero que... m-me folles aquí. –Expresé con dificultad. Nunca lo había hecho en un lugar público y no quería parar ahora, era un estímulo extra a toda la situación.

El pudor o los filtros con él no existían y eso era algo que disfrutaba bastante.

–La música no va a camuflajear tus gemidos y aunque quiera escucharte gritar por mi, tienes que controlarte ¿bien? Sólo yo puedo oírlos. –Apretó mis senos y a mí se me escapó un suspiro, mientras asentía con un débil movimiento de cabeza, estando demasiado inmersa en las sensaciones como para vocalizar alguna palabra. Yoongi sabía exactamente que hacer y como estimularme, sabía como tenerme en una nebulosa de infinito placer sin siquiera estar dentro de mi aún.

Lo que estaba pasando aquí no podría escucharse con tanta facilidad en el exterior, pero tampoco era imposible.

De pronto sus manos tomaron el borde de mi falda subiéndola aún más para así dejar mis bragas de algodón color fucsia expuestas, a él no pareció importarle que mi ropa interior no combinara para nada. El frío del vidrio contra mi trasero y mis muslos me hizo estremecer, me movió un poco más hacia el borde y jadeé en cuanto bajó mi brasier y sentí su deliciosa boca en mi seno derecho, sus dientes rozaron mi pezón endurecido, luego su lengua jugo con él mientras tocaba el otro. Una serie de jadeos y suspiros entrecortados se escaparon de mi garganta.

Me pregunté cómo se sentiría para él y para mi de tener los piercings allí y ese pensamiento sólo hizo que me excitara aún más si era posible.

Demonios, quería sentirlo de una vez pero él estaba torturándome.

Y sin más sus dedos fueron a mi intimidad cubierta por la tela, acarició con parsimonia, dándose cuenta de la humedad que ya se traspasaba.

–Me encanta lo mojada que estás.

–Yoongi... ¡Ah! –Gimoteé.

Él acalló mis gemidos en un beso hambriento, pero yo no podía seguirle del todo porque sus movimientos fueron más profundos. Su lengua recorrió una parte de mi cuello, al mismo tiempo que hacía a un lado la tela de mis bragas y cuando rozó mi punto sensible tuve que morderme el labio con fuerza, casi me hago sangre.

Entonces toda la nube de placer se esfumó al escuchar unos golpes en la puerta. Reaccioné, dándome cuenta de lo que estábamos a punto de hacer, lo empujé lejos de mi y vi como su entrecejo se frunció. Me bajé del escritorio, acomodando mis bragas y mi falda en su sitio.

–D-Debo irme. –Hablé, mientras me abotonaba la camisa. El calor se extendía por todo mi cuerpo, concentrándose en mi cuello y en mis mejillas.

Se escucharon otros toques y esta vez una voz femenina llamando a Yoongi, pero no era Issy, supuse que era la chica con quién estaba abajo, aún así él no parecía querer abrirle la puerta porque me observaba como si de pronto estuviese en otro mundo.

–Ellie... –se acercó de nuevo a mi y yo me removí nerviosa– veámonos más tarde, déjame tenerte al menos una última vez.

Lo miré a los ojos y casi pude ver un destello de súplica en sus pupilas, junto con el deseo que no desaparecía, así como lo expresaban sus palabras. Quise decir que si, pero no lo hice. La afirmación quedó acallada en mi boca.

–No puedo... Jin llega en unas horas. –Quería ser egoísta, pero no me parecía correcto que pasara la noche con él si mi "novio" llegaba pronto a la ciudad.

Su mirada se endureció y su mandíbula se tensó, se alejó de mi, dándome la espalda como si le hubiese soltado una sarta de groserías. No se sintió bien.

Él caminó hasta la puerta y la abrió, la chica de antes estaba ahí cruzada de brazos y alternó su vista entre Yoongi y yo, noté como parecía comprender lo que pasaba o estuvo a punto de pasar y claramente no le hizo gracia. Avancé pasando a un lado del tatuado, pude sentir sus ojos en mi pero yo no dirigí mi atención hacia él sino a la chica, a quien le dediqué una sonrisa de labios cerrados, falsa, que fue correspondida de la misma manera. Ella se hizo a un lado y yo finalmente salí, dejándolos atrás.

No sabía que le diría Yoongi o que harían, él se había quedado con las ganas, así como yo, y suponía que iba a aliviarse con ella. No me giré a comprobar nada y seguí mi camino por el pasillo, intentando no tropezar con mis propios pies porque sentía mis piernas temblorosas, la excitación aún corría por mi cuerpo, mis bragas estaban mojadas y me sentía frustrada e impotente porque nos interrumpieron, pero al mismo tiempo molesta conmigo misma por caer de nuevo y mucho más porque Yoongi se quedó con ella.

Llegué abajo y la peliverde parecía muy atenta a las escaleras por las que yo venía.

–Adiós, Issy. –Alcé la mano en forma de despedida para así poder huir rápidamente del local.

–Eh, eh, eh, ven aquí –hizo que me detuviera y cuando giré hacia ella, me hizo una seña con su dedo, suspiré y me acerqué al mostrador. Ella me inspeccionaba con sus expresivos ojos marrones– No pude detener a Mimi, lo siento. –parecía lamentarlo de verdad, por la mueca que se dibujó en su rostro– Sé que querías hablar con Yoongi, aunque al parecer estaban haciendo más que sólo hablar –sonrió, suspicaz– Acomódate la corbata. –Antes de que pudiese comprobar lo que ella había dicho, sus manos hicieron todo el trabajo de arreglar mi corbata, mientras me inundaba un poco la vergüenza.

–No hicimos nada... Tengo novio. –Detuve el impulso de pegarme yo misma en la frente. Ni siquiera sé porque dije eso.

Ella abrió sus ojos sorprendida, pero luego volvió a esa sonrisa burlona.

–Oh, hermosa, si que estás en problemas ¿eh?

–Yo... de-debo irme. –Dije apresuradamente, para luego dar la vuelta y salir a paso rápido.

Llegué a mi auto y me subí cerrando la puerta, apoyando mis manos sobre el volante, botando todo el aire por la boca.

–Es que eres tonta, Massielle. ¿Acaso vas a ir por ahí contándole a cada persona en la ciudad que estás siendole infiel a tu novio? –Me reñí en voz alta.

Y como si de una broma se tratase mi celular se iluminó con una videollamada de Jin. No habíamos hablado desde hacía horas que intercambiamos mensajes y él dijo que iba a tomar una siesta antes de hacer una escala. Miré mi reflejo en el parasol, acomodé mi cabello y me aseguré que no hubiese ninguna marca visible, busqué mi lip gloss y me retoqué los labios, que estaban más gruesos de lo usual. Esperaba que Jin no se diera cuenta.

Contesté la llamada mientras hacía como si buscara algo en mi bolso.

–Hola, cariño. –Saludé, sin mirar a la pantalla.

Mierda. No podía verlo si aún tenía la sensación de los besos y los dedos de Yoongi recorriendo mi cuerpo.

Preciosa, ¿qué hacías?

Tragué saliva al escucharlo llamarme de esa forma. Fue entonces que lo miré, se notaba que estaba en algún lugar del aeropuerto. Su cabello lucía impecable como siempre aunque se notaba lo hinchado de sus ojos por haber dormido, pero eso no le quitaba lo guapo.

Tomé mi teléfono, dejando mi bolso a un lado –Fui a... comer algo y me acabo de subir al auto para irme a casa. –Sonreí para disimular mi mentira. –¿Y tú, ya vas a tomar el vuelo?

Si, en unos minutos. Sólo te llamaba para decirte que acabo de hablar con mi padre quiere que cenemos mañana, con tus padres también.

Jin llegaría en la madrugada y no nos veríamos sino hasta unas horas después, pero no creí que organizarían una cena a su regreso. No tenía ganas de ver a sus padres y a los míos en un mismo lugar, iba a ser demasiada presión para mí y más si tenía que decirle la verdad a él luego. No planeaba decírselo apenas llegara, sino cuando él ya hubiese descansado un poco, ahora tenía que esperar.

–¿Y el motivo?

Vi como alzó los hombros. –Hace mucho que no cenamos todos juntos.

Algo me decía que en realidad esa no iba a ser su respuesta.

–Oh... está bien.

Te noto rara, ¿pasa algo?

–No, nada, cariño –me pasé un mechón de cabello detrás de la oreja con algo de nerviosismo que esperaba él no notara– No pasa nada. ¿Y tú quieres decirme algo?

Sólo que... ya quiero verte.

–Yo también...

Mierda. No soportaba el sentimiento de culpa.

–¿Te tocaste pensando en mi?

–¡Jin! ¡Por Dios! –Presioné el puente de mi nariz y solté una exhalación, él podía ser tan impredecible que no entendía por qué me seguía sorprendiendo, aunque esta vez fue distinto porque la verdad es que si me había tocado, pero no pensando en él precisamente. Hubo momentos en que mi mente reproducía los momentos con Yoongi y yo sucumbía a mis anhelos y a mí imaginación. –Hay personas cerca de ti, ¿qué te sucede? –Soné más molesta de lo que quise, porque de pronto recordé que probablemente Yoongi estaría con aquella chica haciendo lo que él y yo no pudimos.

No es para tanto, Max. Ni me escucharon. –Soltó una risa. –Al parecer necesitas aliviar el estrés, tranquila, ya me ocuparé de eso.

Qué incómodo.

–Si... cómo sea. –Suspiré. No sabía que más agregar porque tenía la verdad en la punta de la lengua.

Hablamos más tarde, ¿si? Ya están llamando a los pasajeros.

–Claro, está bien. –Traté de sonreír.

Él simplemente me lanzó un beso y terminó con la llamada. Había sido demasiado incómodo, pero no quería imaginar cómo sería la cena.












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¿Cómo quedamos, chikis? xd
Este capítulo fue un poco intensitoxxx jskjsg🔥... Alguien que golpee a Mimi.

Así que ya se viene el regreso de Jin... ¿Qué creen que pase? ^^

Espero les haya gustado, gracias por leer 💜

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