Capítulo 12
El sol de una nueva mañana entraba por los grandes ventanales de la suite de un hotel de Miami. Solamente el cuerpo del castaño yacía dormido sobre la cama, la fina sábana llegaba hasta su cintura tapando toda la parte inferior de su cuerpo. Los rayos del sol llegaron hasta la cara de Niall haciendo que se despertara molesto, mientras usaba su mano izquierda para proteger sus ojos del sol, buscó a la rubia con su mano derecha, al no sentirla abrió sus ojos buscándola con la mirada, mientras lo hacía miró a la mesilla que estaba en el lado derecho de la cama, se movió hacia allá pero sin levantarse de la cama, allí se encontraba un pequeño papel en el cual ponía "Llámame" debajo un número y un beso de color rojo debido al labial de la chica, no sabe exactamente porque pero una leve sonrisa se formó en su rostro, se levantó para vestirse y tras terminar fue hasta la sala de estar de la suite encontrándose a su primo.
—¿Qué haces aquí Deo?
—No sé, a lo mejor venir a ver al idiota de mi primo, el cual se fue anoche de la discoteca sin decir nada —decía cada vez más molesto.
—Perdón, conocí a una chica y nos vinimos para acá.
—Lo sé, salía de la habitación cuando llegué, me dijo que no te despertara, que estabas muy mono dormido —lo último lo dio imitando la voz de la rubia.
—Vete a la mierda Deo —fue hasta la cocina de la habitación y activó la cafetera —¿quieres un café?
—No tranquilo, ya me tomé uno —se levantó del sillón y se fue tras su primo —¿tú vas a querer algo más con esa chica?
—¿Ahora te interesa mi vida amorosa?
—No, pero te conozco muy bien, y sé que necesitas una chica, pero no una cada noche.
—Pues sí, puede que sea algo más con esa chica.
—Está bien, sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea.
—Lo sé, es solo que esto es más complicado de lo que parece.
—Esta bien, bueno entonces creo que me iré ya, ¿tú hoy vuelves a Los Ángeles, ¿no?.
—Si, ahora haré las maletas y vendrá a por ella y me volveré en la limusina.
—De acuerdo, pues ya nos vemos otro día, llámame para lo que necesites.
—Lo sé —sonrió mirando al mayor —ya nos vemos otro día.
Deo abandonó la suite del hotel dejando a Niall terminándose el café, su mirada paseaba desde la taza del café al papel que le había dejado la chica, a los minutos de eso dejó el vaso en la mesa y cogió su celular para segundos después estar dando tonos debido a que estaba llamando al número de la chica, tras tres tonos el teléfono fue descolgado.
—Hola —la voz de la chica sonó al otro lado del teléfono, el irlandés no sabía porque pero lo que sentía con la voz de Sirene no se comparaba en nada a lo que sentía con la voz de Sirene no se comparaba en nada a lo que sentía cuando escuchaba la voz de Trice.
—Hola Sirene, soy Niall.
—Hola Niall, ¿cómo has amanecido?
—Bien, solo tengo la duda de ¿por qué te fuiste?
—Lo siento amor pero tenía trabajo y no quería molestarte
—Está bien —iba a seguir hablando pero dudó un poco lo que iba a decir, pero segundos después decidió hablar— ¿esta noche estás ocupada?
—No y aunque lo estuviera siempre estaré libre para tí.
—Bien, ¿estarás en Miami?
—No, porque actualmente estoy en Los Ángeles ya que es donde vivo.
—Ah perfecto, yo ahora estoy en Miami pero en poco vuelvo a Los Ángeles.
—Estupendo, pues más tarde hablamos y decidimos el lugar.
—De acuerdo, adiós Sirene.
—Adiós hermoso —la llamada fue finalizada.
Una sonrisa se formó en la cara de la rubia mientras ponía su móvil en el escritorio de la oficina donde ella estaba trabajando, abrió el cuaderno de reuniones que su tío tenía hoy quién había venido a las oficinas que tenían en Los Ángeles. Esa sonrisa se borró a l ver quien tenía una reunión a las seis de la tarde, aún sin creérselo llamó a quién había cogido esa cita, cuando vino esa joven verificó la cita y que esta era para hablar sobre su contrato, la rubia cada vez más enfadada le dijo a la joven que se fuera y tras irse buscó el nombre de esa persona y al encontrarlo, pulsó y los tonos comenzaron a sonar, segundos después la llamada fue descolgada.
—Sirene —la voz del chico sonó alegremente.
—No vayas de chistoso conmigo —la rubia estaba cada vez más enfadada.
—¿Por qué? —dió una calada al cigarro que tenía mientras sonreía y miraba a la persona que estaba a su lado aguantándose la risa —dijiste que eramos amigos.
—Vete a la mierda Louis, ¿se puede saber por qué mierda quieres hablar con mi tío sobre tu contrato?
—Primero tú no tienes nada que ver con lo que yo hable con Simon y segundo ¿qué es lo que ocurre? ¿Tienes miedo de qué me vaya y ya no puedas reírte de mí?
—No te saldrás con la tuya.
—Ya he conseguido cabrearte, así que creo que me estoy saliendo con la mía —la persona que estaba a su lado no aguantó más la risa.
—¿Con quién mierda estás?
—Adiós Sirene, ha sido un placer hablar contigo.
—No te atrevas a colgarme —la rubia no escuchó nada —Louis... ¡Louis! —la llamada se había finalizado —ese maldito... —enfadada puso el móvil en el escritorio.
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Ambos jóvenes se aguantaban, Louis tras acaba la llamada puso su móvil en la mesa de la chica, ambos se reían de la conversación del mayor, los dos estaban en el patio de la casa de la chica.
—Trice ya me costaba a mí aguantarme la risa y tú riéndote de fondo.
—Lo siento pero es que tu cara era muy divertida y se oía enfadada.
—Estaba muy enfadada y seguro que Simon también lo estará cuando se entere.
—Jajaja, me encanta —su risa fue una risa malvada cosa que le resultó muy divertida al mayor.
—No sabía que eras tan malvada, ¿dónde has estado toda mi vida?, jajaja —ambos rieron por lo que Louis había dicho —a mi madre la habrías caído genial —Louis miró al cigarrillo con melancolía.
—¿Estás bien Lou? —Dijo cogiéndole la mano.
—Si tranquila —apagó el cigarrillo —¿tienes algún plan?
—Deberías de irte ya o llegarás tarde.
—No me refiero a eso —dijo mirando a la castaña —me refiero a su estás ocupada estos días para que te vengas conmigo.
—¿De verdad quieres que me vaya contigo?
—Sí, quiero que estés a mi lado cuando consiga romper mi contrato con Syco y de camino ir de fiesta con los chicos para celebrarlo
—Vale —sonrió —, voy a coger las cosas que necesitaré y nos vamos.
—Genial, puedes traerte la cámara si quieres.
—Bien —volvió a sonreír y se dirigió a su habitación para meter la ropa que se llevaría en una pequeña maleta.
Justo cuando estaba bajando las escaleras tras terminar de cogerlo todo, alguién llamó a la puerta.
Continuará...
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