PTSD


Observé por undécima vez la portada. Los colores blanco y naranja del título, "Tratamiento EMDR del mobbing y el bullying", y de sus dos autores, Iñaki Piñuel y María Cervera. No, no he tenido que mirar el libro para escribirlo, Valeria. Me los he aprendido de memoria, de tanto mirar. No he conseguido pasar de ahí.

En algún lugar oscuro y recóndito, una mujer observa su mano bajo el título. El tono de su cabello me recuerda vagamente a Sam. También sus ojos. Estos, brillan tanto que jamás podrían ser míos.

No me parece una persona compungida. Ni siquiera por su piel de gallina en el cuello o por la tensión que crean las sombras en su piel.

Sé que no se puede juzgar a una persona por su rostro, que cualquiera podría ser un psicópata, estar deprimido o tener un TP.

Supongo que sólo esperaba verme en su portada.

Que lo temía.

Que lo quería.

Ojalá una portada pudiera darme el derecho a sentirme mal. Pudiera otorgarme el derecho de darme ayuda.

He apartado el libro, para escribirte a ti, Val. Porque es más fácil atormentarme en mi mente que afrontar la verdad. Si abro ese libro, tendré que asumir de una vez por todas que me hicieron daño. Tendré que asumir que no tenían derecho a hacerlo, que no me lo merecía (cosa que considero totalmente falsa). Y tendré que ayudarme a mejorar.

No quiero hacerlo.

No sé si alguna vez habrás oído sobre esas personas que no quieren escapar de una situación que saben que les perjudica. Yo soy una de ellas. No quiero salir de la oscuridad que me atormenta. Porque, esa misma oscuridad, es lo único en esta vida que me protege.

Claro que tú no podrías entenderlo.

Estás demasiado llena de luz. Demasiada rodeada de luz. Yo me quedé con todas tus penumbras.

Ni siquiera quiero seguir escribiendo esto, ¿sabes? Quiero cerrarlo y hacer como si no pasara nada. Quiero coger la moto de Luke y huir a toda velocidad, como si de ese modo pudiera dejar mis demonios atrás.Quiero saltar.

Pero sé que no puedo hacerlo. Y no creo que pueda postergarlo más.

Últimamente, estoy especialmente mal, ¿sabes? Me he dado cuenta de que se me acaba el tiempo. De que, pronto, tendré que elegir en qué me quiero especializar. Y que, cuando eso ocurra, no quedará nada para que termine la carrera. No quiero que acabe.

Y no me malinterpretes, Val: si bien amo aprender, odio ir a clase. El aula es, para mí, un entorno agresivo, perjudicial, un terreno de guerra. Pero, paradójicamente, es también un lugar seguro.

Mejor malo conocido que bueno por conocer.

Sé cómo debo comportarme en un aula. Lo tengo estudiado. Sé qué debo hacer, cómo comportarme, con qué debo tener cuidado, a qué prestar atención, todos los patrones. Pero no sé cómo lo haré cuando esté trabajando. Creo que no quiero saberlo.

Y sí, me ilusiona ser psicóloga, me entusiasma. Pero sé que, por mi personalidad, seré pésima. Que no podré afrontarlo bien, que tendré problemas, y que me hundiré más todavía. A no ser que sea psicóloga experimental. Eso me llama, claro. Pero también se necesita trabajar en equipo. Y, hay algo, dentro de mí, que siente que no es lo correcto. Que no quiere estar allí.

Quizá sea solo porque no quiero que la salud de alguien dependa de mi capacidad de análisis. O no. No lo sé.

Sería tan fácil acabar con todo y ya... Dormir para siempre, qué bonito sería.

Y, cada vez que lo pienso, apareces tú, Val. Te odio tanto por eso.Sé que no puedo irme de este mundo y abandonarte aquí. No puedo.Porque lo pasarías mal.

Qué importa cómo lo pase yo mientras soporto todo para que tú no tengas que sufrir. A quién le importa.

Aguanto porque vosotros no lo paséis mal. Pero, ¿sabes? Sé que vosotros no estáis pensando en cómo estaré yo mientras tanto. Es irrelevante. Incluso para mí lo es.

¿Por qué no has venido hoy a verme? Se suponía que te estabas sintiendo mal. ¿Es que ya no me necesitas? ¿Ni siquiera cuando estás mal? Entiendo que no quieras venir a verme cuando tienes cosas mejores que hacer, pero nunca has faltado en la Nave cuando me necesitabas. ¿Ya no lo haces? ¿O te sientes demasiado mal para venir? ¿Encontraste a alguien que te consuela mejor que yo?

Estoy sintiendo unas ganas de irme a follar impresionantes. El rostro del libro me mira, me dice que esa no es la solución. Que no arreglará nada. Evito devolverle la mirada.

¿Qué sabrás tú, me digo, de lo que es sufrir? Ojalá ser también un trozo de papel. Ojalá que me quemaran.


 No quiero curarme.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top