Querido diario,

La guerra comienza de nuevo.

No pensé que este día llegaría tan pronto, pero ha llegado.

Su ataque ha sido feroz. Genuino.

Ha corrido a esconderse tras sus defensas. Haciendo amago de su sigilo para desaparecer. No queda ni rastro de ella.

No te mentiré, diario: tengo miedo.

Estoy gravemente acojonada.

Desde mi acolchonada barricada, vigilo todos los accesos posibles. No tengo ojos suficientes. No como ella.

Me pica todo el puto cuerpo. No puedo bajar la alarma. Esperando ver sus patas correr. Su acecho.

Algo me asegura que, si cierro los ojos, saltará a mi cama para devorarme.

Peor: para pasar sus asquerosas patas sobre mí.

Maldita araña. Sal de mi casa antes de que tenga que venderla y mudarme. Joder. Hoy no duermo tranquila.