Buscando la mujer fantasma

Se acercaron a Diana y Rosa todavía muy afectados por aquel beso inesperado y sorprendente.
- Tenemos algo interesante, vamos a buscar un sitio para hablar tranquilos.-Dijo Lina, antes de que le preguntaran nada a ella.

Se alejaron de la empresa y entraron en un bar bastante tranquilo.
Buscaron una mesa apartada y se sentaron los cuatro. 

-Bien, Karlos y yo hemos podido escuchar algo, bastante interesante.

"Las pruebas son circunstanciales"

"Creo que no pueden localizarlo, lo escondí bien esta vez, allí no irán"

"Quiero que desaparezcan, hacerlo como queráis, pero esta vez lo arregláis vosotros.- Dijo una voz de mujer"

"Tendremos el resultado que queremos mañana, a partir de ahí al mercado"

-¿Habéis reconocido la voz de mujer?

-No, yo no la he reconocido, ¿y tú Lina?

-Tampoco. Pero debemos averiguar a qué se refieren cuando hablan de que lo escondieron bien, y lo de hacer desaparecer a varias personas o cosas...

-Es media conversación, es difícil saber a qué se refieren. Lo último se refiere a algún producto nuevo que saldrá a la venta. Pero no nos aporta nada a la investigación.

-Lo que se saca en claro es que hay una mujer involucrada con Santiago y Ternero.

-Bueno, no sabemos si eran ellos, no hemos llegado a verlos, pero suponemos que si ya que era el despacho de Ternero y ninguno de los dos había salido del trabajo.

-Puedo intentar entrar en los archivos de la empresa y ver en qué están trabajando y averiguar quién es el responsable del equipo.-Dijo Diana.

-Yo puedo intentar hablar con alguno de ellos, Ternero por ejemplo, y mirar de sacarle algo de información.

-Me parece peligroso Rosa, esta gente no se anda por las ramas, si creen que intentas sacarles información pueden intentar hacerte daño para que los dejes.

-Karlos, ya sé que es peligroso pero estamos un poco perdidos y necesitamos más datos.

-Pero no nos podemos arriesgar...

-Vamos a ver, yo creo que lo primero es seguirlos a los dos para ver si se reúnen con alguna mujer otra vez. Cuando sepamos la identidad de la mujer fantasma, podremos seguir investigando por ese camino. 

-Estoy contigo Lina. Rosa, es muy peligroso.

-Entonces mañana podemos seguirlos a los dos.-Dijo Lina.

-Mañana es sábado...

- ¿Y eso qué tiene que ver?. Si quieren reunirse para concretar planes o tomar decisiones no van a esperar el lunes.

- Eso es cierto, Karlos, Lina tiene razón, intentaré averiguar dónde viven y los seguiremos este fin de semana, y el lunes si hace falta.- Añadió Diana.

- Adiós a mi fin de semana...

-No tienes por qué venir Karlos.

-No puedo dejarte sola, mi trabajo es protegerte, y ayudar en la investigación.

- Pues diles que te sustituyan...

- No, prefiero hacerlo yo mismo todo. No me fío de nadie más.

-Pues te toca trabajar tío.-dijo Rosa para atajar la discusión.

En ese momento Diana se excusó para ir al baño, y Rosa la acompañó , dejando solos a Karlos y Lina en la mesa.
Una vez en el baño habló Rosa.

-¿Crees que se pelearán otra vez?

-No me extrañaría, pero esos dos necesitan hablar a solas, ¿has visto cómo se han besado antes?

- Lo he visto, tienen mucha química entre ellos, y se gustan, pero Lina no lo admitirá ni ante si misma.

- Tengo que hablar con ella sobre eso. Pero me da miedo que se enfade conmigo también por decirle la verdad.

-  Yo les daría tiempo, quizás lo arreglen entre ellos.

- ¿Con lo testaruda que es? No lo creo. Pero supongo que cuando resolvamos el caso, ya no trabajaremos con él y todo volverá a la normalidad.

Mientras tanto Lina y Karlos en la mesa seguían discutiendo sobre el fin de semana de trabajo que les esperaba, y sobre la posibilidad de que les pusieran a otro policía para su protección.
De lo que no hablaron fue del beso en la puerta del garaje.
Cuando regresaron Diana y Rosa pagaron la cuenta y salieron.

-Vamos a la oficina a ver si conseguimos la dirección de los dos sospechosos y mañana vamos a seguirlos por parejas. -Dijo Lina una vez en la calle.

Fueron a buscar el coche frente a la empresa, se pusieron en marcha y condujo Rosa hasta la oficina.

Una vez allí Diana se puso ante el ordenador y buscó las direcciones de Ternero y Santiago.
No le fue difícil pues tenía acceso a los archivos de la empresa, en cuestión de diez minutos ya tenía los datos sobre sus domicilios, y sobre sus estados civiles, y toda la información que aparece en un currículum.
-Mirad esto, Ternero es soltero y ha trabajado en varias empresas antes que en Cabañas.

-¿Podemos averiguar porqué se marchó de ellas? 

- Desde aquí no puedo, pero apunto las empresas y vamos a preguntar, Rosa puede conseguir que le expliquen cualquier cosa que se proponga.

Decidieron ponerse manos a la obra para encontrar a la mujer misteriosa,  irían como ese día en parejas, Lina y Karlos se centrarían en Ternero, Diana y Rosa en Santiago, y esperaban poder descubrir quién era esa mujer misteriosa.

-Creo que deberíamos ir esta noche a sus domicilios, les esperamos en la calle y cuando salgan por la mañana no se nos escaparán.

-Tienes razón, Lina, Voy a avisar a Cris de que no voy a casa.

- Vamos Lina, ¿Qué coche llevamos?. Preguntó Karlos ya resignado.

-Vamos en el tuyo, el mio es posible que lo tengan visto y sería sospechoso.

Eran las 7 de la tarde cuando salieron los cuatro en parejas, rumbo al domicilio de sus sospechosos.

Lina se subió en el coche de Karlos y se puso a mirar por la ventana para no tener que enfrentar las preguntas que seguramente le haría sobre su beso.  Ni ella misma sabía porqué había pasado, ni quería indagar en ello. Prefería pasar página y no pensar en ello.

Por su parte Karlos estaba también muy confundido, no entendía cómo había llegado a pasar aquello, él era un profesional, no se involucraba con las personas que protegía, era una norma que tenía muy clara cuando  estudiaba. Sin embargo no había sido capaz de resistirse a aquel beso, y había respondido de manera impulsiva.

La situación en el coche era tensa, y debían pasar toda la noche juntos, así que cuando llegaron a la calle donde vivía Ternero, Lina intentó romper el hielo y le preguntó si quería cenar algo, mientras esperaban en el coche.

-Nos vendrá bien cenar y pedir café para pasar la noche.

-Voy  ir calle abajo a ver si encuentro alguna cafetería abierta, y algún restaurante de comida rápida.

Salió del coche y caminó por la calle, por donde todavía se podía ver a gente que regresaba a su casa después de trabajar, mezclados con los que salían de casa para ir a divertirse. No tardó en encontrar un restaurante chino, y decidió entrar allí para no perder tiempo.

Compró un menú para dos, lo más variado que pudo, y lo pidió para llevar. Mientras se lo preparaban fue a buscar alguna cafetería y encontró una cerca. 

Regresó con una bolsa de papel con la comida y dos vasos de café.

Comieron en silencio, compartiendo los platos, se dieron cuenta que sus gustos eran muy parecidos, y cansada del silencio que se había instaurado entre los dos, Lina estalló.

-¿No piensas decirme nada?

-Eres tú quien no dice nada.

-Está bien, hablemos de lo que ha pasado esta tarde, la adrenalina del momento me impulsó a besarte para que no nos descubrieran, eso es todo, no quiero que pienses cosas raras, no quiero nada contigo y espero que esto sea ya una anécdota pasada y no le demos más vueltas.

-Por mi está olvidado, creo que tienes razón, nos dejamos llevar por la situación y el momento, pero ya pasó, volvemos a la normalidad.

Respiraron más tranquilos una vez que lo hablaron, y a partir de ahí la noche fue más tranquila.

-Haremos turnos de tres horas, yo cubro hasta las doce y tú hasta las tres, después me llamas y cubro hasta las seis y después los dos despiertos hasta que salga.

-De acuerdo Lina, voy a dormirme un rato, no te acabes todo el café.

Karlos se durmió enseguida, y Lina vigilaba el edificio de Ternero. Parecía que estaba en su casa, porque las luces estaban encendidas. Era un edificio pequeño, Vivía en el tercer piso, y localizó enseguida la ventana.

 sobre las diez empezó a ver movimiento de personas en su casa, eran dos personas por lo menos. quizás tres. Sacó los prismáticos que llevaba en el bolso y pudo distinguir a Ternero y otro hombre, que no era Santiago. Parecía que discutían, gesticulaban mucho.

Salieron dos hombres de casa de Ternero, parecían matones, pero Lina no se movió de donde estaba pues su objetivo era Ternero. Al cabo de media hora sólo se distinguía a Ternero hablando por teléfono con alguien. Caminaba de un lado a otro de la ventana. Después desapareció de su vista y se encendió la luz de otra habitación durante unos diez minutos y finalmente quedó a oscuras toda la casa.

Ya eran las doce y avisó a Karlos. Ella se colocó bien para dormir un rato, pero teniendo allí a Karlos, a su lado, le costaba dormirse. Aunque finalmente lo consiguió.

Karlos vigilaba el edificio, las ventanas y la entrada de la finca. Pero de las doce a las tres no ocurrió nada.

A las tres a Lina le sonó la alarma y se desperezó, cambiaron de asiento en el coche y ella se colocó en el asiento del conductor mientras su compañero se dormía.

Con el café y algo de coca cola Lina se mantenía totalmente despejada cuando descubrió a las cinco y media que se encendían las luces de la casa y que posteriormente se apagaban. Se encendieron las luces de la escalera de la finca y entonces se decidió a despertar a Karlos pues esperaba que Ternero saliese del edificio enseguida.

Lo vieron salir y dirigirse a un vehículo estacionado en la acera de enfrente. Llevaba una bolsa de deporte en las manos, entró en el coche y se incorporó al tráfico. En esos momentos no había muchos coches circulando pero consiguieron mantenerse lo suficientemente cerca para no perderlos, pero no para que los descubriesen. Era Lina quien conducía. 

Se dirigía hacia las afueras de la ciudad, quizás se marchara a pasar el fin de semana fuera, pero no podían perderlo de vista.

Tomó la autopista y se dirigió hacia el norte. Lina seguía detrás de él. Circularon por alrededor de una hora, hasta que salió de la autopista y se internó en una carretera comarcal. A partir de ahí la persecución iba a ser más difícil, si no querían ser descubiertos tendría que dejar más espacio entre ellos  y sería más fácil perderlo de vista.

Por suerte Lina estaba acostumbrada a realizar seguimientos de incógnito y no lo perdió de vista. Karlos iba callado a su lado. Le maravillaba la habilidad de Lina para no perder de vista el coche que seguían.

Llegaron a un pequeño pueblo y Ternero se detuvo en una casa de las afueras. salió del coche y entró. La casa era grande, de dos plantas. Utilizó una llave para entrar y se diría que no era la primera vez que estaba allí.

Lina aparcó el coche en una callejuela lateral y bajaron los dos. Se acercaron a aquella casa y aprovechando que todavía era temprano y no había nadie por la calle, se asomaron con cuidado por las ventanas. Al principio no vieron nada interesante, solo Ternero que llamaba a alguien por teléfono. Después se encendieron las luces del piso superior. Los dos se alejaron un poco de la casa para tener visión sobre las ventanas del piso superior, escondiéndose entre unos setos que bordeaban la casa.

Lo que vieron les  sorprendió, ya que era una mujer que se estaba vistiendo rápidamente. Volvieron a colocarse bajo el alféizar de la ventana de lo que suponían era la sala de estar, y esperaron pacientemente a que aquella mujer bajara. ¿Podría ser ella la mujer que escucharon?

Escuchaban a Ternero hablando con alguien por teléfono, y después aquella mujer bajó al salón. 

Cuando estaban a punto de asomarse para ver la cara de la mujer fantasma, un fuerte golpe en la cabeza de los dos al mismo tiempo los dejó inconscientes.

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