[¤Reflection¤]

La vida...

Tiene tantos conceptos y significados, pero ninguno era capaz de dar en el blanco para todos. Algunos pensarían que con señalar al menos lo bueno en ella bastaría para, al menos, satisfacer la sed ajena por un propósito, pero... No siempre es así.

Quiero morir.

Para ella no era así.

¿Por qué no pude hacerlo esa vez?

No la convencerían con palabras bonitas o frases sacadas de tumblr para apreciarlo. No la alegrarían rememorando buenos momentos del pasado cuando su problema estaba en no tolerar su presente. No le borrarían aquel casi enfermizo deseo de dejarse seducir por la muerte... solo por venerar la vida ante ella.

No necesitaba nada de eso. Ya lo tenía muy presente, que lo ignorase y deseara algo diferente ya era otra cosa.

Mamá... papá...

Sus padres, amigos y familia se desvivían haciéndole ver lo bello de cada día; así fue siempre, desde niña. Tenía buenos recuerdos atesorados en su corazón y daba la razón a sus palabras cada vez que revivía esos momentos.

'La vida es hermosa, tesoro'.

Sí que lo era, al igual que también sabía ser cruel. Lo suficiente como para hacerse apreciar y luego, un día cualquiera, arrebartarlo todo.

Tan rápido y fugaz como un simple accidente de automóviles, tan estúpida como un conductor ebrio que creyó divertivo acelerar en una luz roja, tan frustrante como paramédico salvando a alguien que no quería ser salvado en primer lugar.

Tan patética... como lo era ella misma al seguir renegando de ello, incluso ya un par de años después. Así también era la vida.

¿Por qué lo seguía haciendo? ¿Por qué dejaba arraigar al rencor en su corazón?

No... Más bien ¿Por qué maldecir a la vida por malas decisiones ajenas?

Simple: no le quedaba nadie a quien culpar. El conductor que tanto odiaba no sobrevivió, al igual que los demás. Su 'salvador' ...Bueno, nunca lo volvió a ver ni le interesaba hacerlo.

Por el camino que llevaba suponía que tampoco era muy fácil para él y eso le bastaba para sonreír de vez en cuando.

Odio esto.

Odiaba seguir respirando, pero no lo suficiente para tomar una soga. Odiaba al ser que le salvó la vida, pero no pensaba dedicar su existencia a hacerlo miserable. Odiaba la condescencia y 'amabilidad' que recibía de aquellos que querían animarla, pero... Era incapaz de demostrárselos.

¿Por qué hacerlo? Mucho de ellos eran felices con su vidas, tan imperfectas como la suya. ¿Era necesario forzarlos a ver el mundo tan lúgubremente como ella?

No. No lo merecía.

No es como si vivir así fuera malo, de hecho era más saludable si lo pensaba en cierto modo.

Ellos podían ir al parque, al cine, ir por un helado, compartir chistes y risas; todo con una sonrisa real.

Ella los acompañaba, pero nada de lo que mostraba se acercaba ni remotamente a ser real. Una sonrisa de plástico, un veneno corrohiendo su alma, una mentira diara.

Eso era realmente.

Y consideraba que era mejor así. ¿Para qué preocuparlos cuando creían tan fervientemente que todo estaba bien?

No necesitaba que la adularan más que lo usual, ni que le mencionaran los milagros del día a día o que la entretuvieran con diversiones vacía.

Ni siquiera necesita que la acompañaran en aquellas noches; como la actual; en la cual solo se encontraba a oscuras en su cuarto, observando cualquier tipo de luz desde su ventana.

Estoy bien así.

No se alcanzaba a ver estrellas ni nada en particular, con suerte algunos techos ajenos o insectos acercándose hacia las luces callejeras.

Solo era una noche más, silenciosa, mezquina y vacía. Perfecta para perderse en sí misma y olvidarlo todo por unos segundos, incluso su propio nombre.

Nada me importa.

Por ese corto instante, no pensarían en sus amigas invitándola al cine o a cualquier otra bobería; no pensaría en su amigo de infancia ni en como molestarlo hasta hacerlo rabiar; no pensaría en el vacío de un gigantezco departamento para ella sola; no pensaría en sus odiosos trabajos temporales...

No iba en lo absoluto. Cerebro en total blanco.

Esto no la ayudaba a sentirse mejor en realidad, aunque a veces sentirse mal también estaba bien.

Estar triste y odiarlo todo, hasta la vida misma... a veces era un mal necesario, o así ella lo veía.

Le sentaba el dejar atrás sus locuras del día a día, sus pasatiempos agotadores y el disfraz mal coloreado de 'una chica loca con problemas mentales'; ya sea solo por unas horas antes de rendirse al sueño y tener que despertar al día siguiente con una radiante sonrisa.

Tan solo se trataba de un descanso reflexivo a la carga diaria de forzada alegría, pero que cuando tuviera que volver a ésta, se volviera un poco más genuina.

Mañana hay mucho por hacer. Tal vez deba dormir pronto.

Odiaba a la vida tanto... Que no le molestaba sonreírle de vez en cuando. Después de todo, la muerte seduce... pero solo la vida, te enamoras.

Así de cruel era como sus ojos lo percibían.

La odio... por ser una mierda tan hermosa como para renunciar a ella...

Reflexiones de medianoche como esta, eran una prueba clara de su belleza.

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