Capítulo 4

Ya había pasado una semana del accidente, aquel mismo que le llevó a estar encerrado, en un departamento y rodeado de los mismos individuos.

¿El ambiente mejoró con el paso de los días? Podría decirse que sí, aunque todo demostraba que de la ira quedó una incómoda conformidad y palabras prácticamente nulas. 

¿Por qué al menor de todos tenía que ser tan así? Eso le causaba molestia, pero luego cayó en cuenta que sería mejor callar. 

El silencio parecía la mejor opción, ¿no? 

Luego LuHan trataba de explicar cosas que aún no tenía en cuenta o simplemente no entraban en su cabeza.

¿En verdad era necesario estar tanto tiempo encerrado? El chico que movía cosas con la mente (acto que descubrió en la convivencia) le dijo que era lo mejor, que debía esperar por la calma y que la situación fuese mejor, lo que no indicaba que no estuviera harto ya.

¿Quién puede estar así? Por lo menos él no y era un hecho, algo de que por fin se liberaría cuando quedara solo y así el hombre de de la luz pudiera huir de su "cárcel".

Al primer instante en que sintió directamente el sol se preguntó cómo pudo seguir al pie de la letra aquella regla que le impusieron, ¿desde cuándo Byun BaekHyun era tan obediente? Jamás y su marcha llena de gracia lo demostraba.

Las calles eran su hogar y desde temprana edad estaba más que claro. No podía estar atado por nada ni por nadie, algo que haría entender hasta a los guardianes, los que formaron ahora parte de sus pensamientos muchas veces, llevándolo hasta la duda, aquella con la que lucha y es complicado, sí, algo que le molestaba en demasía.

Claro, al parecer aún existían situaciones complicadas.

Trató de despejarse mucho más y disfrutar a su vez de la mínima caricia del viento, el mismo que despertaba sensaciones que pasaban desapercibidas en ese instante, mas no todo se quedaría así, menos cuando un par de pies ya tenían en claro el camino.

No se puede hacer nada contra lo que parece estar escrito por el destino, nada le quita todo el poder que existe detrás, por lo menos no ahora.

Fue así como la caminata se detuvo, siendo en parte causa de un tumulto de personas que se atravesaba en su camino y sus ojos se dirigieron a su derecha, encontrando carteles, los que indicaban que a un lado de los mismos existía una academia de baile.

¿Qué tenía de particular eso? Nada, no le pesaba demasiado el nivel de lo que apreciaba. No consideraba dicho arte como algo entre sus gustos o por lo menos con tanta relevancia como otros. Todo lo dicho contrastaría con la efervescente necesidad de traspasar la entrada y subir escalón por escalón, dándose así la oportunidad de que sus ojos vieran el interior de cada una de las salas de práctica.

Una música llamó su atención y fue a su encuentro, siendo acompañada la curiosidad por entusiasmo, ansias e inquietud. ¿Por qué estaba sintiendo tanto? Lo mismos se preguntaba cuando fue cautivado por unos movimientos, los que eran efectuados por un individuo en particular y su mirada se clavó en él como si no tuviera escapatoria, algo que se haría realidad cuando las luces del lugar empezaron a parpadear y los ojos adversos registraron todo a su alrededor, encontrándolo así al instante y perdiendo el aura especial, siendo cambiada por un rostro lleno de represalia.

–¡Tú! –exclamó SeHun al mayor y el mismo por fin salió de su trance, encontrando al que le llamó frente de él, dejando de lado a sus compañeros de baile y la clase que continuo hasta con su actual ausencia–. ¿Cómo llegaste aquí? ¿No tenías que estar en el departamento?

–También estoy feliz de verte –fue lo primero que se respondió. Sintió el tono despectivo, pero siquiera eso podía contra alguien como él–. ¿Es preocupación o tienes vergüenza con que te haya visto bailar? –jugaría un poco con el asunto. Vamos, se imaginaba cualquier cosa del otro y no que tuviera el baile como una de sus actividades–. Y no, hago lo que quiero, no soportaría tanto allí, supongo que era más que obvio.

–Eso no interesa... ¿Vergüenza? Igual supongo que tú no conoces tal significado –cuando lo dijo recibió una sonrisa y dicho detalle le molestó, sin embargo no le daría el gusto de que lo supiera–. Se nota tu forma de ser con simplemente verte, no te preocupes –añadió con desgana y comenzó a caminar, buscando así un bolso en el que llevaba un par de sus pertenencias–. Ahora vete de aquí, tengo cosas que hacer.

BaekHyun tomó la oportunidad de no decir nada y lo dejó ser, manteniendo aún un rastro de su sonrisa burlona, la misma que se transformó en gusto ante los bailarines que llegaba a contemplar desde el otro lado del cristal.

Podía analizar los pasos y la pasión que poseían, hasta con las fallas y los festejos de por fin conseguirlos.

La mejora, la plena entrega.

¿Eso era lo que lograba movilizar a SeHun? ¿Era por eso que su interior parecía derrumbarse al verle? ¿Tenía que ver ante la carencia de esos conocimientos? ¿O era por algo más? Sólo tenía en claro que pasó y sí, el otro consiguió descolocarlo y la intriga iba de algo positivo a una angustia que empezaba a latir con lentitud.

¿Cómo podía estar así por él? No tenía sentido, no lo tenía.

–No entiendo nada... ¿Ellos tendrán una respuesta? –se interrogó y se dirigió por fin a la salida recobrando parte de su calma y pudiendo al fin difuminar un poco de su desastre, ese que hace unos segundos le crearon pensamientos tan disparatados.

Igual continuaba inquieto y no era el único que lo sabía, sino también el que le observó a la distancia y que luego cerca del parque de la zona se acercaría, siendo el nuevo encuentro entre ambos, como si todo fuera un tramo más del conjunto de hilos que estaban enredados.

–¿Por qué siempre estás tan descolocado? –salió por fin de los labios del muchacho y dejó en vista de quién se trataba: JongIn, nada más ni nada menos.

–¿Ah? –cayó ante la presencia del recién llegado y le miró con cierto asombro, al fin y al cabo aún no podía sentir del todo su presencia–. ¿Y tú siempre apareces así? Te recuerdo que mi poder no es la inmortalidad –el moreno no tardó en reír con lo dicho–. ¿Me estabas siguiendo?

–Debes estar más atento, es peligroso –intentó de decirlo sin burlas, en el fondo tenía razón y deseaba que BaekHyun tuviera en claro la situación en la que vivían, algo que parecía seguir en segundo plano para el otro. ¿Acaso era tan difícil? Apenas hace unas semanas unos mafiosos deseaban matarle–. Es mi naturaleza, siempre estoy en cualquier lugar y parece que sigues mi ejemplo –ya se dio la oportunidad de sonreír, estaba adaptándose a la personalidad del guardián de la luz–. Suelo acosar gente, viene incluido a mi persona... ¿Y te pasó algo? Pareces más distraído de lo normal.

–No empieces con tu estado de madre, casi me recuerdas a LuHan –era notorio que ni le afectaría el comentario, pero no venía al caso–. ¿Ejemplo? Quizá –fue lo que prefirió decir, no le daría el gusto, mas en el fondo se sabía su posición–. Pobres de ellos... ¿Algo? –se detuvo un instante, ¿cómo podía expresar en palabras lo de horas atrás?–. No, nada, estoy bien.

–Si tú lo dices –alzó ambos hombros y notó el alivio del otro, demostrando de cierta forma la verdad oculta y decidió no entrometerse más.

A pesar de su deber entre los guardianes no debía intervenir demasiado en sus vidas o se arruinaría el orden de las cosas, bueno eso era lo que le decía LuHan en los momentos que aún estaba en plena lucidez, ¿y qué le diría ahora? Le llegaban respuestas, lo que no significaba que fuera la verdad absoluta y menos con la condición de su compañero, que actualmente carecía de varios recuerdos y así de recursos. Le quedaban pistas del pasado, ¿quién estaría seguro de las mismas? Él no, no podía estar totalmente seguro. Podían ser falsas.

Sin su pareja elemental parecía perdido, en verdad debía ayudarle mucho más y también al chico que estaba en ese momento a su lado. Tenía que seguir moviendo las piezas y no perdería ninguna oportunidad.


–¿Tienes algo que hacer, BaekHyun?

–No, para nada –le tomó por sorpresa, igual no le mentiría ya.

–Ven, nos vendría bien un paseo para conocernos.


Conocernos o desenterrar recuerdos, todo serviría para la tarea en la búsqueda de la verdadera Luz.


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