Capítulo 3

La noche pasaba y por fin el departamento se mantuvo en silencio, aunque aquello no significaba que todos los parpados estuvieran cerrados.

Desde su ataque de ira la mente de SeHun parecía no parar, siquiera por un instante. Lo ocurrido lo llenaba de molestia, más aún porque no era la primera vez que le pasaba algo semejante, ¿sino cómo hubiese perdido tantos trabajos hasta ahora?

Intentó de tranquilizarse moviendo de un lado a otro un par de hojas a las cuales había liberado antes, permitiendo así que las mismas danzaran con el viento. Parecía ridícula su forma de distraerse, pero era mejor eso que nada. Un anti-estrés practico para él.

Pensaba miles de cosas cubiertas en ese semblante indiferente causado por un desprecio pasajero. ¿Por qué siempre le tenían que pasar esas cosas? Recordaba lo del restaurante y deseaba golpear al otro que provocó todo lo ocurrido o por lo menos así lo veía en ese momento. 

El desastre, los tipos, todo era un amontonamiento de molestia ¿Y ahora debía soportar a ese extraño allí? Era el espacio de LuHan y de él, además de JongIn en ocasiones, nunca pensó que rápidamente otro se uniría a ellos.

Sabía muy bien sobre los guardianes y para qué existían, sus amigos ya se lo informaron, aunque quizá hubieran varios datos omitidos. De todos modos, tenía en claro que lo primordial era que se encontraran unos con los otros y sobre todo con lo inestable que se estaba transformando la vida misma.

Además el hecho de que apareciera uno por casualidad de seguro unía muchos hilos y presentía que por la mente de LuHan pasaba algo similar. Extrañó, sí, pero conveniente y por supuesto que la normalidad de ellos se encuentraba lejos del promedio. Igual estaba molesto, algo que le duraría hasta la mañana siguiente y todo si lograba aunque sea dormir.

Al final sus ojos se pegaron por unas horas, siendo en realidad escaso y su cuerpo se lo repetía ante la poca fuerza que tenía al moverse. 

Ya se le pasaría, pensó, no importaba. 

Se puso al fin de pie entre bostezos y se acercó al pasillo que conectaba las habitaciones, arrastrando prácticamente sus pies en el proceso. 

Estaba cansado, casi al nivel de los zombis que aparecían en la madrugada por la televisión.

Siguió su marcha y nada parecía estar en los alrededores, le sorprendió. ¿Acaso en verdad se despertó más temprano que el mayor del lugar? Algo poco usual.

Llegó a la sala y allí fue en donde encontró a alguien. Al principio le costó descubrir de quién era, pero los hechos delatarian al individuo.

La luz de una lámpara se prendía y apagaba constantemente, dejando en penumbra al sofá en ciertas ocasiones y así dificultando su visión. De todos modos era obvio que era ese tal BaekHyun el que hacía todo y al parecer le había apetecido despertarse temprano o algo semejante.

–¿Qué haces aquí?

Intentó de no sonar repelente, igual a veces esos tonos no se pueden controlar.

–¿Acaso no era que podía quedarme, ah?

Cuando se lo preguntó el fastidió aumentó, no por lo correcto de lo dicho, sino cuando el otro se dignó a girar a verle y le sonreía como si fuera algo gracioso lo que pasaba.

Era la primera vez que veía una sonrisa como esa.

–... Sí, LuHan lo dijo.

–¿Ves? –al decir aquello nuevamente la luz se perdió y en el trayecto el mayor de ambos dejó de estar recostado en el sofá para sentarse en el mismo–. Tarde o temprano deberás acostumbrarte a mí, ¿no?

–Deber y querer son cosas diferentes.

Ahí estaba de nuevo, su necesidad de chocar contra todos y el otro solamente elevó los hombros, hecho que no ayudaba con sus ánimos actuales. Parecía que lo estaba haciendo apropósito, así era, ¿no?

–Eso ya no depende de mí... ¿o tienes miedo de que lo que pasó en el restaurante se repita? No te preocupes, mientras no estés descontrolado no se destruirá nada.

–¿...Qué?

Lo último fue el colmo, ¿en verdad le estaba hablando de aquella forma? Era demasiado temprano para una pelea y menos con aquel chico que tomaba todo como una broma, un simple entretenimiento y el juguete estaba empezando a ser él mismo.

–Mejor no diré nada más.

–¿Tan rápido?

–No tiene caso hablar contigo, por eso.

–Ahora mismo me estás hablando, SeHun.

Y tenía razón una vez más, pero las palabras salían una detrás de la otra e incentivadas por el rencor creciente.

–Fue tu culpa que pasara aquello en mi trabajo y lo sabes.

–¿Ah? Necesitaba un sitio para perderlos y casualmente fue ese. Y te recuerdo que el del "huracán" fue otro.

–"Casualmente", muy interesante. No, no, no me interesa. Y no me lo recuerdes que ya lo sé muy bien –se detuvo allí, estaba hablando demasiado y estaba lejos de ser lo planeado, además BaekHyun no tenía motivos para comprender todo más allá–. No importa, sigue jugando con las luces que quieras.

–Ajá, claro.

Al contrario estaba lejos de importarle el resultado mientras le sacaran de su aburrimiento y SeHun era una victima fantástica para ello. Por ahora lo dejaría descansar y que se le esfumara un poco de esa ira, ya luego se divertiría a costa de éste.

Siquiera se fijó a donde se fue el menor y simplemente se volvió a su mundo, aunque el mismos sería despejado luego de media hora.

Se había mantenido en el juego de las luces, hasta que vio una figura en la oscuridad y cuando activó toda la iluminación se encontró con otro muchacho, el que le observó con cierta gracia desde su posición.

–¿Así que tu eres el nuevo, eh?

–¿Nuevo?

–Nuevo, BaekHyun, lo eres al ser el encontrado actualmente... aunque ya sabía algo de ti. Como tu nombre, sí.

Eso en parte lo descolocó, ¿de dónde podía conocerle ese que apenas veía por primera vez? Al parecer el otro entendió aquel mensaje desde sus ojos y con la misma facilidad en que apareció en aquel lugar se esfumó y reapareció a espaldas del sofá, apoyándose en el mismo, teniendo siempre en cuenta su libertad de ver al restante.

La obviedad que tenía poderes no tenía que ser señalada, aunque admitía que debía ser genial teletransportarse de aquella forma. Además era la segunda vez en su vida que veía una habilidad de esa clase. De pequeño cuando descubrió que no era normal siempre creyó que era el único y todo por el hecho de vivir ciego ante su alrededor. Todo eso cambió cuando vio el descontrol de SeHun y como todo se destruía entre ráfagas que parecían poder cortar o atravesar cualquier objeto a su paso.

Por ese punto quedó fascinado.

No era el único y existía algo más, en verdad pertenecía a lo que compartía con los otros chicos, todo a pesar que sabía que aún le eran ocultados ciertos temas, mas confiaba que LuHan o algún otro le contara lo ocurrido.

Hablando del nombrado antes... ¿qué poder tendría? ¿Qué era exactamente lo que le hizo la primera vez que se vieron?

–Hey –escuchó entre su nube de pensamientos recobró la atención al que le hablaba–. Soy JongIn y de seguro que conociste a LuHan y SeHun. Yo soy otro más de ellos. ¿Te llegaron a decir algo? Incluyendo el movito por el que estás aquí, claro –en realidad ya se imaginaba lo último, conocía muy a su compañero y la forma en que actuaba.

LuHan era listo, a pesar de todo.

–¿Por qué fue lo de "ya sabía algo de ti"? –salteó momentáneamente todo y luego prosiguió–. No me dijeron mucho en realidad y LuHan me ofreció quedarme luego de lo ocurrido... –se fue perdiendo en el aire y sí, el otro desconocía los hechos anteriores hasta que el que habló llegó al departamento.

–Ya te darás cuenta, aunque simplemente puedo contártelo... si es que quieres –se podría haber escuchado una queja del contrario, pero no pasó–. Entiendo, al parecer todo fue apresurado... ¿Qué ocurrió? Eso yo no lo sé en lo más mínimo. Si me lo explicas adelantaré tu futura charla —tenía más que claro que el mayor de todos se lo diría tarde o temprano.

—¿Me lo dirás o no? Es mejor ir al grano —intentó de no elevar la voz, no era momento de discusión, tenía mucho que saber—. Sí... ¿En verdad? Cambias muy rápido de parecer. Ya, lo diré. Ocurrió que... hice cosas que no debía y fui perseguido por un grupo de mafiosos. Busqué un escondite y encontré en el restaurante que está, bueno, estaba SeHun. Él destruyó todo y luego me trajeron al departamento. Aquí me ves ahora.

–Estamos en el grano –o en proceso de ello, no importaba, se centraría en lo que escuchase y luego su respectiva explicación–. No me sorprende lo de SeHun, aún no sabe controlar la intensidad de su poder ante momentos de estrés o ira –le contó sin verdadero sentido, detalles–. Al parecer sí tendrás que quedarte aquí, es lo mejor por ahora. Respecto a lo demás, cumpliré con mi palabra... ¿Alguna vez te preguntaste quién eres? ¿A dónde perteneces en realidad? ¿El hecho de que por qué puedes hacer cosas que otros no? –recibió un asentimiento ante los interrogantes, el adverso le prestaba plena atención–. Seré claro y sin rodeos. Tú eres una mera reencarnación y tu espíritu es lo único que en verdad tiene un peso en lo que te diré ahora. Tú y yo, al igual que los demás que conociste, somos guardianes del Árbol de la Vida, nosotros lo protegemos, siendo parte del equilibrio de la existencia, pero un día algo ocurrió. La Fuerza Roja empezó a dañar todo a su paso y para proteger al Árbol dividimos en dos su interior y lo ocultamos, algo que cambió el orden de la vida y la realidad se separó en varias dimensiones. Nosotros terminamos reencarnando en humanos para así poder estar al tanto de la Fuerza Roja, aunque también fue una consecuencia, un daño colateral. Varios de nosotros nos encontramos divididos por dimensiones, por cielos distintos y siquiera estamos al tanto del todo de sus existencias, aunque sabemos que están en algún lugar. Perdieron la memoria de las épocas pasadas, en parte esa es una de las cosas de las que estoy a cargo. Por todo lo que te dije y más nos estamos buscando. Encontrarnos es uno de mis deberes, por eso ya te "conocía". LuHan con sus poderes logra muchas cosas, pero sigue con problemas sobre ello... Creo que me fui por las ramas y nada, espero que entiendas, aunque sea un poco, además que tengas en cuenta que te necesitamos y somos del mismo equipo. No suelo decirlo así, pero haberte encontrado de "casualidad" muestra que todos las piezas se mueven y debemos seguirlas.

No supo si sorprenderse, reír o solo alarmarse con la última parte de la explicación. Sería ilógico que no le creyera, sobre todo cuando existencia se vio afectada por lo que él era y los demás no. Hasta esa leyenda resultaba más creíble que su propio respirar en una parte oculta de su mente.

¿Una reencarnación? ¿Árbol de la Vida? ¿La Fuerza Roja? ¿Qué más faltaría?

–Yo... acepto quedarme aquí y que supuestamente soy un guardián. Supongo que ya luego sabré más.

–¡Claro que sí! Todos aprendemos algo día a día. Además... nada, no importa.

Cerró lo dicho en la última frase y el mayor alzó una ceja, ¿de nuevo con el tonto misterio?

–Sí y no diré nada más, estoy cansado.

–¿No dormiste? –el otro asintió–. Ve a mi cuarto y descansa, los demás se despertaran en breve y no te dejaran en paz.

–¿Sí? De acuerdo –se alejó del sofá, pero sin antes volver a mirar a JongIn–. ¿Qué harás?

–Descansar un poco y luego quién sabe, cosas para hacer y buscar, supongo.

–¿Supongo...? No importa, me voy. Hasta después –obtuvo un gesto de despedida de parte de su antiguo acompañante y se encerró en el cuarto. En verdad necesitaba dormir, aunque fuera un poco.

El otro chico se guardó lo crucial, algo que significaba muchas cosas y entre ellas el deber que aún tenía que cumplir.

Encontraron al compañero de Lay.


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