Capítulo 1
Una vez más el mismo sueño.
Una vez más aquel camino obscuro y estrecho, siendo el mismo tan largo que siquiera podía imaginarse cuantos metros lo compondrían.
¿Cuánto tiempo había caminado? Lo desconocía, en ese mundo parecía una eternidad, a pesar que en medio de la noche se despertará en plena madrugada y con tan sólo dos horas de descanso.
Y como lo imaginó no solamente el ambiente se repetía, sino también aquella fuerte luz, tan cegadora que con cada paso que daba obtenía la sensación de quedarse casi sin vista, pero de todos modos deseaba llegar, como si un impulso insaciable e interno lo obligara a hacerlo.
Extender su diestra, acercarse dolorosamente y anhelar.
"SeHun"
Intentar de fundirse en ella.
"SeHun"
Y luchar constantemente.
"SeHun"
Para luego no lograrlo, como siempre.
_____________
–¡SeHun!
LuHan; del mayor venía aquel alarido que lo despejó de su sueño, siendo el mismo tan común la escena que se repetía día tras día.
–¿No tienes que ir a trabajar? No soy una alarma, SeHun.
Claro.
–Ya va...
–Siempre dices lo mismo, vamos –exclama y sin más se acerca a la cama del otro, logrando luego que con un simple movimiento de su mirada la sábana que antiguamente lo cubría volará a una esquina del cuarto, causándole malestar y un mar de quejas inevitables que recibiría el castaño por parte del menor–. Si no quieres ser el próximo levántate –fue lo último que se escuchó luego de tal escena y dejó detrás de él aquel lugar, al igual que los murmullos que no dejaban de salir de los labios adversos.
LuHan siempre tenía esa clase de actitudes, ¿como si fuera su hermano mayor? Quizá, aunque él prefería llamarlas como un "estás bajo mi techo y eso implica que me hagas caso en cada cosa que diga", aunque hasta de ello terminó por acostumbrarse, al igual de miles de cosas más.
–Hubiera preferido que no movieras siquiera una hoja –murmuró notando la tela blanca cerca de la puerta y bufó, liberando así uno de sus últimos reproches, aunque lo dicho el mismo no era tan cierto.
El otro muchacho había pasado por mucho, a tal punto que le sorprendía que al atravesar la puerta éste estuviera preparando un desayuno, siendo que meses atrás de suerte entendía cómo encender una lámpara.
Sorprendente.
Le sorprendía, sí, más aún tal adaptación que ni él mismo comprendía a veces y que no fue capaz de preguntar demasiado, ya que LuHan también poseía un gran vacío de memoria, recordando tan sólo muy pocos fragmentos y sobre todo lo que vivió luego de conocerse ambos.
A veces se quedaba viéndolo fijamente a los ojos y no encontraba demasiado, como si aquel brillo que reflejan no fueran más que un simple ápice de lo que antiguamente fue. ¿Qué había allí antes? Se lo preguntaba, claro que sí. JongIn, un conocido y amigo de ambos, le recomendó algo tan simple y a la vez difícil de sostener: No preguntar y menos ni preguntarse demasiado.
Podía ser que aquel tuviera razón y que sería lo mejor, más con los resultados que obtenían con el pasar de las semanas, sin embargo SeHun tenía una lista de preguntas y esa curiosidad que no podía ser apaciguada; pero tampoco aparecía una mecha para encender todo y mostrarle así la verdad de las cosas, siquiera una pista que atrapara su interés.
–Mejor no preguntar demasiado...
–¿Al fin te despertaste?
Miró al mayor cuando finalizó su trayecto hacía la sala y solamente asintió con la cabeza, obteniendo como respuesta una señal dirigida a la mesa y observó como una silla se movía, siendo así indicado el sitio en donde debía de ubicarse.
A pesar de los dolores de cabeza que le causaba al contrario éste tenía rastros de amabilidad con él, algo que agradecía en demasía, al fin y al cabo la inseguridad del comienzo se esfumó entre pequeños actos y como en cualquier situación social ambos cada vez se volvieron más unidos, a tal punto de tener libertad hasta para bromear uno con el otro.
–¿Ahora puedes mover sillas? Pensaba que estabas perdiendo el toque
–Que gracioso, SeHun.
El sarcasmo fue totalmente obvio y eso causó que se riera con total libertad, aunque de todos modos lo terminaría haciendo.
–¿En verdad mejoraste tanto?
–Sí. Si vieras como puedo hacer que vuele metros una pelota de fútbol, hasta en la calle pude mover un camión...
–¿Acaso no eras tú el que dijo que tenía que controlar mis poderes?
–Yo soy precavido, no había nadie, tú no entiendes esas cosas –exclamó señalándolo con una rodaja de pan y luego la masticó, callando por completo a su compañero.
Era verdad, a comparación del otro que de a poco las recobraba, sus habilidades las tenía casi por completo o en un nivel bastante acelerado, a tal punto en que le resultaba difícil de controlarlas a su totalidad. No importaba cuanto practicara o las veces que JongIn lo llevara lejos con tal de que no destruyera nada, había obstáculo en él que no le permitía siquiera hacer algo tan simple como una brisa sin siquiera dejar una montaña de escombros en el proceso.
Era frustrante, pero más lo era cuando le tocaba horas extra en el restaurante que trabajaba como mesero, ¿otra vez? La semana pasada había ocurrido igual y no podía decir nada, ya que de sus modales dependía su empleo, siendo el mismo uno de los tantos que tuvo en los últimos meses. ¿La causa de los despidos? Prefería guardarlas para él, pero no eran cosas muy gratas que contar, menos con sus ataques de ira momentáneos.
A pasar de todo la jordana pasó y luego de que todas las personas dejaron el lugar le fue encomendado el local, siendo ahora el delgado muchacho el que acomodaba cada una de las mesas y barría hasta el mínimo polvo escondido por los rincones.
–Todo sea por la paga –dijo a lo alto y con un suspiro dejó los instrumentos de limpieza a un lado, tomando lentamente un vaso de agua en la cocina y se acomodó en uno de los asientos que se encontraba en una pared adversa.
Por esas horas de suerte un insecto le hacía compañía y de cierta forma disfrutaba de unos momentos de soledad, aunque los mismos lo llevaran a partes de su mente, esas mismas que en otras ocasiones no desearía ni registrar.
Sin embargo, esa no sería la noche. El silencio que inundaba el local fue totalmente corrompido primero por unas voces y luego continuos golpes, uno más fuerte que el otro, además de diversos sonidos que no lograba reconocer desde su posición.
¿Qué es aquel ruido?
Podían ser ladrones y eso lo alarmó, por lo que salió lentamente de donde se encontraba, escuchando con cada paso como el ruido iba en aumento constante.
¿Pero qué era lo que pasaba?
–¿Qué...?
Fue lo primero que llegó a decir y en un segundo fue totalmente enceguecido por una luz blanca, la cual había cubierto su campo de visión de tal manera que pasaron varios segundos hasta que pudo ver la situación en el salón principal: Habían cuatro hombres adultos de muy dudosa amabilidad y un chico de cabello castaño, con una sonrisa que le era difícil de comprender, más aún cuando entendía de a poco lo que sucedía.
–Vengan, ¿acaso no querían atraparme?
–¡Ven para aquí, maldito! No importa lo que hagas, te haremos pagar por todo.
Esperen, esperen. Qué era todo eso.
–Pff, como si pudieran.
¿Acaso no entiende lo que le pasa? Lo harán pedazos.
Se quedó expectante y en shock, sobre todo cuando una de las manos del otro fue dirigida al grupo de gigantes que se le acercaban y otro rayo de luz invadió los alrededor, llegando a cubrirse el rostro con un brazo en el momento justo, siendo luego su visión libre de encontrarse con el par de ojos que por fin se percataron de su presencia.
¿Era posible que unos minutos pudieran parecer eternos? Aunque en esos instantes deseaba que aquel resplandor le robara la vista por completo, sobre todo con la catástrofe que dejaron todos los intrusos a su alrededor.
–¿Qué haces allí?
–¡Eso debería de preguntarlo yo! ¡Salgan de aquí!
–¡Cálmate! ¿Acaso no ves lo que pasa?
–¡Lo veo claramente! –siguió gritando y se acercó al contrario, tomándolo de un brazo y lo tironeó del mismo, obteniendo claramente una respuesta negativa. No obstante, no fue lo único que recibió, sino también un impulso que le traspasó la piel hasta el fin de su extremidad. Lo sucedido logró que le mirara con mayor confusión, pero no le soltó, no planeaba hacerlo–. Te sacaré de aquí y a los otros también.
–¡Suéltame...! –llegó a decir y fue entonces cuando SeHun fue golpeado de lleno en la espalda, causando que el otro lo alejara de los agresores al instante, viendo únicamente una negación de su parte, todo mientras unas risas burlonas que resonaban por la patética situación.
–¿Acaso él es uno de tus cómplices? No importa, podemos encargarnos de los dos.
–Mierda, ahora tengo que encargarme del tipo éste...
–Cállate o también te aplastaré a ti –aquel susurró fue del mesero del lugar, el cual hizo que la sorpresa en el rostro del que lo sostenía fuera indiscutible.
–¿Ah?
Los cuadros de las paredes comenzaron a balancearse y también los muebles, los cuales volaron como proyectiles hacia los cuatro que los atacaban, siendo ellos totalmente aplastados por los mismos y con rapidez el torbellino creado colmó el espacio hasta que por fin quedaron en el suelo, acompañando a los muebles y las trizas que dejaron en el trayecto; recién allí todo se calmó.
–Eso fue genial.
–Mierda, ¿acaso eso es lo que tienes que decir luego de todo eso?
–No, soy BaekHyun.
–¡Pero a mí qué me importa! Mierda, mierda, lo que hice aquí nadie puede arreglarlo ya...
–¿Y tú eres... ? Vayámonos antes de que esos vuelvan a tomar la conciencia.
–¡Eso no importa! Y no te incluyas, no pienso ir contigo a ningún sitio.
–¿Entonces prefieres quedarte aquí y que tu jefe te vea así? –interrogó, alzando una ceja y fue entonces cuando el otro guardó silencio, pero no borró en ningún momento su rostro de desagrado–. Vamos, aunque tengo que ocultarme, ellos no son los únicos que están detrás de mí.
–Siquiera sueñes que te llevaré conmigo.
–Nunca te pedí permiso, te obligaré.
Fue así como lo dicho por el extraño fue cumplido y todo por la necesidad de largarse de allí, ¿cómo quedarse con esos tipos cerca? Aunque de seguro ahora estarían inconscientes en el restaurante, mas nada le aseguraba que no vinieran más, contando el hecho que desconocida totalmente la gravedad que otro hizo para terminar así.
Estaba envuelto en algo que siquiera le pertenecía y era irritante, la idea aún le resultaba descabellada, solamente que ahora otra cosa paso por su mente: Llamar a su compañero de departamento.
_____________
La situación lo arrastró consigo (por no decir que el otro chico tuvo relación con ello) y hasta cuando se comunicó con LuHan obtuvo un claro "tráelo, no hay mejor lugar para él ahora". ¿Por qué a veces tenía que ser tan amable el mayor? Ni lo entendía, aunque con el detalle de los poderes que el extraño demostró tuvo cierta sospecha de lo qué estaba ocurriendo y las causas por las que prefirió que lo escondiera bajo su techo.
–¿Entonces me tengo que quedar aquí?
–Sí, aunque sea de forma temporal, será lo mejor.
–¡¿Pero no entiendes que lo persiguen mafiosos o algo así?! –SeHun despavorido interrumpió en la conversación.
–Lo entendí, lo entendí.
–No, parece que no entiendes nada –exclamó, parándose rápidamente del sofá de la sala del departamento y sin más se acercó al pasillo que llevaba a los cuartos–. ¡Lo quiero fuera de aquí! –fue lo único que gritó y desapareció de la vista de los otros dos que quedaban.
–¿Siempre es así de animado? –dijo con total sarcasmo el recién llegado y rodó los ojos, dirigiendo luego los mismos al otro que no le apartaba la mirada en ningún instante–. ¿Qué pasa?
–Sí, SeHun es así, por lo menos cuando está de mal humor –respondió, llevando un par de dedos a la frente en forma de resignación y cuando escuchó la posterior pregunta solamente negó–. Nada, que tengo que explicarte y preguntar varias cosas... BaekHyun, ese era tu nombre, ¿no?
–SeHun –guardó en sus pensamientos el nombre del malhumorado chico que había conocido, teniendo ya en claro el del que se encontraba en frente de él, al fin y al cabo que al pasar la puerta ya se le había presentado–. Sí, así es, ¿y qué tienes que preguntarme, ah?
–¿Por qué te perseguían esos hombres y cómo terminaste en el restaurante en donde trabaja SeHun?
O más bien, trabajaba.
–Lo último fue pura casualidad, me podría haber escondido en cualquier otro sitio –aclaró BaekHyun, moviendo parte de su marrones cabellos y se sentó rápidamente en el sofá que el menor abandonó antiguamente–. Es una larga historia... pero básicamente me metí en donde no debía y ahora esos son los resultados.
–Ya veo... SeHun me contó algo cuando llamó, que tirabas luz o algo así, ¿es verdad? –la sonrisa que recibió le resultó curiosa, pero tomó eso como un sí.
–Y él puede hacer cosas extrañas también, lo vi, aunque yo pensaba que era el único que era así... ¿acaso tú también?
–Si te refieres a lo de los "poderes", sí.
–Ah no, creo entender todo. ¿Acaso ésto es un intento de reclutamiento a lo X-Men? Creo que mejor me voy de aquí –intentó de levantarse, pero una fuerza externa lo detuvo, provocando que a pesar de cualquier clase de resistencia sus músculos siquiera reaccionaran ni un milímetro.
–Estarás más seguro aquí, eso es lo único que puedo decirte. Y no intentes de moverte, te lastimarás –le respondió con una suave sonrisa, una que ocultaba cierta diversión en el interior y desactivó el efecto en el contrario, haciendo que terminara desplomado sobre el mueble una vez más–. ¿Alguna objeción?
–Tsk... –masculló y levantó ambos hombros antes de por fin responder:– Ninguna, aunque creo que alguien no estará muy contento.
–Ya se acostumbrara, además parecía que no te sacaba tanto de quicio a ti.
–Eso es lo que tú crees.
–No, creo que el que tendrá que soportarlos seré yo –pensó y se cuestionó a él mismo si era la mejor idea, pero luego de discutirlo con JongIn le habían parecido la mejor solución, por lo menos esperaría a que éste apareciera y ya lo charlarían mucho mejor entre ambos–. Mientras, tu habitación será la del final del pasillo, está libre ya que un amigo nuestro de vez en cuando venía a quedarse.
–¿Él también...? No, mejor no me respondas y mejor me voy al cuarto –dijo y de nuevo el otro se quedó solo, ¿no había visto la misma escena ya?
–Genial, los ánimos por aquí han quedado muy bien–suspiró y miró por una de las ventanas, notando como el cielo nocturno era cubierto ahora por un manto de nubes grisáceas, que deparaban consigo quién sabe cuáles resultados.
No obstante, no era lo único que le podía preocupar, sino la extraña sensación que sentía en el pecho y le advertía que algo estaba fuera de lugar. Era como una caricia áspera, un sabor amargo y un repentino dolor de cabeza que le advertía que en cualquier momento su cerebro estallaría.
¿Acaso no estaban haciendo bien a resguardar a BaekHyun allí? Ya luego lo averiguaría, mientras sólo quedaba esperar.
_____________
–¿Qué pasa con el clima ahora? Tsk... –la queja se esfumó en el aire, al igual que el humo proveniente del cigarro que el dueño de la misma sostenía.
Últimamente lo que cubría el cielo cambiaba con tanta facilidad. Un día podía estar totalmente despejado y al otro demostrando un radiante sol, ese que cubría cada rincón de la ciudad. Él deseaba otra cosa, por lo menos esa noche, y era poder ver las estrellas, aunque había algo que le ganaba a ellas: La luna.
Pudo haber comenzaba un cuestionamiento y millones de teorías paranoicas, pero fue interrumpido por un vibrar proveniente del bolsillo derecho de su pantalón. Al contemplar el nombre en la pantalla del móvil todo se aceleró y se olvidó del mundo, aunque luego terminaría parcialmente decepcionado por la voz que llegó a sus oídos.
–"JongIn-ah..."
La voz del otro lado mostraba una notoria preocupación y cansancio, algo que volvía a disparar las ideas negativas del nombrado.
–¿Qué ocurrió, KyungSoo?
–"De nuevo lo mismo, no sé qué hacer".
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