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Jinwoo caminaba por las calles del centro de su tan amada Seúl.

Había vuelto después de cuatro años de vivir en Miami. Extrañaba mucho a la ciudad que lo vio nacer, por lo que volvió a quedarse.

Pero no vino solo; su futura esposa, Minyoung, y su futura pequeña hija Hyejin, habían venido con él para quedarse junto a Jinwoo.

Acariciaba cariñosamente el dorso de la suave mano de su prometida mientras las mecía juntas en el aire. El ambiente era romántico, el clima era ventoso, pero no frío. Simplemente perfecto.

El sol empezaba a ocultarse y a crear una hermosa reflexión de los cálidos colores del cielo en las calles.

Jinwoo se empeñó en analizar cada detalle que su campo visual le permitiera: niños jugando, parejas rindo, familias paseando...

Todo muy bonito, hasta que, al pasar por un callejón, se percató de algo; una persona tendida en el suelo.

Jinwoo era conocido por todo el mundo como un chico justiciero, filántropo, demasiado bueno para este mundo.

¿Él permitiría que una persona estuviera abandonada a su suerte tirada en la calle? Por supuesto que no.

——¿Cariño? ¿Qué estás haciendo? ——Le preguntó Minyoung antes de darse cuenta del porqué su prometido estaba acercándose lentamente a ese callejón que le daba la espalda a un bar de mala muerte. ——. Cariño, de seguro solo es un alcohólico. Déjalo, es peligroso ——advirtió, sin embargo, Jinwoo no retrocedió, acercándose más.

Su ceño se frunció al ver que la persona no era un hombre de avanzada edad como él pensaba, sino más bien alguien de su edad.

——Cariño, déjalo.

Estaba en posición fetal echado de costado, usando una polera negra, jeans negros desgastados y unas zapatillas blancas. Tenía cabello negro.

Se siguió acercando y sintió alivio al ver que respiraba. Tal vez sí estaba ebrio, también podría ser un indigente, pero su vestimenta no alimentaba esa idea.

Un suspiro dejó sus labios y el color abandonó su rostro al reconocer a la persona.

Convencido de que era él, lo volteó con cuidado, confirmando su identidad.

¿Qué demonios?

Su rostro estaba tan blanco como un papel, extremadamente raquítico, ojeras negras y...

Jinwoo sintió ganas de llorar.

¿Qué demonios había pasado con su amigo?

——¡Llama a una ambulancia! ——Le gritó agitado.

——¿Que-

——¡Solo llama a una maldita ambulancia, Minyoung!

Sostuvo en sus brazos al cuerpo inmóvil de su amigo que a las justas respiraba. Sus ojos se llenaron de lágrimas, rogando porque nada malo ocurriera.

Abrió lentamente sus ojos, sintiendo una migraña abrumarlo al hacerlo.

Después de batallar unos segundos, lo logró.

¿Jinwoo estaba ahí? ¿Ya estaba muerto? ¿Era un sueño? De seguro estaba a punto de morir y por eso miraba cosas.

Jinwoo aprovechó que no había nadie en la habitación y totalmente molesto, se levantó del sillón y tomó con agresividad el rostro del pelinegro.

——¡¿Que mierda tienes en la cabeza, imbécil?! ——Yeonjun todavía se sentía mareado y no entendía muy bien si era la realidad, el más allá o un sueño ——. ¿Drogas Jun? ¿Desde cuándo? ¿Qué pasó para que terminarás así? ——reclamó dolido ——. ¡Un minuto más tarde y morías de sobredosis, maldito imbécil! ——Lo soltó, entumeciendo sus mejillas.

El dolor físico y mental seguía ahí, por lo que no era un sueño.

——¿Jinwoo?

——Hermano... ——susurró antes de abrazarlo, al borde de las lágrimas. Yeonjun le devolvió el abrazo como pudo. En ese momento, se percató de que en su brazo estaba inyectada una aguja que le proporcionaba suero.

Jinwoo se separó y fue consciente de las lágrimas que adornaban las mejillas de Yeonjun.

——¿Qué pasó? ——musitó ——. ¿Por esto no me respondías hace meses?

——Rompí mi celular ——explicó parco.

Estaba feliz de ver a Jinwoo, pero ya no sabía cómo expresar esas cosas.

——Quise localizarte para cuando llegara ——susurró acariciando su mano ——. No... No entiendo como terminaste así, Junnie ——Negaba con la cabeza con la voz quebradiza.

Hablaban con frecuencia a pesar de la distancia. Él parecía estar en su mejor etapa meses atrás...

Le dolió ver como esos ojos cansados aun eran capaces de formar lágrimas. Estas corrían desenfrenadas por sus mejillas. Entonces supo que algo estaba muy mal.

En busca de darle confort, posicionó su mano sobre la suya de nuevo.

——Dime amigo, ¿qué pasó?

Con toda la dificultad del mundo, al fin pudo pronunciar el hecho que lo había motivado a querer acabar con su vida.

Tomó una bocanada de aire antes de responder con la voz y corazón rotos.

——Soobin murió, Jinwoo. Está... muerto.

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