Capítulo VIII: El amor de mi vida
Mike se encerró en su alcoba y no salió para la hora de la cena, tampoco quiso merendar y devolvió los platos en cuanto se los llevaron, según lo que la cocinera me cuenta... Sintiéndome así la culpable de sus contrariedades, vuelvo a la habitación de huéspedes a empacar todo, dispuesta a marcharme ni bien ver clarear el día.
Previo a esto, que ratifica mi decisión de irme, puedo decir que he hecho de todo para tratar de hablar con Michael.
...Más temprano toqué a su puerta pidiéndole disculpas pero no abrió, llamé a su móvil pero no me contestó, inclusive salí un rato ya en pijamas al jardín para bordear la casa, a aventarle pequeños guijarros a su ventana, pero no salió.
Preocupada y ya enojada también por igual debido a su terquedad, volví adentro y traté de calmarme poniéndome a ver televisión. Algo que no funcionó puesto que parecía que el destino mismo se había puesto en mi contra al encontrar que en la mayoría de canales estaban pasando películas románticas. Sacándome en cara de forma cruel mi pésima situación. Tanta fue la divina tortura que en el momento en que vi estaban dando "Endless Love", aquel film precioso que tuve la oportunidad de protagonizar años atrás, necesité apagar el televisor siendo la gota que derramó el vaso... y también por miedo de que el sentimentalismo de la trama y aquel soundtrack tan maravilloso influyeran peor en mi estado de ánimo...
Y es que todo, hasta aquella canción ahora me recuerda a Michael.
"Aquel tema que fue tan galardonado en su época de lanzamiento... la misma en que Mike se consagraba como la estrella juvenil del momento... y también en la que empezábamos a salir" de repente así mismo rememoro y eso me hace entender que no puedo huir de mi misma y tampoco de él. Comprendo de tal forma que si me marcho sin decirle adiós es muy probable que nunca más le vuelva a ver, conociéndole bien, y no quiero eso. No quiero que me excluya de su mundo, porque lo quiero y me preocupo por su causa. Me doy cuenta de que el mundo entero "podría ser de los dos" (en sentido figurado y sonando egocéntrico, claro, jaja) si quisiéramos, si no fuese yo tan cobarde... Por lo que concluyendo este desfachatado análisis dejo mi ropa como está, desordenada en su mayor parte encima de la maleta y me decido una vez más en ir a buscarle.
Ya es de madrugada pero no me importa, a sabiendas de que mañana uno de los dos puede huir primero. Por lo tanto me encamino hacia su habitación planeando llamar una vez más suavemente a su puerta, esperando que ya se le haya pasado el enfado, pero para mi sorpresa encuentro que no hace falta porque una delicada melodía de piano me indica que se halla en su salón de música, no muy lejos de allí.
La canción que está interpretando con maestría, haciendo bailar sus esbeltos dedos sobre las teclas cuando llego, es "We are the world". Uno de sus himnos más transcendentales y uno de los proyectos más grandes que ha liderado, aun siendo tan antisocial como muchos dicen. No puedo por ende más que contemplarle fascinada y en silencio desde un lado de la puerta, percibiendo como su arte me llega al alma y me llena, y ni qué decir de lo orgullosa que me siento, porque de alguna manera ya forma parte de mí.
Debe de escapárseme algún suspiro involuntario en medio de mi embeleso o quizá él percibe el sonido de mis pasos en el piso de madera mientras ingreso y me posiciono arrimándome a la pared de la entrada, buscando poder apreciarle mejor pero sin interrumpirle, porque no tarda en percatarse de mi presencia aunque no voltea. Lo noto en su postura que de relajada cambia de pronto a una más erguida y formal, y además para dejarme saber que está consciente de que estoy allí comienza a tocar "My endless Love" de Lionel Richie y Diana Ross. La misma música que yo tanto he estado evitando. Dedicándomela.
En vista de ello y entendiendo que de algún modo ya me ha perdonado, me atrevo a acercarme y le abrazo por la espalda. No queriendo en verdad nunca más estar enojada con él.
Michael sin bien se tensa un instante al sentirme, prosigue ejecutando la pieza sin interrupción. Con seriedad, maestría y de memoria, conociendo bien las notas como todo el profesional integro de la música que es. Algo así como "El show debe continuar pese a cualquier adversidad", un dicho que siempre ha tenido muy presente por haberlo aprendido y puesto en práctica desde niño. Pensar en ello hace que me invadan las lágrimas, sintiendo que no va a alcanzarme la vida para terminar de admirarle, y cuando conmovida beso su hombro tratando de decirle sin palabras cuanto le quiero, se da por vencido en cuanto a su aparente frialdad y toma una de mis manos y la besa también.
-Mi amor eterno- me dice cuando finaliza, volteándose despacio hacia mí y mirándome con un dejo de sufrimiento, con lo que casi hace que mi corazón se derrita. Con cuidado me hala entonces para que me siente a su lado y quedo así frente a él en la banca, con la espalda cerca del teclado. No tardo en percatarme de cuán triste se encuentra... tanto como yo a causa de mi agobio y remordimiento –No sé por qué, pero no puedo estar mucho tiempo enojado contigo- me comparte sin ningún velo y viéndome a los ojos con su característica intensidad. Buscando aclarar nuestras complicadas cosas antes que dejarlas pasar. Un instante que me da tiempo para apreciarlo no sólo como al magnifico artista sino también como el completo y sensual hombre que es... Lleva su cabello rizado suelto y su camisa de dormir entreabierta sobre sus pantalones de pijama, lo que me permite un atisbo de sus firmes pectorales y deseo por todo besarle el pecho, justo en el punto donde late su apesadumbrado corazón.
-No me gusta que estemos peleados, ¿Por qué debemos hacerlo si nos queremos tanto?- objeto juntando mi frente a la suya en un acto de complicidad –Sabes que haría lo que fuera por ti...- me doy a la tarea enseguida de recordarle –Que te adoro-
Mike ante mis palabras se aparta un poco, cabizbajo y yo percibo su rechazo
-Pero no de la forma en que deseo- replica -No me quieres como hombre sino como a tu mejor amigo-
-Mike... no es así- sintiéndome entre la espada y la pared no puedo evitar empezar a llorar, más intento explicarme –Verás, hasta hace un par de semanas yo tenía una vida estable y hoy me encuentro en el limbo. De repente todo es tan confuso y me siento tan perdida... sólo sé que tú me haces sentir bien, que eres como una luz en mi oscuridad... Las peleas con Dean venían desde hace tiempo, sus comentadas infidelidades justificadas en sus recriminaciones por mi supuesta falta de amor se vieron reflejadas en mis bajas calificaciones de este semestre, tanto que hasta temo reprobar... y aparte está mi mamá, a quien siento que nunca del todo lograré entender. A estas alturas no sé si quiere para mí lo mejor o lo que anhela es conseguir a través de mí un futuro mejor para ella misma... Ha habido campañas publicitarias y películas que no he podido aceptar por mi falta de tiempo y ha contribuido aquello a que nuestra relación se enfríe, incluso ha dicho que jamás me lo va a perdonar... ¡Mike, lo siento tanto!, debí haberme explayado sobre todo esto desde el principio siendo tú la persona en quien más confío. Eres el mejor ser humano que conozco, lo único real que tengo. Mi pedestal, mi estrella, mi mejor amigo, mi todo- una vez que empiezo a hablar me voy como carretilla sin parar y con el alma en la mano le confieso, habiendo tenido todo aquello pesándome en la conciencia durante mucho, y él escuchándome sin interrumpirme y sin dejar de observarme con una mezcla de amor y dulzura, en retribución a mi confianza y también tratando de calmarme me toma el rostro entre sus manos para secar mis lágrimas.
–No llores mi nena, está bien, ya entendí. Me sobrepasé más temprano queriendo exigirte hacer algo para lo que no estás preparada. Tienes tus problemas y los subestimé. Lo menos que necesitas es ingresar de lleno a un mundo tan complicado y ajetreado como el mío. Tú mereces estabilidad y tranquilidad. Y esto último es lo que menos puedo ofrecerte- admite sorprendiéndome, porque con su suspicacia llega a la siguiente dificultad de la que me hacía falta hablarle.
-Mike por favor, entiéndeme. No eres tú el problema, lo que sucede en resumen es que no estoy lista... aún- añado, tratando de terminar de exponer mi punto de vista pero cuidando de no destruir todas sus esperanzas –Aparte de lo que te conté, hay otras cosas más, pero... sí te quiero y necesito que lo sepas. Que sepas que de alguna manera te amo y te llevo siempre en el corazón... No encuentro cómo definirlo pero tú sabes que siempre me tendrás, lo sabes- logro reiterarle entre la mezcla de emociones que tengo, más veo enseguida su cara de perturbación al captar todo mi patético pero real mensaje. Por un momento busca rehuirme, lo noto, pero al final quizá recapacitando en mis últimas palabras parece meditarlas.
-Mike...- le insisto demandando una respuesta y para ello le toco con suavidad la mejilla, queriendo que vuelva a mirarme. Él cierra los ojos unos instantes, calmándose al sentir mi caricia y reteniendo mi mano, y para cuando vuelve a abrirlos observo que nuevamente dentro de ellos brilla una chispa de fuego que enseguida enfoca en mis labios. Es como si de una forma traviesa me advirtiera: "Te ayudaré a despejar tus dudas", antes de cerrar la poca distancia entre los dos, envolviéndome de nuevo en un beso... otro de sus adictivos besos a los que no puedo negarme, y como fuera de mí misma una vez más le respondo. Mike no pierde tiempo y tomándome de la cintura apenas rompiendo el contacto, rápidamente me sienta sobre sus piernas para profundizarlo.
Ambos nos perdemos así en la continuación de un encuentro de nuestros labios fogoso y cargado de sentimientos. De esos ósculos que ayudan a despejar dudas, entrelazan el alma y hacen olvidar de todo. Él se vale de su habilidad de saber besar para manejarme, allí más que nunca me doy cuenta de eso.
-Mike, espera- tengo que pedirle unos minutos después (no sé a ciencia cierta cuántos) con la respiración y el corazón agitados, igual que el estado de él, teniendo presente que lo mejor es que nos detengamos. Mike por lo tanto, demanda una explicación para mi ambiguo comportamiento.
-Me respondiste. ¿Por qué lo hiciste si no sientes lo mismo que yo?-
-No lo sé- digo mirando mi mano, la cual he colocado en algún momento sobre su pecho, y entendiendo que solo complicaré más las cosas de continuar ahí, me separo por ende de él -Lo siento- expreso antes de levantarme sintiéndome completamente confundida, culpable y azorada, más él lo último que suelta es mi mano, demostrándome lo mucho que le cuesta también separarse de mí.
Al final reúno todo mi valor y avanzo, y la unión de nuestras manos se rompe, por lo que intentando no mirar atrás, no voltear a verlo para no volver a llorar, abrazándome a mí misma camino hacia el balcón que está abierto, necesitando que el viento fresco de la noche me ayude a aplacar mi natural excitación y a la vez se lleve todas mis indecisiones.
-...Quizá eres demasiado irresistible para mí- de mejor humor así al cabo de un par de minutos me animo a decirle, porque al fin y al cabo es verdad.
-Dices eso pero no es suficiente- Michael profiere al tiempo que le escucho también levantarse del piano a mis espaldas –Todo es porque sí me tienes miedo al final... Lo sé- con su cotidiana pasividad, concluye
-¡Mike, otra vez!- replico entonces sí volviéndome a él, no queriendo que empecemos nuevamente a discutir.
-Ya no tienes que decir nada porque ya lo entendí todo. ¿Es esto por tu mamá, también, no es cierto? Ella nunca ha querida en el fondo que estemos juntos de manera formal. ¿Es acaso por mi apariencia, por mi color de piel o por mi problema de la pigmentación?... Te expliqué que se trata de una enfermedad, algo que no puedo controlar pero que tampoco te haría daño- él me confronta -Respetaría tu decisión además si no quisieses que tuviésemos hijos biológicos. Podríamos adoptar niños y cambiar sus destinos para bien, darles un hogar, una familia... Son soluciones que te ofrezco... pero que sé que no aceptarás. Estoy seguro que si de verdad lo quisieras, sin importarte nada te atreverías a intentarlo, te arriesgarías a estar conmigo de verdad... más no lo haces porque no soy tu perfecto Dean- cabizbajo concluye
-¡Por el amor de dios, ya basta, no metas a Dean en esto!- exasperada y harta de sus celos llegando ese punto tengo que levantar mi voz en protesta. Luego devuelvo mi vista al paisaje que se aprecia desde el balcón intentando calmarme. Miro hacia el cielo buscando distraerme en la noche estrellada y orando mentalmente para que nuestras discusiones no terminen mal, con nuestro alejamiento definitivo, ya que aquello sería como que me arrancasen una parte del corazón. Lo reconozco.
Michael como mi alma estaba deseando, no tarda en unírseme.
-Disculpa por excederme otra vez- me dice de nuevo calmado y una vez que hemos pasado el momento de tensión–Es solo que... llegué a creer que podíamos ser el uno para el otro. Ya estoy harto de estar solo...- me comparte además mientras se arrima a la baranda contemplando los vastos territorios que le pertenecen y su mirada se pierde entonces en algún punto de la lejanía junto al mar de sus recuerdos –Sabes... una noche estando de gira vi afuera de mi hotel un mar de rostros de fans cantando y gritando, pero dentro de la habitación yo me sentía tan solo como si fuese la última persona en el planeta... fue entonces que me di cuenta de la necesidad de encontrar a alguien para que se quede a mi lado, para que me haga compañía pero no sólo como en el caso de mis amigos, sino una pareja para que me alimente el corazón. Creí que tú y yo éramos iguales Brooke, como llamas o almas gemelas, la única capaz de soportar esto conmigo pero me equivoqué. Lo siento una vez más. No volveré a presionarte por nada ni a insistirte en el tema y entre nosotros todo queda bien. Descuida- ultima resignado antes de retirarse a las profundidades de su casa.
Me duelen en el alma sus palabras intuyendo que las cosas a partir de ahora entre nosotros aunque lo intentemos no volverán a ser como antes, más no le detengo para no empeorarlas y al contrario, decido que lo mejor será volver a terminar con lo que estaba haciendo previo a nuestra plática, para por ahí mismo partir. Llamaré a alguna compañía de taxis para que me lleven al aeropuerto (resuelvo), y me vestiré lo más sencilla posible para no atraer la atención y pasar desapercibida. Estoy segura de que podré hacerlo sin problemas.
Mike no merece que yo continúe aquí lastimándole el corazón.
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Continuará...
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