Capítulo VII: Lo que juramos

-Yo... no sé qué decir- es mi estúpida respuesta

-Sólo di que sí y seamos felices- acota Michael sin complicarse

-Sé que suena muy sencillo pero para mí no es tan fácil- me doy a la tarea de intentar explicarle, no queriendo lastimarle con mi respuesta –Por favor Mike, no es un asunto que debamos tomar a la ligera- le pido para que recapacite mientras me dejo caer en el suelo al igual que él, quedando así ambos sentados frente a frente.

-De qué me quieres convencer, somos adultos... y así yo haya dicho que no quiero perder jamás mi alma de niño, sé que inevitablemente voy a envejecer y me gustaría por lo tanto que fuera a tu lado... Tú y yo somos iguales Brooke... por dentro- argumenta dejándome francamente sin palabras

-...Lo sé- respondo al cabo de unos instantes, reconociendo que es cierto -...Y a mí también me gustaría envejecer a tu lado pero hay tantas cosas en las que debemos pensar...- expreso teniendo que rehuir a su intensa mirada

-¿Cuáles?- demanda saber él ya exasperado –Si también lo quieres ¿cuál es el problema?-

Tengo que guardar silencio durante algunos segundos más en tanto se me vienen primero a la mente las palabras de mi madre, pero no respecto a sus prejuicios sino por mi temor a que se distancie de mí debido mis decisiones... además aparte está el factor respeto que le debo a Dean, estando todavía fresca nuestra ruptura y basado en todo el tiempo que tuvimos de pareja... No voy a negar que lo nuestro se volvió una costumbre, que en algún momento dejó de encenderme y que nuestra falta de intimidad (porque empecé a evitarle de forma natural anteponiendo mis responsabilidades estudiantiles) fue el motivo que desencadenó nuestras peleas, hasta terminar derivando éstas, a causa de la desconfianza de él, sobre mi amistad con Michael... Mike en cambio aún con toda su timidez me seduce, me cautiva, lo quiero más de lo que debería. Este cariño extraordinario que nos tenemos es un tipo especial de amor, lo sé... y Dean se da cuenta. Por lo que para él enterarse de la propuesta y de que he aceptado, sólo será confirmar las sospechas de mis infidelidades y no quiero eso. Lo que menos necesito es como noticia también se filtre y hable mal de mí la prensa... Al final de cuentas no es que tenga miedo al compromiso, siempre ha sido mi sueño enrolarme en uno cuando me sienta completamente segura de ello y Mike por mucho hace más peso en la balanza de mi corazón si lo comparo con Dean o cualquier otro de mis pretendientes... el problema es que el ritmo de su vida, por mucho más ajetreado que el mío, no combina del todo con mis planes a futuro. Con conseguir la tranquilidad que ansío para poder formar una familia, algo que sueño tanto como la necesidad de poder sentir siempre latir con emoción mi corazón.

-El problema es él ¿verdad?- Michael lidiando con mi silencio llega en tanto a sus propias conclusiones. Ante lo que yo no puedo rebatirle nada puesto que en parte es verdad junto al resto de mis cavilaciones. Tampoco me atrevo a decirle que en contra de nosotros está además la posición de mi mamá, con sus alocadas esperanzas de que me case con Donald Trump...

Todavía tienes sentimientos por tu ex- Mike infiere así bajando la mirada con decepción –Fue demasiado iluso de mi parte creer que ya lo habías superado... Lo siento- concluye levantándose.

-Mike por favor, no pienses mal- empezando a sentirme terrible entonces, incorporándome a medias trato de detenerlo tomando su mano, pero mis palabras son un error sirviendo sólo para aparte de decepcionarle, enfadarle.

-¡Que no piense mal! ¡Porqué no solo vuelves a arrojarte en los brazos de tu superhombre, ese tal Dean!- y diciendo aquello se suelta de mí para arrojar enseguida con fiereza la cajita de terciopelo que contenía el anillo a las brasas, preso de un estado de exaltación como nunca le había visto, a causa de los celos -...Y no te preocupes, puedes quedarte con el anillo, será el símbolo de nuestra "eterna amistad". Discúlpame por quererte "más"- finaliza con sarcasmo y aquello me hiere de algún modo como una daga en el alma, siendo el reclamo que merezco debido a mis inseguridades, por haber estado jugando tanto últimamente con él sin tomarlo en serio.

-¡Mike!- le llamo ya llorando pero no vuelve... Me doy cuenta entonces de que lo más adecuado es irme por mi cuenta o sólo conseguiré hacerle más daño.


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Continuará...     

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