Especial Joss. ¿Qué le sucede a mi chico?
No era necesario que tuviera un tutor porque era muy inteligente y aplicado, además sabía que él tenía un enamoramiento hacia mí, pero, aun así, acepté, porque lo veía como un niño, uno muy adorable y además era hermano de Gun. En ese tiempo yo tenía casi diecinueve años y aunque tenía por novia a Lynn —un grave error, porque ella tenía a dos novios más aparte de mi— me gustaba Gun. Él, nunca me registró, pero daba las clases a Tay, pensando en que podía verlo seguido, cosa que no fue posible debido a que él se fue a vivir con un amigo. Así que Tay y yo comenzamos a pasar mucho tiempo juntos. Me gustaba su manera de ser, su forma de tratarme y lo interesado que estaba en cualquier cosa que yo decidiera enseñarle, hablábamos de mis planes futuros y de sus ganas de seguir también una carrera médica. Poco a poco ese pequeño de piel canela y enorme sonrisa, fue logrando hacerse un espacio en mi corazón.
Por años cultivamos una relación amical muy estrecha y a pesar de todas las cosas que sucedieron con el paso del tiempo, no se rompió.
Me gradué de la universidad al mismo tiempo que Mild, así que decidimos hacer nuestra especialización en España, viajamos un par de veces a visitar universidades y por fin decidimos que estudiaríamos en la Universidad Autónoma de Madrid y viviríamos juntos. No fue difícil tomar esa decisión, pues nuestra amistad venía prácticamente desde la cuna, nuestros padres soñaban con el día en que nos verían casarnos, todo gracias a que nos descubrieron dándonos nuestro primer beso a los doce años, nada más alejado de la realidad cuando a los quince años supe que también me gustaban los chicos. Mild y yo pasábamos juntos todo el tiempo que nos era posible, un primer amor dulce, tierno y sobre todo sincero fue lo que tuvimos hasta que, en una fiesta, tuve mi primer acercamiento sexual con un miembro del equipo de baloncesto de la escuela. Terminé mi relación con Mild, pero, aunque me gustó mucho la experiencia con alguien de mí mismo sexo, me negaba a aceptar mi bisexualidad. Y así fue como terminé enredándome con Lynn durante casi tres años, tiempo durante el cual traté con todas mis fuerzas de reprimir mis sentimientos y deseos, claro, me gustaba Gun, pero eso era distinto.
Mild siempre me apoyó, me dio consuelo cuando estuve mal, me sostuvo cuando sentía que iba a desfallecer y me aconsejaba, aunque no pidiera consejo. Volvimos a ser novios ya estando en la universidad y también nos volvimos a separar porque un día, ya no pude luchar más. Tuve mi primer novio y le rompí el corazón a la única persona que siempre estuvo para mí, Mild, mi primer amor, mi mejor amiga, mi compañera, mi cómplice, la que más me conocía, la única mujer capaz de hacer latir mi corazón tan rápido como si estuviera en una maratón cuando la veía sonreír, y tan lento como si estuviera a punto de morir ahogado, cuando la veía llorar. Y, aun así, ella siguió junto a mí.
Un día recibí la llamada de Gun, parecía necesitar mucho conversar conmigo, así que lo invité a mi departamento, él se notaba preocupado y quedé más que sorprendido cuando me confesó lo de su embarazo. Yo sabía de algunos casos, pero nunca imaginé que alguien de mi entorno cercano pudiera ser justamente uno de ellos.
Gun y yo conversamos mucho aquel día. Le aconsejé, le expliqué cómo podría ser el proceso de embarazo y al final de nuestra charla pareció estar más tranquilo. Al despedirnos, su novio estaba frente a mi puerta, mirándonos con una mirada desdeñosa. Gun se marchó, pero no tardó más de un par de horas en contactarme nuevamente. Había dado por terminada su relación con Off y justo en ese momento mi corazón se agitó. No voy a negar que vi en esa ruptura una oportunidad porque, tal vez y solo tal vez, mantenerme cerca de Gun era lo correcto. Tenía que mudarme a Madrid, porque era tiempo de empezar mi especialización, tenía todo preparado desde un par de meses atrás. Mild y yo viajaríamos juntos, compartiríamos el mismo departamento y asistiríamos a la misma universidad, todo estaba calculado, solo hacía falta subirnos al avión y listo dejaríamos el pasado atrás para iniciar una nueva experiencia de vida, juntos, pero no contaba con que las cosas iban a dar tremendo giro.
Le propuse a Gun viajar conmigo, pero él se negó. Yo debía viajar aquel día, así que le pedí pensarlo y grande fue mi sorpresa cuando días después volví al país y recibí su llamada. Él dijo "Sí, me iré contigo" y no pude ser más feliz en aquel momento.
Si me preguntan ahora, después de todo este tiempo viviendo juntos si yo lo amo, la respuesta es un No rotundo. Nunca amé a Gun, creí hacerlo, pero, solo lo quería porque no podía tenerlo, porque vamos, Gun es hermoso, inteligente, carismático y muy encantador. Tenerlo como novio habría sido todo un placer. ¿Fue difícil convivir con él?, Sí, por supuesto, sobre todo las primeras semanas, cuando tomé la decisión de mudarme a vivir con él y dejé a Mild sola en el departamento que me había comprado mi padre como regalo de graduación.
Pensé que Gun y yo estaríamos solos, pero no fue así, Tay aceptó dejar todo y venir con su hermano, así que las cosas definitivamente se complicarían, porque joder, me gustaba Gun, quería darme la oportunidad de estar con él, pero Tay era adorable ante mis ojos, yo sentía muchas cosas por él, era extraño, entonces yo no sabía que lo quería y además tenía muy cerca a Mild. Si alguna vez fue posible sentirme más confundido, pues no lo había experimentado tanto como aquel día, cuando por primera vez los tres estuvieron sentados frente a mí.
Los días, fueron pasando y con el tiempo me di cuenta de que lo que sentía por Gun, era —más que atracción física— deseo de protegerlo, es que Gun causa eso en las personas, una inmensa ternura que te roba el corazón y solo piensas en que quieres sostenerlo todo el tiempo y cuidarlo como si fuera de cristal. Me sentía como su hermano mayor y ese sentimiento no ha cambiado.
Pero sí que hubo un gran cambio en mi vida. A pesar de no compartir casa con Mild y debido a todo lo que vivimos con Gun, Mild y yo nos manteníamos más unidos que nunca. No puedo decir que nada ocurría entre nosotros pues incluso antes de mudarnos a este país, continuamos teniendo encuentros amorosos, pero mi convivencia con Tay desencadenó una retahíla de sentimientos confusos que no pude contener, mi cabeza estallaría si no hacía algo. Olvidé la diferencia de edades, olvidé que era hermano de Gun, olvidé que me había jurado a mí mismo, no volver a estar con un chico y simplemente me dejé llevar, acepté que estaba ¿enamorado de él?
Un día, pasé por él a la universidad, lo invité a comer, y terminamos comiendo hamburguesas, luego tomamos unas bebidas en un bar cerca de un parque al que Tay me arrastró. Y entonces, lo besé por primera vez. Hablamos de muchas cosas, de sus sentimientos por mí, de mis dudas e inseguridades. De lo tonto que me sentía, a mi edad y sin terminar de aceptarme a mí mismo. Él me gustaba y sinceramente estaba cansado de mantenerme alejado, de huir todo el tiempo, de salir de casa y evitar cruzarme con él, para no sentir el desorden en mi cabeza y mi corazón, ese que solo Tay ocasionaba.
Esa noche, le confesé mis sentimientos, y lo más grandioso de todo fue que estaba convencido de que también Tay me quería. Nos entregamos sin pensar en nada más que nuestros sentimientos y las ganas de nuestros cuerpos de encontrarse y rendirse al placer.
Fue una experiencia única. De camino a casa, nos detuvimos en dos oportunidades, porque no podía mantener mis manos alejadas de él, quería abrazarlo y besarlo con necesidad, no me cansaba de mirarlo, realmente estaba besándolo, a ese muchachito de sonrisa hermosa que conocí tantos años atrás, realmente él estaba devolviendo mis besos y correspondiendo a mis caricias, en verdad le había dicho que me gustaba y él había respondido que siempre le gusté y además me dijo claramente que me amaba. Joder, por primera vez en mi vida sentí que estaba haciendo lo correcto...
Han pasado casi nueve meses desde aquel día y no voy a mentir pretendiendo que todo ha sido fácil, no lo ha sido, me ha costado mucho, pero he tenido junto a mí a Mild, ella siempre ha sido mi consejera y mi guía. Quiero a Tay y cada día junto a él ha sido maravilloso. Hasta hace un par de semanas cuando noté que algo le preocupaba, algo estaba rondando su cabeza y sé que ha querido decirme, pero no lo ha hecho, eso definitivamente me ha tenido inquieto. Mild me aconsejó darle su espacio, dejar que él mismo fuera quién decidiera el momento adecuado, para hablar. Y siento que eso ocurrirá apenas entre a casa.
«Tay: Hola Joss. ¿Vuelves hoy?
Joss: Estoy llegando precioso.
Tay: Esta bien, te espero en casa.»
Y así, sin un té extrañé, un te quiero o un llega pronto, por parte de él, es que me doy cuenta de que nuestra conversación no será muy prometedora ¿Qué le sucede a mi precioso chico? No tengo idea y temo que nada bueno me espera al cruzar esta reja, donde he permanecido durante los últimos quince minutos, observando la sonrisa inmensa que Tay le dedica a la persona frente a él y cuya espalda puedo ver a través de la ventana.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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