3. Te amo y eres mío

Intento abrir los ojos perezosamente, dejando que mi vista se acostumbre lentamente a la poca iluminación de la habitación, hay una ventana medio abierta que me deja vislumbrar la luz de una farola. Hay un árbol frondoso frente a la ventana y deja entrar una suave brisa mientras sus hojas se mueven —pero en realidad, no hay ningún árbol frente a casa— un olor peculiar golpea mis fosas nasales, ese olor que tanto extrañé, todos los días, cada amanecer que estuve sin él. Quiero estirarme, pero siento algo bajo mi rostro, abro por completo los ojos y al hacerlo, mis labios se curvan esbozando una sonrisa.

Fue real, no lo soné, él está aquí y yo estoy junto a él.

Giro un poco la cabeza y lo veo, su bello rostro, tranquilo, sin rastros de haber estado triste, su pecho desnudo sube y baja, puedo escuchar su corazón latir y cada latido es un claro "Te amo, te amo y eres mío" y mi corazón responde... "para toda la vida".

Me deleito rozando con mi nariz en el cuello de Off, él suspira, estando aún dormido. Deslizo mis dedos por su pecho desnudo, muy sutilmente, casi sin tocar la piel, porque no quiero que se despierte. Voy amando la suavidad de su piel que... ¡diablos, como había extrañado! El mundo podría venirse abajo justo en este momento y estoy seguro que no me movería ni un centímetro, permanecería aquí en el mismo lugar con él, sin importar el ¿qué? el ¿cuándo? o el ¿por qué?

Mis dedos continúan acariciándolo, ahora de regreso hasta su rostro, retiro un mechón de cabello y sigo siendo muy cuidadoso. Pero Dios, que ganas siento de lanzarme otra vez sobre él y hacerle el amor de la misma manera que hicimos cuando llegué.

Siento su enorme mano sobre mi hombro y sonrío contra su piel, esa mano estuvo antes recorriendo todo mi cuerpo, tirando de mi cabello, y terminando en mi trasero. Sus manos me acariciaron en sobremanera, haciendo gala de una gran destreza, cuando estuvieron allí, en la parte más baja, una digna celebración para un reencuentro que no podía seguir retrasándose.

» Tenía todo planeado, saldríamos e intentaría conversar con él sobre el pasado, sobre lo que sucedió aquel día, cuando con el dolor más grande y las lágrimas bañando mi rostro decidí decirle adiós. Le contaría cuándo fue que recibí las cartas que envió y como fue la contestación. También le diría porque elegí Madrid y que no estoy solo aquí. Le confesaría que hace dos días cuando llegó, yo estuve ahí, observando cada gesto, vigilando cada movimiento, sintiéndome desesperado por ir corriendo a abrazarlo y llenarlo de besos, más aún cuando noté que estaba triste y decepcionado, sintiéndose abandonado, rodeado por mil desconocidos y anhelando que solo una de todas esas personas lo recibiera con un beso y un abrazo. Fue muy duro para mi poder contener mis deseos y reprimir mis instintos, nunca antes pude resistirme a Off Jumpol, pero ya no soy el mismo Gun Atthaphan, o al menos intento no serlo y por eso solo lo seguí, y me quedé durante horas sentado en el auto, esperando que se asomara por alguna de las ventanas de su habitación, porque no fue en vano que elegí para él, aquella, con más ventanas de la mansión. Él estaba pensativo y triste; pero yo no podía —no en ese momento— olvidarlo todo y correr a sus brazos. Así que solo envié un mensaje y me fui.

Hoy, igual que ayer estacioné el auto lejos de la entrada, justo frente al jardín que daba a la habitación de Off. Pude ver cuando se levantó y corrió las cortinas respirando el agradable olor a flores que invadía el ambiente, vi también su torso desnudo cuando salió de tomar un baño, "debería estar contento" —pensé— después de todo hoy nos volveríamos a ver. Sin embargo, claramente, lo vi llorar, vi cómo se llevaba ambas manos al rostro y se dejaba envolver por la tristeza y la melancolía, renunciando al anhelo de un encuentro y dando la bienvenida al llanto.

El llanto venció, haciéndolo desmantelar sus fuerzas. El corazón se me estrujó, se hizo pequeñito y el aire me faltó, sentí que moriría sentado en el auto, solo, sin Off. Tan cerca y tan lejos de él, solo con mi enorme temor...

No supe en que momento sucedió, pero ya no estaba en el auto, ya no estaba en el jardín, Tessa desaparecía de mi campo de visión y sólo una puerta me separaba de mi amor. Sequé mis lágrimas con el dorso de mi mano, sorbí la nariz y giré la perilla... la puerta se abrió, y él estaba justo ahí, frente a mí, su rostro sorprendido, las lágrimas cayendo a montones, lágrimas que en ese momento ya no distinguían entre tristeza o alegría, eran solo emoción y vivían corriendo por sus mejillas, se puso de pie por la impresión y la toalla que lo envolvía se deslizó, cayendo en la alfombra de la habitación y no pude más, no importó nada más, las palabras sobraron en ese momento, solo me lancé a sus brazos y devoré su boca con hambre, dejando mi vida en ello... no pude pensar en nada que no fuera el deseo de sentirme suyo, de que me amara y amarlo otra vez.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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