Venganza

Pasaron un par de días, Félix finalmente pudo salir del hospital, después de ese día, él nunca volvió a hablar con su hermano, es más, trataba de evitarlo lo más que podía, todavía no quería verlo, al parecer, necesitaba tiempo.

Marinette iba en camino a la sala de dirección, donde se encontraba el rubio.

Dio unos toques a la puerta y esperó para que pudiera entrar.

— Adelante.-se escuchó desde adentro.

La azabache abrió la puerta, se sorprendió al ver al rubio junto con una chica de cabellos castaños y ojos color miel, ambos voltearon a recibir a Marinette.

— Disculpen si interrumpo, solamente venía a decirle algo a Adrien.-dijo la chica algo apenada.

— Marinette.-respondió el rubio. — No te preocupes, no interrumpes nada, simplemente estaba hablando con la nueva trabajadora.

— ¿Nueva trabajadora?-preguntó la azabache confundida.

— Mi nombre es Lila Rossi, es un gusto conocerla, señorita Dupain.-dijo la castaña animada. — Adrien me contó acerca de usted, espero que podamos llevarnos bien.

Marinette se quedó estupefacta por la respuesta de la nueva empleada, simplemente tomó su mano en señal de saludo.

— Puedes decirme Marinette, sin formalidades está mucho mejor, es un gusto conocerte, Lila.-respondió sonriendo.

El rubio observaba como ambas chicas empezaban a charlar entre sí, luego él se unió a la conversación.

— Le estaba explicando a Lila acerca de sus responsabilidades, básicamente lo que tiene que hacer, no será difícil.-explicó Adrien.

— La verdad, estaba un poco nerviosa, cuando me enteré que se necesitaban trabajadores en AG Designs, quise venir, admiro mucho su trabajo Sr. Agreste, no voy a fallarle, eso téngalo por seguro.-dijo animada.

— Sé que puedo tomar su palabra Srita. Rossi, últimamente hemos estado pasando por momentos difíciles, hemos estado perdiendo personal muy frecuentemente, las ventas han bajado, pero todavía seguimos adelante, tratando de salvar esta empresa.-explicó el rubio algo desanimado.

La azabache notó la tristeza en los ojos del joven, quería ayudarlo, sabía que estaba pasando por momentos difíciles, con todo lo del tema de Félix y el posible cierre de la empresa.

— Sr. Agreste, no se desanime, usted ha llegado muy lejos con esta empresa, no es momento para dejar caer todo lo que ha costado construir, todo esfuerzo tiene su triunfo, y eso es lo que veo para esta empresa, triunfo.-dijo la castaña.

— Gracias, sus palabras son muy gentiles, estoy seguro que será así, ya puede retirarse para comenzar sus labores, gracias nuevamente y por interesarse en el empleo.-respondió el rubio alegremente.

— El placer es mío, bueno, voy a retirarme.-respondió levantándose de su asiento.

Lila salió de la habitación dejando solos a la pareja, se tornó un silencio enorme cuando la castaña dejó la habitación.

— Bueno... ¿Qué es lo que ibas a decirme?-preguntó Adrien seriamente.

— Primero que nada, no sabía que ibas a contratar a nuevas personas, aunque debí imaginarlo.-respondió Marinette.

— Sí, perdón por no decírtelo, han pasado muchas cosas que se me pasó contártelo.-explicó. — Además, ¿Por qué te interesa tanto? ¿Acaso estás celosa?-preguntó pícaramente.

— ¿Qué dices?-dijo frunciendo el ceño. — Yo solamente me preocupo por la empresa, eso es todo.-dijo sonrojándose.

— Tu rostro no me dice lo mismo.-dijo volteando a verla.

— Creo que has visto mal.-dijo lanzándole una mirada retadora.

— Bueno, está bien, te creo.

La chica simplemente hizo una sonrisa victoriosa y levantó orgullosamente su nariz, el rubio rio por sus gestos.

— Es cierto, a lo que vine.-dijo seriamente. — Me llamó Stefano Ambrossini, quiere que se reúnan esta tarde, al parecer quiere hablar de algo importante contigo.-dijo la chica.

— Es cierto, tenemos que hablar, todavía no hemos charlado acerca de nuestros planes sobre la empresa, ahora que somos socios, debemos trabajar duro.-respondió poniendo una mano en su nuca.

— Aunque... ¿No te parece algo raro?-dijo Marinette algo desconfiada.

— ¿A qué te refieres?-preguntó el rubio confuso.

— Bueno... que estas últimas semanas se han presentado muchas renuncias, las ventas han bajado, los trabajadores que quedan ya no diseñan tanto como antes, es decir, es posible que todavía nos consideren como "una de las empresas más famosas de toda Europa", pero los detalles mínimos nos han estado afectando, y es muy raro que todo haya ocurrido así de repente, quizá solo sea mi imaginación, pero pienso que alguien puede estar detrás de todo esto.-explicó la azabache.

Adrien miró perplejo a la chica, nunca lo había pensado de esa forma, pero no se le ocurría en quien podía desconfiar.

— No lo sé, puede que tengas razón, hay algo que no estamos viendo, por eso mismo, esta tarde voy a reunirme con Ambrossini, hay mucho de lo que debemos hablar.-respondió el rubio seriamente.

— Bueno, yo también debo retirarme, tengo que seguir con mi trabajo.

— Me gustaría que te quedarás un rato más.-dijo acercándose más a ella. — Pero tienes razón, nos vemos más tarde.-respondió el rubio.

— Nos vemos.-respondió.

Marinette salió de la habitación, dejando solo a un Adrien pensativo y confundido, necesitaba saber que estaba sucediendo.

La azabache iba caminando por el pasillo, cuando vio a lo lejos a un hombre alto de cabellos castaños, decidió acercarse más para saber quién era.

— Srita. Dupain, que gozo me da verla de nuevo.-dijo el hombre volteándola a ver.

La chica se asustó cuando le habló, estaba detrás de él, se suponía que ella iba a hablarle, pero se le había adelantado.

— Sr. Ambrossini, es un gusto tenerlo por aquí, pero... ¿La reunión no era más tarde?-preguntó dudosa.

— Claro, pero, uno de mis clientes no asistió a la reunión, entonces tomé este tiempo para venir, soy un hombre ocupado, es mejor aprovechar el tiempo para después hacer lo demás.-respondió el empresario.

— Ya veo, es bueno aprovechar el tiempo, bueno, entonces adelante, Adrien quiere hablar con usted desde hace semanas, me parece bien que vean como mejorar la empresa.-dijo animada.

— Gracias, Marinette.-dijo cambiando su tono de voz.

Marinette sintió escalofríos correr por su cuerpo al notar el repentino cambio de su voz, se había escuchado tenue y a la vez algo abrumador.

El empresario simplemente pasó a la par de la chica, intercambiaron miradas, eso hizo abrumar aún más a la azabache, algo le estaba dando mala espina, y todo había sido por toparse con el italiano.

— Eso... fue extraño.-dijo dando un enorme suspiro.

Marinette dio media vuelta en dirección donde había ido el castaño, por alguna razón, cada vez que lo veía, sentía la misma sensación de inseguridad, quizá solo era algo que imaginaba.

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— Usted le tiene mucha confianza al Sr. Agreste, ¿No es cierto?

— Bueno, lo conozco desde hace algunos años, fuimos al mismo colegio, quizás será por eso.

— No sabía nada de eso, pero seguramente lo ve como alguien de confianza.-dijo acercándose un poco a la chica.

— Bueno, para mí, lo es.-respondió la azabache.

— A mí también me gustaría ser más cercano a usted.-dijo poniendo una mano en la cintura de la chica.

En ese momento, ella se sintió incómoda, ese acercamiento por parte del empresario no lo había podido entender.

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Movió la cabeza de lado a lado, quería olvidarse de todas sus preocupaciones y ayudar a su novio, eso era lo que importaba ahora.

Marinette escuchó unos ruidos a su alrededor, volteó a ver de donde provenían, se acercó más y encontró a la de cabello castaño, que estaba recostada sobre una pared, se veía pensativa.

— ¿Lila?-preguntó la azabache.

— Si tienes razones para dudar, no lo niegues.-soltó de golpe.

— ¿Qué? No entiendo de qué hablas.-respondió confundida.

— Lo veo, veo como dudas acerca del famoso empresario italiano, si crees que él está planeando algo, no pienses que es solo producto de tu mente, investiga hasta saber a fondo, te lo digo por experiencia.-dijo bajando la voz.

— ¿Por qué me dices todo esto?-preguntó la azabache cruzándose de brazos.

Lila bajó la cabeza, simplemente cerró sus manos con todas sus fuerzas formándolas en puños.

— Porque... yo quisiera haber hecho lo mismo.-respondió mientras su voz se quebraba.

Marinette abrió los ojos de golpe, le parecía una chica extraña, pero quizá tenía razón, no debía dudar de sí misma, pero tampoco tenía que culpar sin pruebas, debía averiguar más.

— Te acabo de conocer Lila, dices cosas inentendibles, pero de algún modo, siento que puedo confiar en ti, por eso, voy a hacerlo, gracias Lila, me fuiste de gran ayuda.-respondió la azabache decidida.

La chica se alejó poco a poco de la castaña, dejándola sola otra vez y perdiéndose en sus pensamientos.

— Hazlo...-dijo en voz baja. — Hazlo pagar, por todo lo que ha hecho, por todo lo que hará... y en especial.-dijo haciendo una pequeña pausa.

— Por todo el daño que le hizo a mi familia.

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El empresario tocó la puerta un par de veces y esperó.

— Adelante.

Abrió la puerta lentamente haciendo que se escuchara un chillido, dio unos pasos hasta verse cara a cara con el hijo menor de los Agreste.

— Voy a terminar lo que tuve que haber hecho hace años, te lo prometo Agreste.

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Para aclarar dudas, en este fanfic, el capítulo de Volpina nunca sucedió.

También quería agradecer por los 4k, cada vez somos más, los quiero.^^

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