Nuevo rumbo, reencuentro inesperado
Marinette estaba terminando de hacer sus maletas y aún no se creía lo que estaba sucediendo. ¿Realmente iba a irse?
Tan rápido habían pasado esos dos días que creía que no había pasado tanto tiempo con sus amigos, pero cuando ella les contó sobre eso no se separaron de ella ni un minuto en este tiempo.
Marinette estaba en la sala de espera pues todavía no salía su vuelo.
- Bueno, supongo que esta es la despedida.-exclamó ella.
- Nunca te olvides de nosotros.-dijo Rose.
- Buena suerte Marinette.-dijo Juleka.
- ¡Adelante Marinette, tú puedes!-dijo Nino.
- ¡A triunfar se ha dicho!-dijo Max.
- Adiós Marinette, voy a extrañarte.-dijo Nathaniel algo sonrojado.
- Vuelve pronto amiga.-dijo Alix sonriendo.
- Como sea... adiós, suerte y todas esas cosas que se dicen...-dijo Chloe de mala gana.
Y así cada uno de sus amigos fue despidiéndose de la joven.
Alya se acercó a Marinette y solo sonrio diciéndole:
- Da lo mejor de ti, me alegro que hayas aceptado tan dichosa oportunidad, pero vuelve pronto.-dijo mientras le corría una lágrima en su mejilla.
- ¡Alya voy a extrañarte!-exclamó Marinette abrazando a su amiga.
Por primera vez en tantos años ambas se separaban, pero ellas sabían que siempre podían contar una con la otra.
- Nos vemos pronto Alya, lo prometo.-dijo Marinette.
Después de eso Marinette abrazó a sus padres como un gesto de despedida, iba a extrañarlos también sin duda.
- "El vuelo #5 a Italia está a punto de partir, repito, el vuelo #5 a Italia está a punto de partir"
- Bueno, creo que ya debo irme, adiós a todos, gracias por venir a despedirse.-dijo ella dejando correr una lágrima en su mejilla.
Marinette se dirigió al aeropuerto donde se subió al avión y miró por la ventana, el avión iba despegando de a poco y lo único que alcanzaba a ver era a sus amigos sacudiendo la mano como un gesto de despedida.
- Adiós a todos...-dijo en tono melancólico.
La azabache miró el interior del avión, se veía bonito, le gustaba, pero después de unos minutos, se quedó dormida.
No había podido dormir bien la noche anterior, había estado pensando en ese viaje, si había tomado una buena decisión o no, ella sabía, que no se arrepentiría
Para Marinette el vuelo había sido eterno, pero por fin habían llegado a su destino.
- Bienvenida a Italia, señorita Dupain.-dijo su compañero.
Observaba cada uno de los rincones de Italia, simplemente le parecía hermoso.
- ¡Italia es increíble!-dijo en su mente.
A ella le sorprendía cada detalle que veía en un nuevo lugar, le ayudaba a inspirarse para crear cosas nuevas.
Y para John era un gusto poder volver a pisar su tierra natal.
Después de observar un buen rato, tuvieron que tomar un bus para ir directamente a Florencia.
Después de hora y media de viaje en autobús ambos decidieron ir a la empresa para ir a hablar con el dueño.
Cuando llegaron, Marinette observó la enorme estructura del edificio, era impresionante, tenía un color entre azul grisáceo, aún no podía comprender como era posible que llegara a estar en banca rota.
Entraron al edificio hasta llegar al quinto piso, cuando menos lo notaron estaban justo en frente de la puerta de la persona a la cual buscaban, en estos momentos era que Marinette empezaba a ponerse nerviosa.
John tocó la puerta un par de veces, una voz dentro de la oficina dijo:
- Adelante.
John entró primero y luego Marinette cerrando la puerta con cuidado.
Marinette lograba ver la figura que estaba enfrente de un enorme vidrio observando la ciudad, solo esperaba que todo saliera bien.
- Buenos días señor.-dijo John.- Venimos en representación de la empresa "Design et mode París", mi nombre es Joseph Dugès, dueño de la actual compañía, es un gusto poder conocerle, ella es una de mis fieles trabajadoras Marinette Dupain-Cheng, estamos muy agradecidos de esta oportunidad que nos ha brindado.
Por un momento el hombre que estaba observando aquella vitrina se había quedado pensativo y luego volteó a ver a sus huéspedes
- El placer es todo mío.-replicó aquel hombre.- Mi nombre es Adrien Agreste, actual dueño de "AG Designs", un gusto en conocerlos y espero que les agrade su estadía en este lugar.
Marinette había quedado en shock desde que se había dado la vuelta, nunca se esperó que su viejo compañero de colegio sea la persona con la cual tenía que trabajar.
Apenas si había logrado reaccionar, no encontró palabras para soltar en ese momento, solo lo miraba muy impresionada.
- ¡No lo puedo creer!-pensó en su mente.- Realmente volvimos a encontrarnos, hace mucho que no te veía, Adrien... estás aquí.-pensó sin aún poder reaccionar.
Marinette no sabía ni que decirle a él, no sabía ni como presentarse... si ya se conocían.
- Marinette Dupain-Cheng.-exclamó el joven rubio.- Es un placer volver a verte, espero que te sientas cómoda estando aquí.-dijo medio sonriendo
- Igualmente.-dijo sin casi poder hablar
- ¿Ustedes se conocen?-preguntó John extrañado.
- Es una vieja compañera, y muy buena diseñadora.-dijo Adrien.
- Nunca creí que volvería a verte Marinette, estoy impresionado, aunque era de esperarse de ti, siendo una de las mejores diseñadoras de todo Paris.-dijo en su mente.
Ambos se quedaron viendo el uno al otro sin poder decir nada, no sabían como reaccionar a tal situación, pero sentían que con la mirada decían todo lo necesario.
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