Los celos
Marinette pudo ver como los ojos color azul del castaño la miraban fijamente, se acercó lentamente casi pudiendo rozar sus labios con los de la chica.
Ella reaccionó al instante alejándose de él rápidamente.
- John yo...-dijo sin saber que responder.- Realmente me siento halagada por lo que me has dicho.-dijo bajando la cabeza.
La azabache hizo una pausa antes de seguir hablando, no quería lastimar a su compañero.
- Pero no puedo corresponder a tus sentimientos.-dijo casi sin poder hablar.
- Está bien, yo lo entiendo.-dijo arrepentido.- Sé que estás siendo sincera por como ves al señor Agreste.-dijo medio sonriendo.
Marinette se quedó sin palabras, ella aún no estaba segura acerca de sus sentimientos por su jefe.
- ¿Yo? ¡N-no! Debes estar confundido... y-yo no siento nada por Adrien.-dijo en tono de nerviosismo.
- Si tienes algo que decirle creo que deberías hacerlo pronto, es posible que puedas perderlo antes de lo que creas, es un diseñador muy famoso.-dijo mirándola.- Bueno, nos vemos luego Marinette.- dijo John.
Marinette observó cómo John se alejaba de ese lugar mientras ella se había quedado pensativa. ¿A qué se refería con que podía perderlo?
- Es posible que tenga razón.-pensó ella.
Luego volvió a la fiesta, quería despejar por un momento todos sus pensamientos y disfrutar un poco, es posible que no pudiese hacerlo después.
- Marinette... ¿Estás bien? Te noto un poco nerviosa.-dijo Adrien.
- No, no es nada.-dijo ella fingiendo una sonrisa.
- Tú haces que me ponga así...-pensó en su mente.
El rubio estaba un poco preocupado por las actitudes de la joven, sabía que algo le pasaba y lo iba a averiguar.
Marinette escuchó su celular sonar y luego lo agarró de su bolso para responder.
- ¡Hola Alya!-exclamó ella.
- ¡Marinette! Hace rato quería llamarte, no puedo creer que fuiste una de las modelos en el desfile, sinceramente me impresionaste.-dijo la peli castaño aun sorprendida.
- Bueno la verdad fue un plan a último momento, ocurrieron algunos inconvenientes.-dijo ella.
- Igual, estuviste asombrosa, por cierto no me contaste acerca de lo que pasó con Adrien, ¡Quiero saber todo!-dijo Alya ansiosa.
- Ahora no es el momento... bueno él está justo...-dijo volteándolo a ver.
El rubio volteó a verla lo que hizo que Marinette se sonrojara y se diera la vuelta.
- Oh... entiendo, veo que te está poniendo nerviosa tu propio jefe ¿Eh?-dijo Alya con un tono pícaro.
- Bueno no sé si podría decirse así... además hoy John se me declaró.-dijo Marinette.
- ¡¿Qué?! ¿Y qué le dijiste?-dijo Alya impresionada.
- Bueno yo... creo que prefiero contarte mañana, ahora no es el momento.-dijo la azabache.
- Está bien... entonces hablamos mañana, hasta pronto amiga.-dijo Alya.
Marinette se despidió y colgó la llamada, en toda la fiesta trató de disimular sus nervios pero simplemente eran muy notables para el rubio.
*******
Marinette se despertó con una pereza horrible, había dormido tan poco pues la fiesta había durado hasta la madrugada y sus pensamientos casi no le permitieron caer en sueño.
- Estoy tan agotada.-dijo la azabache estirando su cuerpo.
Adrien por su parte ya estaba en su lugar respectivo organizando algunos archivos aunque a su vez estaba algo agotado.
No se pudo concentrar por varios minutos pues los recuerdos de anoche le venían a su cabeza.
*******
Adrien habló un rato con Stefano Ambrossini pero luego fue a saludar a sus viejos amigos de escuela que habían venido a verle, pero en el camino logró ver a la azabache y al castaño hablando.
Justo en ese momento escuchó unas palabras por parte del castaño que hicieron que él rubio se quedara anonadado.
- Me gustas, Marinette.
El rubio solo continuó su camino y su rostro cambió a uno más serio, no podía creer lo que le sucedía con Marinette. ¿Por qué se ponía de esa forma?
- Ni que fueras un novio celoso, sé más maduro.-se dijo a él mismo.
*****
El rubio estaba estresado, esas palabras venían a su mente una y otra vez, quería olvidarse de ese momento que había escuchado.
Sin pensarlo lanzó todos los documentos que tenía en sus manos al suelo, estaba muy molesto.
- ¿Realmente va a salir con ese tipo?-dijo apretando sus puños.
Luego optó por agacharse y empezar a recoger los papeles que había tirado al suelo.
Se escuchó a alguien tocar la puerta.
- Adelante.-dijo el rubio intentando calmarse.
- ¡Wow! ¿Qué sucedió aquí? ¿Acaso pasó un tornado o algo así?-dijo la azabache en tono sarcástico.
Adrien al reconocer su voz solamente volteó a verla, pudo notar como ella le sonreía, esa era una sonrisa que solamente le mostraba a él, le parecía deslumbrante.
- No, simplemente tengo una horrible mañana, eso es todo.-dijo siguiendo recogiendo los papeles.
- Déjame ayudarte con eso.-dijo agachándose.
Marinette empezó a recoger con Adrien los papeles, ambos terminaron ese trabajo y luego ella le dio su parte al rubio.
- Gracias.-dijo poniéndolos en su lugar.
- Ahora, ¿vas a decirme qué es lo que te tiene de tan mal humor?-preguntó ella.
- Bueno, tú sabes cómo es la vida de los empresarios, siempre tan atareados de trabajo.-dijo poniendo una excusa.
- Pero siempre te he visto hacer tu trabajo con mucho gusto, es difícil creer que ahora te esté poniendo estresado.-dijo ella.- ¿Vas a decirme la verdadera razón?
La azabache colocó sus manos en el escritorio del joven mirándolo directamente, sabía muy bien que le sucedía otra cosa.
- ¿Realmente quieres saberlo?-preguntó el rubio perdiéndose en los ojos de la azabache.
- Quiero verte bien, eso es todo.-respondió ella.
- Bueno si quieres verme bien respóndeme una cosa, ¿Es cierto que se te declaró John Dugès?-preguntó el rubio levantando su tono.
Marinette abrió más los ojos, estaba impresionada por la pregunta que le había hecho el rubio.
- ¿Cómo?-dijo ella confundida.- ¿Cómo es que sabes eso?-dijo ella algo nerviosa.
- Eso no importa, ¿Le dijiste que sí?- preguntó enojado.
La azabache solo volvió a ver al rubio, sentía que las lágrimas iban a empezar a aparecer en sus ojos.
- ¡Respóndeme! ¿Le has dicho que sí?-volvió a preguntar el rubio.
- ¡Claro que no!-gritó Marinette.
El rubio solo se impresionó por la reacción de la azabache, sin duda la había alterado.
- ¡No entiendo por qué me haces una pregunta así! ¡¿Por qué te pones así?!-gritó nuevamente.
- ¡Porque estoy celoso!-gritó el rubio.
- ¿Qué?-dijo la azabache sorprendida.
- Siento celos-dijo acercándose a la joven- Siento celos cada vez que te veo con otra persona y ni siquiera sé por qué, no sé porque siento todas estas sensaciones y emociones hacia ti, Marinette.-dijo mirándola.
Marinette se quedó sin habla, no podía creer las últimas palabras dichas por su jefe.
- Creo que... me estoy enamorado de ti, Marinette.-dijo acercándose a la chica sonrojada.
La azabache pudo sentir aún más su cercanía y el olor que desprendía su perfume simplemente la hacía perderse en él, era una fragancia exquisita para ella.
Se abrumó más al ver como el rubio se acercaba lentamente hacía ella y logró sentir su respiración en su rostro, sabía que en ese momento iban a unir sus labios y ella está vez no quería evitarlo, quería que pasara... ya no iba a ocultar más sus sentimientos hacia él.
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