Confrontaciones
La figura de aquella persona se hizo presente, resultaba ser un joven un poco más alto que Adrien, era rubio y tenía ojos celestes-azules, llevaba puesto una camiseta manga larga color gris y encima un chaleco un poco más oscuro, llevaba pantalones negros y sus zapatos del mismo color.
- Felix...-dijo Adrien cerrando sus puños.
- Vaya que no eres tonto, sin duda supiste quien era desde el principio.-dijo en un tono serio.
- ¿Qué es lo que quieres Felix?-preguntó el rubio en tono de seriedad.
- No quiero hacer esto complicado, todo será más fácil si me entregas desde ahora esa empresa.-explicó el joven.
- ¿Por qué? ¿Por qué piensas que voy a dártela? Sabiendo tus intenciones...-dijo Adrien.
- Voy a volver a repetirlo.-dijo Felix. - Todo será más fácil si me entregas esa empresa, hazlo si no quieres que algo peor le suceda.-dijo con un tono un poco más furioso.
- No entiendo... no entiendo para que la quieres, si lo único que harás es destruirla... ¿En qué rayos piensas?-preguntó Adrien enojándose.
- Eso no importa, solo te pido que me la des, ¿Acaso piensas ir en mi contra? Recuerda que aún soy tu hermano mayor...-dijo acercándose al rubio.
- Tú ya no puedes darme órdenes Felix, esa empresa me pertenece y voy a seguir teniéndola hasta que ya no pueda más.-dijo elevando su tono de voz.
- Parece que no entiendes de lo que soy capaz.-dijo frunciendo el ceño.
- ¡No pienso dártela por nada en el mundo!-exclamó Adrien casi gritando.
Eso hizo que Felix se acercara aún más al rubio y con su puño depositó un golpe en su cara.
- ¿Qué demonios te sucede?-preguntó Adrien molesto.
- ¡No te metas conmigo!-exclamó dándole otro golpe haciéndolo caer al suelo.
Adrien cayó de espaldas y el dolor no lo dejaba levantarse, había caído en una mala posición.
- Te voy a dar tiempo, si no me entregas esa empresa en un mes, créeme que no te irá bien.-dijo poniendo su mano en el pecho del joven y luego solamente se alejó de él.
En ese momento Adrien intentó levantarse, pero luego escuchó un grito desde afuera del lugar.
- ¡Adrien!-gritó alterada Marinette.
- ¡Espera Marinette!-se escuchó la voz de John detrás de ella.
Ella se percató de que la había estado siguiendo, pero luego ignoró eso y entró a aquel lugar abandonado, observó a Adrien en el suelo.
- ¡Adrien!-exclamó yendo a auxiliarlo. - ¿Estás bien?-preguntó preocupada.
El rubio solo asintió y luego solo volvió a ver a Felix quien estaba observando aquella escena.
- Eres tan cobarde que no pudiste venir solo y tenías que llamar a tu novia... no tienes agallas.-respondió él.
- ¡Cállate estúpido!-exclamó furioso.
- Piensa en lo que te he dicho, nada más.-dijo Felix retirándose de la habitación.
Antes de irse Felix observó con una mirada llena de enojo hacia su hermano y la azabache, ella solamente se asustó un poco y vio como el joven rubio se retiraba de la sala.
Marinette volteó a ver a Adrien quien aún sufría por el dolor, le costaba levantarse, el impacto había sido duro.
- ¡John, ayúdame a llevarlo a un hospital!-exclamó la azabache.
John recurrió a su llamado y ayudo a levantar al rubio.
- E-estoy bien, al menos, voy a estarlo.-dijo Adrien con una voz débil.
- ¿Cómo dices? ¡Te golpeaste muy duro la espalda!-dijo la azabache.
- Voy a estar bien, solo llévenme a mi departamento para descansar un poco.-dijo el rubio.
Ambos aceptaron su petición y con mucho cuidado ayudaron al joven a ir hasta su departamento, Marinette abrió la puerta del lugar y solamente entraron y lo llevaron hasta la cama de su habitación.
- Bueno, creo que voy a retirarme.-dijo John dándose la vuelta.
- Antes de eso...-dijo Marinette. - ¿Podría hablar contigo?-preguntó ella.
La chica le dijo a Adrien que ya iba a volver, salió de la habitación junto a Dugès.
- ¿Qué sucede?-preguntó el de pelo castaño.
- ¿Cómo supiste donde estaba?-preguntó mirándolo.
- Bueno...-dijo John rascándose la nuca. - La verdad es que te veía muy preocupada, se notaba que no tenías ánimos para trabajar y quise averiguar un poco, no lo tomes a mal.-dijo haciendo una pequeña pausa. - Es solo que... quería ayudarte, nada más.-añadió por último sonriendo.
- Entiendo, gracias por la ayuda.-dijo devolviéndole la sonrisa.
La azabache abrazó a su compañero, estaba muy agradecida de que le ayudara.
- Nos vemos, si necesitas algo solo llámame.-dijo John despidiéndose.
- Hasta más tarde.-dijo moviendo su mano de lado a lado.
Cuando John se alejó de la vista de la chica ella volvió a entrar a la habitación donde se encontraba un Adrien un poco enojado.
- ¿De qué estaban hablando?-dijo cruzándose de brazos.
La chica se sorprendió por su repentina actitud, no entendía porque se ponía así.
- ¿Qué estás diciendo?-preguntó acercándose a él. - ¿Acaso estás celoso?-dijo con un tono de voz seductora.
- No puedo evitarlo, simplemente no puedo verte con alguien más.-dijo el rubio poniendo una de sus manos en la mejilla de la chica.
- Eso nunca va a suceder.-dijo poniendo su mano con la de él.
El joven simplemente empezó a acariciar su mejilla por unos minutos, ambos se miraban el uno al otro.
Pasaron algunos minutos, Marinette estuvo atendiendo todo el tiempo a su amado, reviso algunas partes de su cuerpo como sus brazos y piernas para ver si le dolían o tenía lastimado, pero cuando le tocó la espalda fue ahí cuando se dio cuenta donde estaba la lastimadura.
Trajo un trapo con unos hielos y lo amarró fuertemente, el rubio se había quitado su camiseta, y fue entonces que la chica aprovechó para pasar el trapo por el lugar de la herida, este hizo una mueca de dolor al sentir el trapo pasar por su herida.
- ¿Aún te duele mucho?-preguntó preocupada
- Se ha disminuido un poco, voy a estar bien.-dijo Adrien.
- Por cierto, tengo una pregunta... ¿Felix es algún familiar tuyo?-preguntó pasando el trapo.
Adrien simplemente dio un gran suspiro.
- Es mi hermano mayor.-dijo haciendo una pausa. - Desde que yo recuerdo siempre me ha odiado, nunca he sabido sus razones, hoy que lo vi de nuevo, me di cuenta que ese sentimiento de odio no ha cambiado.-dijo algo triste.
- Disculpa, no era mi intención hacerte recordar algo que no querías.-dijo un poco arrepentida.
- No te preocupes, estoy bien, pero... me gustaría saber por qué me odia tanto y que quiere con la empresa.-dijo el joven pensativo.
Marinette se sintió un poco mal al oír la historia de Adrien, quería ayudarlo de algún modo, pero no sabía cómo hacerlo.
Pasaron alrededor de tres horas, ninguno de los dos había salido del departamento del rubio, la azabache se dio cuenta de la hora que era, ya tenía que irse.
Observó como el rubio dormía plácidamente, no quiso despertarlo, así que sin hacer mucho ruido se levantó y agarró su pequeño bolso, pero cuando estuvo por dar un paso sintió como una mano la detenía agarrándola del brazo.
- No te vayas.-dijo Adrien hundido en la almohada.
- Pensé que estabas dormido.-dijo volteando a verlo.
- No puedo dormir así, no me dejes solo.-suplicó él.
- Pero... ya es algo tarde, debo irme.-repitió la chica.
- De todos modos no tienes algún apartamento, tendrías que ir a la oficina ¿No?-dijo el rubio.
Era un buen punto, y es que tenía razón, Marinette no tenía ningún apartamento desde que había llegado a Italia, pero la verdad es que hace unas semanas pensaba en conseguir uno.
Al final el rubio ganó la pequeña discusión y la azabache se quedó en su departamento.
Marinette siguió cuidando de Adrien hasta que finalmente lo vio tomar sueño, decidió distraerse un rato y le ayudó al chico con la limpieza de su hogar, vio que faltaba una pequeña limpieza en el lugar, era buena idea ayudarle un poco.
Después de una hora más terminó algo cansada, vio que eran las 9:00 de la noche, fue a sentarse un rato en el sofá de la sala, se había puesto tan cómoda que ni se dio cuenta del momento en que se quedó dormida profundamente.
********
Pasaron alrededor de dos horas, Adrien se despertó, al parecer no podía tomar sueño, seguía pensando en Felix y no entendía la razón por la cual quería su empresa, aunque llego a una teoría, pero debía comprobarla primero.
Entonces se levantó de su cama, ya no sentía mucho el dolor en la espalda.
Fue a tomar un vaso de agua y se quedó un momento pensativo, últimamente se sentía algo preocupado más de lo normal, pero tenía que calmarse.
Al regresar observó durmiendo plácidamente a la azabache en el sofá, se formó una pequeña sonrisita en su rostro al verla, se acercó sin hacer mucho ruido y depositó un pequeño beso en la mejilla de la joven.
- Duerme bien, mi bella princesa.-dijo en voz baja.
Regresó a su habitación y solo volvió a acostarse, finalmente logró dormir un poco.
*******
Marinette de a poco iba abriendo sus ojos, paso sus manos por ellos, al despertar se extrañó de donde estaba.
- Es cierto... anoche me senté acá y al parecer quedé dormida.-se dijo a ella misma.
Se levantó del sofá con el cuerpo un poco dolorido, había dormido en una mala posición.
- Buenos días preciosa.-dijo Adrien en la puerta de la sala.
- ¿Adrien?-dijo aún algo dormida.
- No sabía que eras tan dormilona.-dijo en un tono de burla.
- ¿Qué horas son?-preguntó al verlo ya vestido para ir a trabajar.
- Las 10:00.-respondió tranquilamente.
- ¡¡¡Las 10:00!!!-dijo casi gritando. - ¡¿Por qué no me despertaste antes?!-exclamó ella.
- Bueno... te veías demasiado soñolienta así que te deje dormir un poco, además te ves muy adorable al dormir.-explicó él.
- Me hubieras levantado antes, ¡Se nos ha hecho tarde!-dijo alterada. - Tengo que cambiarme rápidamente.-dijo corriendo hasta llegar a la habitación.
En ese momento recordó que estaba en casa de Adrien y no había traído nada de ropa.
- Rayos.-se dijo a ella misma.
- Si nos vamos ahora puedes llegar a cambiarte allá en tu habitación.-dijo el rubio.
- Tienes razón, ¡Entonces vámonos ahora!-exclamó tomando la mano del rubio.
Fue entonces que el rubio aprovechó la situación y acercó a la chica a él acortando sus distancias con un cálido beso, el cual ella le siguió.
Luego de unos minutos se separaron.
- No te aceleres demasiado, tranquila.-dijo con una voz dulce.
- Quizá tengas razón.-aceptó la chica. - Pero tú eres el propio dueño, no entiendo cómo puedes estar tan tranquilo sabiendo que se nos ha hecho muy tarde.-dijo ella.
- Bueno, creo que estoy algo acostumbrado a eso.-dijo el rubio riéndose.
- Nunca lo imaginé de ti, ni cuando íbamos juntos al colegio, se nota tu cambio.-dijo en tono de burla.
- Ríe todo lo que quieras...-dijo el rubio fingiendo estar enojado.
Siguieron con aquella guerra de bromas pero luego desayunaron tranquilamente, y cuando ya estaban listos para salir, el rubio tomó su mano y se fueron caminando.
Iban charlando durante todo el camino y a la vez jugando como si fueran dos niños pequeños.
Cuando llegaron a la empresa se dieron cuenta que Felix estaba en la sala de dirección, observando a través del enorme vidrio las calles de la ciudad.
Adrien se acercó un poco más a él, se veía algo enojado.
- ¿Qué estás haciendo aquí?-bufó molesto.
- Vaya, para ser el propio dueño de tu empresa sí que vienes tarde.-dijo observando el techo.
- ¿Qué es lo que tramas con esto?-preguntó molesto.
- Vaya, parece que alguien está enojado conmigo, ¿Acaso ya no puedo venir a verte?-dijo cruzándose de brazos.
- Cuando tú has querido verme.-respondió Adrien en un tono un poco más triste.
- No te pongas sentimental, solo vine a informarte algo.-dijo en tono de seriedad.
- ¿Informarme algo?-preguntó algo confundido.
- Si, pero... a solas.-dijo observando a Marinette.
Adrien comprendió aquella señal por parte de su hermano así que le pidió a su novia que se retirara un momento, ella al inicio no quería pero después aceptó, le pareció lo correcto que hablaran un momento.
- Bueno... ahora, ¿Qué quieres decirme?-preguntó Adrien.
- Hace unos minutos mientras tú no estabas aquí, estuve viendo un rato esta empresa, cada sala, y me parece que no está nada mal, claro para alguien como tú...-dijo observándolo.
- No entiendo... ¿Qué quieres decir?-preguntó confundido.
- Sí que eres lento.-comentó molesto. - Quiero decir que si yo estuviese aquí, esta empresa fuese mucho más grande y mejor, no sabes cómo dirigirla.-dijo molesto.
- ¿Y tú qué sabes?-bufó el rubio molesto. - Eso puede ser posible, no tengo tanta experiencia con esto, pero estudié por varios años, me estoy esforzando para seguir adelante... ningún comentario que me digan me hará cambiar de opinión, y menos de ti que siempre has querido juzgar a los demás por cualquier cosa.-dijo defendiéndose.
Eso fue suficiente para hacer enfadar a Felix, se acercó más a él y simplemente le hizo una mirada asesina la cual Adrien conocía muy bien.
- Tú no me conoces Adrien...-dijo en tono de seriedad. - Por más que hayamos vivido en la misma casa por quince años, no sabes nada de mí, ni de lo que soy capaz.
- Eso es cierto... pero no entiendo porque quieres hacerme esto a mí, ¿Qué te he hecho para que me odies tanto?-preguntó Adrien casi gritando.
- ¡Eso no importa!-exclamó tan furioso que creía que iba a explotar. - Voy a hacer lo posible por hacerte caer junto con este edificio que tienes.-dijo alejándose del rubio.
Adrien no dijo más palabras, sinceramente ya no tenía que decirle, pero no por eso iba a rendirse tan fácil.
- Eso ya lo veremos.-dijo Adrien en tono amenazante.
Felix simplemente dio media vuelta y salió de la habitación sin despedirse, él estaba muy consciente de que Adrien no iba a rendirse tan fácil, lo sabía, pero haría lo posible por arrebatarle eso.
Al salir vio que a la par de la puerta estaba una chica de cabello azabache, sabía muy bien que se trataba de Marinette, ella volteó a verlo asustada, pero este solo siguió caminando hasta llegar a la salida del lugar.
Marinette por un momento había sentido miedo al ver al chico rubio frente a ella y observándola con esa mirada tan seria, ninguno había dicho palabra, él solo se fue de aquel lugar.
Ella sabía que era su turno de intentar hacer algo, por lo menos que cambie de opinión, para eso debía idear algo, y pronto... porque el tiempo era su mayor problema en esos momentos.
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