La Cita

¡¿Qué dije?! ¡¿De dónde habrá salido eso?! No soy para nada buena en el arte de coquetear, al contrario.

-Mmmmm, ya no te puedes echar atrás, ¿Sabes?

Ni en lo más profundos de mi pensé, que estaría sentada frente a él después de tantos años y me invitaría a salir. Había pensado que jamás lo volvería a ver, pero siempre tuve las esperanzas de tener una oportunidad más.

-No quiero,- Sebastián sonrío cuando las palabras dejaron mis labios. -¿A dónde vamos?-  Le guiñé un ojo. ¡¿Pero quien soy?!

Eres la persona que está en control de tu vida. ¿Por qué no? Te gusta, ¿no?

-Es una sorpresa.

Sonrío nuevamente y sujeto su mirada por varios segundos, por segunda vez lo veo sonrojar. Mi corazón palpita en el pecho y me congojo por ninguna razón específica, o, tal vez por todo. Por el tiempo perdido, por nuestra inmadurez, por mi temor. Pero aparentemente todo tiene su tiempo y mi tiempo ha llegado.

-¿Lista?- Me tomó del brazo y el calor de su mano tibia me recorre el cuerpo. Asiento moviendo la cabeza de arriba hacia abajo y al salir no deja ir de mi, enlaza mis dedos con los suyos y los aprieta.

Caminamos en silencio por un rato y mi cuerpo se va relajando con cada paso.

-¿La playa?- Mi voz suena más excitada de lo que quiero hacerle parecer.

Con ojos pícaros me mira y tuerce la boca en una sonrisa que derrite los huesos. -Sí. Quiero ver el atardecer contigo.

Mi respiración se corta y acelera. Paramos a quitarnos los zapatos y los dedos de mis pies se hunden en la húmeda y cálida arena. Me conforta y acerco mi cuerpo al suyo.

-Ven. Sentémonos aquí.- Él dice señalando a un tronco recostado de una palma. -Es la mejor vista.

-¿O sí? ¿Ya habías venido a verlo desde aquí?

Asiente y me mira seriamente.

-¿Marina?

-¿Sí?

Sebastián toma un sorbo de aire profundo y sin mirarme continúa; -tengo que confesarte algo...

Mi espalda se puso rígida; -¿Sí?

-Yo-yo sí sabía quién eras cuando te me acercaste.

-¿Cómo fue?- Perpleja lo miro a la cara y confundida frunzo el ceño pasándome la mano por la cara nerviosamente.

-Sí... Yo era muy tonto y orgulloso en aquel entonces y nunca me atreví a hablarte. Mientras estuve en la Uni, no me pude olvidar de ti. Cuando te me acercaste, el corazón casi se me sale por la boca.- Ríe. -No supe reaccionar. No estaba preparado para verte.- Encoge los hombros ligeramente.

Yo me quedé ahí tiesa, inmóvil, boquiabierta; mi voz perdida. Sus ojos vuelven a mostrar esa seriedad que vi hacía unos minutos. Acerca su rostro al mío y siento su respiración acelerada en mis mejillas. Trago el nudo que se me forma en la garganta y anticipó sus labios sobre los míos.

-Perdóname.- Poniendo su frente contra la mía, cierra los ojos por un breve momento. -¿No piensas decir nada?- Susurra.

Cada uno de mis poros responde a su voz y se me ponen los pelos de punta. Las mariposas me vuelcan el estómago y no puedo dejar de perderme en sus ojazos verdes.

-Yo tampoco me atreví.- Ronroneo cerrando mis párpados a media asta.

Sus suaves labios tocan los míos. Firmes, pero despacio dándome pequeños besos en el labio inferior. Con igual gusto le respondo y lentamente introduce su tibia lengua en la cabida de mi boca moviéndola de un lado a otro, saboreándome. Le respondo, tocándolo con la mía. Dulcemente le da un pequeño mordisco a mis pulposos labios. Luego otro, hasta que vuelve a introducir la lengua, calentándome, haciendo vibrar mi cuerpo, mi ser.

Sin casi poder respirar nos separamos para tomar un trago de aire.

-No sabes la alegría que me da reencontrarte.- Me dice rozando mi tez ligeramente con la palma de su mano. -Al reencontrarnos, me encontré a mí mismo. Estuve perdido sin ti y quiero q sepas que aunque mi padre estuviera bien, ya tenía planes de volver.

Su voz un callado murmullo que se lo llevaba el viento alborotando nuestros cabellos.

-También me he encontrado a mí misma. Sólo he pensado en ti.

Su boca cubre la mía en un hambriento beso y sus manos recorren mi espalda de la base de mi cuello hasta el coxis. Separamos nuestras bocas y me arropa en sus brazos.

-Esta vez quiero pasar todo el tiempo perdido contigo.

Lo miro a los ojos y le sonrío; -para mí, será un placer.

**** FIN ****

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