𝙲𝚑𝚊𝚙𝚝𝚎𝚛 𝚝𝚑𝚛𝚎𝚎
—¿Cuánto más va a tardar? —Naruto tamborileaba los dedos contra el banco, claramente impaciente.
—Relájate, Naruto —Sakura cruzó los brazos, pero una ligera sonrisa apareció en su rostro al ver la desesperación de su compañero.
Naruto, ignorando el comentario, se levantó con una chispa de travesura en los ojos. —Tengo una idea... —Con movimientos rápidos, colocó un borrador justo en el marco superior de la puerta.
—Eso es ridículo. Nuestro sensei no va a caer en algo tan básico —dijo Sasuke con indiferencia, sin siquiera mirar a Naruto directamente.
—¿Quieres apostar? —Sakura arqueó una ceja, lanzándole una mirada retadora a Sasuke.
—¿Qué apuestas tú? —respondió Sasuke después de una pausa, visiblemente interesado por el desafío.
—Quien pierda paga el almuerzo. Ramen para Naruto, dangos para mí... lo que sea que tú comas.
—Hmp, trato.
Naruto, emocionado, apretó los puños. —¡Ja! Este sensei no sabe con quién se está metiendo.
El tiempo pasó, y cuando el reloj marcó varios minutos de retraso, la puerta finalmente se abrió. Un hombre de cabello plateado y máscara que cubría la mitad de su rostro entró, solo para recibir el borrador directo en la cabeza.
Naruto estalló en carcajadas, señalando al recién llegado. —¡Cayó como un novato!
Kakashi levantó el borrador del suelo con calma, evaluando al grupo con una mirada apática. —La primera impresión que tengo de este equipo... es que son unos niños sin remedio.
Sasuke suspiró, mientras Sakura trataba de no reírse. Naruto, por su parte, parecía incapaz de procesar el comentario.
—En fin, síganme a la azotea —añadió Kakashi, dándoles la espalda sin perder la compostura.
Ya en la azotea, Kakashi se sentó con una postura relajada. —Bien, vamos a presentarnos. Uno a uno.
—¿Qué se supone que debemos decir? —preguntó Sakura, un poco confundida.
—Lo que les guste, lo que no les guste, sus sueños para el futuro, pasatiempos... cosas así.
Naruto cruzó los brazos con una sonrisa confiada. —Empiece usted, sensei. Así sabremos cómo se hace.
Kakashi pareció considerarlo por un instante antes de responder: —Me llamo Kakashi Hatake. Las cosas que me gustan y me disgustan... no tengo ganas de decirlas.
Sakura y Naruto lo miraron, incrédulos.
—Mis sueños para el futuro... nunca lo he pensado. Y mis pasatiempos... tengo muchos pasatiempos.
Naruto bufó. —¡Eso no nos dice nada!
—Suficiente sobre mí. Ahora tú —señaló a Naruto.
Naruto infló el pecho. —Yo soy Naruto Uzumaki. Me gusta el ramen instantáneo y también el ramen del restaurante Ichiraku. Odio los tres minutos que tengo que esperar para que el ramen se cocine. Mi pasatiempo es probar diferentes tipos de ramen. Y mi sueño es... ¡convertirme en el mejor Hokage! Entonces toda la aldea dejará de despreciarme y me tratará como alguien importante.
"Así que tiene algo que demostrar", pensó Kakashi.
Luego le tocó el turno a Sakura.
—Soy Sakura Haruno. Me gusta leer y comer dangos. Mi pasatiempo es entrenar para volverme más fuerte. Mi sueño... es convertirme en una ninja de élite, alguien capaz de unirme a ANBU, unirme a un grupo de élite de la aldea para protegerla de las sombras.
—¿Y qué no te gusta? —preguntó Kakashi con curiosidad.
—Las mentiras —dijo con firmeza, mirando al frente.
"Más madura de lo que aparenta", reflexionó Kakashi.
Finalmente, todos los ojos se dirigieron a Sasuke.
—Mi nombre es Sasuke Uchiha. Me disgustan muchas cosas y no me gusta nada en particular. Lo que tengo no es un sueño, porque se convertirá en realidad... Restableceré mi clan y destruiré a alguien en específico.
El silencio que siguió era casi tangible.
"Sin duda, un chico complicado", pensó Kakashi, observándolo detenidamente.
—Bien, cada uno de ustedes tiene algo único que aportar. Será interesante ver cómo trabajan juntos.
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—Bueno, ¿qué esperan? ¡Coman! —La voz tranquila pero firme de Kakashi resonó mientras el equipo 7 estaba sentado frente a los dos troncos, con las manos atadas y observando los almuerzos perfectamente preparados frente a ellos.
Naruto, con el estómago rugiendo, miró a Sakura y Sasuke. —¡Esto no es justo! ¿Por qué ellos sí pueden comer y yo no?
Sakura suspiró, tratando de mantener la calma. —Naruto, no es nuestra culpa. Te advertimos que no le robases la campana a Kakashi-sensei sin tener un plan.
Sasuke, calmado como siempre, continuó comiendo sin prisas, pero no perdió de vista a Naruto. —Si al menos pensaras un poco antes de actuar...
Naruto empezó a forcejear contra las cuerdas que lo ataban. —¡Dejen de regañarme y denme algo de comida! ¡Me voy a morir de hambre!
Sakura dudó un momento, mirando a Kakashi de reojo. Sabía que la regla era clara: nadie podía darle comida a Naruto, pero ver la desesperación de su compañero le hizo sentirse incómoda. —Naruto... —susurró, inclinándose un poco hacia él.
En ese instante, Kakashi apareció de repente, acercándose con los brazos cruzados y una mirada tranquila. —Si alguien le da comida a Naruto, todos reprobarán —dijo sin inmutarse, antes de dar un paso atrás y alejarse ligeramente, dejándolos con la advertencia resonando en el aire.
La advertencia fue clara. Kakashi se alejó un poco más, dejando a los tres genin en silencio. Naruto, con los ojos fijos en sus compañeros, seguía luchando contra las cuerdas, y Sakura, sintiéndose cada vez más incómoda, cerró los ojos por un momento. Sabía lo que debía hacer, pero era arriesgado.
Finalmente, abrió los ojos y, con determinación, susurró. —Lo siento, Kakashi-sensei. Pero no podemos dejar que Naruto esté así. No podemos trabajar en equipo si uno de nosotros ni siquiera puede moverse.
Sasuke levantó una ceja, sorprendido por la iniciativa de Sakura, pero tras un momento de reflexión, asintió en silencio. —Toma, no te acostumbres —murmuró mientras le acercaba un poco de su comida.
Sakura sonrió brevemente, ofreciendo un pedazo de arroz. —Come rápido antes de que Kakashi-sensei regrese.
Antes de que pudiera decir algo más, Kakashi apareció nuevamente frente a ellos en una nube de humo. Había vuelto, esta vez con una expresión más seria en su rostro. —Bueno, bueno, bueno. Así que rompieron la regla —dijo Kakashi, con un tono que mezclaba decepción y diversión.
Naruto, Sasuke y Sakura lo miraron con nerviosismo, esperando el castigo. Pero Kakashi sonrió, aliviando la tensión. —Pasaron.
Los tres lo miraron, sorprendidos. —¿¡Qué!? —exclamó Naruto.
—La lección de hoy no trataba sobre la habilidad individual —Kakashi señaló las campanas colgadas de su cinturón—, sino sobre trabajo en equipo. Los que rompen las reglas son escoria, pero los que abandonan a sus amigos son algo peor.
Un suspiro de alivio recorrió al grupo, y se miraron, sintiendo una nueva sensación de unidad.
—Ahora, ¡a prepararse! Mañana comenzamos misiones reales.
Naruto se levantó de un salto, con una enorme sonrisa en el rostro. —¡Sí! ¡Vamos a ser el mejor equipo de todos!
Sasuke soltó un breve "hmp", mientras miraba a Kakashi alejarse. Sakura los siguió con la mirada con una leve sonrisa. Algo había cambiado entre ellos, y eso los haría más fuertes.
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Después de que Kakashi se marchara, el equipo 7 se levantó para dirigirse al restaurante. Naruto estaba más emocionado que nunca, con su estómago rumiando de hambre.
—¡Ya basta de hablar! ¡Tengo hambre! —dijo Naruto, adelantándose mientras daba saltitos de emoción. —¡Vamos, Sasuke! ¡A pagar!
Sasuke soltó un resoplido, pero su mirada no dejó de ser indiferente. —No lo olvides, tú eres el que apostó. —respondió mientras caminaba detrás de Naruto, claramente resignado a su destino.
Sakura los siguió en silencio, conteniendo la risa ante la actitud de Naruto. No pudo evitar sonreír mientras miraba a Sasuke, quien claramente no estaba nada feliz por tener que pagar.
Cuando llegaron al restaurante, Naruto se acomodó en su asiento sin perder el tiempo. —¡Esto es lo mejor! —exclamó, mirando el menú con avidez.
Sasuke se sentó con tranquilidad, no mostrando mayor reacción, pero su expresión decía todo lo que pensaba. —Esto no se olvida —murmuró en voz baja, dejando claro que no estaba del todo conforme con la situación.
Sakura, mientras tanto, ya había sacado su pedido en mente. —Pediré dangos —dijo con una pequeña sonrisa traviesa, mirando a Sasuke, disfrutando un poco de su incomodidad.
Naruto, con su entusiasmo habitual, no tardó en agregar: —¡Sasuke, ya sabes, ramen para mí! ¡Y que no sea de esos baratos!
Sasuke frunció el ceño, pero al ver que Sakura también estaba disfrutando de la situación, no pudo evitar soltar un suspiro. —Está bien, pero que quede claro que esto no se repetirá —dijo, tomando el menú y pidiendo una comida rápida.
Después de unos minutos, la comida llegó. Naruto no perdió tiempo y comenzó a devorar su ramen con rapidez, mientras Sakura se relajaba, disfrutando de sus dangos. Sasuke, por su parte, no parecía tener mucha prisa, aunque al ver lo satisfechos que estaban Naruto y Sakura, algo en su interior suavizó un poco su actitud.
—¿Qué pasa, Sasuke? ¿No vas a disfrutar tu comida? —preguntó Naruto entre bocado y bocado, claramente disfrutando de la situación.
Sasuke lo miró de reojo, pero no pudo evitar un ligero encogimiento de hombros. —No es como si me hiciera gracia tener que pagar por una broma tan tonta.
Sakura, sabiendo que la tensión estaba bajando, decidió intervenir. —Vamos, Sasuke. Relájate. Todos tenemos nuestras apuestas y consecuencias. —dijo con una sonrisa suave, mirando a Naruto de reojo.
Naruto, como siempre, no perdió la oportunidad de agregar algo más. —¡Lo que importa es que gané! Y este ramen nunca sabe mejor que cuando es gratis, ¡gracias, Sasuke!
Sasuke, aún con la cara seria, levantó los ojos al techo. —Ya veremos cómo me desquito en el futuro. —murmuró, sin quitar la vista de su comida.
La comida continuó con bromas ligeras y alguna que otra mirada retadora. Aunque Sasuke intentaba no mostrarlo, una parte de él comenzaba a disfrutar de esos pequeños momentos con sus compañeros. Algo se sentía diferente entre ellos, más allá de las rivalidades y las apuestas perdidas.
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