𝙲𝚑𝚊𝚙𝚝𝚎𝚛 𝚏𝚘𝚞𝚛
El aire estaba lleno del zumbido de los insectos del bosque y el crujir de las hojas bajo los pies del Equipo 7. Naruto lideraba el grupo, como siempre lleno de energía, mientras Sasuke caminaba unos pasos atrás con las manos en los bolsillos. Sakura se mantenía en el medio, su atención dividida entre las charlas animadas de Naruto y la inexpresiva serenidad de Sasuke.
Había días en los que Sakura sentía que no encajaba del todo en su propio cuerpo, una sensación de desarraigo que no la abandonaba. Sabía que no era la Sakura original, sino alguien más que había tomado su lugar. Al principio, lo atribuía a su reencarnación, pero lo que más la desconcertaba era su memoria fragmentada.
"Me vi todo el anime más veces de las que puedo contar," pensó mientras caminaban, su mirada perdida entre los árboles. "¿Por qué, entonces, no puedo recordar todo lo que pasará? ¿Por qué solo tengo deja vús, como si estuviera viendo escenas que ya olvidé?"
Esa sensación la inquietaba. A veces sabía exactamente lo que alguien iba a decir, o tenía un presentimiento claro de que algo estaba por ocurrir. Pero al intentar aferrarse a esos recuerdos, se desvanecían, dejándola frustrada y con más preguntas que respuestas.
—¡Esto no puede ser una misión de verdad! —gritó Naruto de repente, interrumpiendo sus pensamientos—. ¡Somos ninjas! ¿Por qué tenemos que atrapar gatos y limpiar jardines? ¡Esto es ridículo!
—Naruto, deja de quejarte. —La voz de Sasuke sonó baja, pero firme. No estaba molesto, ni siquiera parecía interesado, pero sus palabras tuvieron el efecto de un balde de agua fría.
—¡No te metas, Sasuke! —Naruto giró sobre sus talones, señalándolo con un dedo acusador—. Seguro que tú tampoco estás disfrutando estas misiones.
Sakura dejó escapar un suspiro. Llevaban días con esa misma discusión. Naruto y Sasuke no podían pasar ni una hora juntos sin entrar en algún tipo de competencia, y aunque a veces podía ser divertido, en ese momento solo añadía más tensión al grupo.
—Naruto, cállate un rato. —Sakura lo miró con el ceño fruncido—. Estas misiones son importantes, aunque no lo parezca. Nos están ayudando a trabajar en equipo.
Naruto abrió la boca para replicar, pero luego pareció detenerse al ver la expresión de Sakura. Se rascó la nuca, murmurando algo inaudible, y siguió caminando.
Sakura se permitió un pequeño suspiro de alivio. Aunque le resultaba agotador tratar con Naruto a veces, apreciaba su energía. Había algo puro en su entusiasmo, algo que ella misma había perdido hacía tiempo.
Por otro lado, Sasuke era un enigma completamente diferente. Siempre distante, siempre observando, como si intentara resolver un rompecabezas que nadie más podía ver. Sakura sabía que su fachada de indiferencia escondía algo más profundo, pero era difícil decir qué.
Cuando llegaron al despacho del Tercer Hokage, Naruto prácticamente irrumpió en la sala.
—¡Hokage-sama! —exclamó, sin molestarse en saludar primero—. ¡Ya no podemos hacer más misiones aburridas! ¡Queremos algo emocionante, algo que realmente sea digno de ninjas como nosotros!
Sakura sintió un nudo de nervios en el estómago mientras miraba al Hokage. Aunque Naruto era impulsivo, tenía una habilidad especial para captar la atención de las personas, y parecía que incluso el anciano líder de la aldea no era inmune a su entusiasmo.
—¿Es eso cierto? —preguntó el Hokage con una leve sonrisa, mirando a Kakashi.
Kakashi, que hasta ese momento había estado leyendo tranquilamente su libro, cerró la portada con calma.
—Bueno, creo que ya están listos para algo más desafiante.
Naruto dejó escapar un grito de alegría, saltando en su lugar, mientras Sakura intentaba contener una sonrisa. Incluso Sasuke parecía ligeramente más interesado, aunque su expresión permaneció imperturbable.
Fue entonces cuando el Hokage presentó a Tazuna.
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La primera impresión de Tazuna no fue la mejor. El hombre, con su barba desordenada y un fuerte olor a sake, miró al Equipo 7 con una mezcla de curiosidad y escepticismo.
—¿Estos son los ninjas que me protegerán? —preguntó, entrecerrando los ojos como si intentara evaluarlos—. Parecen críos.
Naruto dio un paso adelante, visiblemente ofendido.
—¡No somos críos! —exclamó, señalándose la frente con orgullo—. ¡Yo soy Naruto Uzumaki, el futuro Hokage, y soy más fuerte de lo que parezco!
Sakura sintió una punzada de vergüenza, pero no pudo evitar sonreír ligeramente ante la determinación de Naruto. Mientras tanto, Sasuke permaneció en silencio, su mirada fija en Tazuna como si lo estuviera analizando.
—Bueno, eso está por verse —dijo Tazuna finalmente, encogiéndose de hombros.
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El viaje hacia el País de las Olas comenzó al día siguiente, temprano en la mañana. Sakura se ajustó la mochila, sintiendo el peso familiar del equipo ninja en sus hombros. Había algo emocionante en la idea de dejar atrás los muros de Konoha, incluso si la misión parecía sencilla.
Naruto caminaba al frente, hablando sin parar sobre lo increíble que sería enfrentarse a verdaderos enemigos, mientras Sasuke se mantenía a cierta distancia, con la vista fija en el camino.
Sakura se detuvo por un momento, su mano tocando un kunai en su bolsillo. La calma del bosque le parecía extraña, como si algo estuviera fuera de lugar. "Esto no es normal," pensó. "¿O sí? ¿Es aquí donde algo sucede…?" Pero el recuerdo no terminaba de formarse.
Y entonces, lo hizo.
Un sonido agudo cortó el aire, seguido por un movimiento rápido entre los árboles. Sakura sintió cómo su cuerpo se tensaba, sus instintos llevándola a sacar un kunai antes de que pudiera pensar.
—¡Cuidado! —gritó Kakashi, dejando caer su libro y poniéndose en posición de combate.
Dos figuras emergieron del bosque, encadenadas por un arma mortal que brillaba con filo.
Los Hermanos Demoníacos habían llegado.
El aire en el bosque se volvió pesado, cargado de una tensión palpable. Era como si algo invisible los acechara, oculto entre los árboles. Sakura sintió un escalofrío recorrerle la espalda, un presentimiento oscuro que no podía explicar.
—¡Cuidado! —gritó Kakashi de repente, dejando caer su libro mientras una cadena dentada cortaba el aire.
Dos figuras emergieron de entre los árboles con movimientos rápidos y precisos. Llevaban máscaras y sus armas brillaban con una amenaza letal. Los Hermanos Demoníacos no mostraron misericordia mientras atacaban, la cadena en sus manos buscaba inmovilizar a Kakashi.
—¡Kakashi-sensei! —exclamó Naruto, paralizado por el miedo al ver cómo el cuerpo de su maestro era atrapado y deshecho en una nube de sangre.
Sakura retrocedió un paso, su corazón latiendo con fuerza, pero algo en su mente se activó, una sensación de que aquello no era real. Era como un eco distante, un fragmento de algo olvidado.
—¡No es él! —murmuró para sí misma, sujetando un kunai con manos temblorosas.
Naruto, por su parte, cayó al suelo, incapaz de moverse, mientras uno de los hermanos se lanzaba hacia él con la cadena extendida.
—¡Naruto, muévete! —gritó Sakura, su voz cargada de urgencia. Pero el rubio seguía paralizado.
El cuerpo de Sasuke se movió antes de que Sakura pudiera reaccionar. Con la agilidad de un verdadero ninja, bloqueó el ataque con un kunai y desvió la cadena. Sin perder tiempo, lanzó un shuriken hacia el enemigo más cercano, obligándolo a retroceder.
—¿Qué estás haciendo, idiota? —espetó Sasuke, lanzando una mirada fría a Naruto mientras tomaba posición frente a él.
Sakura, aún nerviosa, se obligó a reaccionar. La sensación de deja vu seguía allí, guiándola. Tomó aire y apretó con fuerza el kunai en sus manos.
—Sasuke, cúbreme.
El Uchiha no dijo nada, pero su mirada aprobó la decisión. Sakura corrió hacia Naruto, que seguía inmóvil en el suelo, y lo sacudió con firmeza.
—¡Naruto, necesitamos que te levantes! —su voz era más fuerte esta vez, casi como una orden.
Los hermanos demoníacos se reagruparon, lanzándose hacia ellos con un nuevo ataque. Sakura sintió que el tiempo se ralentizaba, como si pudiera prever los movimientos de los enemigos antes de que ocurrieran.
"Es ahora o nunca".
Con un movimiento rápido, lanzó un kunai hacia el suelo, creando una distracción momentánea que permitió a Sasuke neutralizar al primer enemigo. Kakashi apareció en ese momento, intacto, detrás del segundo hermano, inmovilizándolo con una llave.
—Bien hecho —dijo Kakashi con una voz calmada, pero sus ojos mostraban una aprobación inesperada mientras miraba a sus alumnos.
Naruto finalmente se puso de pie, aún temblando.
—P-Pensé que te habían matado, Kakashi-sensei...
—Eso nunca habría pasado. —Kakashi señaló los cuerpos inmovilizados de los enemigos—. Pero sí me preocupa su reacción. Si esto hubiera sido más grave, las cosas podrían haber terminado mal.
Sakura sintió un nudo en el estómago. Había hecho algo, pero no era suficiente. Miró a Naruto, que evitaba su mirada, y luego a Sasuke, que mantenía su expresión fría e impenetrable.
"Necesito mejorar. No puedo quedarme atrás".
La misión apenas comenzaba, y Sakura sabía que el peligro era real.
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