𝐗𝐗𝐈𝐈
Han pasado dos días desde que Sakura se despertó en la cueva, y aunque ya no está tan débil como antes, la preocupación no la ha dejado. Su pierna aún duele y su brazo roto sigue siendo un obstáculo, pero lo peor es lo que está en su mente. ¿Qué pensará la aldea de ella? ¿La creerán muerta? ¿Y Naruto? Le había prometido que irían a comer ramen juntos, y ahora no sabe qué pensar. Se siente culpable por no haber podido cumplir la promesa.
Sakura se levanta lentamente, estirando los músculos adoloridos. Mira alrededor de la cueva. Todo está tranquilo, casi demasiado tranquilo. El fuego ya se ha apagado, y la oscuridad comienza a cubrir la cueva. La figura de Sasuke sigue allí, parado cerca de la entrada, inmóvil. Él la ha estado observando, pero nunca habla.
Decide que es hora de irse. No puede quedarse más tiempo, no importa lo que Sasuke haga o diga. Ya está mejor, puede caminar, y tiene que volver. Tiene que saber qué ha pasado en la aldea, y por qué sigue aquí, en medio de todo esto, con Sasuke.
Da un paso hacia la salida, pero Sasuke la detiene con su voz, grave y tranquila, como siempre.
—No lo harás.
Sakura se detiene en seco. Su corazón late un poco más rápido, pero no voltea a mirarlo. No tiene ganas de hablar.
—¿Por qué me detienes? —responde, aunque en su voz hay más cansancio que ira.
Sasuke no responde inmediatamente. Se queda en su sitio, observándola, y la tensión en el aire crece. Sakura puede sentirlo, pero sabe que no hay vuelta atrás.
—Tienes que descansar más —dice, casi sin emoción, como si fuera una simple recomendación, pero Sakura sabe que es más que eso. Él no quiere que se vaya. No sabe si es por ella, o si simplemente la necesita aquí por alguna otra razón. Pero no importa.
—No tengo tiempo para descansar —responde, más fuerte de lo que pensaba. —Tengo que volver, a la aldea. Tienen que saber qué pasó. Me van a pensar... muerta, o peor, renegada.
Sasuke la mira fijamente, y por un momento, Sakura siente que algo ha cambiado, aunque no sabe qué. La mirada de Sasuke sigue siendo la misma de siempre, pero hay algo en su postura que sugiere que se está tomando más en serio lo que ella dice.
—No lo hagas —vuelve a decir, ahora con un tono más firme. —No puedes ir aún.
Sakura lo mira finalmente. La frustración la consume. No entiende qué quiere de ella, qué está haciendo aquí, por qué la salvó, por qué la curó. Ella misma se está cuestionando todo, y Sasuke parece ser la pieza que no encaja en este rompecabezas.
—No me digas lo que tengo que hacer —responde con una mezcla de cansancio y determinación. —Puedo irme sola.
Sasuke se acerca un paso, pero no intenta detenerla. Simplemente la observa, como si estuviera esperando que ella cambiara de opinión. Pero Sakura no tiene tiempo para dudas. Su mente está decidida, aunque en el fondo sabe que la situación entre ellos aún está lejos de resolverse.
Con un último vistazo hacia Sasuke, Sakura da un paso hacia la oscuridad de la noche, con la esperanza de que, al menos, podrá cumplir la promesa a Naruto. Aunque no sabe lo que le depara el futuro, sabe que no puede quedarse más tiempo allí.
(...)
Sakura caminaba hacia la aldea con pasos decididos, aunque sus pensamientos estaban lejos de ser claros. Cada paso era una mezcla de ansiedad y dolor, no solo físico, sino también emocional. Sabía que tenía que enfrentarse a lo que había dejado atrás, pero aún no estaba lista. No quería ser vista como una desertora, ni como alguien que abandonó la aldea. Había tenido sus razones, pero no sabía cómo las demás las interpretarían.
En su camino, sintió una presencia a su lado. No necesitaba mirar para saber que Sasuke la estaba siguiendo. No lo había escuchado acercarse, pero lo sentía a cada paso. Lo curioso era que él no lo hacía a escondidas. Su figura era inconfundible: caminaba a su lado, casi como si fuera un espectador, pero con la tranquilidad que solo él podía ofrecer.
—¿Por qué me sigues? —Sakura no pudo evitar lanzar la pregunta, su tono algo cortante.
Sasuke la miró por un instante, su rostro tan impasible como siempre.
—Porque vamos en la misma dirección —respondió, como si fuera lo más obvio del mundo.
Sakura no pudo evitar fruncir el ceño. La manera en que Sasuke hablaba la frustraba más que cualquier otra cosa. Había pasado mucho tiempo sin él, pero la situación no parecía haber cambiado en lo más mínimo.
—¿No te das cuenta de que me estás fastidiando? —dijo, sin rodeos. —¿No tienes nada mejor que hacer?
Sasuke, sin embargo, no se inmutó. Siguió caminando a su lado, sin ofrecer más explicaciones. Pero había algo en su presencia que Sakura no podía ignorar, algo que la hacía sentirse incómoda. No quería que estuviera ahí, no quería que su regreso a la aldea se complicara aún más por su presencia. Sabía lo que eso significaba: su regreso era incierto, y no quería ser vista con él, especialmente si pensaban que se había unido a él. Después de todo, él había desertado, había dejado la aldea para ir en busca de poder.
Sakura lo miró con frustración, pero la conversación fue interrumpida por un pensamiento que la rondaba desde que había despertado en esa cueva: ¿Qué pensará la aldea de mí?
No habían sido solo dos días fuera. Había pasado más de una semana. En la misión, todo había empezado a complicarse y, después, la emboscada… y luego Sasuke la había encontrado y la había llevado a un lugar donde, al menos, podía descansar y sanar. Todo había sucedido tan rápido que ni siquiera había tenido tiempo de pensar en regresar a la aldea. Pero ahora, con cada paso que daba, con cada kilómetro que se acercaba a su hogar, la pregunta persistía en su mente: ¿Qué pensarán de mí?
Una semana y media sin dar señales de vida. Los que conocían a Sakura seguramente la creerían muerta, o tal vez peor… renegada. Nadie sabía lo que había pasado, ni que ella había sido atacada, ni que Sasuke la había salvado. La idea de que la pensaran como una desertora la aterraba. Había prometido muchas cosas: "Volveré, Naruto, te lo prometo, comeremos ramen." Pero ahora, ¿cómo explicaría todo esto? ¿Cómo justificaría su desaparición sin decir que había estado atrapada en una misión fallida, sin contar lo que había ocurrido con Sasuke?
Sakura aceleró el paso, pero no pudo dejar de pensar en ello. El miedo se apoderó de su pecho. Si alguien la veía regresar ahora, ¿la recibirían con los brazos abiertos o la tratarían como a una traidora? ¿Sería una heroína perdida, o alguien que abandonó todo lo que había jurado proteger? Nadie sabía lo que había pasado, y ella no tenía forma de hacerles entender que no había sido su intención desaparecer.
Sasuke, que había estado callado todo el tiempo, habló de repente, interrumpiendo sus pensamientos.
—No creo que te reciban con los brazos abiertos, ¿sabes?
Sakura lo miró, sorprendida, pero no dijo nada. Sus palabras la golpearon como un puño en el estómago. No podía evitar pensar en eso, pero escuchar la voz de Sasuke la hacía sentir aún más sola en su incertidumbre.
Sakura, frenética por no dejar que su mente se apoderara de ella, empezó a caminar más rápido, apretando los puños, sin mirar atrás.
—No me digas lo que debo hacer —respondió, apretando los dientes.
Sasuke la miró de reojo. No parecía molesto, solo… distante. Como siempre.
Cuando llegaron a las afueras de la aldea, Sakura se detuvo. La murmurante ansiedad la consumía, pero no podía dar marcha atrás. Respiró hondo, miró a Sasuke, que ya había dejado de seguirla y se mantenía en silencio a unos pasos de distancia.
—Gracias por… ayudarme —dijo, y aunque las palabras no salieron con la calidez que hubiera querido, eran lo único que podía ofrecer. Sin mirar atrás, dio un paso hacia la aldea, con la incertidumbre pesando más que nunca.
•✦•┈┈┈┈┈┈•✦• ❀ •✦•┈┈┈┈┈┈•✦•
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top