Tablero de Ajedrez
Me escabullí palacio fuera, y junto a Zumorod subí al carruaje que me llevaría a ver a una adivina, solo necesitaba saber ciertos puntos y llegue en media hora al lugar donde estaba la viejita.
──¿Puedo ayudarla en algo?──Pregunto.
──Quiero que me digas sobre mi futuro, ¿Qué me espera?
Le di mi mano tal y como me lo indico, luego empezó a mover sus dedos por donde estaban las líneas de mis manos.
──Morirás rodeada de gloria y poder, serás recordada como la mujer más importante del Imperio Otomano, ninguna sultana viva o muerta podrá igual tu poder.──La bruja me miro.──Sin embargo, tienes que estar alerta siempre, cargas con el karma de tu padre por haberle hecho eso a tu madre, estas pagando los errores de ese hombre, por lo que puedo ver, tu vida no será fácil.
──¿Puede ponerse peor de lo que ya esta?
──Si, si puede, debes ser cuidadosa con quienes te rodean.──La mujer soltó mi mano.──Tienes que proteger a quienes te han demostrado que son confiables, cuando tengas el trono, veo a dos leonas a tu lado, a una leona rubia a tu izquierda y a una leona pelirroja a la derecha.
"Hurrem.", ella es la leona a la derecha, no había nadie más en ese palacio con el cabello pelirrojo, el cabello de ese color solo le pertenecía a una mujer que irradiaba seguridad en Topkapi.
──...¿Cómo tendré el trono? Yo no tengo hijos.
──Eso no lo sabes todavía.──La mujer me miro.──En tu caso, ya sea con hijo o sin hijo, tendrás el trono en tus manos, y harás y desharás en el.
Asentí con curiosidad, pero no iba a preguntar nada más, ya sabía lo que quería saber, camine devuelta al carruaje no sin antes pagarle.
Ahora iría a mi siguiente parada, el lugar donde habitaban los jenízaros, el cuartel general, era urgente ir allí si quería empezar con mi plan.
──Señorita.──Hablo el jefe de los jenízaros al verme.──¿Por que necesita reunirse conmigo con tanta urgencia?
──Veras Ferhat, es sobre nuestro Sultán actual.──Inicie de esta manera, capturando su atención.──¿Hace cuanto ustedes no tienen una campaña digna?
──Desde que nació el Sehzade Mustafa, que Allah lo tenga en su reino.
──Amen.──Dije ignorando la punzada de dolor que habitaba en mi corazón.──¿Ya les pagaron su Salario?
──No Señorita, y no nos atrevemos a reclamar, él Sultán Suleiman indico que si nos atrevíamos a quejarnos, nuestras cabezas rodarían, y comprenderá usted que nadie quiere perder su vida.
──Lo sé, todos apreciamos nuestra vida.──Sonreí.──Vengo a proponerle algo.
──Dígalo.
──¿Qué tal si cambiamos de Sultán?──Mi sonrisa no desapareció al decir esto.──Si un Monarca no sirve, solo hay que deshacernos de él y colocar uno que si funcione.
──Créame que todos queremos hacer eso, pero, si mal no recuerdo usted no tiene hijos, ¿A quien entronaríamos?──Ferhat me miro.──¿Al hijo de la Sultana Mükerrem? Mejor dejamos al Sultán Suleiman.
──Al Sehzade Mehmed, él hijo de la Sultana Hurrem.──Le extendí una carta.──La misma Hurrem esta de acuerdo con esto.
──¿La Sultana Hurrem gobernara? Por más que el pueblo la quiera, no es suficiente.
──Es que precisamente la regente seré yo.──Hice una pausa cuando vi su mirada.──Hurrem no tiene nada que ver aquí, y si me ayuda, yo le prometo que cumpliré con el pagado mensual y les devolveré todo lo que Suleiman les quito.
──¿Cómo estamos seguros que usted será la regente?──Pregunto Ferhat.──Desde Manisa sabemos que usted es una concubina muy inteligente, pero si algo sabemos de Hurrem es que ama el poder y se aferrara a él con uñas y dientes.
──Lea la carta, allí esta todo y firmado por la misma Hurrem, cediéndome la regencia del Sultanato.
Evidentemente Ferhat lo hizo, y allí se dio cuenta que decía la verdad, esa carta era escrita y firmada por la misma Hurrem, donde aceptaba darme la regencia en caso que Mehmed asumiera el trono, pero que si lo hacia el príncipe Selim no, ella se volvía regente.
──¿De verdad nos dará todo lo que no nos dieron?──Pregunto Ferhat con desconfianza.
──Le doy mi palabra, le daré eso y más, siempre y cuando me ayude a deshacerme de Suleiman.
──Cuente con los jenízaros para cualquier movimiento.
──¿Seher?──Llame mientras caminaba por los jardines de Topkapi.──Seher, ¿Eres tu?
──¿Quién es usted?──Pregunto ella con la voz llorosa.
──Soy Mahidevran.──Me arrodille para quedar a su altura.──¿Qué paso cariño?, ¿Por que lloras?
──Es que mi mamá me dijo que yo no debería haber nacido.──Sollozo ella.──Me dijo que Raziye era mucho mejor que yo y que yo jamás seria nadie a su lado.
──Tú madre no tiene razón, eres muy bonita.
──Quiero llevarme bien con mi mamá, pero ella al parecer no quiere hacerlo conmigo.
Y es ahí donde me atreví a darle un abrazo y acariciarle la cabeza, le dije que su madre no tenía razón, que nunca la tendría, que ella era la sultana más hermosa de este palacio y quien dijera lo contrario no tendría razón.
Estuve así con ella por un largo rato, algo que desearía que nunca se hubiese acabado pero bueno, no podía hacer más, ella tuvo que irse antes de que Mükerrem nos encontrase y fuese a pedir mi cabeza, y yo tuve que irme para comenzar a armar el tablero de ajedrez.
Desearía tener una vida normal, por primera vez en el mundo.
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