Sehzade Suleiman
──Cabrona.──Dije en español al ver como Gulfem me ganaba en ajedrez, otra vez.
──¿Perdón?──Pregunto ella confundida.
──Nada, ¿Qué vamos a cenar?──Cambie el tema.
──Sopa.──Respondió Gulfem mientras comía una delicia turca.
Asentí y comencé a guardar las piezas del juego, realmente odiaba jugar ajedrez con toda mi alma, y no es porque sea una mala perdedora, o bueno si lo soy, pero no es por eso.
Deje el juego en la revisa del armario y me dirigí a la mesa junto con Gulfem y Hatice, pero antes de que siquiera pudiera sentarme, Hatice con una sonrisa me impidió poder acercarme a la mesa.
──Gulbahar, ¿Podrías llevarle un regalo a mi hermano?
──¿Al Sehzade?──Mi voz sonó más asustada de lo que me esperaba.
──Si, Sah le envía muchos regalos, y pensé que tu podrías llevárselos.
──Creo que tendrá que pedírselo a otra persona Sultana, realmente no creo que pueda.
──Solo llévalos Gulbahar, mi hermano no va a comerte.
Dándome por vencida, agarre los paquetes que habían sobre la mesa y comencé a caminar por los pasillos, realmente odiaba tan solo saber que tenía que verme cara a cara con Suleiman, no quería verlo.
Inevitablemente mi mente pensó en una persona, cosa que hizo que sonriese, ese era Aslan, a penas hace dos días descubrí que lo que yo sentía por Aslan no eran una simple e inocente amistad, a mi me gustaba, y mucho.
¿Qué estaría haciendo ahora? , ¿Ya habría cenado?, ¿Sus hermanas estarían bien?
Desearía recibir una carta suya ahora, pero lamentablemente eso no seria posible, toque la puerta de la habitación del maldito, a los segundos recibí la orden para entrar.
──Alteza.──Reverencie.──La Sultana Sah le envía algunos presentes, vine a traérselos espero no molestarle.
──Claro que no lo haces, adelante.
¡Esa voz!, ignorando completamente cualquier tipo de regla aprendida, levante mi cabeza para mirar al hombre dueño de esa voz, dándome cuenta de que Suleiman era Aslan.
──Oh, que decepción.
──¿Disculpa?──Pregunto él levantando su mirada con confusión.
Y ahí surgió el que tranquilamente podría ser el momento más raro e incomodo de mi vida, hubo un silencio sepulcrante, lo que si, es que la mirada del príncipe de Confusión paso a ser de cariño y con una sonrisa.
Mientras que mi alma salía de mi cuerpo y me dejaba ahí tiesa.
──Eres tu.──Hablo él emocionado mientras caminaba para llegar hacia mi.
──Rata.──Cuando lo tuve lo suficientemente cerca, le golpee la cabeza.──¿Qué no te han enseñado que un príncipe no debe mentir?
──Si te decía que era él príncipe Suleiman, hubieses salido huyendo y yo no quería eso.
──Supongo que su alteza imperial tiene un punto.
──Puedes decirme Suleiman, o si te sientes más cómoda Aslan.──Invito él sin que su sonrisa desaparecida.
──Su Alteza imperial, gracias.──Corte de raíz cualquier posibilidad de aumentar una cercanía.
Si quería preservar mi paz mental, no iba a permitir que se me acercase, por mucho que me gustara Suleiman o Aslan, como se llamase, no iba a permitir que el destino de Mustafa y Mahidevran fuese el mismo, y para eso, Mahidevran no debía ser cercana a Suleiman, no debía convertirse en su concubina favorita.
──Bueno Señorita Rosne, no creo que usted me haya dicho la verdad del todo, no creo que se llame Rosne, los dos mentimos.
──Rosne es mi nombre original, que aquí en el harén sea Gulbahar es otro problema.──Negue suavemente con la cabeza.──Él único mentiroso aquí es usted, y no intente ocultarlo.
Suleiman sonrió y muy lejos de mis intentos de evitar cualquier cercanía, mi corazón hizo lo que le dio la gana, me sonroje y sonreí al mismo tiempo.
Suleiman se acerco hacia mi y acaricio con dulzura mi mejilla, realmente eso me emociono más de lo que deseaba, sus manos estaban frías, pero eso no me importo, cerré los ojos y me permití disfrutar de esa mendiga caricia.
Mala decision, no, mala no, pésima, por que así es, Suleiman aprovecho para posicionar sus labios sobre los míos, un beso que al principio era dulce pronto se torno pronto en uno posesivo, y ahí es que deje que mis sentimientos o la calentura del momento, quizás ambas.
Pero ahí fue cuando deje que Suleiman siguiese con su cometido y yo me deje llevar, ya luego tomaría alguna hierva anticonceptiva, digo, no creo que fuese a quedar embarazada en la primera vez, no podría pasar nada.
"Y me puse linda para verte y tu que estas con suerte,
no quiero tequila quiero ese y yo ni se que tiene."
Y a partir de aquí, no bueno, de aquí no, a partir del otro capitulo, la historia se va al carajo.
No se olviden de votar y recuerden que yo terapias no pago, no puedo ni pagar la mía y les voy a pagar la de ustedes, estan mal hijos.
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