Nuestro primer encuentro.
Tal y como Mukerrem lo había planeado, esa mujer desapareció sin dejar rastros.
Dejando que la Sultana Ayse Hafsa preocupada por ese acto.
Saliendo de ese tema, Hatice, Gulfem y yo caminabamos por el jardín del palacio, Manisa era precioso, era un verdadero paraíso a diferencia de Topkapi en el que te mataban con tan Solo respirar.
Observaba la cantidad de flores, era una cosa que me recordaba a mi madre siempre, desde que ella abandono este mundo las cosas que me mantenían cerca de ella eran: La historia Otomana y las flores, dos cosas que mi madre adoraba.
── Sultana Hatice.── Llame soltando la flor.
──¿Si?
──¿Cuáles son sus flores favoritas? Le haré una corona de flores con eso.
──Me gustan las margaritas.── respondió Hatice con una sonrisa nerviosa.
──Perfecto, ¿Y a ti Gulfem?
──Las rosas.
Asentí y empecé a cortar las flores con una tijera, para después empezar a armarlas, estaba concentrada en mi labor, hasta que escuche la voz de Hatice.
──Gulbahar es tan linda.── susurro Hatice para Gulfem.── Me agrada que ella esté en este palacio, creo que después de tu Gulfem, encontré otra amiga sincera.
──Ni que lo diga Sultana.── Respondió Gulfem con una sonrisa.── Yo también le tengo un gran aprecio a Gulbahar, ¿Sabe? Desearía que está felicidad fuera eterna.
──Deseo lo mismo.── el tono de voz de Hatice había cambiado.── Pero todo cambiará drásticamente cuando Suleiman ascienda al trono.
Y era cierto, mi felicidad en Manisa se destruiría cuando Suleiman ascienda al trono, allí la historia seguiría su curso, Alexandra llegaría a nuestras vidas y allí comenzaría la desgracia de Mahidevran.
Si no logro escapar a tiempo de Manisa, haré lo imposible para ser amiga de la pelirroja, no quiero morir de nuevo, y si la tengo cerca podría sacar beneficio de eso.
Me di cuenta que no tenía las suficientes flores para acabar con la corona de Hatice, por lo que les avise a las dos mujeres que iría por más flores.
El jardín de Manisa era inmenso, por lo que tenía que memorizarme bien el camino de regreso si no queria perderme.
Encontré las dichosas margaritas al cabo de 10 minutos, entonces "procedí" a cortarlas, realmente no las estaba cortando, solo estaba pensando en como escapar sin dejar huellas, está era mi oportunidad perfecta y no iba a desperdiciarla, lo sentía por la Sultana Hatice y Gulfem, pero era por el bien de mi salud mental.
No se cuanto tiempo me demore en pensar pero sentí una mano hombro, me sobresalté al sentir peso sobre mi hombro, por lo que sin pensarlo abrí la tijera y la coloque rápidamente en el cuello del hombre que me había agarrado el hombro.
──Lo siento, lo siento, lo siento.── El joven soltó mi hombro y se apresuró en disculparse.── Lo siento señorita, es solo que me preocupe al verla sola en esta parte del bosque.
──No es un bosque.── Dije.── Es el jardín del palacio de Manisa.
──El jardín del palacio de Manisa termino hace mucho.
Lo sé, ando huyendo, maldito entrometido.
──Tengo que volver.── Dije para agarrar mi canasta con unas cuantas margaritas y echar a correr.
──¡Espere!── Volvió a gritar el joven.
Pare en seco y voltee con una mirada cansada,mi oportunidad se había esfumado por culpa de este hombre.
──¿Qué?── Pregunté con un tono de voz frío.
──¿Que hace usted en el palacio de Manisa?
──Lamentablemente pertenezco al Harem del Sehzade Suleiman, y está era mi oportunidad perfecta para escapar si no te metias.
El joven se sorprendió y se acercó a mi, por sus ropas parecía una persona de alto rango.
──¿Por qué usted querría escapar del harem del príncipe?
──Por que es una mala persona.── Dije sin más.── Se que el arruinara mi vida cuando me conozca, es un hombre cruel y sin corazón, además es feo y está pelón.
──El príncipe Suleiman no es cruel.── Murmuró ligeramente enojado.── Además tampoco es feo y pelón.
── Uy sí, y yo soy un unicornio.── rodé los ojos y continúe avanzando.
──El camino al jardín es al otro lado.
──¡YA SÉ!── Grite molesta caminando por dónde el me había indicado, a decir verdad no sabía, pero no queria que nadie me corrigiera.
Mientras caminaba senti los pasos del hombre detrás de mi, por lo que murmurando algo por lo bajo voltee a verlo.
──¿Por qué me sigues?
──Porque esta oscureciendo y es peligroso que una mujer este sola por ahí.
──Puedo cuidarme sola.── Como si el mundo quisiera humillarme, caí al suelo poco después de decir eso.
El joven me ayudó a levantarme y recogió las margaritas rápidamente para darmelas.
──¿Cómo te llamas?── Pregunté aceptando mi canasta, el hombre pareció pensarlo.
──Me llamo: "Aslan."
──¿León? Es un nombre bastante raro.
──¿Usted cómo se llama?── pregunto ignorando mi comentario respecto a su nombre.
──Rosne.
──Bien señorita Rosne, para llegar al palacio siga de frente y luego de una vuelta a la derecha, allí estará de nuevo en el jardín principal.
Asentí y dándole una última mirada avance según lo indicado.
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