Mi amistad con Hurrem.
Había enviado la carta de respuesta a Aslan, en la cual le decía que sería un placer intercambiar cartas con él.
Luego de eso hice como si en mi vida no fuese importante lo demás, camine por los pasillos del palacio donde vivía Sah, encontrandome a la futura Haseki.
──...Alexandra.──Saludé con una sonrisa.
──Señorita Gulbahar.──La rusa me respondió de la misma manera.──Las Sultanas están conversando junto con Gulfem, pidieron que nadie más se acercase.
──Bien, eso significa que podre dormir.
──No comprendo a la gente que le gusta dormir.──Hablo Alexandra.──Creo que es mejor estar despierto y activo.
──Yo prefiero holgazanear, que la mayor parte de mi tiempo ando siguiendo a una Sultana con problemas de hiperactividad.
──¿La Sultana Hatice es hiperactiva?
──Tiene una personalidad bastante rara.
──Sah Sultan también es algo rara, duerme mucho y me es difícil no estar activa.
Sonreí a la par que Alexandra, y tras pedir su permiso, acaricie el cabello rojo fuego, era bastante sedoso y brillante, me recordaba mucho al cabello de esa mujer.
Luego de media hora más de conversación, las dos empezamos a caminar por los pasillos y solo nos separamos cuando llegamos a nuestras respectivas habitaciones.
La pelirroja me deseo las buenas noches con una sonrisa, por lo que no dude en devolverle las buenas noches de la misma manera.
Alexandra sin duda alguna, era una persona bastante agradable.
──¡No me voy a caer!──Grito ella desde el árbol.
──Haya tú.──Dije sin despegar los ojos de mi lectura.──Conste que yo te advertí.
Ya casi cumpliamos los meses que había pedido la Sultana Hatice, en esos dos meses habían pasado ciertas cosas relevantes, la primera, seguía intercambiando correspondencia con Aslan, él cuál era muy agradable y muchas veces me hacía reír.
Por alguna razón me había empezado a emocionar el hecho de saber que tenía correspondencia por parte de el, eso podía alegrarme la mañana de manera inexplicable.
La segunda cosa, y para mi la más importante, es que mi relacion con Hurrem había cambiado mucho, podía considerarla perfectamente mi mejor amiga.
O bueno después de Hatice, la verdad es que no estaba familiarizada con ese termino, puesto que yo nunca había tenido amigos, por lo que me era extrañamente nuevo este tema.
También me había hecho bastante cercana a Sah, ella era mucho más centrada que Hatice, pero cuando se enojaba, que Allah nos libre.
──¡Verás que no me caigo!──Grito ella.
──Como digas.
En honor a la verdad, estaba discutiendo con una niña de 12 años, no podía pedirle mucho a la vida, solamente le rezaba a Allah que no se rompiese una pata o algo.
Que raro sería leer en los libros de historia que la primera Haseki tenía una pierna rota o un brazo.
──Alex, Gulbahar tiene razón.──Hablo Sah.──Podrías caerte.
──No se preocuoe Sultana, ya me falta poco para llegar a la cima.
1....
Alexandra subió su pierna izquierda a la rama.
2....
Alexandra se levanto para ponerse de pie y agarrar equilibrio.
3....
Alexandra agarro una rama que estaba apunto de romperse, acto seguido se asusto y cayó inevitablemente.
Hatice se sorprendio, Sah se llevo una mano a la boca y Gulfem cerró los ojos.
Deje el libro en mi sitio y corrí para atrapar a la desobediente pelirroja, no se a que santo le habra rezado, pero llegue justo a tiempo, la agarre entre mis brazos antes de que cayera.
Aunque no voy a negar que casi me caigo al recibir su peso, por que si, era algo pesadita.
──¿Yo hablo chino o qué?──Pregunte al sentir como la pelirroja me rodeaba em cuello con sus brazos.
──¡Alex!──Sah se levanto de su sitio para acercarse a nosotras, seguida de Hatice y Gulfem.
──Voy a empezar a hacerte caso en todo.──Habló Alexandra abriendo los ojos.
──Cabecita, cabecita.──Frote su cabeza como si de un perro se tratase.
Claramente hice esto cuando la deje en el suelo, si no me hubiese caído.
──¿Por que serás así?──Pregunto Sah.──¿Sabías lo mucho que me asustaste?
──Lo siento Sultana.
──No lo vuelvas a hacer.
──Lo prometo.
La verdad no se que haría cuando ya no viese a Sah y Alexandra, siento que mi vida sera muy aburrida despues de irme de aquí.
Ojalá pudiese detener el tiempo y solo quedarme aquí, disfrutando de todos los momentos bonitos.
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