La ambición no tiene limites.

Ni los otomanos, ni los polacos estaban preparados para nuestro ataque, era evidente que los agarramos desprevenidos.

Las caras de sus generales eran evidentes, pero de igual manera empezaron a darnos batallas.

Movía mi espada a cualquiera que quisiera atacarme y di la señal a China para que vieniese a atacar junto a nosotros.

Mi objetivo era clave, la cabeza del Rey Polaco y el Sultán Safavida, sabía que Raziye estaría llegando a Topkapi.

Sabía perfectamente que Ilhan y Sah harían hasta lo imposible para proteger nuestro trono y a nuestra dinastía.

──¡Emperatriz!──La voz de Iván no tardo en hacerse presente.

──¿¡Que esperas ruso?!──Grite.──¡Ponte a barrer el campo!

──¡Como desee!

Iván se bajo del caballo y se acerco a mi, ibamos a luchar espalda contra espalda.

Jiajing no tardaría en venir con otros miembros más del ejercito, o al menos eso dio a entender en la carta que envío momentos antes de empezar con la batalla que librabamos.


──Ha llegado el momento hijo mio.──Gulfem le sonrio a Murad.──Nuestro momento ha llegado.

──Entiendo, llego al fin el futuro que tanto queriamos.──Murad Sonrió.──Yo seré: Murad III y tu madre amada, seras recordada por los otomanos como: "Valide Gulfem Sultan."

──Lo tenemos todo para que asumas el trono, Mahidevran ya debe estar lejos del palacio, nosotros aprovecharemos este momento.

──No aprovecharan nada.──Fatma entro a la habitación con cuatro guaridas detrás de ella.──De este palacio no saldrá ninguno de los dos.

──¿Y que haras Fatma?──Pregunto Gulfem.──La situación esta de nuestro lado.

──Has perdido desde antes que pasara todo esto.──Fatma miro a los guardias.──¡Ejecuten al príncipe Murad!

Esa orden ocasiono un forcejeo entre Murad y los verdugos que buscaban cumplir su misión, era más que obvio que Gulfem iba a intentar salvar a su Sehzade, pero era algo que no lograria.

Solo se dedico a llorar al ver el último aliento de su hijo alejarse de toda posibilidad de vida en el mundo.

──¡Asesina!──Grito Gulfem aferrandose al cuerpo de su hijo.

Fatma ni siquiera le Respondio, simplemente se dedico a observar como Gulfem la maldecia y gritaba el nombre de su hijo, del ser que más amo en este mundo.

──¡Maldita!──Volvio a gritar Gulfem.──¡Tú mataste a mi hijo!

──¿Yo?──Pregunto Fatma con una leve sonrisa.──Si quieres echarle la culpa a alguien de eso, culpate a ti, tu ambición fue lo que acabo con la vida de tu hijo.

Y antes de que Gulfem le hiciese otro escandalo, salió del palacio, llevandose consigo el cuerpo del sehzade para darle una digna sepultura, por que en medio de todo, Murad era parte de la dinastía otomana.

Una vez enterro al Sehzade, ella salió de la mezquita donde descansaria el Sehzade por el restro de la eternidad.

Subió al carruaje que la esperaba y se dirigio a Topkapi, sabía que Mihrimah no estaría presente, por lo que ella decidió estarlo para contarle todo a detalle a su hermana.

Entro y se encamino hacía la sala del trono, con cada paso que daba, los presentes agachaban la cabeza.

No solo era la hija de la emperatriz, también era la Emperatriz de China.

Su belleza e inteligencia había sido heredaros por su madre, lo cuál la hacía sentir orgullosa.

"Digna hija de la Emperatriz Mahidevran." Fatma sonrió antes de entrar a la sala y encontrarse con el jenizaro, la princesa y la Sultana.

──¿Aún no viene?──Pregunto Fatma al jenizaro.

──No Emperatriz, Raziye aún no viene.

──Comprendo.

Las miradas de Fatma e Ilhan se cruzaron, Ilhan bajo la mirada en señal de respeto, mientras Nur se dedico a observarlo, le recordaba bastante al Sultán Suleiman.

──...¿De donde eres muchacho?

──Soy de Manisa, mi Sultana.

Fatma asintió y se colocó al lado de la princesa escocesa, ambas junto a Sah se pusieron a conversar por un rato.

No tardaron en escuchar los pasos de Raziye por los pasillos, inmediatamente Fatma junto a Adelaida salieron de la habitación y comenzaron hacer su otro movimiento.

Irian a buscar a Mahmud, le darían una emboscada, antes de que siquiera pudiese acercarse al trono.

Kasim les importaba en lo más mínimo, Sabían que yo acabaría con él, ellas solo tenían que deshacerse de Mahmud y Raziye.

Las dos mujeres corrieron a la habitación de la derecha, la cuál había sido la habitación de Mükerrem en su tiempo de esposa real.

──Yo buscare por aqui.──Adelaida fue por el lado derecho.──Esa mujer debe haber tenido más venenos que coronas.

──Estás en lo cierto.──Fatma miro a su alrededor.──Esa mujer lo que tenía de oro lo tenía de venenos.

Adelaida miro una repisa, toco la madera y se abrio un pasadizo.

──No me acordaba de esto.──Dijo Fatma mientras agarraba una antorcha.

Comenzaron a bajar las escaleras del pasadizo, podría asegurar que fueron al menos veinte escalones para llegar a la habitación llena de libros y cosas raras.

Allah, esa habitación daba una vibra escalofriante.

──¿Era bruja?──Pregunto Adelaida.

──No que yo sepa, pero conociendola.──La emperatriz china comenzo a moverse con sigilo hasta llegar a un cofre.──Tenemos una cantidad de veneno, ¿Cuál usamos?

La escocesa se acerco hasta su amiga y comenzo a rebuscar entre ellos, dando con un veneno blanco, él cuál tenía una tapa de oro.

──Veneno de...¿Serpiente Taipan?──Pregunto Fatma leyendo.──Es la serpiente más letal del mundo.

──Entonces con eso acabaremos su vida.

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