Haseki Hurrem Sultan
Llegando al palacio me inventé la excusa menos creíble que existía, pero al parecer o fingieron muy bien, Gulfem y Hatice me creyeron.
Por otro lado ahora me encontraba guardando algunas cosas de la Sultana Hatice, iríamos al palacio donde se encontraba la Sultana Sah, media hermana de Suleiman y Hatice.
Siguiendo el orden natural de las cosas, allí estaría quién más adelante seria la fundadora del Sultanato de mujeres: Haseki Hurrem Sultan.
Terminando de guardar las cosas, le pedí al Agha que llevara todo esto al carruaje, cosa que no tardo en hacer, y en pocos minutos me encontraba en el carruaje junto a Hatice y Gulfem, ambas iban riendo y haciendo bromas sobre su hermano.
Y al observarlas me di cuenta de lo mucho que se querían esas dos, y me pregunto, ¿Cómo se sintió Gulfem con la muerte de Hatice? Información después de ese suceso no hay mucha, es natamente escasa.
Pero viendo lo mucho que se quieren, para Gulfem eso debía ser un golpe que la dejó marcada hasta el fin de sus días.
Sin darme cuenta, a los cuarenta minutos de estar en el carruaje llegamos al palacio donde vivía la sultana Sah, ella esperaba pacientemente a su hermana, y al verla se abalanzo sobre Hatice, cayendo ambas en un abrazo.
Gulfem y yo reímos ante esto, y ahí la ví, ví a aquella mujer pelirroja que pronto sería quién fundaría el Sultanato femenino, la primera esclava en casarse y que sería conocida por todos como: "Haseki Hurrem Sultan."
──¿Va a entrar, Sultana?── Pregunto Hurrem mirándome.
──No soy una Sultana.── Dije mirándola.
Bien teniendo en cuenta que está mujer era la posible, o bueno la asesina de Mustafá, no me convenía nada mirarla feo y tratarla mal.
──Lo siento, es tan hermosa que pensé que era una Sultana.── Se disculpo la rutena bajando la cabeza.
¿Hurrem bajando la cabeza? Dios, la antigua Mahidevran pagaría por ver eso.
──Esta bien, no te preocupes.── Me acerque a ella, sorprendiéndola a la verme caminar hacia ella.── Soy Rosne o bueno Gulbahar.── Estire mi mano en señal de saludo.
──Alexandra Lisowska.── Respondió ella sonriendo mientras tomaba mi mano y la sacudía.
Al poco tiempo soltó mi mano y me guío a dentro del palacio, tuvimos una conversación amena y reímos mucho.
Si Mahidevran o Hurrem se hubiesen dado la oportunidad de interactuar más, se hubieran llevado de maravilla, pero no, en cuanto a la novela ni bien se veían se querían matar y en cuanto a la realidad, se tiraban indirectas muy directas.
Con esto me refiero que de rato en rato les daba por atacarse de manera disimulada, aunque era raro ver eso, ya que es bien sabido que estás dos tuvieron una relación cordial.
En fin, Alexandra me cae bien, Hurrem mas o menos, soy un punto neutro con ella, después de todo en la época en la que vivían seria mal juzgarla, las dos eran madres, tenían príncipes y solo uno podía ascender al trono, por lo que ambas querían lo mejor para sus hijos, aún si no era la manera correcta de conseguirlo.
Y Mahidevran, bueno, siempre sentí que mi madre en este mundo era Mahidevran y la otra loca era Hurrem, que a la más mínima oportunidad que tuvo la uso a su favor.
Al llegar a la sala donde estaban Hatice, Gulfem y Sah, descubrí que nos íbamos a quedar por unos dos meses aquí, ya que la Sultana Hatice le había pedido unas vacaciones a su madre, la cuál no se lo negó.
Por lo tanto tendría demasiado tiempo con la futura Haseki del imperio, eso quiere decir que tenía que jugar bien mis cartas y hacerme cercana a ella, si lo lograba, una vez que ella fuese Haseki podría pedirle que me liberase y me mandase a vivir en una casita en el bosque, lo cuál era mi mejor opción hasta el momento.
Transcurrió el día con cierta normalidad, o bueno, no estaba nada acostumbrada a tener a una persona hiperactiva y dulce en el ambiente, Hurrem era exactamente eso, era demasiado dulce y alegre, cosa que hizo que Sah, Hatice y Gulfem riesen durante toda la tarde.
El nombre que le coloco Suleiman le quedaba como anillo al dedo, no pudo haberle puesto mejor nombre, a ella la describía perfectamente, "La que ríe."
Aunque su carácter era un poco sofocante, por lo que me alegre cuando un Agha me indico que debía recibir la correspondencia, salí de la habitación y me acerque hasta la habitación donde estaban las cartas en la mesa, habia cinco cartas para Hatice de parte de la madre Sultana, nada protectora la señora.
Y... Una para mí... Yo no tenía nadie que me mandase cartas por lo cuál era raro que me llegase una para mí, por lo que aprovechando la soledad, abrí la carta para apresurarme en leerla.
"Estimada Señorita Rosne."
Eso fue lo primero que leí y de inmediato supe de quien era, era de ese vagabundo llamado, "Aslan" o "Arlasn." ni me acordaba de su nombre porque era irrelevante para mi vida.
"Se que no nos conocemos, pero me encetaría conocerla y saber más de usted si es que me lo permite, supe por los sirvientes que era cercana a la señorita Gulfem y la Sultana Hatice.
Aunque claro que me volvieron a repetir la información que me dio usted, que pertenecía al Harem del Sehzade Suleiman.
El Sehzade es un tonto por no haberse fijado en su belleza, pero estoy casi seguro de que era porque no sabia de su presencia en este palacio.
Una mujer como Usted no puede pasar por desapercibida.
Con mucha estima, Aslan."
Rodé los ojos al terminar de leer la carta, los hombres y su labia que usaban cuando querían conquistar a una mujer, mi siguiente reacción fue intentar romper la carta...
Pero me detuve en medio de la acción, ¿Por que? Por el simple hecho de que podría usar a este hombre a mi favor, si este hombre mostraba cierto interés por mi, podría usarlo para huir del harem del Suleiman.
Inconscientemente sonreí, este juego recién acaba de empezar y yo seré la ganadora.
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