El príncipe Mehmed.
Unos ocho meses habían pasado desde que vivía en Topkapi, en los cuales no me había visto nunca con Suleiman, gracias a Allah, puesto que no sabía como iba a reaccionar cuando lo viese.
Igual era evidente que mi reacción no seria nada pacifica, más bien, intentaría irme encima suyo y gritarle por no haberme defendido ni haber estado para mí cuando nuestros hijos abandonaron este mundo.
Y pensándolo mejor, tampoco había visto a La Valide, lo cuál era mejor, no me apetecía ver a esa vieja en lo más mínimo.
Fuera de eso, Hurrem ya había presentando los síntomas de embarazo, por lo que yo me había quedado a su lado en todo momento de su embarazo, quería cuidarla y consentirla, tal y como todo el palacio de Manisa lo hizo conmigo.
Por lo que me podían ver ir y venir de la cocina a cualquier hora del día, puesto a que la rusa era capaz de comerse todo Topkapi ella sola, era mejor tenerla alimentada en sus horas.
Y en mis horas libres estaba junto a Hatice, Gulfem desde hace tres meses atrás se había comenzado a comportar extraña conmigo, ya casi ni hablábamos, y cada vez que veía a su príncipe, una criada venía y se lo llevaba, el comportamiento de Gulfem hacia mí era como si nuestra amistad se hubiera roto.
Por lo que ahora mis únicos amigos eran, Hatice, Hurrem e Ibrahim, estos dos últimos no se querían ni un poquito, siempre que se veían se tiraban indirectas muy directas, y casi siempre tenía que venir yo a intervenir.
También, me había hecho amiga de un Agha llamado: "Zumorod.", con él que pasaba el tiempo cuando no estaba con ninguno de los tres anteriores, de igual modo me llevaba bien con Sumbul, él Agha de Hurrem, así que la mayor parte de mi tiempo en el harén estaba con ellos dos conversando.
──Toma.──Le extendí un vaso con agua a Hurrem.
──No me lo tomare, quiero jugo de uva.
──Toma.──Volví a repetir mostrándole el vaso con agua.
──No lo quiero, quiero jugo de uva.
──Vas a tener una uva en vez de un Sehzade o Sultana.──Replique.──Todo tu embarazo te la has pasado tomando jugo de uva, ya toma agua.
──No tendré Sultanas.──Me miro.──Solo tendré príncipes.
──Lo que digas.──Realmente no iba a pelear con una niña de dieciséis años.──Bébelo ahora.
Soltó un suspiro y bebió el agua rápidamente, luego me pregunto si ya estaba contenta, le respondí claramente que si.
Hubo unos minutos de silencio, de paz, pero como dije, solo fueron unos minutos, por que Hurrem empezó a gritar como si la matasen. Sumbul, quien estuvo conmigo durante todo el tiempo, corrió en busca de la medica, dejándome con Hurrem.
──Inhala y Exhala.──Dije sosteniendo su mano.──Todo va a estar bien.
──¿¡Bien dices?!──Grito ella con lagrimas en los ojos.──Siento que me muero.
──Es normal, ahora haz lo que te indique.
Estuvimos de ese modo durante bastante tiempo, hasta que llegase la medica, allí empezó el verdadero dolor para Hurrem, las contracciones no eran nada comparado al dolor que una sentía al dar a luz.
Lamentablemente yo no pude quedarme a su lado durante el parto, ya que la medica me saco a la fuerza de la habitación, diciéndome que yo solo iba a estorbar allí dentro, por lo que me quede del otro lado, escuchando los gritos de Hurrem.
Todo el harén estaba expectante para saber si un nuevo Sehzade o una Sultana nacería, querían saber todos si Hurrem seria capaz de quitarle el puesto a Mükerrem, y ser ella la única favorita del Sultán.
Luego de unas cuatro horas, la medica salió de la habitación de Hurrem.
──¿Qué es?──Pregunte mientras me acercaba a la doctora.
──Es un Sehzade, Allah nos ha bendecido con un hermoso príncipe.
Sumbul, Zumorod y yo compartimos una mirada de felicidad, al fin había nacido Mehmed, el que seria el mayor rival de todos los príncipes puesto a su gran nobleza y corazón de oro.
Me alegre tanto por la noticia, que entre a los aposentos sin importarme nada más, allí vi a una pelirroja cargando con amor a su hijo, me acerque lentamente a ellos.
──Que Allah le de una larga vida.
──Amén.──Hurrem levanto la mirada.──¿Quieres cargarlo?
──¿Ah?──Pregunte confundida.
──Que si quieres cargarlo, sorda.──Me acerque a ella y tome a Mehmed entre mis brazos para empezar a mecerlo, era un niño muy tranquilo.──Tan lindos los dos.
Sonreí torpemente al escuchar las risas de Hurrem, pero mi felicidad no duro mucho cuando escuche la puerta abrirse detrás de mi, encontrándome a Suleiman, por primera vez en años.
La mirada del monarca era indescriptible a diferencia de la mía, la cuál demostraba todo el odio que sentía por él, deje al pequeño en brazos de su madre.
──Mi Sultán.──Saludo una risueña Hurrem.
──Mi rosa más bella.──Suleiman beso su cabeza y miro a Mehmed.
Luego entraron las sultanas y Nigar Kalfa, la Valide se había ausentado en el rito de nombramiento, puesto que estaba enferma y no quería contagiar a su nieto, ojala se muriese.
Comenzó el rito de nombramiento, y él nombre del pequeño príncipe que dormía plácidamente en brazos de su madre fue: "Mehmed."
Mehmed, él príncipe valeroso.
Mehmed, él digno de ser Sultán.
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