"La llegada"

Narra Rafael.....
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Oscuro, era lo único que podía observar a mi alrededor....

Luego de acabar con la mayoría de sujetos, luego de aguantar el dolor de las múltiples balas alrededor de mi cuerpo, luego de atravezar y matar a ese hijo de puta..... ¿Morí?

¿Aquí acabó mi miserable vida?

¿Más de un mes de ese jodido infierno simplemente para morir al final?

¿Tuvo un sentido siquiera el haberlo hecho?

—Pero por supuesto que lo tuvo—

Escuché una voz que jamás había escuchado, pero a su vez se me hacía familiar.

Poco a poco mi vista se aclaró, por fin pude notar mi propio cuerpo, miré alrededor y todo era una habitación totalmente blanca, no había nada en ella.

Frente a mi, había un señor bastante alto, como unos 2.5 metros de altura, tenía una barba bastante larga, cabello bastante largo, ojos celestes y una inmensa sonrisa que por alguna razón me hizo sentir bastante seguro.

—¿Quien se supone que eres? ¿Dónde estoy? ¿Acaso morí?— Pregunté desesperado, aunque mi cara no lo demostrara casi en lo absoluto.

El señor frente a mí sonrió aún más y pareciera que casi se echa a reír con lo que acababa de decir.

—Ja, ja, ja, ja, me causa gracia el como tus preguntas se responden entre ellas— Dijo el señor mientras finalmente dejaba escapar esa carcajada, dejándome muchas cosas en claro.

—En ese caso.... ¿Tú eres Dios?— Pregunté algo anonadado al terminar de unir los hilos.

El señor simplemente se rió más fuerte al escuchar mis deducciones.

—Sorprendente, realmente eres bastante inteligente, respondiendo a tu pregunta si, yo soy el creador del todo, yo soy Dios— Dijo el señor una vez se calmó, extendiendo sus brazos a los lados, dándo una imagen de si mismo bastante imponente.

Yo me quedé procesando todo por un rato, una vez lo terminé de procesar me surgieron varias dudas.

—¿Eso significa que estoy en el cielo? O ¿Es este mi juicio para mandarme al infierno?
¿Dónde están todos las demás personas que murieron? No creo que sea el único que murió hoy— Expresé mis dudas bastante rápido y desesperado por respuestas, hasta que llegó una pregunta que necesitaba ser respondida urgentemente.

—¿Qué pasó con Johnny?— Al hacer esa pregunta el ambiente cambió rotundamente, quedando en un profundo silencio por unos segundos, que parecían eternos debido a mi desesperación.

Dios tosió un poco antes de empezar a responder a las preguntas, adoptando una actitud más seria para eso.

—Bien, seré lo más directo posible, no estás en ninguno de los dos reinos, este no es ningún tipo de juicio, ningún humano antes había llegado a este lugar y los muertos habitualmente son juzgados por uno de mis arcángeles encargados de eso en otro lugar— Respondió todas esas preguntas bastamte rápido realmente, calmándome un poco pero impacientándome por la respuesta más necesaria.

—El por qué estás aquí se debe a lo siguiente— Dijo mientras pisaba el piso y una pantalla aparecía alfrente mío, dejándome helado por lo que ví.

En la imágen estábamos Johnny y yo tirados en el piso, yo estaba deforme, mi cabeza estaba dispersa en varios pedazos por todo el lugar, se veía la materia cerebral por todos lados, mi cuerpo tenía muchos agujeros ocacionados por balas, huesos rotos e incluso tenía una apertura en el estómago, dejando ver todos mis órganos internos.

Por otro lado, Johnny tenía las manos amarradas atrás de su espalda, su cara estaba llena de sangre y en su cara no habíam ojos, solo cuencas vacías, tenía varios cuchillos incrustados en varias partes de su cuerpo y se notaba que estaba descalzo, dejando ver que le faltaban las uñas de los mismos.

Con esa imágen me quedé petrificado, así que lo miré buscando respuestas.

—¿Q-Qué es e-esto?— Pregunté bastante en shock, mis ojos amenazaban con llorar y mi voz se quebró bastante solo con ver la imágen unos segundos, no entendía qué ganaba con mostrarme eso.

—El destino de ambos— Dijo secamente Dios, dejándome helado y bastante enojado.

—¿Qué mierda significa eso?— Dije más molesto esta vez, no podía aceptarlo así nada más.

—Eso es lo que les tenía que pasar a ustedes, tú cambiaste ese destino— Dijo el creador del todo haciendo enojar bastante más al mortal presente en el lugar.

—¿Qué clase de Dios eres? ¿Por qué dejarías que cosas así pasaran? ¿No se supone que eres amor y comprensión?— Soltó con ira el mortal totalmente indignado con lo recién contado.

—Eso es una idiotez inventada por los humanos, yo me encargo de crear los múltiples universos y todas sus variables posibles, todo lo que puede pasar pasa en una linea de tiempo diferente, en este caso les tocó a ambos morir en ese lugar, eso es todo— Respondió Dios bastante tranquilo, haciendo que el joven simplemente miré enojado al piso con impotencia.

—Pero.... Eso no pasó— Volvió a decir, a lo que Rafael levantó la mirada bastante confundido mirando al ser omnisciente.

—No solo evitaste que tu hermano muriera, sino que asesinaste a tus captores, en ninguna de las posibilidades existentes pasa eso, tú creaste una opción que nisiquiera el universo previó, eres una anomalía total— Finalizó el ser, dejando sin habla al más jóven del lugar.

—Y eso.... ¿Es bueno?— Preguntó el jóven algo más calmado, pero ahora asustado por lo que hizo, lo volvería a hacer para evitar ese destino tan horrible, pero igual estaba asustado.

—No lo sé, esto jamás pasó, aunque me va a causar muchos problemas más adelante— Dijo Dios mientras se tocaba la frente con su mano.

—¿Por qué lo dices?— Preguntó el jóven aún asustado de causarle problemas al creador, estando peor al ser el primero en hacerlo.

—Esos sujetos que asesinaste debieron vivir por muchos más años matando a muchas más personas, tanto buenas como malas, incluso sobrevivientes de ellos o familiares de los afectados serían personas muy importantes para la historia de tu país solo por encontrarse con ellos, así que literalmente, rompiste la realidad— Dijo la divinidad mostrando otra pantalla, en la que se veía los miles de eventos que ya no van a suceder, para luego mostrar el cambio rádical que habría al ellos estar muertos.

Decir que el jóven estaba asustado y confundido era poco, salvó a mucha gente, pero evitó que muriera gente que merecía morir, causó una paradoja extremadamente complicada que no sabe si se podrá resolver.

—Entonces.... ¿Qué harás conmigo?— Preguntó el chico bya algo resignado a sufrir eternamente en un lugar al que incluso el Diablo le tendría miedo.

—Te tengo una propuesta— Dijo el ser Divino mientras miraba al chico con una sonrisa tranquila.

El jóven solo lo miró para que continuara lo que tenía que decír.

—Técnicamente no hiciste nada malo, almenos no apropósito, por lo que no mereces ir al infierno....— Dijo dando una pequeña explicación.

—.... Pero, aún así hiciste algo bastante grave, desbalanceaste el flujo espacio-tiempo y eso no lo puedo corregir nisiquiera yo, así que tampoco mereces ir al cielo— Dijo terminando de explicar la situación del jóven, haciendo que el mismo se sienta acorralado.

—¿Entonces....?— Preguntó algo impaciente por saber su destino.

—Te daré una segunda oportunidad para redimirte en otra vida— Dijo Dios haciendo que el jóven se sienta bien de poder ver otra vez a su hermano.

—¡Genial! ¡Acepto! ¡Podré volver a ver a Johnny por lo menos!— Dijo el chico muy emocionado, hasta que fue cortado por la divinidad.

—No es como crees, no renacerás en esta tierra— Al decir eso, el corazón del chico se estrujó y sintió su mundo dar vuelta.

—¿P-Por q-qué?— Preguntó el chico bastante impactado.

—Sería demaciado fácil, renacerás en un mundo en el cual un mísero error te va a costar la vida, no diré más— Dijo mientras de la nada un ser bajito con cabeza de balón de futball americano aparecía a su lado, mirando fíjamente al chico.

—Hola— Dijo el nuevo ser en la habitación.

Rafael lo vio y lo reconoció al instante, sorprendiéndose de sobremanera.

—¿¡Que hace el señor Zeno aquí!?— Preguntó muy asombrado, sorprendiendo a ambas divinidades de que sea conocido.

—¿Sabes quien soy?— Preguntó algo sorprendido el recién identificado como Zeno.

—Por supuesto, eres el Dios que está por encima del Gran Sacerdote Daishinkan y de los ángeles guardianes de los 12 Dioses de la destrucción, eres la máxima divinidad de Dragon...— En ese instante todo cuadró en la mente del chico, miró a ambos y notó que Dios estaba sonriendo.

—....¿Iré a ese universo?— Preguntó a lo que recibió un asentimiento de ambos.

Un revoltijo de emociones recorrió el cuerpo de Rafael, por un lado estaba felíz de vivir en el mundo que siemore quiso de la infancia, por otro estaba impactado de que eso sea posible, por otro estaba aún en shock por el gran daño que hizo y lo más dominante en ese momento, estaba deprimido por no volver a ver ni a su hermano, ni a su familia nunca más, eso lo tenía melancólico.

—....¿Cuando me llevarás?— Preguntó el joven al diminuto ser en la habitación.

—Ahora mismo....— Dijo mientras le apuntaba a Rafael, haciéndolo flotar mientras poco a poco sus partículas se desintegraban.

—.....Mantendrás tus recuerdos intactos, naceras como el gemelo del hijo de Son Goku y ten en cuenta que sin importar que suceda, ustedes están solos y yo no intervendré en nada— Terminó de decir Zeno mientras cerraba el puño, haciendo que Rafael finalmente desapareciera del lugar.
.
.
.
.
.
.
.
.

—¿Crees que haga algo importante?— Preguntó el más pequeño de las divinidades.

—Estoy seguro de eso—
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Narrador omnisciente....

Año 757...

.
.
.
.

En una casa, se podía ver cómo una mujer bastante jóven sostenía a dos bebés en sus brazos, parecía que acababa de dar a luz hace apenas algunas horas ya que se notaba cansada.

En eso, la puerta de la habitación se abre, dejando entrar a un sejeto bastante alto, muy musculoso y con un inconfundible cabello de palmera.

—Ten Milk, debes alimentarte bien así que te traje esto— Dijo el sujeto mientras se acercaba a la mujer con una bandeja en las manos que contenía comida en ella.

—Muchas gracias mi Goku— Dijo mientras Goku ponía la bandeja en una mesa al lado de la cama, para luego ayudarla a cargar a lod bebés.

Justo antes de que Goku se alejara, Milk aprovechó la cercanía para darle un tierno beso que el hombre correspondió con un pequeño sonrojo en la cara de ambos.

Cuando se separaron, Goku sonrió bastante felíz, a lo que su esposa le devolvió la sonrisa.

El hombre se sentó en una silla al lado de la cama mientras la mujer empezaba a comer.

El hombre miró a los niños y le surgió una pregunta muy importante.

—Oye Milk, ¿Ya decidiste qué nombres ponerle a los niños?— Preguntó Gokú curioso, empezando así una gran lista de nombres de científicos que puso a llorar a ambos niños.

Gokú miró a un niño, luego sonrió y dijo:

—¿Que te parece.... Gohan?— Preguntó al bebé, el cual dejó de llorar y empezó a reír como nunca, dándo a entender que le gustaba el nombre.

Milk al ver esto sonrió y le dijo a Goku que le pasara al otro niño, al tenerlo en sus brazos cerró los ojos, se concentró y finalmente encontró el nombre perfecto.

—Y a tí pequeñín.... ¿Que te parece.... Kogi?— Preguntó y como con Gohan, el niño rió a carcajadas con ese nombre, quedándose bautizados ambos con esos nombres.

Dándo inicio a nuestra gran aventura, con el nacimiento de los gemelos Son Gohan y Son Kogi.

Fin....

ALFIIINNNNN LPM

ME DESHICE DEL JODIDO RAFAEL QUE ME PERSEGUÍA EN MIS PESADILLAS, YA PUEDO DORMIR EN PAZ.

Si se preguntan el ¿Por qué ese nombre?

Es que me puse a investigar y Gohan significa arroz, por lo que busqué un nombre parecido y puse en el traductor de Google trigo, que se dice "Komugi", así que lo acorté a Kogi.

En fin, aquí va otro capítulo de esta historia que me gusta volverla a escribir, cambiaré muchas cosas como por ejemplo el tipo de padre que es Goku, eventos importantes y muchas otras cosas más.

Gracias por darle una oportunidad a esta historia, espero la disfruten y vivan conmigo esta gran historia.

Sin más Naruto, me despido.

Cuídense y no mueran.

Cambio y fuera.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top