Capítulo 4

Narra Autor

Reino de las Diosas, Sagrada Biblioteca

Auriel se encuentra ordenando algunos libros de la estantería principal, tararea una dulce melodía, dando a entender que se encuentra en un excelente estado de ánimo, algo que se debe a que en los últimos tres años los conflictos con los demonios no fueron tan intensos como para requerir la presencia del hijo de la Deidad Suprema, permitiendo que este continúe su entrenamiento desde una distancia mucho más cómoda para ella, ya que gracias a petición de príncipe, pueden encontrarse cada dos meses y pasar el día. La puerta principal de la biblioteca se abrió de par en par llamando la atención de la mujer, quien se asomó por encima de las estanterías gracias a sus alas para averiguar quién ingresó, encontrándose con el general del ejército del clan de las Dioses, teniendo como de costumbre una expresión desinteresada, aunque sus ojos transmiten seriedad, algo de lo que Auriel se percató, dándole curiosidad e inquietud ya que el hombre nunca tiene esa clase de intensidad en su mirada. Tras descender, la antigua cuidadora del hijo de la Deidad Suprema se acercó a Nanashi rápidamente,ya que si vino hasta este lugar seguramente sea para hablar con ella, aunque no esperó ver al hombre observar a sus alrededores como si estuviese buscando algo en específico, tras soltar un pequeño suspiro al percatarse de que lo que buscando se encuentra en este lugar, decidió cruzar miradas por unos pocos segundos con la mujer.

Auriel: ¿Qué es lo que estás buscando Nanashi? –Cuestionó con curiosidad, aunque se puede sentir que este algo inquieta ante la mirada del líder del ejército de las Diosas-

Nanashi: Samael no asistió al entrenamiento de hoy, eso es algo que nunca ha ocurrido, vine a comprobar si se encontraba aquí, pero parece que no es el caso –explicó con un tono tranquilo, aunque sus palabras llenaron de preocupación a la antigua protectora del príncipe-

Auriel: ¿CÓMO QUE NO ASISTIÓ A SU ENTRENAMIENTO?... eso es imposible crie a Samael-sama desde pequeño sé que es alguien que adora la puntualidad... ¿Qué tal si le ocurrió algo? –mencionó preocupada mientras se cuestiona a si misma muchos escenarios en donde nuestro protagonista se encuentre en problemas-

Nanashi: Tampoco debes exagerar... dudo que haya algo que pueda ponerlo en peligro en este lugar... -dijo con indiferencia, aunque no espero que la mujer lo sujetara de los hombros y empezase a sacudirlo bruscamente-

Auriel: No podemos perder más tiempo... vayamos a buscarlo de inmediato –mencionó preocupada, mientras empieza a empujar al general del ejército del clan de las Diosas fuera de la biblioteca-

Nanashi: "Se preocupa demasiado por él... aunque no negaré de que quisiera saber por qué no asistió al entrenamiento, aunque no me molesta que lo haya hecho" –dijo en sus pensamientos mientras deja que Auriel lo empuje fuera de la sagrada biblioteca, para acto seguido ambos tomar vuelo y buscar la ubicación actual del hijo de la Deidad Suprema, intentando no llamar mucho la atención-

Reino de las Diosas, Teatro del Cielo

Nuestro querido protagonista se encuentra en el centro del teatro entrenando por su cuenta, utilizando dos espadas creadas de luz, con las cuales lanza una gran cantidad de cortes y combos generando una corriente de viento intensa a su alrededor, Samael en su mente crea representaciones del clan de los demonios, tras un tiempo sin estar en el campo de batalla no piensa perder su toque, en cambio tiene como objetivo volverse el miembro más fuerte dentro de las Diosas. El hijo de la Deidad Suprema tras unos pocos minutos se detuvo, dando un gran suspiro, en su mente pudo acabar con un total de cinco mil demonios antes de empezar a sentir cansancio, aunque esto no es suficiente para él, aunque el hecho de detenerse permitió que se percate de tres presencias que se esconde tras los pilares del teatro, la naturaleza de la magia que siente es de su propio clan, por lo que no tiene que preocuparse de una repentina invasión de demonios, aunque tiene curiosidad de cuánto tiempo llevan aquí. Samael hizo desaparecer sus armas de luz, para luego a paso lento acercarse a los pilares, con cada paso que avanza puede escuchar pequeños murmullos, aunque el príncipe del clan de las Diosas pudo distinguir tres voces distintas, aunque lo más llamativo para el que se trataban de tonos infantiles, sorprendiéndose ya que no esperaba que niños de su clan lo estuviesen espiando, en un pequeño descuido pudo ver una cabellera negra asomarse, la cual rápidamente se ocultó tras el pilar.

Samael: Ya me percate de ustedes tres, dejen de esconderse y preséntense –mencionó con un tono de voz carente de emociones, aunque se puede percibir la seriedad en sus palabras-

Un par de segundos pasaron y nuestro protagonista no obtuvo ninguna respuesta, por esa razón decidió intimidar un poco a su acosadores invocando una de sus espadas de luz, para acto seguido apuntar al pilar mientras amenaza que atacara a la cuenta de cinco, aunque en parte no se trata de una mentira, ya que si demoran más tiempo de lo normal podría considerarlos como enemigos. En el momento en que el hijo de la Deidad Suprema llegó a contar hasta tres se detuvo, ya que vio que tres individuos que lo estaban espiando, tratándose de unos niños cercanos a su edad, uno de ellos tiene sus ojos cerrados y cabellera negra que llega hasta sus hombros, uno tiene la peculiaridad de tener tres cabezas, además de ser el más alto del grupo, y el último es de menor estatura en comparación con los otros dos, de pelo negro, los tres posee dos pares de alas al igual que Samael, algo que llamó bastante su atención. Los cuatro miembros del clan de las Diosas están en total silencio cruzando miradas, el discípulo de Nanashi nuevamente oculto su arma, ya que puede sentir que la mayor tensión que hay en el ambiente se debe a que esos tres jóvenes veían continuamente el arma, provocando que ahora puedan relajarse un poco, aunque la mirada de Samael tampoco es la de alguien amigable, aunque este no pensaba hacer amigos, ya que quiere respuestas de a qué se debe que lo estuviesen espiando.

Samael: ¿Quiénes son y por qué me espiaban? –cuestionó conservando el mismo tono de voz, aunque para su sorpresa uno de los jóvenes, siendo más específicos el de cabellera oscura, dio un paso al frente, para acto seguido hacer una pequeña reverencia, gesto que los otros dos también imitaron, ya que no deben olvidarse de con quién están tratando-

???: Lamentamos molestarlo, somos miembros del proyecto Arcángel dirigido por la Deidad Suprema, quisimos ver con nuestro propios ojos al príncipe, el orgullo de nuestro clan... mi nombre es Ludociel –mencionó con un tono respetuoso, a la vez que finaliza con su reverencia, aunque sus palabras llenaron de curiosidad al hijo de la dirigente de las Diosas-

???: Mi nombre es Tarmiel –dijo el joven de tres cabezas, las cuales tienen una gran sonrisa en cada una-

???: Yo soy Sariel –se presentó el último-

Samael: "¿Proyecto Arcángeles?... es la primera vez que escucho algo como eso, que planea mi madre, aunque no sea problema mío, me gustaría preguntarle cuando la vea" –mencionó en sus pensamientos, mientras se cruza de brazos a la par que analiza con su mirada a sus tres acosadores-

-SAMAEL-SAMA...-

Al escuchar ese grito nuestro protagonista se tensó ya que sabe de quién se trata, y posiblemente tenga problemas cuando lo vea, y lo peor será si viene en compañía de su maestro, ya que cuando vea que en estos momentos no se encuentra entrenando seguramente tendrá aún más problemas que si tratara únicamente con Auriel. Sin pensarlo dos veces, el hijo de la Deidad Suprema, ordenó a las tres miembros de su clan que se encuentran frente a él, que se retiren lo más rápido posible, ya que esto traerá problemas a los cuatro si es que lo ven juntos, ya que seguramente ellos también hayan desviados sus obligaciones con el fin de venir a verlo en este lugar, al entender lo grave de la situación, tanto Ludociel, como Tarmiel y Sariel empezaron a alejarse lo más rápido que podían volando, intentándose esconder entre las nubes. Al ver que está completamente solo, Samael soltó un pequeño suspiro de alivio, para luego sentir una mano apretar con fuerza su hombro, aunque ya sabe que se trata de la mujer que lo crío como a un hijo, quien tiene un rostro serio, aunque no está sola, ya que sentado en las gradas se encuentra el general del ejército de las Diosas, observando como la mujer regaña al joven, para acto seguido dirigir su atención en la dirección en la que se fueron las otras tres Diosas, ya que este se percató de las presencias cuando se retiraban.

Auriel: ¿Cómo se le ocurre irse sin avisarle a nadie?... no solo eso, sino que provocas que abandonemos nuestros puestos –mencionó molesta mientras obliga al hijo de la Deidad Suprema a mirarla a los ojos-

Samael: Lo lamento, quería entrenar por mi cuenta, debí informarle a Nanashi-sensei –mencionó con un tono apagado, mientras agacha la mirada, demostrando que en verdad lamenta haberle causado tantos problemas a ambos-

Auriel: Eso no será suficiente para que te perdone... no entiendes la gravedad del asunto, ¿Qué pasaría si los demonios hubiesen atacado y tu hayas terminado herido o peor? –cuestionó preocupada, mientras ve con tristeza al joven que crío desde bebé-

Nanashi: No creo que debas seguir regañándolo, ya dijo que lo sentía, ahora debemos empezar con el entrenamiento, debemos hacer todo lo que no hicimos antes de que termine el día –mencionó con un tono tranquilo, mientras se acerca a nuestro protagonista, aunque sus palabras tan a la ligera no son del agrado de la mujer, ya que esta espera que el General del ejército de las Diosas sea lo suficientemente duro para afrontar este momento-

Auriel: Saben... yo me iré de regreso a la biblioteca, en verdad los dos son insufribles, no saben entender el corazón de una mujer –dijo molesta mientras se retira del lugar bajo la atenta mirada de Samael, quien se siente un poco culpable por provocar que su figura materna se retire de esta forma-

Nanashi: Es hora de que nosotros también nos retiremos a entrenar... luego podrás ir a hablar con ella y disculparte si es lo que deseas en realidad –mencionó con tranquilidad mientras le da una pequeña palmada en la espalda a su pupilo para intentar animarlo un poco, ya que tampoco es común en él, desanimarse con algo como esto-

Samael: Como usted diga... aunque quisiera hacerle una pregunta... ¿posee información acerca de un proyecto arcángeles? –cuestiono con un tono respetuosos, sorprendiendo un poco al general, aunque este atribuye que el joven descubrió esta información de los tres individuos que se encontraban con él antes de que llegase-

Nanashi: Te responderé una vez que terminemos el entrenamiento de hoy, claro si es que no se oculta el sol primero –respondió con indiferencia desviando de algún modo la pregunta hecha por el hijo de la Deidad Suprema, aunque este no decidió seguir preguntando, en cambio tiene en mente el cumplir con la voluntad de su maestro-

Samael: "Si quiero tener alguna respuesta convincente deberé de apresurarme y terminar con el entrenamiento de hoy, aunque tampoco puedo descuidarme y hacer todo a las apuradas, ya que Nanashi-sensei es muy estricto con las formas" –Mencionó en sus pensamientos, mientras ve como su maestro lentamente toma distancia de él, para acto seguido invocar una larga espada de Luz en su mano derecha-

Nanashi: Dijiste que querías entrenar por tu cuenta... pensaré en permitir eso en futuros casos si es que logras siquiera hacerme un pequeña rasguño –dijo con seriedad, mientras se pone en posición de combate, por otra parte el príncipe del Clan de las Diosas también imitó el gesto del hombre a la vez que en sus manos se manifiestan dos espadas de luz-

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Espero que les este gustando la historia hasta ahora, los invito a que si les gusta voten y comenten.

Los invito también a que lean mis otros fics, además de preguntarme cualquier duda que tengan hasta ahora.

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Nos vemos en el siguiente capítulo y gracias por el apoyo.

Se despide vuestro Dios Demonio.

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