Capítulo 12

Narra Autor

Una pequeña niña de ojos color ámbar y una cabellera corta que llega hasta sus hombros de color azul violáceo oscuro, huyendo de un grupo de hombres los cuales parecen estar desesperados por alcanzarla. La distancia cada vez se disminuye, ademas de que para mala suerte de la pequeña, esta tropezó con una piedra provocando que callera bruscamente al suelo, sus perseguidores aprovecharon esta oportunidad para lanzar varios ataques de fuego en dirección a la niña. Al impactar los ataques una gran fuerte explosión surgió, la cual al desaparecer dejo en su lugar una densa nube de polvo y un cráter en la tierra, los hombres se sorprendieron al no ver rastros de la niña, temiendo que tal vez se hayan propasado en sus ataques, pero de un momento a otro se tensaron sintiendo una gran presión sobre sus cuerpos.

La niña lentamente abrió sus ojos tras haberlos cerrarlos al no querer ver cuando recibiera el impacto, sorprendiéndose que se encuentra tras el grupo de perseguidores, aunque esta no está sola, su rostro refleja asombro al ver que fue salvada por un miembro del clan de las diosas, y no uno cualquiera, sino el príncipe de toda su raza. Los hombres voltearon nerviosos ya que la presión que ejerce únicamente la propia presencia de nuestro querido protagonista es suficiente para provocar que unos simples humanos tiemblen de miedo, aunque la atención del hijo de la Deidad Suprema esta puesta en la pequeña niña, ya que a pesar de tratarse de alguien tan pequeña y perteneciente a una raza tan frágil, puede sentir un gran poder magico en ella. El grupo de hombres a pesar del temor que invade sus cuerpos, estan dispuestos a enfrentarse al recién llegado, algo de lo que Samael es consiente, aunque no demuestra ninguna importancia ante esto, solo intervino al sentir mucha curiosidad por esta niña, aunque tampoco debe demorarse mucho en este lugar, ya que tiene que regresar en cualquier momento a su hogar, es por esos que con un pequeño chasqueo de dedos provoco que los hombres cayeran inconscientes de forma inmediata.

Samael: Con esto debería ser suficiente, dudo que se despierten hasta dentro de algunas cuantas horas... ¿te encuentras bien niña? –Preguntó con un tono tranquilo, para luego extender de forma gentil su mano, ofreciendo su ayuda a la pequeña niña a ponerse de pie-

Niña: Gracias por ayudarme... estoy bien –respondió algo nerviosas mientras sujeta la mano del hermano mayor de Elizabeth, para acto seguido ponerse de pie, permitiendo que puedan verse algunos raspones en sus rodillas y parte de sus piernas-

Una vez que la pequeña se puso de pie, Samael hizo aparecer una luz turquesa en la palma de la misma mano con la que ayudo a la pequeña, la cual fue rodeando rápidamente el cuerpo de la niña, asustándola un poco, hasta que una sensación cálida la invadió provocando que se tranquilice, ademas de notar que todas sus heridas y dolor desapareció de su cuerpo de forma inmediata. La humana levanto la mirada, sintiéndose cautivada al ver el rostro de nuestro protagonista, en especial al sentir una cálida que transmite a pesar de su inexpresiva mirada, la niña sabe que puede estar tranquila en presencia del primogénito de la Deidad Suprema, y de forma inconsciente sujeto nuevamente la mano de sus salvador, quien se sorprendió un poco al ver que la pequeña humana sujeto su mano por voluntad propia, por alguna razon esta sensación le resulta algo familiar, claro, ya que el recuerdo de cuando su hermana aún era pequeña pudo permitirse el lujo de tomar su mano, momentos los cuales solo puede contar con una mano. Lentamente los dos empezaron a alejarse a paso lento del lugar, ignorando al grupo de hombres inconscientes, solo se limitaron a caminar en silencio, generando una escena bastante cautivadora, la de una pequeña niña caminando de la mando de un ángel guardián, la humana sigue mirando con admiración y agradecimiento al hijo de la Deidad Suprema, mientras que este continua caminando.

Niña: ¿Cuál es tu nombre? –preguntó con curiosidad, llamando la atención de nuestro protagonista, quien al sentir que se encuentra en una sensación tan familiar y fuera de peligro, no le encuentra un problema al decirle su nombre a una niña humana-

Samael: Mi nombre es Samael –respondió con un tono tranquilo, aunque no espero ver una pequeña sonrisa en el rostro de la niña, por el simple hecho de que le haya dicho su nombre-

Continuaron caminando hasta que el hermano mayor de Elizabeth se detuvo, siendo más exactos se encuentran en el punto en donde se encontraba anterior mente, en donde pudo ver la persecución, al ver que no hay nada que pueda causar daño a la humana, cuidadosamente bajo a la pequeña y dirigió su mirada al sol. Samael se dio cuenta de que ya no tiene más tiempo para seguir aquí, no si quiere mantener este hermoso paisaje en secreto, por lo que voltio para empezar a irse, pero no pudo hacerlo al sentir que la humana lo sujeto de su túnica, dirigiendo su mirada a ella, notando preocupación.

Niña: ¿Vas a irte? –Cuestionó con un tono decaído, confundiendo un poco a nuestro protagonista, quien solo se limitó a soltar un pequeño suspiro-

Samael: Si, debo regresar, tengo obligaciones que cumplir... la verdad me hubiera gustado disfrutar un poco más de la tranquilidad, será mejor que regreses a casa niña... -no pudo terminar su frase al ser interrumpido por la pequeña-

Niña: Ese no es mi nombre... es --0000000--, aunque puedes llamarme Merlin –mencionó con un tono decaído aunque, sus ojos reflejan una pequeña esperanza, debido a que intenta lograr que nuestro protagonista se quede-

Samael: Entiendo... Merlin, debo irme... aunque en varias ocasiones suelo venir a este lugar, no puedo asegurarte que vendré todos los dias, pero vendré a disfrutar de la naturaleza –explicó con un tono tranquilo, pero aunque no se trató de la respuesta que la pequeña humana buscaba, fue suficiente para empezar, aunque esto provoco un mal presentimiento en el hijo de la Deidad Suprema, ya que tampoco quisiera que la humana lo espere-

Antes de que Merlin pudiera decir algo más, Samael rápidamente emprendió el vuelo perdiéndose en cuestión de segundos en el inmenso cielo, mientras que la pequeña humana ver el horizonte con una sonrisa. Para acto seguido voltear y comenzar a alejarse lentamente, ya que tiene que encontrar un lugar donde resguardarse esta noche, ya que no planea regresar a su hogar por un tiempo indeterminado, ya que quiere aprender un poco de su salvador, Samael.

Time Skip, Reino de las Diosas, Sala de reuniones Arcángeles

Samael está sentado en una gran silla frente a una mesa rectangular, de pie a los lados de la mesa se encuentran de pie los miembros de los cuatro arcángeles, aunque tres de estos tienen miradas serias mientras que el portador de la gracia del Sol, tiene una mirada algo nerviosa ya que él también está siendo regañado. Los cinco llevan en este lugar tras la llegada de nuestro querido protagonista, la razon se debe a que Ludociel quiso interrogar al príncipe tras su desaparición y el no haberlo encontrado por ningún lugar, preocupación que todos sentían, aunque no al mismo nivel que el portador de la gracia destello. El primer príncipe del clan de las diosas es consciente de la preocupación de su amigo y leal compañero, pero tampoco cree que esto sea una reacción saludable, aunque en parte lo entiende, después de todo, él no es el único que ha perdido a una persona importante por culpa de la guerra santa, por lo que permite esta clase de comportamiento al líder de los Arcángeles.

Ludociel: Samael-sama, quiero que entienda lo terrible que sería si en su ausencia lo hubiesen atacado, o que incluso atacasen el reino –menciono con seriedad, mientras cruza miradas con el primogénito de la Deidad Suprema, quien se mantiene con una expresion estoica a la par que esta cruzado de brazos-

Sariel: Sumado el hecho a que también le pidió a Mael que no contase nada, aunque por suerte lo encontramos de camino a aquí –agrego a lo dicho por Ludociel, provocando que el portador del sunshine, agache aún más la mirada, ya que el regaño también ira para el por permitir una actitud tan despreocupada por parte del hermano mayor de Elizabeth-

Samael: Comprendo la preocupación de todos, soy consciente de lo que hice, pero Mael solo cumplió una orden mía, pero eso no evitará que vuelva a hacerlo, pero les notificare a partir de ahora cuando parte, si eso los deja más tranquilos –menciono con un tono indiferente, provocando que los arcángeles suspiren, ya que esa respuesta no es la necesaria para esta situación, aunque si en verdad nuestro protagonista cumple con su palabra, no asegurara la tranquilidad del clan, pero permitirá tener una idea a la hora de actuar-

Antes de que Ludociel pudiera optar por agregar algo más, la puerta de la sala se abrió bruscamente, dejando ver a la princesa del clan de las diosas, Elizabeth, quien tiene una sonrisa orgullosa decorando su rostro, aunque por alguna razon esto sorprendió a los presentes. Por unos leves segundo un pequeño brillo de alegría se manifestó en los ojos de Samael, ya que ha pasado bastante tiempo de la última vez que había visto a su hermana pequeña, sintiéndose extraño, aunque feliz, una sensación similar a la que sentía cuando estaba con su protectora Auriel, tratándose del sentimiento fraternal muy fuerte.

Diosa: Lo lamento, Príncipe y Arcángeles... intente detener a Elizabeth-sama pero me fue imposible –menciono arrepentida una mujer, de cabellera corta azul, la cual era la encargada de custodiar que nadie ingresase a la sala de reuniones sin permiso-

Mael: No tienes que preocuparte Jelamet... Elizabeth-sama, aunque me alegra verla, sabe que no puede estar en este lugar –dijo con un tono tranquilo, para luego dedicarle una sonrisa triste a la hija de la Deidad Suprema, ya que esta no puede acercarse a Samael, hasta nuevo aviso-

Elizabeth: Soy consciente de las ordenes de mi madre... pero no vendría hasta este lugar sin una razon importante, mejor dicho creo que serían grandes noticias –menciono con emoción y orgullo, mientras cruza miradas con su hermano mayor, que percibió todas las emociones que está desbordando la princesa-

Ludociel: Lo lamento Elizabeth-sama, pero debo pedirle que se retire... si en verdad la informacion que quiere trasmitir en este lugar es tan buena, con gusto la escucharemos luego de atender un asunto importante –dijo con un tono tranquilo, con una mirada más relajada, aunque también se pude sentir un poco la seriedad que transmite, ya que a diferencia de su hermano menor, el sí cumplirá con las ordenes cueste lo que cueste-

Samael: Quiero escuchar esas buenas noticias con mis propios oídos –menciono con un tono tranquilo, mientras ve a su hermana menor, aunque para aparentar está liberando un aura pequeña simulando una charla entre un superior y su subordinado-

Ludociel: Pero Samael...

Samael: Es una orden –dijo con seriedad, provocando que todos a excepción de Elizabeth asientan con la cabeza, esto se debe a que aunque se trate de una orden de la Deidad Suprema, el que ambos hermanos no puedan siquiera estar en una misma habitación, la palabra del príncipe tiene el mismo peso que el de su madre-

La hija de la Deidad Suprema, entendió todo esto, su hermano acaba de darle una oportunidad oponiéndose a una orden directa, de su madre, para poder escuchar lo que tiene que decir, en pocas palabras, nuevamente se está arriesgando por ella, una actitud que casi nunca demostró. Elizabeth respiro profundamente y con firmeza se dispuso a explicar lo que estuvo haciendo durante varios años, estableciendo relación de amistad con el líder del clan de los gigantes, y el líder de las hadas, llamando la atención de los arcángeles aunque nuestro querido protagonista tiene una sonrisa casi imperceptible al escuchar la informacion de su hermana y a dónde quiere llegar.

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Espero que les este gustando la historia hasta ahora, los invito a que si les gusta voten y comenten.

Los invito también a que lean mis otros fics, además de preguntarme cualquier duda que tengan hasta ahora.

El link del discord de la Demons Crew esta en mi perfil... gracias por unirse.

Nos vemos en el siguiente capítulo y gracias por el apoyo.

Se despide vuestro Dios Demonio.


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