Capítulo 10
Narra Autor
Reino de las Diosas, Palacio del cielo
La princesa del clan de las Diosas, Elizabeth, posee una mirada nerviosa a la par que preocupada mientras camina por un largo y ancho pasillo, hace escasos momentos tuvo una reunión con su madre, por lo visto no fue de su agrado que los mandamientos hayan logrado escapar ilesos, por lo que la responsabilidad caerá en el líder del ejecito, tratándose del príncipe Samael. La hija de la Deidad Suprema no siente que sea justo que su hermano mayor tenga que cargar con esa gran responsabilidad, la joven perdida de sus pensamientos se detuvo de golpe al escuchar que alguien la llamo por su nombre, cambiando su expresión tranquila a una más seria, al reconocer a la persona que está frente a ella, tratándose de la mano derecha de Ludociel, luego de que no pudo conseguir trabajar para el primogénito de la Deidad Suprema.
Elizabeth: Nerobasta, ¿Qué haces aquí? –preguntó con un tono tranquilo, aunque su mirada transmite seriedad, ya que la mujer de cabellera rosa, no es por así decirlo, una gran amiga-
Nerobasta: Vine a acompañar a Ludociel-sama, Sariel-sama y Tarmiel-sama a la audiencia que tuvieron esta mañana antes de usted... es muy lamentable lo ocurrido, verdad Elizabeth-sama... el conflicto con los demonios pudo haberse solucionado rápidamente si los mandamientos desaparecían, pero por alguna razón Samael-sama detuvo su ataque, algo poco común en él –respondió con un tono tranquilo, aunque su intención es alterar a la hija de la gobernante de las Diosas-
Elizabeth: ¿A dónde intentas llegar?... se directa si tratas de decirme algo –mencionó con un tono serio, a la vez que frunce el ceño, ya que sabe lo que trata de decirle la mano derecha del arcángel Ludociel, quien posee una pequeña sonrisa ya que pudo lograr su objetivo-
Nerobasta: Bien... entonces podría aclararme una simple duda... Samael-sama, el guerrero perfecto y más poderoso del clan de las Diosas, amado y respetado por todo siendo visto como una esperanza para obtener la victoria contra los demonios luego de la traición del antiguo general... siempre preocupado en cumplir con su deber como príncipe, sin importarle nada ni nadie, nunca ha demostrado alguna sentimiento de vulnerabilidad, siempre ha sido así... pero desde que Elizabeth-sama empezó a ir a los campos de batalla y empezar con sus juegos infantiles con otras razas, a pesar de no demostrarlos Ludociel-sama cree que Samael-sama se contiene... ¿no será que Samael-sama no acabo con los mandamientos por el hecho de que la princesa juega durante las batallas? –Cuestionó con un tono serio, aunque posee una sonrisa en su rostro, ya que esta suposición empezó a surgir en el portador de la gracia destello tras ver que en los últimos años la princesa del clan de las diosas se preocupaba más por otras razas que acabar con la raza demoniaca-
Elizabeth: Si eso es todo, no tienes que preocuparte porque se perfectamente cuáles son mis deberes como princesa del Clan de las Diosas... pero también sé que nuestro conflicto con los demonios traen desgracias a seres vivos que no estan involucrados... ademas de que pienso... que tal vez haya otra manera –dijo con seriedad, mientras que lo último lo dijo con un poco de nervios, ya que últimamente se ha cuestionado si este conflicto que tienen solo pueda resolverse acabando con los demonios, algo que le dicen desde pequeña-
Nerobasta: Me cuesta creer que tenga pensamientos tan infantiles Elizabeth-sama... acaso piensa que esta guerra terminara tan solo hablando... nunca había escuchado una ton... -no pudo terminar la frase al escuchar un fuerte pisotón, por lo que volteo en la dirección del sonido, la hija de la deidad suprema también dirigió su atención al ruido, llevándose una pequeña sorpresa al ver que se trata de Samael-
Samael: No creo que se traten de pensamientos infantiles, tanto mi antigua cuidadora como vi viejo maestro creían que la palabra podría a llegar a ser mucho más poderosa que cualquier otra cosa... ademas tengo certeza en que Elizabeth podría lograr algo para todos nosotros podría ser imposible –mencionó con un tono tranquilo, aunque su merada refleja desinterés, pero Elizabeth se percató de un pequeño brillo en los ojos de su hermano cuando se refirió a ella, sorprendiéndose, por ser le primera vez, mientras que Nerobasta no puede creer lo que la segunda máxima autoridad de los cielos está diciendo-
Nerobasta: Samael-sama... es imposible que usted crea que los demonios aceptarían la paz así sin más –dijo estando algo conmocionada por las palabras del primogénito de la Deidad Suprema, quien se detuvo en medio de ambas, para luego verla de reojo-
Samael: No confundas mis palabras, se perfectamente que los demonios no aceptarían tregua fácilmente, por eso mi deber es muy diferente al de cualquier Diosa... pero Elizabeth se propone un camino diferente... mientras ella intenta conseguirlo, yo seguiré cumpliendo con lo que debo... espero no escuchar más sobre el asunto... -mencionó con un tono serio, provocando que Nerobasta empiece a temblar, ya que la fría mirada de nuestro protagonista asustaría a cualquiera-
Sin decir nada más, el primogénito de la Deidad Suprema a paso lento continuo con su camino con rumbo a la cámara donde se encuentra su madre, ya que ahora debe afrontar lo que vendrá, aunque una parte de él parece no importarle el castigo que reciba, pero otra parte quisiera que fuera nada relacionado con la biblioteca del cielo. Elizabeth dio unos pocos pasos tras su hermano mayor pero al final se detuvo, quería agradecerle por esas palabras de confianza, quería responder de que se asegurara de cumplir con esas expectativas, unas que nunca espero que tuvieran de ella, aunque al final no dijo absolutamente nada, ya que sintió que no es el momento, sino que ese momento será cuando cumpla. Nuestro querido protagonista siguió caminando en silencio durante unos cuantos minutos por el extenso pasillo, hasta que llego a dos inmensas puertas, tras tomar aire profundamente abrió las puertas y se adentró, camino unos pocos pasos para acto seguido ponerse de rodillas frente a la máxima autoridad del Clan de las Diosas.
La presión de la Deidad Suprema es tan intensa que incluso al propio Samael le resulta imposible levantar la mirada, comprendiendo que su madre no está contenta y sabe perfectamente que es por lo ocurrido, pero para su sorpresa la presión se desvaneció permitiendo que nuestro protagonista pueda ponerse de pie, encontrándose con una mirada seria de su madre, aunque esta no pueda ser visible a los ojos. La líder del cielo se levantó de su asiento, para luego extender su mano, su primogénito comprendió lo que le está pidiendo, por lo que desplego sus alas para elevarse y colocarse sobre la palma de la Deidad suprema, todo en absoluto silencio, una vez que el príncipe se encontrar en la palma de su madre, ambos cruzaron miradas.
Deidad Suprema: ¿Cuál fue la razon por la que no acabaste con los mandamientos, perdonándoles la vida?... y no tengas en mente mentirme –Cuestionó con seriedad, advirtiéndole a su primogénito, aunque sabe que este debido a su personalidad no la engañara-
Samael: No existe una excusa que pueda dar... mi intención era acabar con los mandamientos con un único ataque, pero peque de soberbia y lograron escapar – dijo con un tono tranquilo, mintiendo por primera vez en su vida, ya que la verdadera razon por la que no acabo con los mandamientos continuando su ataque fue por el hecho de que su hermana menor seria tragada por su gracia antes que sus enemigos-
Deidad Suprema: Entonces, deberás ser castigado por el pecado que cometiste... la biblioteca celestial estará cerrada hasta nuevo aviso, y ya no participaras en el campo de batalla hasta que no sea necesario... Elizabeth tomara tu lugar junto a los arcángeles... tu iras solo si es una crisis, por lo que actuaras desde aquí... ¿quedo claro? –Ordenó con seriedad, viendo que nuestro protagonista no parece afectado, pero en realidad el castigo fue más de lo que pudo haber pensado, comprendiendo que este castigo no corresponde a lo ocurrido en el campo de batalla, sino a intentar engañar a la Deidad Suprema-
Samael: Comprendo, respetare su castigo, Madre... -mencionó con un tono respetuoso, arrodillándose en la palma de la Deidad Suprema en señal de respeto y obediencia, para a continuación descender gracias a sus alas estando de pie en el suelo nuevamente-
Nuestro querido protagonista hizo una pequeña reverencia y luego de recibir la autorización de su madre, lentamente empezó a retirarse del lugar, su flequillo creo una sombra que impide ver sus ojos en este momento, aunque su aura se mantiene igual a pesar de recibir un castigo en forma de orden. Al abrir las puertas, en el pasillo esperando se encuentran Ludociel, Tarmiel y Sariel, quienes se tensaron un poco ya que no esperaban que el príncipe abandonase la sala del trono tan rápido, ya que querían escuchar ya que estaban preocupados de que su amigo y líder tuviese que cargar con un gran castigo, pero no esperaron ver a Samael con un mirada fría, como nunca antes había tenido, al punto de que incluso ellos dejaron paso libre al hijo de la Deidad Suprema, quien se retiró en silencio.
Time Skip, dos días después, paisaje desconocido, Dominio de las Diosas
El hijo de la Deidad Suprema está sentado en posición de loto sobre el césped dorado admirando el atardecer, este lugar es bastante tranquilo, pero tampoco se compara con los paisajes que veía en sus escapes a Britania, aunque es el castigo que le toco y debe aceptarlo, aunque también tiene la duda de cómo se encontrara su hermana y los demás. Samael giro su cabeza hacia la izquierda al escuchar unas alas comprendiendo que alguien se acercó hasta él, llevándose una pequeña sorpresa al reconocer a un pequeño de larga cabellera albina, ojos azules con stigmas dorados, dos pares de alas y vestimenta blanca, con una pequeña sonrisa decorando su rostro.
Samael: Me sorprende verte por aquí pequeño Mael... creí que irías con tu hermano mayor al campo de batalla –menciono con un tono tranquilo al ver que se trata de hermano pequeño de Ludociel, quien posee una sonrisa alegre, como si estuviera feliz por ver a nuestro protagonista-
Mael: Me alegra verlo Samael-sama... en realidad suelo venir a este lugar cuando quiero pensar en soledad... y con respecto a lo de mi hermano, quería ir pero al final cambie de decisión, seguramente sería una carga –dijo con un tono tranquilo, aunque cuando se refirió al portador de la gracia destello, se pudo sentir un poco de tristeza en sus palabras, algo que el primogénito de la máxima autoridad de las Diosas se percató-
Samael: Tienes una rara percepción de ti mismo... ¿te dejaste el cabello largo para parecerte más a Ludociel o me equivoco? –preguntó con un tono un poco más amigable, a la vez que da unas palmadas en el suelo para que el joven se siente a su lado para charlar un poco, algo que avergonzó un poco a Mael, aunque acepto rotundamente la invitación ya que no cualquiera podría tener una charla casual con el príncipe-
Mael: Quiero parecerme a mi hermano para que se sienta orgulloso de mi... pero la verdad es que dudo poder lograrlo, no soy capaz ni de dañar a una simple mosca... aunque creo que es normal que los hermanos menores sueñen con ser como sus hermanos mayores, incluso Elizabeth-sama piensa igual –explicó con un tono amable aunque se puede percibir un poco de timidez, pero sus palabras llamaron un poco la atención de Samael, ya que dijo algo bastante curioso-
Samael: ¿Sueles hablar mucho con Elizabeth? –Preguntó con un tono tranquilo, a la vez que ve de reojo al hermano menor de Ludociel-
Mael: No mucho, solo cuando solía venir a consolarme tras discusiones que tenía con mi hermano... pero ella siempre habla muy bien de usted, dice que es un excelente hermano mayor y que le gustaría enorgullecerlo –respondió con un tono alegre, dando una gran sonrisa tras repetir una de las frases con la que la princesa solía describir a nuestro protagonista, aunque este no tenía idea de que su hermana lo veía con tanta admiración, en especial sabiendo que no convivieron mucho tiempo como hermanos normales-
Samael: Así que... quiere que este orgulloso... gracias por decirme esto Mael, a cambio yo te ayudare a que Ludociel este orgulloso –mencionó con su típico tono, llenando de curiosidad y alegría al joven miembro del clan de las Diosas, ya que va a recibir ayuda del propio primogénito de la Deidad Suprema-
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Espero que les este gustando la historia hasta ahora, los invito a que si les gusta voten y comenten.
Los invito también a que lean mis otros fics, además de preguntarme cualquier duda que tengan hasta ahora.
El link del discord de la Demons Crew esta en mi perfil... gracias por unirse.
Nos vemos en el siguiente capítulo y gracias por el apoyo.
Se despide vuestro Dios Demonio.
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