Capítulo 7.-Su voluntad.
Capítulo 7.-Su voluntad.
—¿Papá? —cuestiona una niña rubia, con largos rizos y unos hermosos ojos azules.
Un hombre de quizás treinta años, de cabello negro con ojos azules se acerca a la pequeña. Su corbata se mueve con él, siendo un corporativo bastante importante en una empresa de Kanto.
Habiendo fallecido su esposa al dar a luz a su pequeña y adorable hija, para él es su más grande y preciado tesoro.
—Ya llegué pequeña —declara el señor Gerard, quien jamás se esperaría el giro de acontecimientos que vendrían después.
Para alguien de su edad, en definitiva ya ha visto y vivido miles de cosas. No hay duda de ello, actualmente prometió a su hija llevarla a la torre de radio en Johto.
—Ven acá —dice mientras coloca a su hija sobre sus hombros—. ¿Esta lista?
A pesar de no ser un entrenador, para su hija, Gerard era el más grande hombre que existe, uno que incluso decidió abandonar su aventura en favor de su madre, uno que luchó para darle lo mejor que se pueda permitir y uno que siempre la puso por delante de todo lo demás.
—Papi, ¿A dónde vamos? —Pesa a haberlo prometido, la pequeña, siendo tan olvidadiza como es, en poco lo olvidó.
De hecho, ella siendo consciente de lo que su padre hace por su bien, una vez pudo entenderlo a sus diez años, no volvió a pedir nada más.
—¡¿Por qué no tengo mamá?! —reclamó en una ocasión.
Tras haber visto a sus compañeros siendo atendidos por sus madres, ella se preguntó porque no tiene una, pero por más que le preguntara a su padre, el siempre evadía el tema.
En esa ocasión, su padre lloró mientras la abrazaba disculpándose con ella por no poder proteger a su progenitora.
A partir de entonces, se portó mejor con su padre. Podría no tener grandes lujos como algunos de sus compañeros, pero no se quejaba. En una ocasión vio una foto de su padre y madre casándose cerca de una torre.
Gerard prometió llevarla en algún momento, y ahora que tenía suficiente dinero podía permitirse hacerlo.
A diferencia de otros señores de su edad, Gerard aparentaba tener más años de los que en realidad tenia dado el desgaste de ser tanto padre como madre, pero recuperaba las fuerzas cada que veía a su pequeña sonreír.
Recordando aquel momento hace años donde un joven venció al infame jefe del equipo Rocket.
Llegaron a Johto, subieron hasta la cima de dicho edificio y vieron la más hermosa de las puestas del sol, mientras la pequeña le prometía ser la mejor entrenadora de todos los tiempos, incluso superando a aquellos míticos salvadores del mundo.
Una tierna escena, que sería recordada por Gerard debido a la hermosa sonrisa de su preciada hija.
De vuelta en Kanto y un año después, la pequeña partió en su aventura. Siendo esa la última vez que la vio.
La observó, tendida en el suelo y con marcas de tortura. Aparentemente fue secuestrada por una banda criminal, nadie sabía nada, Gerard, perdió aquello que más amaba, lo que le impulsaba a seguir adelante.
Una sensación surgió en su pecho, venganza, eso es lo que quería.
No había duda.
Pero, repentinamente fue puesto frente al legendario Arceus, con un trato bastante extraño.
Uno que le permitiría revivirla y obtendría dicho beneficio a cualquier precio. Aunque dada su amabilidad natural, nunca pudo terminar personalmente con la vida de alguien.
.............
—Ya veo, en todo caso no tengo problema de cederte el deseo —declara Jo.
Ambos continúan marchando rumbo a Poketlantis.
Tan sólo un poco más y finalmente tendría su deseo cumplido.
—Gracias —Agradece Gerard inclinando levemente la cabeza.
—En todo caso ¡Vamos! —exclama Jo acelerando el paso.
*Narra Steven*
En cuanto tuvimos un poco de reposo, rápidamente corrimos detrás de Jo y compañía, tratando de alcanzarles, aunque dudo mucho que podamos ya que por lo visto nos llevan gran ventaja.
Una vez pasamos cierto punto, vimos un cielo azul y un gran bosque, así como unos muros rodeando una isla en medio de un lago.
—¿Qué es esto? —cuestiono.
—¡Ese es! —exclama Mew.
Al ver hacia arriba, pude ver un gran pilar.
Al tratar de acercarnos, lo que vimos fue.......
Ciudad Calagua, debido a la sorpresa quedé muda. Y dado que aparecimos de la nada, varias personas han volteado a vernos.
"¿Qué demonios es esto?"
—¿Dónde estamos? —Se pregunta Lillie.
—Ni idea —responde Diancie.
—Es Hoenn —respondo—. El lugar de donde vengo.
*Narrador Omnipotente*
Rayquaza abre un ojo para observar un par de pantallas frente a él.
—¿Más tontos invasores? —Se pregunta el legendario.
Mediante un ingenioso laberinto se asegura de perder a las personas que buscan ingresar en poketlantis, aunque esto lo hace sólo cuando el camino se abre, dado que del resto, es inútil hacerlo.
Una serie de portales instalados alrededor de Poketlantis son usados para enviar a los invasores a lugares al azar dentro de todo el espacio tiempo.
—En todo caso, parece que estos buscan algo más importante —Mencionó mirando al grupo de Jo y Gerard.
Sonríe al ver la confusión de Steven y compañía.
—Hm, definitivamente esto va a ser divertido, en todo caso ¿Encontrarán la manera de regresar? —El tipo dragón se ve notablemente emocionado por lo que va a pasar.
¿Una guerra? No, eso no. Pero sus instintos le gritan que definitivamente algo grande va a suceder, se estremece de sólo pensarlo.
Aun sin saber nada, ya podía intuir algo de la situación.
"Que creador tan caprichoso" Fue su honesto pensamiento, después de todo ¿Realmente estas personas invocadas marcarían un gran cambio en los humanos para evitar su inevitable extinción? Habiendo vivido tanto como la ha hecho Rayquaza la había dado una gran comprensión de los humanos, y dudaba seriamente de su condición como seres inteligentes.
En todo caso, parecía como si el grupo de Steven en Ciudad Calagua y el de Jo en mundo distorsión no encontrarían fácilmente el camino de vuelta aquí, por lo que el legendario tenía tiempo de sobra para hacer algunas cuantas preparaciones
. —Ahí vamos —musita con cansancio el dragón.
To be continued.....
Proximo capitulo: Perdidos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top